sábado, 18 de enero de 2025

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Hoy, 18 de enero, estoy –estamos– de cumpleaños. Aunque las décimas llevan las fechas de los dos días anteriores, las exigencias del guion –entrada del blog– conducen a esta publicación para continuar con la secuencia establecida en un principio.

Jueves, 16-01-25

Hago un alto en el camino, / pues toca felicitar / a quien le quiso brindar / el apoyo a este vecino. / Navegando hacia el destino / continúan en la brega / y mientras tanto este llega, / siguen sumando aventuras, / la una con sus costuras, / el otro con copia y pega.

Comenzaron en el Puerto / allá en el setenta y tres / y a La Orotava después, / en San Antonio, por cierto. / Se retorna a La Longuera / para cumplir otra etapa, / mas nos quedaba en el mapa / el domicilio actual, / los que hacen en total / un montón, mi gente guapa.

Como el título no engaña, / y en las siguientes confirmo, / pongo el cuño y luego firmo / que va buena la campaña. / Seguiremos dando caña / mientras el cuerpo responda, / y a ti, que me estás leyendo, / la copa ya estás cogiendo / que yo pagaré esta ronda.

Viernes, 17-01-25

Ya suman cincuenta y dos / del juntamiento feliz / y aunque no hubo perdiz, / sí nos tiraron arroz. / Con sus contras y sus pros / continuamos bregando, / por la vida trajinando / mientras el cuerpo resista / y la ilusión que persista / para seguir avanzando.

La boda se celebró / allá por La Gorvorana, / y grito de mala gana: / ¡quién coño la abandonó! / Menos mal que se cuidó / el entorno de la ermita, / pues el resto nos invita / a proferir maldiciones, / solo existen nubarrones / y desazón infinita.

¿Dónde estás, ayuntamiento, / que obvias el patrimonio / como si fuera el demonio / con deterioro en aumento? / Si no lo digo reviento, / don Adolfo y compañía, / sigan fiestas y alegría / en mi pueblo aborregado, / que por un tío flipado / el futuro no chirría.

Ante mí una disyuntiva: / por un lado estoy contento, / pues recuerdo aquel momento / que arrancó la comitiva. / La visión retrospectiva / de momento tan crucial, / me vale de firme aval / para afianzar convicciones, / dejando las omisiones / del lado institucional.

A modo de conclusión:

Echo la vista atrás y pienso que cincuenta y dos son… un montón. Y si retrocedo aún más atrás, a La Gorvorana –mi Gorvorana– no puedo, ni debo, dejar pasar la ocasión para mostrar mi profundo enfado por la situación actual. Con un deterioro que raya el escándalo. Y si recuerdo que este grupo de gobierno debió renunciar a dos millones de euros –que se dice fácil– por no haber hecho los deberes a los que se había comprometido cuando solicitó la subvención, estará conmigo cualquier persona sensible que despotricar vehementemente quizá se quede corto. Una omisión que el pueblo –mi pueblo– ha obviado pasando página de una manera tan alegre como desgraciada. Con fiestas tiene bastante alimento. Cuánta pobreza mental, que del cuerpo, parece, va bien servido. Por ello, una celebración agridulce.

Hasta dentro de dos días y mil gracias por seguir ahí.

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