7 de diciembre de 2024

¿Fango judicial?

 “No pongo la mano en el fuego por nadie. Como se dice, que cada palo aguante su vela. Pero, al igual que muchos ciudadanos, observo con alarma ciertas actuaciones judiciales que parecen más empeñadas en enturbiar la democracia que en impartir justicia. Y estos señores aun pretenden dotarse de un gobierno corporativo al margen de los controles parlamentarios”. (Marco Schwartz)

Esos pocos (¿o son más?) jueces, además, se creen intocables, por arriba del bien y del mal. Y actúan con total impunidad retorciendo las leyes hasta extremos insospechados. Algunas de sus actuaciones, si no rayan la prevaricación, parece que obvian el precepto legal que regula el delito investigado con unas interpretaciones tan subjetivas como surrealistas. Como el alumno que no estando muy puesto en la cuestión preguntada responde con una supina retahíla de incongruencias. Mucha paja, para entendernos. Da la impresión de que se creen a pie juntillas que se hallan arrogados de idéntica infalibilidad a la que la iglesia católica atribuye al Papa desde el Concilio Ecuménico Vaticano I. Cuando Pío IX define el dogma del romano pontífice al hablar ex cathedra. Aunque los católicos son cada vez más escépticos ante los tropiezos verbales de Francisco. Los otros son cada vez menos desde que lo llevan en un carrito.

Todavía sigo preguntándome cómo es posible que un encarcelado por una causa determinada –sea la prisión preventiva o no es lo de menos– puede beneficiarse de una puesta en libertad por cantar cuanto repertorio le vino en gana, pero en otra causa en la que, asimismo, se halla investigado. Ignoraba que en la justicia también existía la teoría de los vasos comunicantes. Y no sé qué tipo de relación pudo hallar un juez –pues no se aportó una sola prueba en las múltiples bombas de racimo arrojadas– entre ambas causas. Lo cierto es que el señor fiscal, quien había concertado la verbena bajo el paraguas de colaboración con la justicia, comunica al otro magistrado –el que lo tenía enchironado– que lo deje en libertad. Pero el espectáculo puede continuar, en sesión gratuita, si el confesor –o cantante– tomara las de Villadiego mandándose a mudar. Y seguro que en caso de darse tal posibilidad, ni jueces ni fiscal implicados acarrearían responsabilidad alguna y achacarían el esperpento a los consabidos fallos del sistema. Manda aquello y parte del otro.

Con tantas derivas, vaivenes y entretenimientos varios, el verdadero delincuente confeso, el que defraudó cientos de miles de euros al erario público, sigue disfrutando de su lujoso ático con una ciudadana no tan particular mientras observa, con general regocijo, cómo  su foco se ha difuminado y, por arte de magia, han surgido múltiples farolillos que, casualmente, iluminan en otras direcciones. Por ello, cuando leo que el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Canarias pide objetividad e imparcialidad a los siete nuevos miembros recientemente elegidos (todos de la asociación Francisco de Vitoria), me dan ciertos recelos porque –así lo entiendo– esa coletilla sobra, ya que tal petición va implícita en el ejercicio del cargo. Y si se hace, ¿será que se sobrentiende que existen desvíos notorios y, casualmente, todos hacia cierta banda del espectro político? ¿Es una eventualidad, acaso, que por parte de ciertos dirigentes –del centro derecha, que define Luis María Ansón al referirse a PP y VOX– se proclamen imputaciones –cuídate Teresa Ribera– que más temprano que tarde acaban cumpliéndose? ¿Tienen hilo directo con salas y tribunales que parecen no ser tan objetivos e imparciales y que abren causas sin el más mínimo soporte y fundamento, que ya algo caerá en la tramitación? Investigación prospectiva la mentan, esa en la que no tienes sospecha de delito, pero decides investigar a ver si encuentras algo porque quieres hacer daño. Y en la ley no caben suposiciones sino hechos indiciariamente delictivos.

Mientras se celebraba el 41º Congreso Federal del PSOE en Sevilla, la secretaria general del PP, Cuca Gamarra, desde la contraprogramación oportuna en Valladolid, sigue echando leña al fuego con “congreso de los imputados, ceremonia de la corrupción, situación de decadencia y corrupción sistémica”. Sabe que el Señor la está castigando y cada vez se le tuerce más la boca, pero ella sigue erre que erre. Qué memorias más olvidadizas. Pero son el caldo de cultivo para los mercenarios de la desinformación y para que algún juez que, casualmente, pasaba por allí acepte pulpo como animal de compañía y… pa´lante.

La interrogante del titular no es mera elucubración. ¿Tanto fango como el de la DANA valenciana? No tengo aún la respuesta, pero cuando contemplo el optimismo popular augurando imputaciones socialistas a mansalva, podría intuir que ya jueces afines tienen preparada la munición. Porque la independencia tan cacareada parece estar cada vez más en entredicho.

Aunque no solo es peligroso el que esté la independencia en tela de juicio, sino que, para más inri, no nos queda la opción de corregir los desaguisados cada cuatro años mediante unas elecciones libres. Como haremos con Sánchez, Mazón y otros muchos. Si al gremio docente debemos presuponerle vocación, confiemos que en el judicial se imponga el que dirija su actuación por las razones que el Derecho le administra y no por aquellas que se deriven de sus formas de pensar y sentir. También las políticas, faltaría más, pero no cuando se enfunden la toga.

¿Es posible? Debe serlo. Y necesario para higienizar este ambiente tan cargado.

Hasta el lunes y disfruten del fin de semana.

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