Que no. Me lo
puedes pedir de rodillas, pero no pienso dedicar una sola línea al debate.
Opiniones tengo para todos los gustos. Me bastó un somero repaso a las redes
sociales. Pero yo no lo vi. Si no dedico un minuto a perder el tiempo delante
de la caja tonta para comprobar cómo los aficionados de dos equipos de fútbol
–pongamos Barça y Madrid– se tiran los trastos sin bajarse del burro en sus
planteamientos, ¿crees, acaso, que soy tan masoquista como para flagelarme con
cuatro tíos (lo siento, Soraya, tú no tenías que estar ahí y, por mera
cortesía, no me parece conveniente llamarte tía), con orejeras, no se salen del
guion ni aunque se vengan abajo todos los focos? ¿Quiénes van a los mítines?
Pues esto es lo mismo. Ganaron todos. Incluso Mariano, que se puso flamenco en
Doñana. Y Garzón. Y Herzog. Y la madre de todas las batallas.
Yo quería hoy
dedicar un espacio al presidente tinerfeño del Partido Popular. Quien defiende
al todavía alcalde portuense, Lope Afonso, porque como apenas lleva cinco meses
no se le pueden achacar todos los males de la ciudad. Y al tiempo, como el que
no quiere la cosa, apuesta por que gobierne la lista más votada. Chiquita falta
de ignorancia decir tal cuestión en los alrededores de El Penitente. En el
mandato anterior (2011-2015), Lope, tercer teniente de alcalde, debió ejercer
de chico de los recados, al parecer, del mandatario insular. Como él mismo, sin
ir más allá, que cuando fue nombrado alcalde en 2011, apenas podía salir a la
calle de lo mal que había dejado Oswaldo, y antecesores, la muy noble Villa de
Viera. El cargo de concejal en los periodos 2003-2007 y 2007-2011, alguno de
cierta relevancia, no cuenta, por lo que atisbo en Facebook. Ahora que le ven
las orejas al lobo, pues nadie quiere pactar con ellos, abogan por esta salida.
Y me planteo que habrá que declarar ilegal la moción de censura para que nadie
desbanque a ese más votado. Figura que sí les fue rentable en Puerto de la Cruz
para desalojar a Salvador y a Lola. No me tomen el pelo, que yo tengo mi tino
(Calero dixit). Toneladas de fósforo ferrero requieren algunos.
Pues sí, no
vi el debate, qué pasa. Ni pienso alongarme al próximo de dos, al que sí
acudirá Rajoy pues ya tiene pactadas las contestas. Pregunte usted lo que
quiera. Como la campaña comenzó hace un año, más o menos, vengo observando el
caminar de las perritas (lo siento, Soraya, tú no tenías que estar ahí).
Leí una vez
que los emergentes habían puesto el filtro para controlar los fichajes. Me temo
que tiene demasiados agujeros. Porque en los pueblos nos conocemos. Y como
cojeamos, nos trincan enseguida. Se están llenando de gentes resentidas, huidas
de otros partidos más viejos, y que entran con el puñal afilado. Cuando pongan
en práctica lo que ahora se limitan a escribir, Maduro, y hasta el mismísimo Franco
son angelitos del Portal. A uno se lo espeté en la cara ya. Pero si alguno
estuvo en candidatura de 2011, el otro día. Pinito del Oro se les queda corta.
¿Te acuerdas
de la tristemente famosa pinza? Que el señor Anguita, que imparte en la
actualidad lecciones de ética, justificó hasta la saciedad porque los
socialistas no eran de fiar para general regocijo de los manostijeras. De ahí hemos alcanzado el tendedero completo. Sobran
trabas. O sujetadores. Podemos, cuyo líder debería cuidar su aspecto (yo no
deseo un presidente de tal guisa; cada vez se me parece más a muchos de los que
se están colando), entiende que su ascenso pasa por atacar a Sánchez. Los
populares ríen cual perros pulgosos. Los guaperas (casi tan figurines, o más,
que los modernos vicesecretarios del PP, amén de ediles un fisquito más de
treintañeros, con casi dos décadas de ordeñador automático) están a punto de
morir del mal de las encuestas. Con adquisiciones variopintas y con idéntica
obsesión: rascar a los desencantados socialistas. Son la UCD moderna. Historia al
canto.
En suma,
todos contra Sánchez porque encarna otro PSOE. Que asume los grandes éxitos de
la gestión habida en años en que todos nos sentimos “ciudadanos” y que rompe
lastres con aquellas aspectos en lo que se metió la pata hasta el mismo fondo,
o más. Lo que haría cualquiera de verse en tal tesitura. Y como se atisba que
ello puede darle sus frutos al atraer a los que dieron la espalda no ha tanto,
leña al mono. Al final, mucho gallo para el mismo comedero. Y me alegra que el
enemigo, el peligro, sea el líder socialista. Me preocuparía muy mucho que
fuera Santamaría. A la que han colgado por todo Madrid en otra cirugía
estética, operación de imprevisibles consecuencias.
Acabo de
escuchar al señor presidente, en Sevilla, alabar el papel desempeñado por la
vice. A la que yo hubiese utilizado para otro debate más a su altura. Con Ana
Oramas, por ejemplo. Y en la foto la ponen en una esquina. Aunque sea a la
derecha, su lugar natural, eso no está bien. Eso no se hace, que decían
nuestros mayores. ¡Ah!, todo ayer, el día siguiente.
Pues sí, mis
estimados, lid, combate, pelea, disputa, contienda de razones y argumentos. Con
bastantes cuentos. Y así hasta la lotería. Que no nos tocará, pero estaremos
contentos porque ganaron los nuestros. Los de todos. Como siempre, para no
variar. Y a pactar. Como se necesiten tres, no va a haber silla para tanto
asesor. Yo no pienso ceder la mía. Porque tengo ofertas a puntapalo. Esa palabreja la usábamos antes. Ya no la escucho. Será
la modernidad.
Me dijeron
que los responsables del BOP señalaron a cierto alcalde si no podía delegar por
todo el tiempo de la campaña. Para ahorrar costes. Y tiempos. Bien pensado, porque
tanto anuncio ya cansaba. Fuerte relajo, tú. Estoy pensando denunciarlo por
apropiación indebida (de mi dinero). Y como la hucha (que no cochinito de oro)
se está quedando en las borras, con mi pensión no se juega. Muchos años me
costó el conseguirla para que me la columpien.
Este chiquito
herreño, consejero de Agricultura y portavoz gubernamental, debería cuidar su
dicción. Que no todo es el tonito ese que los de aquella isla dan a la ese
final, sino que a ese cometido se le debe entender. Ños, cómo jugué con ese. Y
vocaliza que es un disgusto. No me entero de nada. Y a lo mejor hago bien.
Bueno, mañana
seguiremos en campaña. ¿Sabes algo del puerto del Puerto? ¡Ah!, estamos en
ello.
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