Menudas
rociadas le están cayendo a la Vicepresidenta del Gobierno de Canarias. Las
dudas razonables nos asaltan cuando observamos la procedencia de las críticas.
Porque la fiabilidad de (in)determinados periodistas es directamente
proporcional a la trayectoria zigzagueante (de veletas, más bien) en el ejercicio
de su profesión. Algo también sabemos por este Norte, donde el insulto se ha
convertido en atractivo turístico. Como me consta el desvelo de las
agrupaciones locales por devolver al partido la credibilidad dañada por
infinidad de avatares en estos últimos años, tardando están los dirigentes de
más altas esferas en desmontar ciertas patrañas, en acudir al juzgado o en
presentar dimisiones. Con cuestiones familiares de por medio, algo habrá que
declarar.
Y hecha la
nota aclaratoria al principio, que a veces es bueno empezar al revés, vayamos
(ahondemos, mejor) a unas declaraciones del presidente insular del Partido
Popular, quien, en su condición de consejero del Cabildo tinerfeño, ha vuelto a
demostrar que ha debido abandonar el tratamiento psicológico que le fue recomendado
para superar el difícil trance (a nadie se lo deseo) de una doble personalidad
tan galopante que al propio Stevenson le hubiese hecho modificar la trama de su
famosa novela.
Lo que antes
era molestia soterrada en el pueblo, se ha ido convirtiendo en runrún que
transita por los diversos núcleos poblacionales del municipio. Algunos ya nos
atrevemos a dar nuestro parecer por escrito y no limitarnos a la clásica charla
de bar que se diluye con el paso del tiempo. Constancia existe, pues, de que a
don Manuel Domínguez no le gusta que concejales o vecinos le sugieran mejoras
en la Villa de Viera. Poco le importa que vengan en forma de moción en las
sesiones plenarias o fundamentadas en instancia reglamentaria a través del
registro de entrada. Ante las sugerencias o propuestas, idéntica respuesta:
“Estamos en ello”. Ni una miaja de humildad cuando desde el día siguiente se
comienzan a mover hilos para demostrar a la ciudadanía que se trabaja en esa
dirección. Tras una labor ingente de propaganda en todos los medios a su
alcance, que no son pocos, se acaba por convencer a los incautos de que
justifican el sueldo hasta los que cobran por reunirse.
Este pasado
domingo, Manolo, alcalde, consejero, presidente insular, presidente del grupo
popular en el Cabildo, empresario y cazador en sus ratos libres (yo estoy
jubilado y hay días que las 24 horas no me dan), en una entrevista publicada
por Diario de Avisos (http://www.diariodeavisos.com/2015/08/dominguez-tengo-sensacion-estoy-en-gobierno-del-cabildo/),
se congratulaba de lo importante que fue su intermediación para conseguir
fondos (15 millones) con los que acometer el cierre del anillo insular.
“Sin que
suene osado por mi parte, creo que no. Hubiese sido imposible que hoy
estuviésemos contando con esa partida y con ese futuro cierto de la
construcción del anillo en ese tramo, porque creo que las personas son
fundamentales”, respondió mi alcalde (qué orgulloso me siento), sin
despeinarse, ante la pregunta del periodista. Me lo dan (a mí, que soy muy
guapo) porque los ministros son mis amigos. Y las perras del Estado se gastan
en función de simpatías de los colegas. Las necesidades son cuestiones
aleatorias. Si al PSOE realejero se le ocurriera interceder para que se desatasque
el alumbrado de la variante de Toscal-Longuera, agüita. ¿Cómo? Pero sí hay
ejemplos anteriores. ¿Mi opinión al respecto? Nítida, clara y contundente en
comentarios precedentes: Si se recurre a estos compadreos es porque los que
tienen poder decisorio y capacidad para distribuir los recursos son unos
cachanchanes y unos ignorantes de la realidad que debieran conocer perfectamente.
Y si el cargo les queda ancho, ahuecando.
“A veces
tengo la sensación de que estoy en el gobierno y de que esa es la labor que me
corresponde desempeñar en esta administración. Sin embargo, saben todos que
estoy en la oposición. No creo que haya confusión por parte de la ciudadanía.
Tenemos que hacer caso a los ciudadanos, que nos piden consenso, entendimiento,
indistintamente del lugar que ocupemos. Nos ha tocado estar en la oposición y
no por ello estamos en contra de lo que se tenga que desarrollar. Tenía dos
opciones: quedarme de brazos cruzados o trabajar para que el cierre del anillo
saliese adelante. He optado por la segunda por el beneficio de los tinerfeños.
Si ellos son capaces de discernir quién ha trabajado para esto y quién no es un
tema secundario. Lo que están celebrando es que estando en la oposición seamos
capaces de entendernos con el Gobierno y que podamos aportar soluciones a los
problemas de esta Isla. Sin el PP en este mandato las cosas no saldrían de la
misma forma. Si el PP no hubiera estado representado y por quien lo está,
estoy convencido de que las obtenciones de proyectos no se hubieran conseguido
solo con las dos formaciones que están gobernando actualmente”.
Para
enmarcar, que entrecomillado ya está. ¡Ah!, el subrayado es mío. Para que me
refuerce el titular del presente post. Si yo fuera concejal del Consistorio
sito en la Avenida
de Canarias, escribiría el testamento anterior en una cartulina (en una
pancarta no, porque no me dejaría desplegarla en aplicación de la ley mordaza)
y antes de intervenir en el apartado de ruegos y preguntas, se la enseñaría
disimuladamente. Y, a lo peor, le ocurre lo que a Rajoy que no entiende su
letra.
Las
directrices madrileñas de que el enemigo es el PSOE le lleva a manifestar
estupideces (mis disculpas) como que solo defiende el sueldo de sus consejeros
(sin mirarse el ombligo a través de las diez reuniones mensuales a 94 euros
cada una). O “vaticino un matrimonio divorciado desde el primer día. Realmente
no hay una relación estrecha. Por eso creo que no van a ser fieles”. Bien saben
ustedes de divorcios, abortos y matrimonios homosexuales a pesar de que, cara a
la galería, recurren todas las leyes progresistas. Eso es cinismo elevado a la
enésima. Y no hay que ir muy lejos.
Ya está. Hasta
mañana.
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