lunes, 3 de octubre de 2016

José Galán

Ayer domingo me ocurrió lo que nunca. A la cuarta o quinta cabecera ojeada, dejé de leer prensa (digital). Todos vendían lo mismo. Y volví a sumirme en profunda tristeza. Entonces recordé que el 5 de abril de 2013 se había descubierto una placa en la calle El Medio de Arriba, número 5, para recordar a un socialista de pro: José Joaquín Galán Hernández. Y maestro-poeta. De los de calado. Aunque una entrada en aquel entonces de este mismo blog dedicó unas líneas a destacar la importante figura, me entretuve en buscar (ya se sabe que el que guarda…) unos apuntes a vuelapluma…
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Nació en 1893 en Tacoronte. Se casó en la Parroquia de Santiago Apóstol, de Realejo Alto, el 12 de julio de 1923, con Remedios Pérez Hernández, y fijaron su residencia en el domicilio ya indicado. Tuvieron siete hijos y Galán ejerció como maestro en Buen Paso, Las Manchas, Icod (casco), Realejo Alto (casco), Realejo Bajo (casco), Duggi, Graduada y Bufadero.
Era uno de los veinte maestros dirigentes de FETE-UGT que fue suspendido de empleo y sueldo y detenido el 18 de julio de 1936 en su domicilio santacrucero. Fue separado definitivamente de la enseñanza, causando baja en el escalafón y declarándose nulo su título profesional, que había obtenido tras la realización de brillantes oposiciones. Fue sacado, junto a otros compañeros maestros, entre los que se encontraba Alfredo Mederos Galán (quien ejerciera en La Longuera), de la cárcel de Fyffes en uno de los tantos viajes sin retorno de aquella nefasta guerra civil. Se cercenaba así unos años intensos del republicanismo español.
La obra de José Galán[1] se condensa en el libro “Troqueles”, editado por la revista “Hespérides” en 1929. Los versos de Galán muestran su amor por la cultura, la docencia, la igualdad, el antimilitarismo, el internacionalismo, la fraternidad, la solidaridad y la libertad, lo que los maestros de la II República enseñaban a sus alumnos.
Soneto publicado en La Comarca[2], titulado “Aguas dormidas”,  y fechado en febrero de 1921:
Sin duda has de tener tu larga historia,
anciano estanque de agrietados muros...
¡Cuántos hombres habrá que ya maduros
te tendrán un lugar en su memoria!

Recordando de tiempos juveniles
aventuras de amor... ¡Que ya pasaron!
Cuantas de ellas... ¡Quién sabe! presenciaron
tus górgolas de estúpidos perfiles...

¡Oh el misterio sagrado de las fuentes
con sus aguas verdosas y durmientes
que adornan las antiguas plazoletas...

¡Tal vez a su frescor, nuestras abuelas
leyeron con deleite sus novelas
añorando el amor de sus poetas...!
Nuevo soneto, también publicado en La Comarca[3], y titulado “El caminante exótico”:
Apoyado en su báculo, la mirada en el suelo,
camina indiferente, con paso torpe, incierto...
y al ver su lividez, creemos que es un muerto
errante en este mundo, por castigo del Cielo...

Otras veces, cansado de su errar inhumano,
busca asiento en los bancos de un parque solitario...
y clava su mirada, cual la de un visionario,
en un “algo” invisible, que debe estar lejano...

Y es probable que entonces, acuda a su memoria
el recuerdo sombrío de una terrible historia...
¡Tal vez de unos amores, deshechos aún en flor...

¿O acaso su exotismo lo motiva un dolor
tan grande, que en su alma abrió profunda herida
por la que se escapa gota a gota la Vida?
Cuento-novela, título “Rebeldías”, que se inicia en este mismo número del semanario icodense.
Fue nombrado maestro interino de Realejo alto en junio de 1922. En abril de 1923 publica en Voz del Magisterio Canario[4] un artículo, ya comentado, Clarinazos,  en el que hace un canto de alabanza a la figura del maestro y realiza un repaso a la problemática educativa de aquel entonces.
Nuevo poema, “Cuento romántico”, que, asimismo, se publicó en La Comarca[5].
Princesa...
¿Queréis que os diga un cuento,
de esos cuentos bonitos que yo invento?
¿Ah, sí? ¿Queréis Princesa?
Pues poned atención; mi cuento empieza...
Érase una doncella de esos cuentos de hadas
que describe Goethe en sus tiernas baladas...
Era una soñadora... Era una
chiquilla enamorada del mar y de la Luna...
Un día un caballero
de espada en el costado y airón en el sombrero
se encontró a Blanca Pura,
que este nombre tenía la bella criatura...
Y al verla tan hermosa,
honesta y ruborosa,
la dijo entusiasmado:
Monina, de tus ojos estoy enamorado...
¿Quieres darme tu amor
o prefieres que me muera de dolor?
Y después se adoraron...
Y una tarde de Mayo se casaron...
No me acuerdo de más, que mi memoria
no se presta a contar muy larga historia...
Por eso no me causa maravilla
que os la haya narrado tan sencilla...
¿Y no sabéis, Princesa de mi cuento,
quiénes son las personas que yo invento?
Perdonad que me atreva... Pues... Los dos...
Yo soy el caballero... Y ella... Vos.
Figuró como orador en la fiesta artística celebrada en Realejo bajo, con motivo de la festividad de la Virgen del Rosario, junto a otros cultos maestros[6] y redactores periodísticos[7], según publicó La Comarca[8] en “Una fiesta original”.
Mi canción marina
No ha tenido mi barca, de calma ni un momento;
siempre, siempre en constante, penoso batallar...
¡parece condenada a bogar proa al viento,
capear la tormenta y luchar con el mar!

Como un viajero triste, sin rumbo, sin aliento,
que en pos de un imposible se empeña en caminar,
recorre mi navío el líquido elemento
sin vislumbrar la costa a donde ha de arribar

Ovación íntima

No espero que mis versos
despierten interés, causen sensación.
Para saber si valen o no valen
le consulto a un amigo: al corazón.

No mendigo un aplauso,
el poeta ha de ser como soy yo,
orgulloso y amante de sus versos,
a los demás, que gusten o no.

Dedicatoria

A todos los poetas:
a todos los hermanos
que sueñan
con un mundo
de Amor y Belleza...
Y a los demás
que no siendo poetas
saben que sin Poesía
¡sería horrible la Tierra!...
Galán no fue solo un maestro, sin más, sino un ser comprometido con la mayoría de la población y con sus alumnos en particular, por mejorar los altos índices de analfabetismo existentes en Canarias, especialmente en Tenerife. Uno de los principales abanderados de los cambios de la II República. Provisto con el carnet número 15 de FETE, fue, junto a Antonio Robustiano Toledo Torres y Francisco Delgado Herrera, fundador de “Obreros de la Cultura”, periódico quincenal, de existencia efímera[9]. En su declaración de principios se manifestaba: Fue norma inherente a nuestra ideología sindical, como principio básico de ética profesional y decoro colectivo, no contender con ningún periódico sino en el terreno puramente pedagógico. No polemizaremos sobre futilezas que no encuadren en nuestros postulados.
Galán escribía en 1934:
Primero de octubre. Fiesta del maestro; es hoy un día muy nuestro, al parecer. Digo “muy nuestro” porque creo que en este sentido se le ha dado tal denominación, y “al parecer” porque en realidad no se le ha concedido la importancia que su significado encierra. ¡Día del Maestro! Frase sencilla que contiene un fondo profundo, trascendental, pero que aún no se ha interpretado debidamente. Parece como si se hubiese quedado en suspenso la buena intención del legislador, cuya continuación esperamos que se manifieste para hacer de este otoñal día el uso adecuado “a nuestros deseos”. Y por ello esperamos, esperamos...
Y el 1º de mayo de 1936, en la revista “Trabajadores de la Enseñanza”:
Camarada Maestro, salud... En este día,
que une a todos los hombres de origen proletario,
pongamos nuestro anhelo, nuestra fe y energía
junto al sentir del pueblo, que es revolucionario...

Mira que ya se inician las gloriosas jornadas
que han de cambiar la faz caduca de la Tierra...
Que se acerca la hora de romper las espadas,
de fundir los cañones, de acabar con la guerra...

Coadyuva en tu esfuerzo en hundir a los tiranos,
aconseja a los hombres que deben ser hermanos
y expulsar en tu enseñanza al odio, a la avaricia.

Y verás con orgullo en no lejana fecha
que tú siempre produces la más bella cosecha,
de amor entre los hombres, de paz y de justicia.

Galán, junto al resto de maestros republicanos, fue peligroso por su labor social, porque contribuyó a que descendiera el índice de analfabetismo, porque se triplicó el número de escuelas, porque, además de enseñantes, eran trabajadores sociales, monitores culturales, difusores de valores de humanismo y solidaridad. Este luchador por una sociedad más justa, para que tomara conciencia de que la educación hace libres a los pueblos, fue culpado por inocular el virus del marxismo en la mente de sus educandos. Pero ese es otro capítulo, más negro si cabe, de nuestra historia.


[1]  López Felipe, José Francisco; El Mosaico (EL DÍA), 6-febrero-2000, páginas 10 y 11
[2]  La Comarca, Icod de los Vinos, 20-marzo-1921, año II, número 102, página 1.
[3]  La Comarca, Icod de los Vinos, 21-mayo-1922, año IV, número 163, página 1.
[4]  Voz del Magisterio Canario, La Orotava, 1-abril-1923, año I, número 24, páginas 4 a 6.
[5]  La Comarca, Icod de los Vinos, 17-junio-1923, año V, número 219, página 1.
[6]  Pedro Albelo y José Delgado Marrero.
[7]  Emeterio Gutiérrez Albelo (La Comarca) e Ildefonso Maffiotte (La Prensa).
[8]  La Comarca, Icod de los Vinos, 14-octubre-1923, año V, número 235, página 2.
[9]  López Felipe, José Francisco; El Mosaico (EL DÍA), 30-enero-2000, página 5.

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