Me levanto
allá cuando el cuerpo lo estime oportuno. Aunque le tengo señalado que de
esfuerzos nada, que no se ponga bobo con madrugones ni boberías de ese estilo.
Los tiempos de estudiante y de curro ya pasaron. Nada de horarios estrictos. Es
más, no pienso buscar trabajo extra para que Mariano me exima del IRPF, porque
ello supondría cerrar otra puerta al que pretende abrirse camino en este
tortuoso camino de la vida laboral.
Mientras hago
la cama –inconvenientes de levantarse después–, el ordenador se va calentando.
Sí, es de gasoil, sistema operativo de hace varias décadas y una memoria que
flaquea más que la mía. Como intente abrir dos ventanas, pone mala cara a la
par que me indica que eche el pestillo a la primera.
Concluida la
tarea doméstica y refrescado el hocico, ya está el pecé listo para echar la visual mañanera. Compruebo si el post de
Pepillo y Juanillo, que fue programado la tarde-noche anterior, se ha publicado
correctamente y si el Twitterfeed ha funcionado con los enlaces (o links) a las
dos redes sociales en las que me hallo matriculado: Facebook y Twitter. Ello me
da la información de los que se bajan del catre mucho antes que yo y fisgonean
los párrafos que uno tuvo a bien plasmar en estos folios virtuales.
Luego
corresponde felicitar a los que el artilugio me chiva su cumpleaños. Y como he
sido bastante cuidadoso y selectivo en lo de aceptar solicitudes, diré que
todos los de la lista son, como mínimo, conocidos. Ya se sabe que la amistad es
un concepto mucho más profundo y se halla por arriba de las posibles veleidades
de estas modernidades.
Bajo (la
cocina está en la primera planta) y me desayuno. Que no solo de bytes, y sus
muchos múltiplos, puede vivir uno. Hay que alimentarse para que la neurona
quede debidamente engrasada. Si hay que regar las plantas del patio, aprovecho
el viaje. Y las de la entrada. Esto del ornato vegetal ha sido siempre una
constante allá donde he vivido. Y quedan algunas en la azotea. Amén de las que
tengo en Las Abiertas. No, el terreno es de mi hijo. Yo soy el jardinero. Y
tuve que ir el pasado fin de semana a rociarlas un fisco, pues este otoño ha
sido raro. ¿El cambio climático?
Completo las
otras acciones que uno realiza en el cuarto de baño (no me pidas que te las
detalle) y arranco la visual a la prensa digital:
“El PP no se
presenta con las manos vacías”. Este presidente merece un par de nalgadas.
Habla y sube el pan. Y que la gente vea en él alguien en quien poder confiar,
me lo expliquen. Después del mensaje al tal Luis (alias el cabrón), y como no
entiende su propia letra, ha sido capaz de justificar… todo, y más. Ya lo
ratificó el otro portento de Soria cuando soltó la guinda de que la caja no
tiene suficiente dinero para que entre a gobernar la izquierda. Esperen que la
vaciemos (la hucha de los viejitos también) y después hablamos.
“Los
socialistas exigen al alcalde de La
Orotava más dedicación”. ¿Cómo va a ser eso? Un hombre que va
de tertulia en tertulia y de entrevista en entrevista propagando excelencias de
su abnegada entrega (mínimo doce horas diarias) al ayuntamiento de La
Villa. Un hombre que es capaz de sacrificar
horas de sueño para estar (en espíritu) en Madrid y que el municipalismo se
escuche bien alto en la Villa y Corte. Un hombre nacido para la docencia, de la
que una llamada divina ha separado para… Ambiciones, sin más. Como el de mi
pueblo. Desaparecido de la
Avenida de Canarias desde hace semanas y que sigue
percibiendo en su cuenta corriente el generoso sueldo que los realejeros le
abonamos. Que se retrata en campaña, sin el más mínimo rubor (familia incluida),
en horas que debiera estar resolviendo asuntos municipales. Y que cuando le
queda un rato se descuelga con multitud de logros que solo su calenturienta
imaginación vislumbra. Lo mismo lo llama Casimiro (otro pluriempleado) para que
acabe con los muflones que algunos dicen haber visto en La Gomera y que Fred Olsen
debió transportar en el mayor de los secretos. Y conozco vecinos, en paro desde
ha la tira, con una mísera paga, que justifican estas idas porque va a
conseguir ‘cosas’. Despierten de una vez, pues solo busca su promoción y
ascenso. Hay tipos con egos sin límites. Ya me quedé sin besito. Y a este paso,
sin pensión.
“Por TÍ al
Senado”. No, para mí no mires. Debí repetir unos cien millones de veces en
clase que ti no lleva tilde. Pero esas reglas ortográficas no rigen para la ASG de Curbelo Curbelo, Conde
de Vegaipala, ni para su candidata, Yaiza Castilla, a la cámara dormitorio.
Para la que al menos dos ayuntamientos (San Sebastián y Valle Gran Rey), desde
sus páginas oficiales, solicitan el voto con una desfachatez institucional
merecedora de todas las repulsas posibles.
Otra palmera
que acabará dando el estampido. Como tantos y tantos que piensan estar más allá
de lo divino y de lo humano, por arriba del bien y del mal, dotados de unas
capacidades tales que hacen y deshacen a su antojo. A los que yo tengo el gusto
de repetirles una décima:
Una palmera orgullosa
miraba desde bien
alto
cómo barría el
asfalto
una escobita
hacendosa.
Vino una brisa
ventosa,
que al suelo la fue arrojando,
y al irse desgajando
se dijo en su fuero
interno:
Ya me voy para el
infierno
por
estármelas echando.
Como el juego
me satisface, ya que estamos con el entrenamiento, compruebo que los radicales
izquierdosos (¿o ya quieren aparentar ser menos?) siguen con sus desaforados
ataques. A ellos, sin acritud y por consiguiente:
No importa que mal
estemos,
dijo contento
Mariano,
ya nos echan una mano
estos chicos de
Podemos.
Mientras nosotros
jodemos,
la izquierda se
despedaza;
ahí radica nuestra
baza
para ganar otra vez,
porque ante tanta
memez
el
voto viene pa´casa.
Hasta mañana. Ya queda menos.
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