sábado, 21 de diciembre de 2024

Bulos

Preocupado no, lo siguiente. La proliferación de bulos adquiere tintes alarmantes. Muchos de ellos propalados, incluso, con insultos, blasfemias y vejaciones. No solo en las redes sociales –verdadero caldo de cultivo de noticias falsas– sino que el periodismo tradicional, audiovisual o impreso (y, últimamente, el digital) se ha subido al carro de los despropósitos. Con una sinvergonzonería sin límites. Aunque los políticos –y a los debates parlamentarios aludo– no parecen muy entusiasmados en poner algo de cordura en un mundo cada vez más pirado.

Siendo el asunto lo bastante preocupante como para recapacitar acerca de qué estamos haciendo mal, se riza el rizo en lo que está ocurriendo con algunas secuencias judiciales protagonizadas por magistrados cuya independencia se halla en entredicho. Se habla de las puertas giratorias (hecho de que un alto cargo público se marche a trabajar a una empresa privada, obteniendo beneficio de su anterior ocupación pública y produciendo conflictos de interés entre la esfera pública y la privada, en beneficio propio y en perjuicio del interés público), pero jamás las asociamos a los jueces que asumieron postulados políticos de tendencias bien definidas y marcadas, que retornan a sus puestos en los diferentes estamentos judiciales y se convierten en azotes de quienes fueron sus contrincantes o adversarios en las instituciones públicas. Y no generalizo, no, señora presidenta del CGPJ (y, por ende, del Tribunal Supremo). Como en todas las profesiones. De todo hay en la viña. Pero basarse en recortes de prensa para incoar un sumario, supone, con toda probabilidad, someter durante años al escarnio público a quien se le investiga y cuando décadas después se concluya por instancias superiores que debe archivarse por falta de sustancia, ¿qué, cómo se resarce la honorabilidad del muerto en vida?

Imagínense un momento que me da por publicar esta novedad, aludiendo a que me lo comentó un allegado bien cercano, a saber, el primo segundo del concuño de quien fuera pareja sentimental del hermanastro del sujeto en cuestión:

“En la madrugada del próximo día 28 uno de los tenientes de alcalde del grupo de gobierno (PP) del ayuntamiento realejero procederá a colocar unos calzoncillos largos al guanche de Icod el Alto ante las reiteradas quejas de ciertas parroquianas por lo que ha venido suponiendo un gravísimo atentado contra la moralidad y decoro, máxime cuando el manoseo fotográfico se ha convertido en el pan nuestro de cada día. Y, además, para contentar a los defensores a ultranza del bienestar animal y, por ende, enemigos de todo tipo de maltrato, pondrá al cochinero de pie al lado del mulo porque no hay derecho a que el pobre cuadrúpedo lleve años soportando la pesada carga (aparte de los lechones y raposas) sin que nadie haya movido un dedo para solventar tan salvaje proceder.

Y el día 29, el grupo municipal socialista se hace eco de la primicia y no satisfecho con elevar catorce preguntas y cinco mociones a la consideración del Pleno, se va al juzgado con la fotocopia, o pantallazo, de la publicación en Pepillo y Juanillo, a denunciar el hecho. Luego, los cinco ediles se echarían unas perras de vino con un cacho de carne en cualquier guachinche. Y a los postres (quesillo de la casa) se frotarán las manos con una sonrisa de oreja a oreja ante la inminente caída de Adolfo, verdadero culpable del delito patrimonial”.

¿Un despropósito, no? Pues están ocurriendo situaciones similares. Y algunos encargados de velar por el cumplimiento de las leyes se prestan a estos peligrosos juegos. Son los que se creen intocables y por ello existen actuaciones que chirrían demasiado. Y doña Isabel Perelló tampoco debería generalizar y escudar a todo el poder judicial bajo el paraguas de la desmedida protección. Porque existen sujetos que no la merecen. Y la crítica debe ser asumida en aquellos flagrantes casos en que el retorcimiento de los textos legales no se sostiene ni con chinchetas.

Soy consciente de que el sentido humorístico anterior denota una falsedad más que evidente, por lo que no se prestará el bulo a confusión de mis escasos lectores. Pero como mañana me tocará el Gordo (llevo muchísimos años en que solo compro dos décimos que comparto con mis hermanos –uno– y con otros tres maestros –el otro–) lo mismo me entusiasmo y encauzo (que no encauso) el blog hacia el más atractivo campo de las fake news.

Hasta el lunes.

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