Parece estar
de moda el que los asuntos mundanos se debatan cada día más en las denominadas
redes sociales. Y los políticos –no iban a ser menos– se suben al carro con una
alegría digna de enmarcar. Uno, que quemó pestañas en el sector de la educación
y la enseñanza, por este orden, que intentó ser fiel a los principios
ortográficos, rogaría a los mentados próceres de la patria sean mucho más
comedidos en sus aventuras literarias porque las patadas al diccionario siguen
marcando improntas. Se me alegará –para todo hay respuesta o vuelta para el
duro– que en Facebook, Twitter y demás las licencias están avaladas por los
modismos. Et une merde. No me da la
realísima gana de que toda una autoridad –desde el último de los concejales del
pueblo más pequeño de España hasta el mismísimo Mariano– dé esos lamentables
espectáculos que ponen de manifiesto su altísima capacidad para ostentar
tamañas responsabilidades. La ironía sí la permito.
Ante la
propuesta de los socialistas realejeros para que se instituyera la celebración
de ceremonias civiles en el Consistorio, al alcalde, el popular Manuel
Domínguez, no se le ocurre mayor ‘gracia’ que colgar en su muro el recorte de
la prensa que se había hecho eco de tal iniciativa. Y dio comienzo, obviamente,
el amplísimo debate, de profundidad y calado, acerca del particular. Cada cual
esgrimió toda su capacidad neuronal, lo que dejó asombrado al 0,05% de la
población de esta villa norteña. Por supuesto, Manolo, tras su inicial ‘sin
comentarios’, no se definió, sino dejó que las fieras se despedazaran. Me
imagino que por su magín cruzó la malévola idea de, con tales basas feisbuccianas, tener suficientes
argumentos para atacar en la sesión plenaria en la que sería debatida la
moción.
Bien pudieron
todos elaborar un listado de los ayuntamientos del país donde tal ceremonia se
celebra. Y desde hace bastantes años. De todos los signos políticos. En la Comunidad Valencia
–pepera por los cuatro costados– hay
un número bastante significativo. Y es mero ejemplo, como siempre aclaro. Aquí
en Canarias, creo que fue Ingenio (¿quiénes gobiernan allí ahora?) el pionero.
Y tanto que lo sé. Hace casi cuatro años (7 de febrero de 2009), una familia
realejera se trasladó a la población grancanaria para un acto similar. Y en un
libro titulado ‘Sodero’, en cuyo patrocinio colaboró el ayuntamiento de Los
Realejos, se hallan incluidas unas décimas (página 78) en una composición
titulada “Bienvenida, ciudadana”. Concédanme la licencia de reproducir una de
ellas:
Mis elogios,
ciudadana,
te toca tejer futuro,
pues solo bregando
duro
el respeto bien se
gana.
Igualdad para el
mañana
y libertad de
horizonte,
que desde el mar
hasta el monte
haya concordia y
entente,
para que siempre la
gente
con
optimismo lo afronte.
Puede que el
PSOE no lo haya sabido explicar bien. No lo sé. Últimamente no son un dechado
de virtudes a la hora de conectar con
los ciudadanos, sobre todo en esferas autonómicas y nacionales (federales, se
llamaba antes). Pero mucho más grave me parece ese raro don de la oportunidad
del que aspira aprovecharse el PP. También el de este pueblo, al que cada vez
le va quedando más ancha la mayoría absoluta que se le otorgó en 2011. Y que
poco a poco van dibujando enormes dosis de falsedad, cinismo y descaro en sus
planteamientos. Porque pretender hacer de este acto –y lo conozco al respecto y
manifiesto que el celebrado en Ingenio fue una ceremonia cargada de profunda
emotividad y sin connotaciones de ningún tipo; y vaya que allí presentes se
hallaban personas preñadas de religiosidad, católica, por más señas, hasta el
tuétano– una disputa entre creyentes y los que no quieren saber del tema, o
pasan olímpicamente, constituye una aberración sin parangón.
Son los
mismos que despotrican, ponen el grito en el cielo (con minúscula) ante
determinadas leyes, incluso las recurren, y luego no tienen recato alguno en
aprovecharlas cuando les conviene. Hablamos –escribimos– de divorcios, abortos,
parejas homosexuales… ¿A qué jugamos falsos e hipócritas? ¿Me convierto en otro
Jesús y comienzo a dar latigazos para echarlos del templo? No creo menester
poner ejemplos. Pero si les apetece, lo hago, sin mayores inconvenientes.
Podemos empezar en Asturias y finalizar en la Villa de Viera. Este rebenque de la platanera, y
responsable de estas líneas, al que la vida ha transformado hasta el ateísmo
total, se casó hace cuarenta años por la iglesia católica, apostólica y romana.
Pues, a pesar de los pesares, no se me ha ocurrido ir a romper el contrato.
Otros, y bien cercanos y significativos, que siguen siendo fieles practicantes,
de golpes en el pecho, que abominan contra esas leyes ‘socialistas’ que suponen
pecado y perversión, no se recatan lo más mínimo en coger el camino de atrás
mandando los sacrosantos conceptos de familia, amor, deber, obligación, hasta
que la muerte nos separe… para cierto sitio. ¿Ubico fotografías? Reitero, ¿a
qué jugamos?
Cierto es lo
que manifiestan si no hay cosas más importantes que resolver. Claro que sí.
Pero el afer que nos atañe, no solo no hubiese producido perjuicio alguno al
ayuntamiento, sino que, percátense si llego lejos dado el afán recaudatorio
vigente, podría ser otra fuente de ingresos, pues en la ordenanza a elaborar
para su regulación se fijaría la tasa pertinente. Y en vez de caer en
incongruencias sin sostén, la pudieron establecer bien elevada. De tal suerte,
los padres los seguirían llevando a la iglesia porque la ‘voluntad’ allí
exigida sería mucho menor. Con lo que la costumbre y la tradición, cuando no
novelería (que no religiosidad), seguirían gozando de gran ventaja.
Mezclar
churras con merinas no parece conveniente. Y a todos aquellos que creen ver en
esto un bautismo paralelo, una competencia desleal, una falta de respeto y
otras lindezas varias, pregunto ingenuamente para qué demonios (con perdón por
osar mentar a semejante individuo) bautizan el coche en Candelaria, un edificio
en el polígono tal o cual, un barco en el muelle, un avión en Los Rodeos… Y
jamás he observado que el cura oficiante deje de poner la mano o alegar que
aquello es una machangada que ofende el primer sacramento que aprendí en mis
tiempos mozos cuando nos hacían estudiar el catecismo. Lo mismito que cuando le
dan la comunión a los que, y bien lo saben ellos, viven en pecado mortal (de
necesidad).
Falsos, que
son unos falsos. En la vida, y más en la política, hay que ser consecuentes. De
puertas afuera y de puertas adentro. No todo queda redimido con el precepto
dominical. Que son capaces de romperse una costilla, como si ese que dicen vive
arriba (vete a saber dónde) fuera ignorantón perdido. Para lo que les interesa
es todopoderoso; para lo que no, que se tape ojos y oídos. Ahora que Gallardón
anda con el machuca y limpia, sería conveniente que todos los afiliados del PP
que ostenten la condición de divorciados, separados, arrejuntados (de hecho o de derecho, de idéntico o diferente sexo),
nacidos por un desliz y toda la variopinta casuística, en consonancia con sus
propias directrices y creencias, volvieran a la posición original, al seno…
¿Al seno? Y
al coseno, pasando por la tangente y el logaritmo neperiano del número de Euler.
Falsos, que son unos falsos. Lo reitero por si no quedó claro antes.
Excelente!!!!
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