Último día de
una campaña sosa, anodina, insustancial. De la que, a pesar del título, no pienso
escribir una sola línea del tristemente célebre puñetazo. Que no será el
último, soy consciente. Porque desde aquel “te pego, leches”, muchos supermanes
se han escudado en triquiñuelas miles para artimañas tales.
Lo que
circula por Internet cada vez que se produce un hecho lamentable, ofrece menos
credibilidad que una misa oficiada por un servidor. Pero los medios de
comunicación tradicionales parecen sumarse al jolgorio y comentaristas del yomelosétodo no contribuyen al necesario
sosiego. La sombra de Zapatero volvió a extenderse por escenarios mediatizados.
Penoso. Patético.
Que nadie
saque conclusiones políticas de este hecho aislado, vino a decir el agredido.
Pero no hubo tiempo material de incluirlo en el argumentario, con lo que
numerosas lenguas se dispararon para atacar en la dirección establecida.
Solo tengo
claro que los castigos se imponen en el lugar adecuado. Y apenas quedan unas
horas para colocar las cosas en su sitio. Ahora sí toca. Y nos toca acudir en
masa. Cuánto hemos escuchado en estos cuatro años la expresión “cuando toque”. Pues
ya está aquí, invitándonos a ejercer el más sublime de los derechos ciudadanos:
quitar y poner a nuestros representantes. Cada cual con sus convicciones. La
mía quedó expresada el viernes pasado en el siguiente artículo: http://pepilloyjuanillo.blogspot.com.es/2015/12/decidido.html.
Porque este medio (qué iluso, este cuarto u octavo, si me apuran) no se debe
sino a la neurona que aún me funciona.
Te lo resumo
en esta décima (la número 352 de este año, 18 de diciembre):
Puñetazos por doquier
demos todos el
domingo,
queden atrás los
respingos
como asunto del ayer.
Nuestro voto debe ser
el hecho que memorice
las acciones que yo
quise
protestar y nunca
pude,
así que a la cita
acude
y
nadie por ti organice*.
(O improvise,
o analice, o…: ventajas canarias del seseo).
Tampoco me
apetece gastar un minuto de mi tan preciado y apreciado tiempo en comentar algo
de la droga denominada ‘Superman’, que no sé si guarda relación con aquel traje
de Ruiz Mateos para protestar por la expropiación de Rumasa. La que se ha
introducido en Canarias y las autoridades alertan de sus consecuencias letales.
Tan traicionera es que la tardanza de sus efectos conduce a seguir consumiendo
hasta que das el estampido. Qué perversa es la sesera de los que trafican con
estas armas de destrucción masiva.
No es mi
intención, asimismo, detenerme en el análisis de la condena, por asuntos
relacionados con las sustancias mentadas en el párrafo anterior, del candidato
de Podemos por esta provincia al Congreso de los Diputados. Porque habría de
preguntarme cómo es posible que la bandera de la honestidad, moralidad, ética y
buenas costumbres, alejados de esa casta corrupta y perversa, ondee con los
vientos de la duda. ¿Recuerdan lo de la mujer del César? Pues lo mismo digo.
Tengo el
convencimiento de que en torno a Pepillo y Juanillo se ha ido creando una red
clientelar: mis incondicionales. A los que me atrevo a indicarles que vayan
todos el domingo a su colegio electoral a depositar en la urna aquella papeleta
que estimen oportuna. Entiendo que nos jugamos mucho. Un servidor, parte activa
del gremio de pensionistas, también. No nos quejemos el lunes de lo que se pudo
haber evitado. Busca, compara, y si encuentras algo mejor, ya sabes, en tus
manos está el cuatrienio que se avecina. Yo, como no soy masoquista, no pienso
esperar casi hasta 2020. Y también deduzco que don Mariano se merece, por
caridad, volver a su notaría para que dé fe, porque esperanza no creo.
Cuando retome
este blog el próximo lunes ya tendremos el resultado. Después vendrán los
pactos, de cuya cultura carecemos (que no ‘se adolece’). Es menester aprender
para que otros horizontes se abran. Hasta entonces, reflexionen, mediten y
obren con mucha ecuanimidad. Sean felices.
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