Me siento en la obligación de volver a recordar el agravio
que sufrió un amigo realejero. El autor del libro que reflejamos: El legado.
Juan José González tuvo la infeliz ocurrencia de solicitar a Fidela Velázquez
que le escribiera el prólogo. Y, oh, qué pecado más mortal para el grupo de
gobierno en el pueblo que nos vio nacer. Utilizo siempre esta expresión para
que Manuel Domínguez comprenda que si fuimos capaces de acoger a un nacido en
Venezuela, no entendemos su terquedad en no
aceptar de buen grado a los que no han tenido la suerte de llegar con
una maleta bajo el brazo, sino en una miserable patera jugándose la vida en la durísima
travesía desde el continente africano. Negros, por más señas.
Juan José –ya lo he contado en varias ocasiones, pero lo
reitero para general escarnio de un Partido Popular lanzado al monte para
competir en postulados que, cuando no rayan la censura, colisionan con las más
elementales reglas del respeto y los buenos modales– acudió al ayuntamiento –a su ayuntamiento, a
mi ayuntamiento– para presentar su criatura en la Casa Municipal de la Cultura.
Inaugurada, por cierto, en 1987. Y le recuerdo a sus ilustrísimas que esa
corporación estaba presidida por un servidor, que, al igual que hizo la
anterior, y las siguientes, sentaron las bases del desarrollo de este pueblo y
que las instalaciones municipales regadas por la amplia superficie de la villa
son en la actualidad acaparadas por un grupo –que no ha sido capaz de aportar absolutamente
nada desde 2011– pero que se apropia de gestiones ajenas como si no hubiese
existido el mundo antes de ellos ocupar los despachos de la Avenida de Canarias.
Petulancia (presunción, vanidad, engreimiento, jactancia, pedantería,
arrogancia, envanecimiento…) no, lo siguiente.
Y recuerden que Domínguez y Socorro, con la complicidad de
todo el gobierno municipal, fueron tan cobardes que no queriendo dar la cara
dejaron recado a una funcionaria para
que comunicara al autor que si Fidela Velázquez asistía al precitado acto de presentación,
ellos no acudirían. Qué demócratas. De toda la vida es normal y corriente que
el prologuista sea la persona que dé el pistoletazo de salida en este tipo de
actos culturales.
Ese concepto de cultura, de educación, de buen porte y
nobles modales (los que abren puertas principales) es asunto que les queda muy
ancho a nuestros representantes. Les muerde, a pesar de eslóganes del bien
quedar. En suma, censura pura y dura. La misma que sigue utilizando don Manuel
en su flamante puesto de vicepresidente del Gobierno de Canarias, cuando se
escuda en la conferencia de presidentes autonómicos para no estar de acuerdo en
el reparto de los inmigrantes. Esa conferencia que Rajoy –al que acompañaba en
sus caminatas– en siete años de gobierno nacional convocó en dos ocasiones. Y
ahora para cualquier mariconada –perdóname, Francisco, por ponerme a tu altura
vaticana– exige a Sánchez… dinero, dinero y más dinero. ¿No hay fondos en
Canarias si no han bajado el IGIC? ¿Ha dejado de cobrar esa pléyade de
enchufados en el organigrama gubernamental? Si hasta te llevaste a varios bien
cercanos. ¿En parapente? Cuánta cara. Ay, promesas que se lleva el viento.
Pues, señores y amigos, me da que se ha contagiado de las
actitudes caciquiles de Curbelo. Sí, porque lo de Casimiro en La Gomera no
tiene otro calificativo. Como le tosas, te jodiste. A este paso me estoy ganado
el nombramiento de persona non grata. Lo mismo voy a llegar un día al muelle de
La Villa y me espera una patrulla cabildera para exigirme que le ponga la
marcha atrás al fotingo.
Los realejeros conocemos a la Agrupación Folclórica Hautacuperche.
Pues ha representado a la Isla Colombina, en diversas ocasiones, en el Festival
de las Islas. Y este grupo iba a organizar unas jornadas en las que se
pretendía tratar la vinculación de Canarias con Cuba a través de la décima.
Pero han tenido que suspenderlas.
Enterado “El Papi” de que habían invitado como ponente a
Maximiano Trapero (un don nadie: catedrático de Filología Española, profesor
emérito honorífico de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y Premio
Canarias 2017 de Patrimonio Histórico, entre otras facetas de su amplísimo
currículum), monta en cólera –algo muy corriente cuando se levanta con el culo
destapado– y le retira la subvención que el propio cabildo había prometido a
Hautacuperche para la celebración de ese encuentro de estudio. Y es que el
señor Trapero, investigador impenitente, entre otros, del romancero gomero, es uno
de los científicos que defiende la existencia en otras islas de Canarias (El Hierro,
Tenerife y Gran Canaria) de otros lenguajes silbados de origen prehispánico.
Lo ha dado a conocer el mismo profesor en unas declaraciones
a la Cadena Ser. A Casimiro solo le resta consumar, en sesión plenaria, la
oficialidad del nombramiento como persona non grata. Lo mío de antes era pura
broma, porque yo no voy a La Gomera a silbar. Cuando paseo por aquellos parajes
solo escucho el canto de los pájaros. Harto sabido es que los espías están por
todas partes. Pero lo de Maximiano es, al parecer, de juzgado de guardia. Cómo
demonios se le ocurre sostener que los silbos herreños, verbigracia, puedan
constituir un lenguaje articulado. Sacrilegio. Ni estudios, ni investigaciones
ni leche machanga. Casimiro, Casimiro, Casimiro y nadie más.
La “Carta de miembros de la comunidad científica con el
propósito de garantizar la protección, la continuidad y la investigación de las
prácticas del lenguaje silbado en Canarias”, publicada por la Universidad de Las
Palmas de Gran Canaria, firmada por un numeroso colectivo del mundo científico
y académico, es –debe ser para el jefe, el que tiene la sartén por el mango
(por no escribir que cogidos por cierto sitio a Clavijo y Domínguez), el que
maneja los hilos y dispone de varias copias de la llave de los dineros públicos
isleños– una herejía. Sin más. Ni le hace falta base (ni altura) ni fundamento.
Si Curbelo lo dice, el resto calla y otorga. Me pasaré una temporada sin enjaretar
espinelas, no sea que al todopoderoso le dé por pensar que las silbo en sueños.
Quita, aleja estos malos augurios.
Perdón por haberme extendido. Si leíste hasta aquí, no
hagas, ni escribas, ni especules, lo que yo. Es peligroso. Mucho. El que yo
piense que no existe la censura previa (artículo 20 de la Constitución)…
Hasta la próxima y feliz semana. Se aproxima el verano. Si
tienes previsto ir de vacaciones para La Gomera –algo que te recomiendo–
calladito, que estás más guapo.
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