jueves, 26 de septiembre de 2024

Baldeos

Consciente soy de que no es del todo correcto el titular. Porque debemos presuponer que para baldear es menester un balde (cubo, barreño, palangana, artesa, recipiente, jofaina…). Y aquel término, eminentemente marinero (de fregar la cubierta de los navíos), ha derivado hasta valernos para citar cualquier acción de limpieza. Si es con manguera, mejor. Como la que me tropecé el pasado viernes (20 de septiembre) cuando salí a caminar por la mañana. O en semanas anteriores, cuando el receptáculo de las plantas rebosa inmisericorde, mientras el jardinero apura el cigarrillo. Que el tabaco está caro y el agua es gratis.

A eso de las 8:30 horas, cuando aún estaba en el periodo de calentamiento, pasé por delante de la biblioteca, y contemplé cómo impermeabilizaban la Plaza de la Unión, porque a los que hacen turismo en sus bajos les estaba entrando moho. Ahora se los han llevado para la Avenida de los Remedios, donde se lo deben pasar mucho mejor porque a las 10:30, cuando venía de vuelta, aquellas dependencias seguían cerradas a cal y canto; estarían de vacaciones, supongo. Eso, haciendo turismo. O dándole cuerda al reloj de los fuegos.

De la Plaza Viera y Clavijo (¿o es de Santiago Apóstol?; como todo cambia) salía agua por todas partes. Unos operarios, manguera en ristre, ponían en práctica la potencia de la cuba municipal. Ahí tienen dos ilustraciones de la Avenida Tres de Mayo, a la altura de la Casa de la Cultura. Una preciosidad. Emulando aquella copla lagunera que decía algo así: la calle de la Carrera ya no es calle que es un río.

Cuando sacamos bandos y anuncios acerca de la importancia de ser comedidos en el uso del líquido elemento, viene a resultar que nuestro ayuntamiento no predica con el ejemplo. Ahora me contestarán que la trajeron del Socorro, del chorro que lleva unos dos mil años arrojándola impunemente a la marea. Es más,  se aconseja a toda el que la quiera que vaya con una cuba y coja toda la que pueda. Es gratis. ¿Propiedad municipal o generosidad privada?

Pero es agua, me digo. Y la escasez (o “escacez”, como vislumbré hace unos días en los rótulos informativos de la televisión canaria) es más que evidente. Pero si no le prestan ni el más mínimo caso al ingeniero Carlos Soler, quien sostiene que hay de sobra en los acuíferos, pero interesa más montar desalinizadoras para el negocio de unos cuantos, a lo que yo opine… mierda espichada en un palo.

Si el agua de la playa es apta para el regadío –es más, ya sale abonada– arbítrense las medidas oportunas para canalizarla hasta ¿la balsa de la Cruz Santa?, ¿la charca de Yeoward? o yo qué demonios sé. No soy técnico, pero imbécil tampoco. Y medios para aprovechar ese caudal, me imagino que a cientos. Y el dinero no supondrá mayor problema. ¿No presume el consistorio de superávits anuales de importancia? O, si no, no le den tanto a Casimiro y aprovechen lo que la naturaleza pone a nuestro alcance. Porque agua es agua. Sea potable o no. Y las lluvias brillan por su ausencia. Me extraña sobremanera que hasta quienes se etiquetan de ecologistas permanezcan en silencio. Insisto –lo dijo el concejal y no yo– es GRATIS.

Somos unos prodigios… para lo que nos interesa. ¿Para qué tanto inflar la maquinaria de cargos inútiles si a nadie se le ocurre pensar un fisco? Te pones a observar los organigramas de las instituciones públicas y no te queda más remedio que exclamar: ¡fuerte mamadera! Es increíble la cantidad de técnicos y asesores. ¿Técnicos y asesores de qué? Si suelen ser los que formaban partes de las candidaturas en los diferentes ayuntamientos y no salieron elegidos. Si el electorado –la población más cercana y que mejor los conoce– no los quiso, ¿cómo es posible que te premien con un enchufe excelentemente remunerado? Aquí sí que hace falta un buen baldeo para limpiar tanta mugre. Hasta yo estoy dispuesto a contribuir con el precio de un metro cúbico. Como cuando asfaltamos el polideportivo de La Longuera (Urbanización El Marqués), desde la Asociación de Madres y Padres, colaborando con el importe por metros cuadrados. Luego la idea se la copió el Padre Antonio para vendernos el cielo. Voy a tener que escribir mis memorias. Que viva el estado del bienestar. 

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