domingo, 29 de diciembre de 2024

¿Quién los tiene más grandes?

Que un día de estos el mundo se va al carajo ya no constituye una novedad. El juego de las guerras convencionales se les ha quedado corto a ciertos dirigentes. Vladimir Putin ha retado a Donald Trump para dilucidar quién los tiene más grandes. Los misiles, malpensado. Una nueva modalidad de duelo. Pero no a la antigua usanza. Yo te lanzo uno de los míos, dijo el ruso, y a ver qué pasa. Debe tener tanta seguridad en la eficacia destructiva de su artefacto que no temerá, bien repotiado en el Kremlin, a que el magnate estadounidense pueda devolverle la jugada. Y así se entretienen ellos. ¿Y no sería mejor, machotes, que dieran tres pasos en sentido contrario, pistola en ristre, y se dispararan, a la señal convenida, una buena bala de punta hueca entre ceja y ceja? Bien en un cayo de Florida, bien en la estepa siberiana. Porque si tan seguros están de sus argumentos, diluciden diferencias en particular y déjennos tranquilos. Son como los niños de antaño el Día de Reyes con sus pistolas de mixto. O como los forajidos del Far West con su colt 45, que en vez de 6 cartuchos disparan más que cualquier ametralladora en todas las películas que repite hasta la saciedad Real Madrid TV. Y lo mismo se suma al entretenimiento el norcoreano Kim Jong-un, ese sonriente gordito que se priva por lanzar los suyos.

Te confieso un secreto. Hace unos días cumplí años. Y me negué a las fotos de rigor. Tampoco nada de mensajes de WhatsApp. No quiero que me feliciten por si buscan un trasfondo en el texto. Puede que haya algún juez sin nada que hacer y busque cualquier relación con Aldama, Koldo o Begoña. Así que llevo una temporada con el móvil apagado. Con lo tranquilo que yo vivía sin él, quién me habrá mandado a cambiar de opinión y entrar por el aro. Cuando salgo a caminar, no me cruzo con nadie. Por si acaso. Voy zigzagueando que parezco borracho perdido o alcohólico conocido. Aunque estoy pensando quedarme encerrado en casa. Tengo miedo a tropezarme con MAR, el que califica a Sánchez de corrupto y dictador. Así, sin más. Sin anestesia. Y cuídate, Teresa Ribera, flamante comisaria europea, porque ya el PP español (no el europeo que te nombró) adelantó que tendrás que ir a declarar por corrupción. ¿Aviso a navegantes? Y como el gallego ya ha comenzado a hablar catalán en la intimidad… Estoy de los nervios. Porque en esta permanente disputa por comprobar quién los tiene más grandes (los exabruptos), las salpicaduras de los efectos colaterales pueden causar estragos.

La Consejería de Educación ha presentado su plan de infraestructuras (2024-2035) con una dotación económica de 235 millones de euros. Son once años. Mucho tiempo. Y como todo sube. En suma, una poquedad. Porque Casimiro –que seguirá ahí como el dinosaurio de Monterroso– los tiene más grandes. Sus presupuestos superan esas nimiedades. Y no los suyos propios del cabildo gomero, sino los que ordeña de la teta autonómica. Ahora mismo, aparte de la nueva vía de acceso al hospital, y que ya te he comentado en anteriores entregas (unos treinta millones, grosso modo), se halla embarcado en otro proyecto (solo 18 millones) para enlazar La Lomada (La Gallarda) con la zona de El Clavo y la playa de Avalos. Así los gomeros, ya que el centro de talasoterapia de Hermigua resultó un fiasco, tendrán la oportunidad de ir al spa del Hotel Bancal, donde, a buen seguro, disfrutarán de suculentos descuentos –si no es gratuito, como los entierros– ya que esa importante cantidad no viene a solucionar nada. No se justifica tal inversión, salvo que los clientes del hotel lleguen a su destino dos minutos antes. Bueno, quizás puedan beneficiarse igualmente los pobres animales que llevan al matadero insular y les acortan el sufrimiento unos 60 segundos. O lo mismo, vaya usted a saber, se tiene previsto urbanizar Avalos, para luego, desde ahí, excavar un túnel hasta Puntallana y evitar los desprendimientos de la pista existente, no sea que le caiga una piedra a Curbelo en uno de sus paseos y se corte la lluvia de millones. Porque no atisbo heredero o heredera que los tenga…

Volveré el martes y despediremos 2024. Pienso hacer una fiesta en casa y el grupo de gobierno del ayuntamiento de mi pueblo –en peso, con asesores y cargos de confianza– ha confirmado su presencia. Pero no haremos fotos ni vídeos. Por si acaso. Eso sí, fuegos artificiales a destajo. 

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