martes, 3 de diciembre de 2024

Caiga quien caiga

Cómo está el patio. Calentito, calentito. El desapego a la política adquiere tintes alarmantes. El índice de participación en futuros comicios va a depender del número de afiliados de cada formación política. Porque el resto, me temo, se va a quedar en casa. Algo que redundaría en perjuicio de la propia ciudadanía, es decir, de los abstencionistas. Porque los elegidos no van a tener problema alguno. Es más, tendrían un recurso añadido para disculparse ante las críticas: “y tú que me alegas si ni siquiera fuiste a votar”. Viva la desafección.

Manifiesto abiertamente que mi confianza en la justicia se halla bajo mínimos. El proceder (político, sin recato alguno) de muchos magistrados está poniendo a los pies de los caballos uno de los poderes del Estado. Ejemplos para dar y tomar. No obstante, habrá que confiar en que la cordura acabe por imponerse. Y que los cauces de la normalidad vuelvan a ser tónica dominante. Aun así, aunque invadido por el escepticismo, tolerancia cero con las malas prácticas políticas. De un extremo a otro, me da lo mismo. Desde el fiscal general al último mono. Pero no olvidemos –y lo hacemos con frecuencia– que todo país democrático toma como base en su ordenamiento jurídico el principio de presunción de inocencia. Durante todas las fases del proceso por que atraviese el investigado y deberá ser la parte acusadora la que tiene la responsabilidad de presentar la carga probatoria suficiente para la condena.

Pero el variopinto panorama no invita al optimismo. El juez Eloy Velasco se suma a las representaciones teatrales de su colega Peinado y carga contra Irene Montero y la tilda de analfabeta, amén de calificarla como la cajera de Mercadona. Por lo visto hay que estudiar Derecho para tener el ídem de expresar libremente ideas y opiniones. Y enfundarse una toga para disertaciones de cualquier porte. Esas salidas de tono en plan bravucón y superdotado las conocemos en Canarias como pollabobadas de pijos. Respeto, sí; sumisión, no. Que no son ustedes, señorías, una casta superior, intocable y sagrada. Golfos, en todos lados.

Juan Lobato sigue los pasos de Tomás Gómez. Lo del PSOE madrileño es asunto de tesis doctoral. Menuda jaula de grillos. Y Ayuso, p´alante. En las próximas elecciones autonómicas obtendrá más diputados que asientos existen en la Asamblea.

Feijóo asistió al congreso de UGT y salió trasquilado por Yolanda Díaz: ¿van a hacer lo mismo con la reducción de la jornada que con la reforma laboral? Y con la misma se ausentó el gallego porque tenía que hablar con el subordinado de Canarias a cuenta del realojo de los negritos. Quien le había puesto en conocimiento que la carta que Ángel Víctor envió a una tal Ursula von der Leyen era ridícula y vergonzosa. Búscate una excusa y alargamos esto hasta que algún magistrado… No sigas, insensato, que los pinchazos telefónicos…

MD: “El PP va a estar a la altura que se merecen los canarios y españoles y personalmente voy a poner toda la carne (¿de conejo?) en el asador para hacer ver que Canarias necesita ayuda”. Una reconfirmación de “me cueste lo que me cueste”. ¿A quién tomas por idiota, Manolillo? ¿A la clase media trabajadora? Seguro que dejas fuera a los votantes de lo que Luis María Ansón llama centro-derecha, conglomerado en el que incluye a VOX. Ver para creer. Claro, los medios de desinformación.

Estoy harto. Y cometo cada día el pecado de ver (y escuchar) unos cuantos telediarios. Y se parecen cada vez más a pasarte dos horas ante el Canal 24 Horas. Cogen una matraquilla y repiten hasta la saciedad. Y se han acostumbrado –peligrosamente– a dar visiones de un solo lado del hecho informativo. El contraste, amén de lo de beber en todas las fuentes, brilla por su ausencia. O se lo pasan por el arco del triunfo. Solo les falta el aderezo musical con Tambor de sequías, ese maravilloso poema de Pedro García Cabrera, al que Los Sabandeños elevaron como un nuevo himno gomero. Y que sirvió de premonición para que los Chorros de Epina se secaran del todo.

En fin, ante la avalancha de denuncias, ¿quién resarce el honor y la dignidad de los falsamente acusados? Porque me temo que va a haber unos buenos cuantos. ¿Y quién sanciona a los jueces inquisidores? Porque me temo, de nuevo, que existen otros buenos cuantos.

No obstante, caiga quien caiga. Derechosos, izquierdosos y los que van por el centro de la carretera.

Hasta el jueves, que no hago puente. Eso es para los maestros de escuela.

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