No son buenos momentos para el periodismo. Abundan los
plumíferos cachanchanes y los terroristas de las ondas. A los que ni siquiera
molestan las sanciones económicas derivadas de procedimientos judiciales, porque
siempre habrá paganinis que carguen con el mochuelo a cambio de que las
diatribas e improperios continúen. Y a aquellos que ejercen la labor que se les
presupone encomendada –comunicar libremente información veraz– les cae arriba
el peso de… los golfos que añoran con poner mordazas. Me explico. O lo intento,
al menos:
Un ciudadano particular, Alberto González Amador, que
casualmente es novio de una presidenta autonómica, se encuentra en los tiempos
álgidos de las denuncias. O alguien le está pagando los honorarios del abogado
o debe poseer dinero más que suficiente para correr con las minutas. Incluso,
me atrevería, para pagar lo que le debe a Hacienda y acabar de una vez con este
melodrama. Porque fue él quien reconoció al menos dos delitos fiscales, cuya
suma asciende a unos buenos cuantos cientos de miles de euros. Y eso –cualquier
diccionario al uso lo ratifica– significa que es un defraudador confeso.
Pues viene a resultar que el susodicho considera que
llamarlo “autor confeso de fraude fiscal” es motivo más que suficiente para
interponer una querella por injurias y calumnias. Pues menos mal que no me lee –no
creo que Manolo vaya con el cuento a Isabel Natividad– que si no doy con mis
huesos en un duro catre de viento. Varios son los profesionales que han sido
instados a un acto previo de conciliación porque se atrevieron en el programa
La Noche, del Canal 24 horas, a calificarlo de tal guisa. Que viene a ser –es un
símil– como si llamásemos merdellón al que no se ha aseado en los últimos cinco
años. En fin, estamos alcanzado unos extremos en los que la Justicia se pone en
su sitio o estaremos abocados a seguir siendo un país de pandereta.
En la ilustración gráfica de hoy observamos dos características
fundamentales: la ausencia de representantes de Vox y la presencia de un
infiltrado. Que la formación política ultraderechista no quiere ver a los
negros ni en pintura no constituye una novedad. Pero lo manifiestan
abiertamente, sin tapujos. Lo de Manuel Domínguez no tiene nombre. Ahí lo
tienen en la foto, adhiriéndose a la propuesta del reparto de los menores
inmigrantes. Dibujando en su cara una sonrisa más falsa que una moneda de tres
euros. Yendo, incluso, a Madrid para escenificar el mayor esperpento jamás
vivido en Canarias. Vamos, cantemos, somos ocho sobre…
Por ello, cuando Barragán suelta esta perla: “El PP no ha
estado a la altura”, ¿a qué se refiere? Porque Clavijo, no ha tanto, defendió
al carajito (¿o prefieren chamo?) pues estaba dando el callo y poniendo toda la
carne en el asador. Qué ingenuidad la de CC. ¿Es que, acaso, los azules de aquí
son diferentes a los charranes peninsulares? Sí, y los de mi pueblo son
socialdemócratas. También estaban en contra de leyes como la del aborto, la del
divorcio o la del matrimonio igualitario. Pues no está en condiciones el
venezolano de darnos lecciones.
“El papel de Rivero está siendo determinante. Se ha fijado
el objetivo de no dejar morir al club y hacerle un último servicio”. Así lo leí
y así lo reflejo. Aunque más parece una esquela, o una despedida, que la
exaltación de un virtud. Porque mucho habrá que cambiar en el Club Deportivo
para que la situación se revierta. Y no vislumbro a Paulino con los ánimos
suficientes como para darle la vuelta a la penosa clasificación. Hasta
Concepción se muestra reacio. Cuando vendió a Garrido dejó estipulados
generosos dispendios por si el Tenerife ascendía. Pues sí, como Islas Airways.
Y al de El Sauzal se le está poniendo la cara del palmero. Irradia una alegría
que te cambas. Regocijo que transmite a la plantilla –eminentemente canaria y
que siente los colores como algo propio– y lo que está a la vista…
[Nota aclaratoria: Como tuve un compromiso que cumplir durante el fin de semana, los párrafos anteriores fueron redactados, y programados, el jueves 12. Si el viernes cambió el panorama, tras la reunión en Cantabria, con respecto a la situación de los menores inmigrantes, te prometo que el martes me afilio al PP]
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