La moción de censura en el Puerto –lo que demandaba la
ciudadanía, al decir del cínico e hipócrita mayor del reino, a saber, el
ínclito Manolo Domínguez, el de los pantalones cortos en la procesión de
Afligidos en Realejo Bajo y que José David, su émulo y reconvertido a conveniencia,
propagó por las redes sociales para regocijo de los correveidiles y el rechazo
de los verdaderos creyentes– ha significado la muerte de dos de las tres
formaciones políticas firmantes: Asamblea Ciudadana Portuense y Coalición
Canaria. Los de David, por razones ideológicas más que obvias. Y el amigo
Alonso ha elegido el peor camino para CC y en las próximas elecciones serán tan
residuales como los del Realejo. Y como Marrero y compañía impugnen el acuerdo
de la moción, por no haber sido adoptado conforme a lo que se establece en sus
propios estatutos, ni Linares va a ser capaz de poner en orden a tan alborotado
gallinero.
Después de múltiples declaraciones, tras infinitos paseos
por medios de comunicación –esos que solo propagan, porque los que dicen
llamarse periodistas son mudos de nacimiento y aprendieron a duras penas a
sostener la alcachofa– se reunió Fernando Clavijo con Pedro Sánchez en La Palma
a solicitarle “una respuesta de país”. Él quería en Lanzarote para poder darse
un paseo por La Mareta, pero se le torcieron los planes. Cuando se aloje allí
Feijóo en el verano de 2054, lo mismo Manolo le echa un cable. Idéntica ayuda a
la que ahora se guarda a buen recaudo cuando de negros de trata. Porque
llevamos dos meses mareando la perdiz sin que un dirigente de Coalición Canaria
se digne mencionar la verdadera causa de la parálisis. Son tan fuertes los
lazos de las mamaderas institucionales, que pueden más los pactos del
enchufismo brutal de amiguetes que cualquier motivo de urgente solidaridad
humanitaria. Uno no puede más que pensar mal y que estos gobernantes se guían
por criterios distintos al del común de los mortales. Y el cinismo de Clavijo,
cuando no la sumisión más absoluta y vergonzosa a los dictados populares (¿o
populistas?), se pone de manifiesto cada vez que abre la boca para soltar…
sandeces. Si alegas que hablaste con los responsables de varias comunidades
autónomas y te contaron las andanzas de Pinocho, algo deberías replicar cuando
a renglón seguido te desmienten sosteniendo que solo hablaron de Caperucita
Roja. ¿Lo captaste o necesitas clases particulares? Además, la machacona
insistencia de que se instruya la modificación de la legislación de extranjería
vía decreto ley, ¿va a resolver la negativa de las recalcitrantes derechas
nacionales? ¿Para qué engañas al ciudadano que ignora la maraña de trámites
legislativos? ¿Pretendes, acaso, que se obvie el obligatorio paso por el
Congreso? Pero como cuentas con la ventaja de que no haya habido un
¿periodista? que tosa un fisquito mientras tú largas la perorata, sigue
Domínguez de rositas y encantándole la papa suave. Así se las ponían a Felipe
II. ¿O era Fernando VII? Hasta un rebenque de la platanera, como Jesús (el de
La Gorvorana), podría así llegar a ser almirante de la mar océana. ¡Ah!, se me
olvidaba, cuando aludes al decreto ley, como procedimiento, reitero, para
modificar la ley de extranjería, tienes la mucha desvergüenza de insistir en
que es la postura del Gobierno de Canarias. Un poco de por favor. No pretendas
aplatanarnos más. Recado que también dirijo a Rosa Dávila, porque el pacto es idéntico.
Y los supositorios (fíjate bien y siempre verás a los vices detrás del culo) con idéntica composición (desfachatez,
cinismo, hipocresía y mucho juego del tiquitaca).
Cristina Valido aprendió formas y maneras de Ana Oramas. Y
entiende que gesticulando exageradamente o poniendo tono sensiblero a
conveniencia va a conseguir mayores éxitos políticos. Puede. Allá ella. Pero
como valen para todo, lo mismo tendrá suerte. Repasen su trayectoria y camino
va de seguir los pasos de quienes hicieron de la política una profesión. Lo
mismo la culpa de los triunfos es de un buen amigo de La Longuera que la lanzó
al estrellato. O la subió a los escenarios. Pues bien, doña Cristina, con ese
discurso que tú no sabes si está llorando o que le duele la muela del juicio,
ha visto como un riesgo para los cetáceos las maniobras navales de Marruecos en
aguas cercanas a Canarias. Pero en estas islas llevan los gobernantes varias
décadas callados como tusos ante la avalancha de barcos en zonas de calderones
y delfines. “Cienes y cienes”, que diría un amigo, incursionando en espacios
vitales de estos animales. Molestando y acosando. Pero tampoco levantan la voz
aquellos defensores que sí ven maltrato en Loro Parque, verbigracia. Hombre, no
te engaño, yo estoy confuso. No lo veo claro. Y no creo que sea una
consecuencia de la operación de cataratas. Pero me da que ya somos muchos en el
negocio de los avistamientos. Ahora bien, como en estas ínsulas medimos todo
por incrementos numéricos, seguiremos batiendo récords, ya que descender
significaría un estrepitoso fracaso. Adelante, pues, hasta que estas peñas se
desgorrifen. Cuando ello tenga lugar, los escasos supervivientes pediremos
asilo político en territorio continental africano, porque el europeo ya estará
copado por los salvapatrias.
En cuanto surgió la posibilidad de contar con un Parque Nacional
Marítimo, el del Mar de las Calmas, el emisario comenzó a lanzar mierda. Como
somos tan dados a mezclar churras con merinas, si no aderezamos cualquier
cuestión con tintes de la política más barriobajera, no cejaremos en poner
palos en las ruedas. La Agrupación Herreña Independiente aún sigue sin digerir
que Alpidio haya relevado a Javier. Son de “Armas” tomar. Y como el Cabildo ve
como una muy buena opción esta iniciativa, ya tropezamos con el señor Wolfgang
Padrón, miembro destacado de AHI, convocando manifestaciones y haciendo
declaraciones a diestro, que no siniestro. Eso sí, como portavoz de la
plataforma de afectados. En Tenerife, recordamos, las empresas de avistamientos
de cetáceos. En El Hierro, las de buceo. Y sin aún estar definido el uso y
gestión del hipotético parque, ya estamos presuponiendo todo tipo de
catástrofes y perjuicios. Exactamente igual a cuando dos personas están
discutiendo por cualquier bobería y al manifestar una de ellas que él no había
dicho tal cosa, el otro le responde, tajante y contundentemente: ¡pero lo
estabas pensando!
Qué bueno sería, y qué bien funcionaría la sociedad en este
mundo convulso, si fuésemos tan diligentes para asuntos de cierta enjundia.
Pero no, nos encanta la hojarasca, lo superfluo. Perder el tiempo en
discusiones vanas. Muchas de ellas sin razón de ser al tratarse de meras
elucubraciones. Me dijeron que… Lo vi en la tele… Alguien lo colgó en tal o
cual red social… Y venga a rodar la bola. Bien nos encanta un chanchullo.
A perdonar la extensión. Pero valga como compensación a las
semanas de descanso. Seguimos en la brecha.
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