miércoles, 7 de diciembre de 2016

1999

Gran campaña de publicidad gratuita se está brindando en las redes sociales a un cuarto de comunicación de este norte que no se destaca por la defensa a ultranza de la gran riqueza léxica de nuestro idioma. Al reportaje por el que la Sexta nos catapultó al estrado de los más recalcitrantes insultadores, siguió una moción de Podemos en el Cabildo de Tenerife (aprobada, creo, por unanimidad) por la que se condenaba de manera genérica a todo medio que se prestara a componendas vejatorias y se particularizaba o concretaba el repudio en cierto lugar infumable que apenas abarca unos pocos metros cuadrados (de espacio), pero que propaga improperios cual metralleta al uso. Al más puro género ramboniano. Vamos, que los célebres tacos de Camilo José Cela son meras guindas de una tarta de ludibrios.
No sé si la avalancha feisbuciana pretende despertar conciencias en quienes poseen poder decisorio –me quiero imaginar que sí– o si estamos logrando el efecto contrario, es decir, conseguir reforzar conductas delictivas. Yo apostaría por el vacío integral. Si la propuesta aludida en el párrafo anterior da el resultado apetecido (cortar de raíz la financiación institucional de todo tipo), no creo que cuatro empresas constituyan suficiente aporte económico. Todo ello a expensas de que las conclusiones de expedientes abiertos sean cumplidas a rajatabla. A la espera, claro, de que caiga la venda de aquellos otros que disponen de elementos más que suficientes para actuar pero que siguen jugando a la gallina ciega en chiqueros y lodazales. ¿Shrek? Un alma en pena.
Alegar que el asunto no me preocupa porque mi vieja tele es tanto o más inteligente que su propietario a la hora de sintonizar, no es motivo de descargo. Pero lo que cada cual lleva a cabo en los ámbitos privados estará sujeto a lo que las autoridades determinen. Sin embargo, no he vislumbrado a nadie que se preocupe igualmente por la trastienda. Imaginemos por un instante que el chiringuito se cierra. Queda la segunda opción. Y les saldrá gratis. Emitiendo legalmente, con más cobertura y con los mismos elementos (sujetos y sujetas) haciendo de las suyas. Dando y repartiendo. Con la mano protectora de quien pudo haberse sentido ofendido, porque le cantaron las cuarenta allende las fronteras municipales, mas hay pátina suficiente para seguir en el fango. Muchísimas prácticas se han realizado ya con el método alternativo sin que los que apoquinamos los euros, vía impuestos, exijamos ecuanimidad (imparcialidad de juicio). Una extrapolación de manejos con idénticos protagonistas.
Son actitudes que acaban en endiosamientos. Algunos en Tenerife corren el peligro evidente de acabar como uno en La Gomera que nos sorprende con un artículo semanal (en algo deberán entretenerse los amanuenses en la soledad de La Villa mientras el jefe pasea por Santa Cruz). Y del último, dos guindas: “Más allá de las discrepancias o las utilizaciones partidistas que pretenden hacer algunos para asegurarse su cuota de poder” y “Dar nuevos pasos hacia el progreso sostenible”. ¿Lloramos, reímos o reclamamos la presencia inmediata de Hautacuperche? ¿Rompemos otro gánigo o lanzamos imprecaciones al viento desde lo alto de Agando al ritmo del aserejé?
Pierden la noción del tiempo y el sentido de la orientación. Se apropian de conciencias y venden la dignidad. Se posicionan en El Machal, abren los brazos y ambicionan más dominios cada vez. Reparten libros a tabla rasa y compran últimas voluntades en descarado ejercicio de autocomplacencia. Son, en definitiva, los señores de siempre, de los que la isla no ha sabido zafarse, por lo que persiste en seguir siendo silencio amordazado.
Y allá y aquí necesitan ondas afines, que doren píldoras y que vendan pomadas (vaselinas). Donde son válidas las acciones que arremetan contra díscolos o contra quienes no bailen al son de sus compases. Pero que destaquen diariamente estribillos consabidos, consignas y eslóganes. Que practiquen el victimismo como fórmula para ablandar espíritus rebeldes, que reproduzca súbditos, pobladores dóciles. A los que pensar o levantar algo la voz les esté vedado y cuyo voto es premio de tómbola, porque si no lo haces por mí, quién te va a ayudar aquí y en el más allá. Hasta que la muerte nos separe.
Estos sí son telepredicadores. Los otros, los voceros y antenistas, son comparsas y marionetas que se mueven al compás de los que con dinero ajeno “dan pasos hacia el progreso sostenible”, bien sea en forma de agua embotellada (estilo Taguluche o Fonteide) o “asegurar cuotas de poder” con fotos, metopas y cuchipandas (niños y viejos son sectores de amplísimo calado), bien en Vueltas bien en galas, inauguraciones y encendidos un poco más cerca. Mercados y procederes que se calcan.
Mientras, aprovechemos el 38º aniversario de la Constitución, festivos y demás, para felicitar a los negociadores del pacto, a los detractores que debaten en las redes con luz y taquígrafos y a los que las encuestas denominan ‘votantes socialistas’. Todos aciertan. Comeremos turrón también este año y degustaremos ricos manjares. Por el interés general, faltaría más.
Y el próximo viernes, final de una etapa.

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