Canta mi
nieto (3 años) que por la calle pa´bajo va una gallina. El resto, ya sabes. Y
cada vez que contemplo esas maravillosas fotos con las que ya no nos sorprenden
los mandatarios realejeros –y las que restan aún– se establece la oportuna
asociación de ideas y entono, a la par que Manolo, Adolfo, Francisco, Manuel,
Domingo, Benito y Juan Carlos (lo siento, pero a Noelia, Sandra, Blancanieves e
Isa no suelo verlas en este tipo de instantáneas gráficas; debe ser un trabajo
muy duro y ya se sabe que los populares creen a pie juntillas en lo de la
igualdad de oportunidades), la melodía de marras. Y nos acompañamos con el
sonsonete de las pocas alcantarillas existentes. Escasas, eso sí, mas bien
afinadas. En si bemol. O sí, mi amol,
versión cubana. Lo pasemos más bien,
cómo lo pasemos. Y ya que estemos, entremos y nos acomodemos. Comencemos:
Como hoy es
martes y trece, nada mejor para los vaticinios. Y como te considero
inteligente, mucho más que yo, habrás observado que mientras todas las
formaciones políticas (incluso las que no lo eran pero ya lo son) han elegido
sus candidatos para estas inmediatas confrontaciones electorales, el partido
popular sigue deshojando la margarita. O las magarzas, para darle un toque más
autóctono. Como no se espabilen, se van a quedar sin pétalos.
No es que
duden gran cosa de los candidatos. Ya se sabe que siempre aparecen. Aunque a
muchos jóvenes (algunos exalumnos en la lista) les hayan propinado dos patadas
en el culo por ponerse a hacer sombra. Mucho más en estos tiempos de penurias
en los empleos. Estado que iban a corregir y que a peor la mejoría. Es que se
les reproduce el mal que llevó a los socialistas a las cotas más bajas de la
historia democrática en este país. Recuerden que los avatares de Zapatero
condujeron al PSOE a una derrota sin paliativos.
Las andanzas
(dos pasos pa´lante, dos pasos pa´trás) de Rajoy han llevado al PP a tal
encrucijada que este próximo termómetro mayero va a marcar, y mucho, el camino
hasta las generales de fin de año. O lo mismo se puede apurar el particular
hasta los comienzos del 2016. Y así en las comunidades autónomas que haya cita,
como en los miles de ayuntamientos, se juegan el partido del año, por utilizar
el símil futbolero.
En mi pueblo,
que como bien ya saben ustedes es aquel en el que nació el ilustre Viera y
Clavijo, a pesar de la mayoría absoluta de que disfrutan, los populares no las
tienen todas consigo. Porque los electores ya no somos tan tontos. Algo hemos
aprendido en este rodaje desde 1979. Y si, por ejemplo, la candidatura socialista
de 2011 no era tan mala como para obtener tan pobres resultados (aquí, como en
otros tantos lugares, sí funcionó la endiablada herencia de José Luis y que
bien explotaron los a la postre ganadores con sus cantos de sirena, caritas de
niños buenos y promesas tan incumplidas como las del manual madrileño), el
presidente insular sabe que esta táctica ya no les va a valer. Y que la rémora
de un gobierno nacional torpe, tanto o más que la encarnada por su mandamás
(mostrenco hasta en sus apariciones de plasma), les va a suponer un varapalo.
Porque los realejeros que nos quedamos sin tener que recurrir a hacer las
maletas en busca de otros horizontes, entendemos que no solo de piche y besos
podemos alimentarnos.
Se necesita
algo más que acudir a Internet para culpar a los otros como los causantes de
todos los males que nos aquejan. Máxime en un ayuntamiento con tanto concejal liberado.
Y cuyo único cometido, parece, es recurrir a poner unas frases del bien quedar
en las redes sociales en vez de estar batallando permanentemente en las puertas
de esos organismos que, según ustedes, nos deben solucionar la papeleta. Y ya
puestos, de qué demonios nos ha servido que nuestro alcalde sea una autoridad
en el organigrama de su partido si en vez de pedir ‘ayudas’ a los Sorias,
Cañetes y demás, nos debemos conformar con entregas de expedientes, reuniones
de alto nivel, desayunos de trabajo y fotos, fotos y más fotos. Nada que
ofrecerle, ni esperanzas, a los miles de desempleados. Que se coman un cachito
de la instantánea gráfica, ¿quizás?
De ahí la
tardanza en dar a conocer los candidatos. Especialmente cuando van a proliferar
los dobletes. Y si hasta aquí hemos tenido que estar pagando por trabajos que
trascienden nuestros límites geográficos, qué porvenir nos espera cuando Manolo
acumule otro cargo más. Y me temo que Adolfo no se quede atrás y siga las
doctas enseñanzas de su superior jerárquico. Con lo que las ausencias deberán
ser suplidas por más succionadores de la teta pública para general regocijo de
los que se van al Sur y cada día se meten un par de cientos de kilómetros entre
pecho y espalda. O de los que ni eso. Y se conforman con los ¿parterres? de Los
Barros. O de los que ya ni figuran en el padrón de habitantes y malviven
allende los mares porque de algo hay que morirse.
Qué lindos
son los fuegos de artificio. Y en este pueblo algo sabemos. Pero una vez dibujadas
exquisitas figuras, qué bien poco duran. Deben ser los sustentos del alma.
Aunque me temo que ni los católicos más acérrimos comulgan con la idea de tan
escasas oportunidades para el cuerpo. Las posibilidades de mente sana en cuerpo
pachucho tienen un porcentaje de éxito demasiado raquítico.
A los
supersticiosos, no salgan en esta jornada a la calle. Y si es alguna de las
incluidas en el Plan de Barrios (para la de Los Cuartos, a pesar de las
promesas –que se lleva el viento–, parece no haber cuartos), cuidado con caerse
en los hoyos. Esperen, en todo caso, a que vayan a sacarse la foto, y lo mismo
los retratan.
Hasta mañana.
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