En las habidas hasta el momento actual, ni un acercamiento.
La modificación de la Ley de Extranjería que haga factible el reparto entre las
diferentes comunidades autónomas no ha sido posible porque el Partido Popular
–que rige los destinos en la mayoría de ellas– se ha negado con el pretexto de…
cualquier excusa es válida. Da lo mismo que el argumento esgrimido guarde o no
relación con el asunto en cuestión. Me imagino que con la confesión del señor
Aldama, delincuente confeso, tendrán munición los respectivos presidentes para
seguir dándole largas al particular. A este paso, cansino y retrógrado,
alcanzarán los chicos la mayoría de edad y que deambulen libremente en busca de
curro.
Tampoco ayudan los medios de desinformación. Por cierto,
Inda, el de Okdiario, se ha querellado contra otro digital por calificarlo de
idéntica guisa a como he escrito antes. Si hasta el diccionario lo sabe: ‘dar
información intencionadamente manipulada al servicio de ciertos fines’. Lo que
fastidia es que ya se obvie el viejo lema de “perro no come perro”. O el de
“los bomberos no nos pisamos la manguera”. Pues yo, al contrario, me alegro de
que al golfo se le llame golfo.
Siento profunda tristeza, amén de rabia contenida –y como
realejero lo expreso con total rotundidad y meridiana claridad– comprobar cómo
la pantomima se eleva a cotas inimaginables en estas islas. Donde un vicepresidente
levanta su mano para mostrar la conformidad en las votaciones que facilite el reparto
de los miles de acogidos, cuando sabe a ciencia cierta que las directrices
nacionales de su formación política echará por la borda (qué símil más
adecuado) el propósito. Que me da –esa impresión tengo y a los hechos me
remito– que no es sincera sino otro postureo más de los muchos a los que nos
tiene acostumbrados. Porque cuando el cinismo y la hipocresía se convierten en
leitmotiv, la desconfianza se acentúa. “Me cueste lo que me cueste”, dijo. Ja,
ja y ja.
Nuestra riqueza lexicográfica define a la perfección la
vacuidad de las reuniones de besuqueos y apretones de manos más falsos que los
billetes de quince euros. Inservibles, inútiles, vanas, infructuosas, ociosas,
huecas, yermas, anodinas, hueras, insustanciales, vacías, nimias, triviales,
superficiales, nulas, insubsistentes, inestables, fútiles…
Todo falso, salvo alguna cosa. ¿Lo recuerdan? Válido en
otras circunstancias. Ya no. En las vistas que siguen pendientes a dirimir en
los tribunales, lo mismo se descubre quién era Eme Punto Rajoy y queda resuelto
el enigma. O aclara ciertas ideas. Mas como entre gallegos anda el juego, puede
que la incertidumbre continúe unas décadas más. Qué memoria más flaca. De lo
mío, que del contrario lo recuerdo todito.
Cuando comencé a escribir las líneas precedentes no se había
fijado fecha para la cita. Pero dejé anotado lo manifestado por Feijóo: “Quien
apoya a Pedro Sánchez se convierte en cómplice de sus desmanes”. ¿Vale como
otra disculpa? ¿O la carta enviada a Von der Leyen, ridícula y vergonzosa,
según MD? Luego se concretó para el jueves 28.
¿Hoy es domingo, no? Qué ilusos somos. Ay, Clavijo, sigue
agarrado al estacón. No lo sueltes que se te descogolla la piña. ¿Se había
fajado, dijiste? Porque MD, tras decir aquí que se dejará la piel para que bla,
bla, bla, llama a renglón seguido a Miguel Tellado ─otro gallego─
y… que continúe el culebrón.
Ojalá que alguna vez –y que sirva de precedente– deba
tragarme todo lo escrito. Lo haría con sumo gusto. Y si me indigesto, que me
valga la jodienda de escarmiento. Me causaría el dolor de estómago más
agradable de mi vida. Soportaría la dolencia sin recurrir a la sal de frutas o
bicarbonato. Estoicismo en grado superlativo. Pero si la justicia es un
cachondeo –no lo inventé yo– ¿cómo calificamos esta docuserie del reparto de inmigrantes?
Tengan feliz domingo y nos citamos para el martes próximo.
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