De cuestiones
a plantear, a comentar, no te vayas a pensar otra cosa. Porque como concluyo
con los amores cabilderos entre CC y PP, no entiendan que el PSOE… Un
respetito.
No me
considero legitimado para dar o quitar razones. Pero el asunto del chiringuito
madrileño del PSOE merece siquiera unas líneas para un necesario desahogo
personal y puede que ideológico.
No levantan
cabeza en la capital. Creía uno que con Gabilondo mucho se adelantaría y que su
ecuanimidad y sapiencia ayudaría a desbrozar el intrincado camino. Debo
confesar, por el contrario, que nunca me convenció Carmona, cuya valía personal
y formación académica no discuto. Sus reiteradas intervenciones televisivas me
dieron la sensación de que el hombre iba de sobrado por la vida. Insisto, es
una apreciación demasiado subjetiva. En la que caemos, por razones obvias,
todos aquellos que nos adentramos en las procelosas aguas de la opinión. Ya
intercambié pareceres al respecto con algún que otro amigo desde antes de
celebrarse las elecciones municipales.
Ignoro qué ha
habido tras la medida de la agrupación capitalina. Pero las posibles razones
que pudieran asistirle al que fuera cabeza de lista, se pierden en su inmediata
salida a los medios de comunicación. Que sostenga que la secretaria general,
quien fuera avalada por el 55% de los votos de la asamblea, no goza del
respaldo suficiente para tomar este tipo de decisiones, se carga todo principio
democrático que se precie. Habría que reconsiderar tantas aspectos si solo
fuesen válidos los acuerdos adoptados por mayorías aplastantes y por órganos
elegidos por aclamación, que sería menester regirse por la ‘dedocracia’ del
Partido Popular.
Deja caer,
asimismo, el señor Carmona que la división existente en el partido socialista
en Madrid posibilita que solo cinco de los nueve miembros del grupo municipal
estarían a favor de apartarlo de la portavocía. Volvemos a lo de antes. Intuyo
que a nadie le gusta que le quiten un caramelo de la boca, pero creo que este
hombre necesita un repaso de las cuestiones matemáticas más elementales. De no
ser así, toda legitimación para soltar peroratas teóricas de carencias democráticas
(en los otros) quedan fuera de todo lugar. E intentar argumentar fuera lo que
debe ser debatido dentro resta credibilidad. Cuando uno entiende que posee toda
la razón, sobran las justificaciones. Y más con el carácter de recorrido
mediático que se le está dando. Sería cuestión, además, recordar que tal
procedimiento de nada valió para incrementar la representación en el
consistorio.
¿Qué hay
detrás? Ni la más remota idea. Pero las apariciones explicativas de tal guisa
no contribuyen a la aclaración del panorama. Más bien lo enturbian. Y ya
bastante oscuro estaba. Y está. ¿Por qué no son capaces de tomar ejemplo de
aquellos que se han ido, por variopintas razones, sin tantas escandaleras? ¿No
se percatan de que estos ruidos incrementan el hastío y la sensación de que no
quieren bajarse del carro por nada del mundo?
Baja el paro
otro mes más. Y van unos cuantos. Buena noticia, sin duda. Pero mientras no nos
tracemos el objetivo de crear empleos de calidad, mal encaminados vamos. Si no
alcanzamos el 7% de contratos indefinidos, estamos patentando el que la
precariedad sea una constante hasta que la muerte nos separe. Porque la
jubilación remunerada va a quedar al alcance de aquellos que hayan tenido la
inmensa fortuna de poder garantizarse un plan de pensiones.
Como no soy
perito en nada, confieso mi total ignorancia en la manera de hacer los cálculos
para contabilizar el número de parados que van quedando en las listas, odiosas
listas. Para mí que hacen una simple sustracción y cada mes descuentan lo que
ha descendido y el resultado, obviamente, es que cada vez hay menos apuntados.
Pero si más del 90% son empleos temporales, en algún momento deberán retornar a
las oficinas públicas de empleo. A no ser que se cansen. O que emigren. En fin,
prometo ser aplicado y me pondré a estudiar. Lo mismo me diplomo en economía y
me nombran asesor.
Y ya que me
metí en terrenos económicos, nunca dieron más de sí 15 millones de euros. Que
son los que Mariano, de los muchos que nos debe con cargo a convenios de carreteras
anteriores, ha puesto, a modo de anzuelo, en los presupuestos del próximo ejercicio
económico, para que Manolo pueda seguir enamorando a Carlos Alonso. Todo ello
en función del resultado de las elecciones generales de este inminente otoño. Las
presencias comunicativas de Manolo han sido en estos días pasados similares a
las de Miguel Antonio Carmona. El uno para ascender y el otro para quedarse.
Hasta en la tele autonómica, esa que no servía para nada y que era el aparato
propagandístico de Paulino. Cómo se viran los tiempos. El efecto del cambio
climático está conduciendo al climaterio a más de un político. Y todavía en
edad de buen ver. Lo que hay que ver.
Con ese
montante abriremos las bocas del túnel que falta en el anillo insular. Sí, las
dos, tanto la de Santiago como la de El Tanque. Luego las pintaremos de negro y
a esperar. Más adelante (quince o veinte años), reanudaremos el proyecto (se
habrá incrementado el importe en otros trescientos millones de euros) en ambos
sentidos. Y si un error de cálculo
impide la conexión subterránea a la altura de las charcas, mejor, tendremos
dos túneles. Y aquí en casa echado a perder. Reitero la propuesta, qué asesor
se están perdiendo.
Hasta la próxima.
Sean felices. Y fieles a Pepillo y Juanillo. Por mí que no quede.
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