18 de mayo de 2025

Mayor, sí, pero con tino

Tanto trabajo, tanto esfuerzo, tanta experiencia ¿y te dejas utilizar? ¿Para eso luchaste por las libertades?

Viernes, 16-05-25

El que seamos mayores / no debe significar / que te dejes manejar / como quien sufre dolores. / Porque somos los amores / de todos los gobernantes, / nos persiguen bien tunantes / vendiendo la mercancía, / ya que el cargo siempre ansía / palmaditas bien constantes.

Como nos quieren sumisos, / se impone el yo te regalo; / a cambio, no seas malo / o te doy en los totizos. / Las trazas no tienen visos / de que haya otra manera, / pues ni está ni se le espera; / así que el edil aprovecha / para elegir bien la fecha / de tenernos a su vera.

Al político de turno / solo interesa tu voto, / quiere venderte la moto / con el clásico embadurno. / Hasta en ataque nocturno / te asaltará sin recato / y apenas le basta un rato / para en un viaje embarcarte, / sin que debas preocuparte / por si te diera algún flato.

Se manejan los dineros / en función de si me renta, / porque el negocio se asienta / sin que nadie ponga peros. / Aquellos grupos sinceros / que fijan sus objetivos / alejados de motivos / que dependan del “ayún”, / no se comerán algún / rosco por hacer de chivos.

Hoy disfruta cada edil / de una partida exclusiva / donde a su criterio estriba / el gastarse cien o mil. / Y desde mayo hasta abril / se impone la propaganda, / para eso aquel que manda / dispone de los caudales, / los más seguros avales / para seguir de parranda.

Siendo el pueblo con más fiestas, / para qué romperse el coco, / vivo bien y me hago el loco, / no necesito otras gestas. / El jugar a las apuestas / del mucho planificar, / dolores me pueden dar / por la falta de consenso, / incluso, a veces, lo pienso, / puede el pueblo protestar.

Y la boca se les llena / con esta utilización, / no perdiendo la ocasión / para seguir en escena. / Es la imagen más obscena / el valerse de los viejos, / como los viles manejos / en el Día del Trabajo, / donde Curbelo a  destajo / los emplea sin complejos.

Seas Juan o Macarena, / Fidelina o Sebastián, / todos ellos siempre van / a culminar la faena. / Me entra una horrible pena / ir contando borreguitos, / que van disciplinaditos / detrás del tótem sagrado; / no es imagen de mi agrado / el contemplarlos ahítos.

Sábado, 17-05-25

Cuando voy a caminar / –casi siempre que yo puedo– / asombradito me quedo / por la forma de aparcar. / Lo deberé denunciar / porque es mi obligación, / ya está bien de vacilón / sin que nadie el freno ponga: / ¿ni un policía se alonga / y denuncia con sanción?

Yo no quiero renunciar / a transitar por la acera / porque es esta  la manera / de civismo demostrar. / Quien debiera regular / este penoso dilema, / pasa dos huevos del tema / y mira para otro lado, / mientras que tú, jeringado, / deberás echarle flema.

No sé si el opositor / hace ver al gobernante / que no parece elegante / ver por la calle a un mayor. / Y lo que es aún peor, / que pase algún despistado / y se lo lleve montado / en el capó del fotingo, / porque algún señoritingo / de la acera lo ha bajado.

El día que a mí me trinque / un coche por tal razón, / me compraré un buen bastón / para que el alcalde brinque. / Cuando la rodilla hinque / de la tremenda paliza, / seguro que me desliza / una pronta solución: / deja algún cargo, huevón, / y mi salud garantiza.

La calle Carpintería, / que se encuentra en San Jerónimo, / del atrabanco es sinónimo / por lo mucho que chirría. / Allí el coche se cogía, / estimado don Linares, / todos aquellos lugares / al peatón reservados, / dejándonos abocados / a coger por otros lares.

A modo de conclusión:

Ay, señor, fuerte dolor de cabeza. ¿Mayor? Sí, pero con tino. Hasta que un coche me trinque.

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