domingo, 9 de junio de 2024

Páginas de sucesos

Sé que no es muy ortodoxo, pero no voy a revelar las cabeceras donde hallé estos titulares. Fue un día que no tenía nada mejor que hacer y me dediqué a matar el tiempo antes de que él me mate a mí. Y como soy de los que piensa que a todo en la vida se le puede sacar jugo –incluso a una piedra– y dado que hoy, domingo 9 de junio (fecha para la que la programé), deberé estar meditando después de haber cumplido el deber de ir a votar, diseccionemos:

“El vuelco de un camión esparce 30 toneladas de jamones”. La foto adjunta da fe del percance en una carretera madrileña. Pudo haber sido ante Génova, 13, pero no. Es un contratiempo, aunque no una desgracia. Un hecho lamentable, curioso y cochino a la vez. Porque mucho cerdo hay detrás. No se dan a conocer los detalles de los efectos colaterales, como podría haber sido la desaparición de los perniles antes de la llegada de los efectivos de socorro. Desde luego si yo hubiese ido circulando detrás del camión, lo mismo no me resisto a la tentación.

“Sucesos en Canarias. Frustrada una pelea de gallos en Murcia”. Coño, si lo entrecomillo es que no me invento nada. Así mismo venía. Presumo de conocer algo de la geografía de estas peñas atlánticas. Pero, por lo visto, nos han vuelto a ubicar en el cuadrito mediterráneo de la época de Mariano Medina, el hombre del tiempo. Que uno es de la época del blanco y negro y canal único. En Canarias, al día siguiente.

“Posible colapso en el aeropuerto de El Hierro”. Y dentro de poco será en el de La Gomera. Me imagino. Es que no se puede resistir un vuelo cada cinco minutos. A dónde vamos a parar. Menos mal que aún los de La Graciosa y Lobos se encuentran en límites soportables. Tendré que hablar con Alpidio y Casimiro para que se pongan manos a la obra y demanden, urgentemente, la ampliación de las instalaciones. Y si hay que hacer tres pistas más en cada uno, que se aplique aquello de lo que vale un voto.

“Santa Cruz busca un árbol de cierto tamaño para sustituir el ejemplar talado en el García Sanabria”. Ya saben todos aquellos que posean en casa bosques con elementos que cumplan las características, contacten con el concejal de la silla. Pero aténganse a los requisitos: de cierto tamaño. No valen dudas ni interrogantes. Si la corpulencia del vegetal es incierta, abstenerse. La medida, a ser posible, exacta y muy aproximada. Axiomático.

“Detectan un enjambre en Las Cañadas del Teide”. Con la floración de los tajinastes, normal, pensé. Y la presencia de colmenas en los altos supone, indudablemente, la existencia de las abejas. Pues no sé qué tiene de extraordinario como para merecer un titular destacado. Me dio por leer la letra pequeña y vine a enterarme de que se trataba de pequeños seísmos. Aliviado me quedé. Y tembloroso.

“Audiencia Las Palmas juzgará falsa médica acusada de inyectar silicona la próxima semana”. Te lo juro. Tal cual. Sin un signo de puntuación que te permita hacer una composición de lugar, espacio y tiempo. Recapitulé y me pregunté si la silicona ya se había inyectado o se trata de un juicio preventivo. Por si acaso se atreviera a coger la jeringa la médica que no lo es. Ay, mi cabeza.

“Nueve años de cárcel por asestar siete cuchilladas a su mujer tras ingerir un potenciador sexual”. No descarto el que se trate de un potenciador, pero sexual, lo que se dice erótico, me da que no. Porque si hubiese funcionado como tal, lo mismo no habría tenido que recurrir al cuchillo, pues tendría un arma más poderosa a su alcance. Vamos, deducciones de un ignorante redomado.

“La Audiencia de Murcia considera que llamar 57 veces al mes a una ex y colarse en su casa no es acosarla”. Podrá ser, añado, falso compañerismo, confianzudo, entremetido o fuerte laja. Pero para que se produzca acoso, deduzco del proceder judicial, requiere una cien llamadas mensuales, duplicarle la llave de la entrada y sitio preferente en el sofá (con el güisqui bien frío), amén de acceso directo al dormitorio y baño principal. Hay sentencias que permiten sacar conclusiones para todos los gustos. Tantos que uno se plantea que para qué se necesita tal cantidad de leyes si cada magistrado las interpreta según se haya levantado esa mañana, o según haya dormido la noche anterior. Y algunos, a los hechos me remito, han debido hacerlo con el culo destapado.

Sean felices y lean. Siempre podrán sacarle la consabida chispa. ¿Para cuándo la moción de censura?

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