Ayer escribí
del Puerto. Y de Florencio Sosa. Quien fuera alcalde portuense allá por la
década de los treinta del pasado siglo. Antes de la guerra incivil. Te
recomiendo, si te parece, que busques en este blog (ve a la columna de la
derecha, en el apartado Archivo del blog) los meses de diciembre de 2011, así
como enero, febrero y marzo de 2012, donde hallarás unas amplias reseñas de
este maestro de escuela y político, que tanto tuvo que ver con el nacimiento de
la Sociedad Valle
de Taoro, del barrio de Las Dehesas, allá por el mes de abril de 1922.
También ayer,
tras la lectura de la prensa, me quedé bien ‘alimentado’ con dos artículos de
opinión que vieron la luz en Diario de Avisos. El primero, firmado por Juan
Henríquez y titulado Va por Pedro Zerolo.
Al político
tinerfeño, socialista y afincado en Madrid, lo escuché por primera vez cuando
se ubicó el busto de don Antonio González, su tío, en la Avenida de Canarias,
frente a los dos institutos. Luego, años más tarde, en el local de la Asociación de Vecinos
de La Carrera. En
ambas ocasiones quedé gratamente sorprendido por su claridad de ideas y la
exposición de los temas con un verbo fácil y cercano. Al pan, pan, y al vino,
vino, que diríamos coloquialmente. Y desde la lejanía de un blog pueblerino, me
sumo a los buenos deseos del columnista reseñado para que la recuperación de
Pedro sea una pronta realidad.
El segundo,
de María Fresno (No eres del Puerto si no…), quien, echando mano del tan extendido
sonsonete que ha inundado las redes sociales, nos hace un recorrido por la
otrora Ciudad Turística, por el otrora motor del Norte. Y volvieron nítidos los
pareceres de los que estuvimos de amena charla el día anterior en el lugar que
ya te dejé reseñado en el post precedente. Porque en el grupo había gente que trabajaba
en hostelería. Desde ha bastante. Décadas. Que han visto cómo entre todos hemos
ido matando la gallina de los huevos de oro. Hasta llegar a la situación actual
en la que por 20 euros se malvende un producto que lo fue todo. Y con cargar
tintas en los touroperadores, problema resuelto. Escondo la cabeza o, como mal
menor, miro para otro lado.
Aquellos que
disponemos de la ventaja de poder echar la vista atrás porque la carga de los
años nos vale de experiencia, nos percatamos de los múltiples errores, de las variadas
piedras en las que hemos ido tropezando. Pero lo curioso es que los
planteamientos de ahora mismo no difieren en gran medida de los que se
argumentaban décadas atrás. Y de qué nos vamos a extrañar si Marcos Brito ya
era el concejal del distrito Punta Brava- Dehesas cuando el casino celebró sus
Bodas de Oro (1972).
Triste y
lamentable es el aspecto que Puerto de la Cruz vende. Un ayuntamiento hipotecado, tanto en
lo económico como en la gestión política, no es capaz de resolver las múltiples
carencias de una ciudad cuyos alojamientos hoteleros se han desfasado y
subsisten con remiendos y parches. Y cuando uno (pongamos el Valle Mar) acomete
una reforma integral, bien prestos acuden los populares a contarnos lo bien que
vamos, el avance incontenible y la visita masiva de los chancletas de turno.
Qué digo, inversores de Dubái con petrodólares en mano.
Imagínate tú,
me comentaba cierto amigo hace unas semanas, que a Loro Parque le ocurra algo y
deba cerrar sus puertas una temporada. El Puerto no puede seguir compitiendo
con el Sur, o con otros destinos como Lanzarote o Fuerteventura, pretendiendo
utilizar las mismas armas que ellos. Porque no las tenemos y hay que explotar
otros recursos. Que sí están, pero no los hemos sabido utilizar.
Sobran políticos
y escasean gestores. Y parece que ambas facetas están reñidas. Al menos en
Puerto de la Cruz
son muy contados los ejemplos de aquellos que han sabido conjugar tan nobles
ocupaciones. Dicen que la cara es el espejo del alma. Se reitera hasta la saciedad
que una imagen vale más que mil palabras.
En la mencionada
comparecencia de Ledesma (voz cantante y apuesta de Domínguez) y los suyos
(desayuno informativo) pudimos captar algunos detalles:
Ahí tienen
(en la foto) a Luis Miguel pensando que en dónde demonios habría dejado el
móvil. Cuando le tocó el turno de palabra, soltó otra de sus lindezas y nos
expuso los muchos recortes habidos en los gastos que afectaban el
funcionamiento del ayuntamiento. Sería para no contrariar a Lope, quien se
había referido igualmente al ahorro considerable en las arcas públicas. Hasta
la concejala lo dejó claro cuando nos contó los esfuerzos para acabar con la
turbidez. Y lo mejor, a partir de septiembre, el plan de empleo social. Antes
de nosotros, para rematar, “encefalografía plana”. Lo mismo estaba aludiendo
Sebastián (que no es el chucho de Valle Gran Rey) al mismísimo Marcos Brito. O
a Eva Navarro, exiliada en el Islote de Hilario.
Como no
quiero pensar que sean tan tontos, solo se me ocurre una explicación más o menos
lógica. Y es que en estos últimos años todos los que ocupan cargo público en el
Consistorio de El Penitente se vuelven sordos y ciegos. Y la supresión de estos
dos sentidos guarda proporción directa con el incremento de los otros tres:
hablan por los codos (pura paja) con un gran olfato del entorno (colectores
rotos incluidos), todo lo que tocan lo desarman (tacto exquisito) y se gustan
hasta decir basta.
En 2034 –lo
mismo yo no lo veré– Marcos, Ledesma, Sandra y otros (los mismos) convocarán
una rueda de prensa, esta vez conjunta, en lo alto del Peñón (todos mirando al
noreste, por donde se aproximarán Rivero y Alonso con una colchoneta hinchable
al hombro)…
Nuestra
realidad suele ser la realidad. La de cada esquina, cada rincón. La de
conversaciones, tropiezos, encuentros. Su realidad es un ente abstracto, una
ilusión perentoria, un sainete, una ópera bufa. Y en el choque de ambas, ellos
siempre salen ilesos.
Mientras,
batimos récords de visitantes. De lo que nos alegramos. Aunque el paro siga
disparado. ¿Todo incluido? Ya estás otra vez falseando la realidad. Mañana es
jueves. Hasta entonces.
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