viernes, 21 de junio de 2024

Un paseo fructífero

Cualquier día de la semana. Salgo de casa y enfilo la calle Tomás de Iriarte. Conecto con Pablo García y subo por el costado oeste del Estadio Los Príncipes (¿seguirá existiendo la U.D. Realejos? Le preguntaré a Benito) y me paro un momento para coger resuello. Hay un tramo de acera, justo al lado de la casa de un exalcalde, en el que las losetas brillan por su ausencia. Le preguntaré a Domingo. No creo que los perros de la acera de enfrente (parque canino) se las hayan comido. No, porque son muy disciplinados. ¡Ah!, como camino de día, y aunque no me hayan operado aún de cataratas, todavía veo bien. Pero por la noche debe ser complicado. Esta urbanización requiere urgentemente un buen meneo en el alumbrado público. Es penoso y las farolas ni se hablan. Guardan tanta distancia entre sí que para hacerlo a grito pelado, mejor punto en boca. No subí por Viera y Clavijo (o El Agua) por si el ilustre polígrafo me eche un fuerte rasque cuando pase por delante de la casa de su nacimiento; o por si los tres concejales de patrimonio (en minúscula), junto al alcalde, asesores, gerentes, historiadores, comisiones de fiestas, asociaciones de la tercera edad… se encuentren en la acera dilucidando qué hacer.

Ya estoy en la TF-342, Travesía del Pino (antes había dos, pero uno pasó a mejor vida), y te pasan lo coches rentito por los tobillos, como te descuides o tropieces con una piedra. ¿No existiría la posibilidad de ampliar el trozo de acera existente hasta al menos la calle El Tanque Arriba, La Sombrera?

Calle El Medio (de Arriba), hasta la cruz e inicio de la subida a Las Toscas de Romero. Salvo unos rebajes para entradas a garajes, sin novedad. Calle La Pila: como no coincidí con la entrega, todo despejado. Calle El Sol: no vislumbré a don Antonio González y seguí por Santiago Apóstol. Bajé hacia TF-324, la Carretera Nueva por donde existen unos enormes edificios, muertos de risa, de esos que te hacen rebatir a los autoridades (in)competentes sus peroratas de faltas de viviendas. Enfrente, la finca de El Llano. Una vieja higuera resiste el paso del tiempo. Frutos no le vi, pero algunas hojas afloran tímidamente. El ganado la respetó, pero no el fuego al cañaveral cercano.

Tomo el Camino Viejo de San Benito y el Mercadillo del Agricultor estaba a tope. Pude sacar una foto, mas me pudo la emoción y se me pasó por completo. Confórmate con esta captura de Google Maps. Cuánta gente adquiriendo los productos de nuestra floreciente agricultura. Aquello daba gusto. No era yo consciente del potencial de nuestro campo. Mis más sinceras felicitaciones al concejal que ha hecho posible esta maravilla. Se ha ganado el sueldo. Todos los puestos a tope, petados. Plátanos baratísimos, papas caras (y de más variedades), hortalizas a tutiplén, frutas en su punto… En fin, ve tú para que te desengañes. Ni el de Tacoronte, ni el de La Matanza, ni el de Santo Domingo. De verdad, asombrado. Mira que uno ignora lo que tiene en el pueblo, a la vuelta de la esquina.

Continué por la TF-333. Y otra sorpresa. Habían ampliado el puente de Piloto. Ya pasan dos coches sin problema alguno sobre el barranco de Palo Blanco. Una maravilla. Oh, hasta habían quitado ya el espejo. Total, para lo que servía. Dime la verdad, ¿lo llegaste a mirar alguna vez? En la próxima fiesta de San Benito, el pregonero ya tiene tema a desarrollar tras tantas décadas de paciente espera.

Me tuve que parar en San Benito. Luego seguí por Los Afligidos hacia La Montaña. Pero me embargaba tanto la emoción que requería de esta pausa para tomar resuello. Tanto poner en solfa la holganza de estos políticos y me dieron ración doble. Pa´ que vuelvas, me dije.

A la vuelta no fui capaz de hacerlo por el mismo trazado. Subí por Tierra de Oro y La Cartaya hasta La Cruz Santa y regresé por El Mocán. Me costó la pendiente, pero valió la pena. Casi se me parte el ojo buscando a Benito (para que trasmitiera mis felicitaciones al grupo de gobierno) pero no coincidimos. Probablemente estaba en La Luchada tomándose algo. En ese establecimiento es donde suelen hacer deporte muchos empleados del ayuntamiento. También los policías municipales. O aquí o en la gasolinera de San Benito. Otros caminamos. Y observamos. Y escribimos. Cada cual con sus manías.

Ya sabes, en dos días nos vemos.

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