Nos levantamos cada día convencidos de que la aparición de
nuevas componendas será la tónica dominante. Ha adquirido carta de naturaleza
el que algunos jueces se extralimiten. Que vendidos –y comprados– medios de
¿comunicación? jueguen al pimpampum para regocijarse con la imagen de los
muñecos caídos. Yo publico lo que me venga en gana, tú me aplaudes con las
orejas y él imputa. Ya habrá tiempo luego para hurgar por si algo cae. Y si no
hay nada, no importa, el daño está causado. Que judicializar está de moda y a
unos cuantos –¿o unos muchos?– representantes de este poder del Estado les
encanta pensar que la justicia no emana del pueblo sino de sus ilustrísimas
seseras, pasándose lo de independientes y responsables por el mismísimo forro de
los calzoncillos.
Prima el bulo. Se impone el infundio. Que corra el rumor. La
bola se agiganta, que pelillos a la mar si después se deshace. Las broncas sin ton ni son constituyen el pan nuestro de cada día y se erigen en los únicos
argumentos de programas de supuesta gestión. Los votos parlamentarios solo son
válidos si favorecen mis intereses. Las mayorías articuladas con acuerdos sobrevenidos
tras largas conversas, cesiones que rompen la unidad nacional. Pajas en ojos
ajenos que las vigas en los propios son meras motas de polvo.
Ni en las desgracias somos capaces de equilibrar la balanza
y comportarnos cívicamente. Se sume Valencia en el más profundo dolor y lo que
debería aunar esfuerzos en pro de una rápida recuperación, solo ha venido a
demostrar que la ignominia ha calado muy hondo. Cuando aún se buscan cadáveres
en los lodos y basuras, llega Mazón y elimina, en un decreto de emergencia –se
necesita ser caradura– el tope salarial para los altos cargos. Pero nos hemos
acostumbrado tanto a los desmanes, que, ni aun así, la indignación ciudadana ha
alcanzado la temperatura en que hiervan las neuronas.
Debió verse obligado a la adopción de tal medida por el
nombramiento de su nuevo vicepresidente segundo y conseller para la
Recuperación, Francisco José Gan Pampols, quien, tras cinco años jubilado del
ejército, ha manifestado que tiene, después de una carrera administrativa de 44
años, "unos derechos retributivos consolidados y en la Administración
General del Estado se respetan siempre". Eso es vocación militar. Lo
mismo, aparte de los cien mil euros que va a cobrar, exigirá que le respeten el
abono mensual de la pensión. Y como no va a aceptar directrices políticas en su
gestión –chiquita falta de ignorancia– cuídense los damnificados de que no les
imponga turnos de guardia e imaginarias (vigilancia que se hace por turno
durante la noche en cada dormitorio colectivo: para lo que no fueron al
cuartel).
Era norma –cuando yo era mucho más joven que ahora y
militaba– el no inmiscuirse en asuntos internos de otras formaciones políticas
y respetar aquello de que los trapos sucios se lavan en casa. Lo que dictaba el
sentido común ha saltado por los aires. Dos apuntes que lo corroboran:
La secretaria general del PP, Cuca Gamarra, aseguraba la
pasada semana –antes de la decisión de Lobato– que estaba convencida de que iba
a ser purgado por ser el único que no ha colaborado con la corrupción en las
filas de su partido (PSOE). Qué olvidadiza. Como Alberto. O como MD. Antes de
ellos el mundo no existía. La ETA del 11M o la Gürtel, meros ejemplos, fueron simples
fenómenos atmosféricos adversos. ¿Tendrán algo que declarar Ayuso y Casado al
respecto?
"Si Pedro Sánchez no va a adoptar ninguna decisión este fin de semana, decisión que pasa por retirarse de la Secretaría General y abrir una nueva etapa en España, ya estamos ante una situación sin límite", dijo Alberto Núñez Feijóo, porque “estamos ante la mayor degradación de la política española vivida desde la Constitución del 78". Ya, coño, el conejo me desriscó la perra. En lugar de haber celebrado el congreso en la ciudad hispalense, el PSOE debió pedir prestado cierto edificio reformado de la madrileña calle Génova. Hubiesen tenido más a mano el instrumental para acabar con el oprobio: martillos, papeles con apuntes contables, bar, cenas…
Me temo que tú podrás añadir millares de casuísticas. Aremos con estos bueyes.
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