Hecha la primera aclaración, confieso que procuro ser
siempre puntual. Incluso me adelanto. Como hoy. Porque el día de reflexión es mañana.
Pero yo lo hago desde ya. A partir de las cinco horas y un minuto. Cuando esta
entrada se haya publicado.
De Abascal –personaje tétrico que vive del cuento y que no
ha dado un palo al agua en su vida (ni en bajada)– no pienso expresar
absolutamente nada. No perderé un segundo de mi vida en dar chance a semejante
impresentable que justifica la masacre de Palestina, entre otras lindezas
varias.
Pero de Alberto Núñez Feijóo, sí. Quien vive obsesionado –creo
que también en sueños– con Pedro Sánchez. Lleva años con la escopeta cargada –un
símil aún, que no para el anterior, aunque todo se andará– porque es consciente
de que si esta legislatura llegara a su término, supondría, asimismo, su
defunción política y el retorno a un largo periodo vacacional en Moaña, a la
vivienda ilegal de su pareja, Eva Cárdenas, según se publica en varios medios.
Y si un juez es capaz de admitir a trámite una denuncia basándose en informaciones
periodísticas (algunas de ellas falsas, según se ha constatado), y en contra
del criterio del propio Tribunal Supremo, ¿por qué va a ser un servidor menos?
Pues sí, el todavía presidente del PP –hasta que Ayuso diga
basta– cual disco rayado al uso, lleva combatiendo el sanchismo desde mucho antes de su aterrizaje en Barajas y su
posterior traslado a Génova, 13 –más conocida ahora por Calle del Genocidio– la
sede (en negro) de su formación política. Poco importa de qué elección se trata.
Como si es para la junta directiva de una comunidad vecinal.
Ahora le dio por resucitar a ETA. Con unos planteamientos
tan carcas como obsoletos. En un discurso tan vacuo como anacrónico. Debe
agarrarse a cualquier clavo, por muy caliente que esté, pues es sabedor de que
su paso al frente del Partido Popular puede ser tan efímero como ineficaz. Es
tan extemporáneo en sus peroratas que acabará por resucitar a don Pelayo. A
este paso, nada me extrañaría que ya tenga reservado el billete para viajar
hasta Israel junto a Meloni y Orbán. Porque es tan poco lo que ya le diferencia
de Santiago, que lo mismo justificará los exabruptos de Trump y lo defenderá a
capa y espada de sus andanzas por los juzgados.
Va a ser capaz, tras sus proclamas en contra de la amnistía,
de buscar apoyo en Puigdemont para una
posible moción de censura, ya que si “el contexto es adecuado, utilizaremos
todas las herramientas a nuestro alcance”. Herramientas –legales, por supuesto–
no válidas para el adversario. Porque Pedro Sánchez ocupa fraudulentamente la
Moncloa. Por los mismos siete votos que ahora sí podrían servir para darle la
vuelta a la tortilla. ¿Tú crees, ingenuo, que Isabel te dejaría para una corta temporada
cuando ella aspira a metas de mayor enjundia? ¿Piensas que VOX se va a prestar
a tu juego sabiendo que sin ellos no vas a poder ir ni a comprar el pan a la esquina?
¿Tú tienes fiebre y ya deliras? “Yo no soy presidente porque no quiero”,
dijiste. ¿Y ese cambio de opinión?
Pero como el PP estaba en contra de divorcios, abortos, matrimonios
gais y otras nimiedades (aunque después se subieron al carro y no hace falta
salir de Los Realejos para comprobar cómo se aprovecharon), lo de la amnistía –ya
aprobada– les puede valer para perdonar al fugado si a cambio se presta a un
pequeño favor.
Eso mismo, haz el favor y no nos tomes por idiotas. Por
cierto, Alberto, ¿no era Pedro Sánchez el de los cambios de criterio y tú el de
firme el ademán y prietas las filas? Oye, cómo cambia la película. ¿Sabes una
cosa? No te voy a votar por inconsistente. ¡Ah!, es verdad, tú no te presentas.
Menos mal, que si no Ayuso se lo pensaría dos veces. No, no te preocupes. Me
quedo por aquí. Estoy apuntado a un curso de parapente que imparte Manolo. Ya
vuelo hasta Las Arenas. Cuando cumpla la edad y tenga ya el carné, me
autorizarán a trayectos más largos. Mi ilusión es llegar a Santa Cruz desde La
Corona.
Claro, preocupados en el voto útil "contra Sánchez", sacan a la prisa y corriendo (cuatro días antes de la cita con las urnas) un programa electoral con 80 medidas y... mira a ver si observas algo raro:
Como no me ha llegado el voto a casa, el domingo acudiré a
la cita en Camino Nuevo, cogeré la papeleta con la zurda y lo introduciré en la
urna… Con la zurda, Milei... y sus homólogos españoles.
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