viernes, 27 de diciembre de 2024

Credibilidad bajo mínimos

Últimos coletazos de este 2024 y ni el espíritu navideño fue capaz de recomponer el mosaico político. Se han empeñado nuestros representantes en que el deterioro, cuando no el descrédito, campe a sus anchas. Ni siquiera el Gordo fue capaz de tapar tanto agujero.

Mañana es 28, Día de los Inocentes. Y ojalá fuese una broma esta crónica de hoy. Que se disimularía con esbozar una sonrisa y manifestar que no será para tanto. Pero los hechos son tozudos y los ejemplos demasiado significativos. Se enquistan posturas y el diálogo brilla por su ausencia. El desapego es galopante.

Comparece el ministro del Interior en el Congreso de los Diputados, a petición del grupo popular, para dar cuenta de la gestión habida en la reciente, triste y desgraciada dana de Valencia, y cuando estaba en el uso de la palabra, los diputados del PP se ausentan porque era mucho más importante la comida navideña de su partido. Y lo mismo Ayuso se enfadaba. Así que dejaron a Marlaska hablándole a los bancos vacíos, mientras ellos daban buena cuenta del ágape. Saben que están en entredicho por su escasa dedicación al trabajo, por el que bien cobran (martes a jueves, y solo en masa cuando intervienen los jefes, porque hay que jalear, aplaudir e insultar, según proceda), y no tienen el más mínimo recato en brindarnos estas imágenes que tanto dañan su ya escasa credibilidad.

Entiendo que no se necesitan espejuelos para ver cómo las reiteradas, y variadas, excusas del PP para evitar el reparto de los menores inmigrantes acogidos en Canarias siguen dilatando una reforma legal que contemple la obligatoriedad del amparo de las diferentes comunidades autónomas. Se ha utilizado todo tipo de subterfugios porque cualquier motivo vale para que el malvado de Pedro Sánchez abandone La Moncloa. Mientras, el presidente Clavijo se harta de repartir culpas, sin que se le haya atisbado el más mínimo reproche al que se sienta a su lado. Algo le deberá. Cuando Barragán dijo hace poco que el PP no ha estado a la altura, ¿a quién aludía el majorero? ¿A un ente abstracto sin nombre ni apellidos? Cuando el presidente nacional recordó a Cristina Valido cuál era la conformación del gobierno regional, poco tardó la dirigencia popular madrileña en enviar un añadido en su manual de instrucciones para que desde Canarias se alzara la voz acudiendo a todos los medios de comunicación y gritar bien alto que el PSOE se quiere cargar a Domínguez. ¿Se habrán dado cuenta, siquiera inconscientemente, de su vacuidad y le auxilian para reflotarlo? ¿Se percataron de sus orígenes y han enviado botellas de oxígeno para que pueda combatir el terrible dilema por el que pasa? De verdad, siento vergüenza ajena. Y como realejero, mucho más. Y no es, desgraciadamente, tal y como antes señalé, una inocentada. Debe ser una extraña manera de entender el espíritu navideño.

Añadan otros dos espectáculos ¿circenses? Los habidos en Las Cortes (Castilla y León) y en Les Corts (Comunidad de Valencia). En el primer caso se votaba la terna de magistrados, propuesta del PP, para cubrir una plaza vacante en el Tribunal Superior de Justicia. Copio literalmente: Según interpretaban el Partido Popular y el presidente de las Cortes de Castilla y León, Carlos Pollán (Vox), era suficiente con que una terna sacara más votos que la otra para salir adelante. Pero como solo el PP había registrado una propuesta, saldría adelante independientemente de los votos que obtuviera. Y me pregunto, no si cierta ingenuidad, que si esta aclaración es pertinente, ¿para qué la votación? Que, finalmente, se produjo y hubo más votos negativos que afirmativos (35 frente a 31). Por lo que armose, obviamente, la marimorena y el rifirrafe no se hizo esperar. El gallinero se sublevó y las pelotas sobrevolaron todos los tejados. ¿Cómo es posible que con más rechazos que adhesiones una propuesta pueda salir adelante? ¿Qué ejemplo para una ciudadanía que contempla atónita cómo se multiplican los esperpentos? ¿Hasta cuándo debemos seguir soportando esta ineptitud?

En Valencia, tres cuartos de lo mismo. O parecido. Todavía debe circular por Internet el vídeo del pasatiempo. Porque para ellos, a buen seguro, lo es. Y se mostrarán orgullosos de su buen hacer. Comparecía Mazón a dar explicaciones –a buenas horas mangas verdes– y no le dio tiempo para la consabida descarga de responsabilidades en quien tú sabes, porque la escandalera demandando su dimisión adquirió un índice elevadísimo de decibelios. La imposibilidad de que la presidenta, María de los Llanos Massó Linares, también de Vox, pudiese controlar el desaguisado posibilitó el que se tuviese que suspender la sesión. Se demuestra el nivel del personal y el respeto institucional que a todo cargo público se le presupone.

Creo que el CIS, en el próximo sondeo, debería limitarse a preguntar: ¿Usted piensa ir a votar?

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