Publicaba
ayer mismo Canarias7 un interesante artículo de Miguel Cabrera Pérez-Camacho (http://www.canarias7.es/articulo.cfm?id=381037)
en el que no quedaba demasiado bien parado su jefe inmediato. Venía a ser esta
la continuación a la intervención del popular díscolo en una reunión del comité
regional. Recuerden que en aquel entonces Pérez-Camacho demandó al señor Soria
que asumiera responsabilidades por el notorio descenso en los resultados de las
elecciones de mayo. Y que si estaba para las maduras, arrogándose éxitos,
también debería estarlo, por pura lógica, para las verdes, como en el estrépito
de estas últimas locales y autonómicas. A lo que José Manuel prestó caso omiso.
Me imagino (yo no estaba presente) que en ese instante el ministro habrá
cruzado una mirada cómplice con Manuel Domínguez y este le pusiera sobre la
mesa los quince concejales alcanzados en el Realejo.
Cuando
Mariano Rajoy movió ficha para la ‘profunda’ reestructuración del partido
mediante el nombramiento de cuatro nuevos (con dobles) secretarios con los que
lavar su mala imagen (la del PP y la de su presidente) y dar unos aires de
reformismo a la enésima, debió, asimismo, cursar instrucciones a sus
correligionarios para que acometieran idéntica cruzada en las diferentes
comunidades. En uno de los viajes del ministro de Industria y Turismo a Las
Palmas, creyó conveniente sacarse de la chistera otros cuatro (ya cinco sería
poner en entredicho al gallego) nombres (comité de coordinadotes) para la
batalla de las generales de noviembre.
Y mientras en
otras esferas de la isla del Roque Nublo observamos que el tándem
Fernando-Patricia no es bien observado por su procedencia tinerfeña, hete aquí
que el señor Cabrera (puede que para compensar) le escribe al otrora pescador
de salmones:
A nivel regional sí que ha habido un cambio
muy relevante: la destrucción total del moderado equilibrio organizativo y de
poder, a favor del PP de Gran Canaria y sin el mínimo recato exigible.
Me explico:
1) Tanto la portavoz parlamentaria de
nuestro Grupo en el Parlamento de Canarias, Mª Australia como el Portavoz
Adjunto, Miguel Jorge, son diputados por Gran Canaria.
Nunca había ocurrido antes cosa semejante en nuestro GP. Siendo el presidente del Grupo de La Palma, Tenerife está ausente de la dirección.
Nunca había ocurrido antes cosa semejante en nuestro GP. Siendo el presidente del Grupo de La Palma, Tenerife está ausente de la dirección.
2) Ha sido designada por el dedo
todopoderoso Mercedes Roldós, diputado por Gran Canaria, para ocupar la plaza
de senadora en representación de nuestra Comunidad Autónoma.
3) Con similar actitud y desequilibrio el
jefe ha creado un comité de coordinadores para afrontar las elecciones
generales en Canarias. El director del mismo es mi amigo Felipe Alonso El
Jaber, consejero del Cabildo de Gran Canaria. Y de los cuatro coordinadores
tres más son de Gran Canaria y uno de Tenerife. Es decir cuatro frente a uno.
Cuando más
arriba yo escribí jefe para designar el cargo supremo de presidente, no lo hice
–palabrita de Jesús– en el tono desafiante y despectivo que utiliza don Miguel,
aquel combativo, sectario y hasta machista parlamentario que confeccionaba
ripios para denigrar a otras señorías. Su especialidad: las féminas. Echo en
falta unos versos en esta caso. Lo tenía –y lo tiene– fácil.
Antona y
Domínguez tampoco quedan bien parados ante este demoledor epílogo:
Todo el poder del PP canario reside en Gran
Canaria, por si no tenía poco con el ministro Soria. Si los de Tenerife
queríamos caldo de equilibrio nos ha dado abundantes tazas. José Manuel se ha
deshecho del sentido de la moderación y la ecuanimidad y –ejerciendo desde la
arbitrariedad– no ha dudado en burlar al PP tinerfeño. Por el morro. Por obra y
gracia de José Manuel Soria, quien a estas fechas sigue sin dimitir como
presidente regional, la única forma de asumir responsabilidades por el desastre
al que llevó al PP canario con sus decisiones en las elecciones de mayo. Y es
que José Manuel pertenece a esa clase de políticos que sólo “responde ante Dios
y ante la Historia”.
Lo que me
lleva a pensar que los cargos de esta provincia occidental son meros convidados
de piedra. Cualquier otro afiliado o militante del PP que se hubiese atrevido a
escribir las anteriores líneas, habría sido llamado a capítulo. O a concilio.
Y concluye:
Yo preferiría decir estas cosas ante el
Comité Regional y no en la prensa, porque allí nadie se atreve a enfrentarse
con Soria. Pero ya ven. Ya no me invitan a asistir a las reuniones. Posiblemente
porque no quieren oírme. Seguiremos hablando.
Habrá querido
decir: Seguiremos escribiendo. Porque si no lo invitan y no puede acudir a los
cónclaves, ¿con quién va a hablar? ¿Con nosotros? No, eso es desahogarse. Le
propongo que se venga para el pueblo. Aquí sí tiene futuro. Imperfecto, pero
futuro. Se le podría asignar la secretaría de relaciones con otras
instituciones. Y hablaría –o escribiría– de los convenios de carreteras,
instalación de radares, visitas del rey a los observatorios… Mayor marrón que
el que ya tenemos, imposible.
Y ya, casi
sin darnos cuenta, empezamos julio. Hasta mañana.
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