Si alguien se siente aludido, o presiente que sus convicciones
(de cualquier índole) se pueden ver afectadas, no es capaz de realizar el
ejercicio encomendado (contar hasta veinte, aunque sea), sino que arremete
inmisericorde contra quien, en uso de su derecho a la libertad de expresión,
utiliza algún medio escrito –la prensa, verbigracia– para coincidir, discrepar
o rebatir aquel asunto que haya considerado de interés. Por la razón que sea.
Que no es menester la enjundia, necesariamente.
Libre soy, faltaría más, para pensar que existen en Canarias
asuntos más importantes que el tamaño de ciertos atributos o los lemas
serigrafiados en las camisetas. Pero de ahí a calificar de manera tajante a un
comentarista de frustrado, payaso o mala persona (con el añadido de que no
puede ser periodista), dista un trecho asaz luengo. O aseverar que “en España
se está pasando una crisis intelectual desastrosa”. Mirarse al espejo es bueno
a veces. Tanto, o más, que volar en parapente par evitar las colas de… Los
Barros. Que no todos pudimos estudiar en el estado de Wyoming. Con capital en
Cheyenne. Lo aclaro porque también suena a indio. ¿Cómo era aquello? ¡Ah!, sí,
hacer el idem.
Las opiniones son libres y los hechos son sagrados es
aforismo que conviene recordar de vez en cuando. Y si no, para ser más
explícito, valga el otro de que las opiniones son como los culos (todos tenemos
uno). Porque los sabiondos de la Internet son capaces de realizar un comentario
de texto, con desarrollo de sobresaliente cum
laude, con la simple lectura de las cuatro primeras letras de la carta del
apóstol Pablo a los corintios. Y no lanzado, no. Que te estrellas.
¿Por qué criterio nos regimos para conceptuar de tal guisa?
¿Religiosos, éticos, morales, sociales, benéficos o quizá políticos? Porque, al
final, y casi sin percatarnos de ello, caemos en idéntico pecado. Y opinar de
lo que uno no domina, da un cante muy jondo. Para emitir juicios de valor se
requiere información previa. Condición sine
qua non.
¿Es buena persona quien asiste a misa diariamente a recibir
el cuerpo de cristo (hostia) y no se habla con su hermano (le da una buena
hostia) por discrepancias en una maldita herencia?
¿Es buena persona quien aprovecha la salida de fieles en una
iglesia para ponerse en la puerta a repartir besitos a mansalva?
¿Es buena persona un obispo que justifica los abusos del
clero porque las chicas van por ahí provocando?
¿Es buena persona la que recurre la ley del aborto (por
delante) y se va “de turismo” a Londres porque sus medios económicos se lo
permiten (por detrás)?
¿Es buena persona la que recurre la ley del divorcio (por
delante) y ya va por segundas y terceras nupcias (por detrás)?
¿Es mala persona quien en un entierro no califica de santo
al difunto que en vida se comportó como un venado con su familia, sino que
manifiesta abiertamente que mucho antes pudo haber estirado la pata?
¿Es mala persona quien cuenta verdades y no dora la píldora
a los mandamases de turno?
¿Es mala persona el que recibe cada mañana el manual de
instrucciones de su formación política y se comporta durante toda la jornada
como una cacatúa repitiendo frases hechas?
¿Es mala persona quien se somete a la esclavitud de un móvil
para estar pendiente de que nadie ataque a su jefe y defenderlo a toda costa,
aun con sandeces de tal magnitud que sonrojan?
Menos mal que no soy periodista, aunque me dedique a
escribir artículos de opinión, que ya cuento por miles. Menos mal que me quedé
en simple maestro de escuela, oficio gracias al cual hoy puedo disfrutar de una
pensión digna. Con su auxilio, y el del diccionario, voy escapando.
Entiendo que son buenas personas, y mejores periodistas, los
reiteradamente condenados Eduardo Inda y Federico Jorge Jiménez Losantos, con
unas trayectorias dignas de enmarcar. San Google puede informarte mejor que yo.
O el prodigio de Miguel Ángel Rodríguez Bajón (MAR). O el
antónimo de su propio apellido, Alfonso Rojo. Y, si me apuran, Pío Moas, Mario
Conde, García Serrano, Salvador Sostres, Hermann Tersch…
Y excelentes medios –objetivos, neutrales, imparciales,
ecuánimes, etc., etc., etc., etc…– como Okdiario, esRadio, Libertad Digital,
13TV, El Toro TV, Vozpopuli, o los curiosos (por su denominación) El
Independiente, El Imparcial…
¿Afinidad? ¿Empatía? Viva el vino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario