Llevaba días
con la matraquilla de escribir algo de esas ‘montadas circenses’ que se llevan
a cabo con el denominado Día del Orgullo Gay. Porque entendía –y entiendo– que
flaco favor se estaban –y están– haciendo con esos espectáculos que (es mi
opinión, oiga) denigran su condición sexual y provocan rechazo en vez de
aceptación. Estos festejos ahondan en la problemática en vez de introducirla en
la normalidad. Para alcanzar la igualdad no es menester excepcionalidades.
Y hete aquí
que el pasado viernes tropiezo en Facebook con unos párrafos de un realejero de
adopción, Moncho Borrajo, que me animaron a dar el paso. Porque, creas o no,
uno, educado a la antigua usanza, tiene sus reparos en tratar estos temas, no
sea que cualquier desliz pueda conducir a una falsa interpretación de una
cuestión que, a mi modesto entender, debería quedar en la más estricta
intimidad de cada cual. Pero la libertad de expresión (exhibicionismo u
ostentación, mejor) no seré yo quien la ponga en duda.
Argumentaba
Moncho:
¿El día del orgullo gay? Respeto las opiniones
de los demás y, por lo tanto, si quieren celebrar un día para que los llamados
gay lo celebren, pues muy bien. Debe ser que yo soy homosexual y entonces estoy
orgulloso todo el año. Claro que la palabra gay en inglés significa "chico
alegre", algo que no entiendo muy bien, porque yo conozco a muchos y muy
tristes. Quedan muchas cosas por hacer para que se nos respete y se nos trate
como a un ciudadano más, y no creo que haciendo un Carnaval, las cosas se arreglen
mejor, pero para gustos hay colores. En este día, desde mi opinión, hay formas
de vestirse que en nada representan a una gran mayoría de homosexuales, y que
rayan con el mal gusto y la ordinariez más cutre, algo que, según algunos gays
que se dan en llamar "sensibles", no pega ni con cola de carpintero.
Totalmente de
acuerdo. Y lo extendería a otros ‘días’ que solo vienen a oscurecer panoramas
en lugar de aclarar situaciones. No es necesario citar ejemplos porque el
calendario está lleno de ellos. No sé si por invento interesado de los centros
comerciales o porque realmente algunos colectivos creen que tales películas de
aventuras les favorecen. Para mí que se discriminan más aún. Pero, como expresa
Borrajo, allá cada cual.
La fotografía
que ilustra el comentario ha circulado por las redes sociales. Y en relación a
esta faceta tan carnavalera, de una ordinariez que raya la paranoia, y de una
falta de consideración a unas creencias tan dignas de respeto como el que
reclaman los provocadores, sostiene el humorista gallego:
La burla a la religión católica, parece ser
un tema frecuente. Curioso que no se haga nada contra otras religiones, que nos
decapitan y nos prohíben vivir si no es escondidos. Creo que el día del orgullo
gay nada tiene que ver con personas vestidas de monja-puta o Papa con ligueros.
Y es que, me
pregunto, qué necesidad de mezclar el tocino con la velocidad. ¿Por qué para
reivindicar legítimos derechos hay que realizar esta exteriorización infame de
algo que reclama idéntica apreciación? ¿O será, tal vez, que la
comercialización del evento exige estos guiones?
Si conviene a
Madrid estos desfiles o cabalgatas por meros intereses económicos (que no es
poco), diversifíquese la oferta. Y que participen librerías, teatros, cines, en
suma, la cultura. ¡Ah!, no se me acaba de ocurrir, también lo sostiene Moncho
Borrajo.
No debió
gustar demasiado el comentario porque al día siguiente pudimos leer este nuevo
fragmento:
Creo que hay personas que no entienden lo
que leen. No critico la celebración del día del orgullo gay, NO, pero si
algunas formas de hacerlo que ofenden a personas y credos. Ser libre es
respetar la libertad de los demás. Por otra parte si entráramos en la
sicología, nos daríamos cuenta que muchas personas utilizan estos días para
sacar su propio yo reprimido, y que luego vuelven al gueto donde viven, sin dar
la cara ni pelear por sus derechos.
Me temo que
los que ponen en solfa las opiniones del díscolo, cuando por su propia
condición, de la que él no solo reconoce sino que se enorgullece, deberían ser
tomadas en consideración, son aquellos mismos que reivindican respetos. Lección
que deberían aprender, pues no demandes para ti aquello que tú no practicas
para con los otros. Respeta, si quieres que el sentimiento sea recíproco.
Y mañana,
más.
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