jueves, 3 de noviembre de 2016

Bienísimo

Este raro superlativo lo escuché por vez primera en Gran Canaria. Leo por ahí que se trata de un raro ‘endemismo’ de Canarias, mas en otras islas no lo he captado. Pero como hoy pienso escribir una vez más en sentido irónico, me vale. Así que lo que plasmaré a partir de ahora, bienísimo que está.
Un notable alto para la justicia (está vez en minúscula) española, en general, canaria, en particular, que se sale en la mayoría de actuaciones que lleva a cabo. Se suspende por quinta vez un juicio al conejero Dimas Martín por apenas unas obras ilegales en suelo rústico. El pobre hombre tenía un cuartito de aperos allá por Yaiza y lo amplió porque eran tantos los pertrechos a guardar que si los metía todos en la superficie original casi no podía cerrar la puerta. Así que se dijo: uno para las guatacas, otro para las semillas, el tercero para sacos, cestos y demás utensilios de la recolección…
Se me parece mucho tal proceder con el de otro ilustre político de la Isla Colombina, de la que se considera dueño y señor al decir de los que se atreven a levantar la voz y a escribir unas líneas. O vamos de vez en cuando y nos limitamos a observar con atención. Aunque fueron tímidos los primeros silbidos, ya bajan lomadas y barrancos ayes y lamentos. Y aunque se halle encausado en varios procedimientos, la justicia (nuevamente en minúscula) por aquellos lares funciona con más lentitud que Internet en muchas zonas de mi pueblo. Y como los jueces no duran un suspiro, entre lo que llegan, ponen en orden las estanterías, conocen al personal, se presentan ante las diversas autoridades… y se van. Vuelta a empezar. O prescriben los asuntos o se archivan sin más. Todo bienísimo, como es fácil deducir.
Vuelvo a Lanzarote porque he leído una información acerca de otra trapisonda a la que tan dados son en aquellas tierras. Son tantos los botones de muestra que acabarán por crear una fábrica de complementos de moda para hacerle la competencia a La Ideal de Alcorcón.
Se queja un tal David Riebold que le han mangado un proyecto de captación de lluvia horizontal en la Montaña Aganada (Haría). Y fue uno de sus iniciales colaboradores, Juan Manuel González, quien fuera vicepresidente de los jóvenes de CC, formó parte de una lista electoral al ayuntamiento del citado municipio y entre 2006 y 2010 fue responsable de proyectos de Gesplan (Gestión y Planeamiento Territorial y Medioambiental, dependiente de la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio), el que quiso llevar aquella idea a la práctica con el resultado que puedes contemplar en la fotografía. Porque según el profesor Riebold (y te dejo el enlace por si quieres leer toda su extensa declaración: http://www.diariodelanzarote.com/noticia/un-asunto-de-nubes-muy-terrenal-abandonado-un-proyecto-para-aprovechar-el-agua) no solo le han copiado, sino que lo han hecho mal.
No me corresponde decantarme por el uno ni por el otro. Los neblinómetros o atrapanieblas debieron tener alguna –o mucha– conexión con la Sociedad mencionada (Gesplan) y tengo entendido que existen procedimientos más baratos y más eficaces, pero el ‘negocio’ relacionado con las subvenciones es bastante atractivo. E intuyo que el cargo político no actuó de manera muy imparcial. En Lanzarote, y de Lanzarote, nada me extraña. Si existe la picaresca en este archipiélago, uno de sus lugares preferidos de residencia se encuentra en la Isla de los Volcanes. El calor del Islote de Hilario se ha impregnado en demasiadas mentes encendidas.
De todas maneras, me extraña que conocimientos de ha siglos (un repaso a la historia nos remonta a cómo los pastores herreños sabían del particular), que fueron puestos en práctica por el antiguo Icona (o el posterior Medio Ambiente) con unos recogedores bajo determinadas especies botánicas (vayan a la Cruz de los Reyes o al sucedáneo del árbol santo), hayan conducido a tan estrepitoso fracaso. Porque por los riscos de Famara, humedad hay. Y cuando baja hacia San Bartolomé aquella cámara de aire frío, abrígate. Y el dinero enterrado no volverá a germinar. Lo mismo está haciendo surf en La Santa.
A lo peor sale más barato continuar con el agua desalada y por tal motivo nos embarcamos en proyectos más caros. Con ellos, los porcentajes y cuotas de participación (¿o de ganancias?) se incrementan. Y conformarme con tres cuando puedo alcanzar seis, ya se sabe. En resumen, bienísimo.
Si el presente es el número 1967, restan 33. Hasta mañana.

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