En repetidas
ocasiones hemos tenido la oportunidad de hablarles sobre el tramo del sendero turístico de la costa de Los Realejos que
va desde el complejo hotelero de Acapulco
(Hotel Maritim) hasta la Urbanización Romántica II. En ellas –y ahora lo
reiteramos– abogábamos para que se tuviera muy en cuenta su mantenimiento.
Desgraciadamente todo ha caído en el saco del olvido. No obstante, damos aquí por
reproducidas cuantas anomalías detectábamos en aquella –o aquellas, que ya no
sé– ocasión.
Gran amigo de la
mar –¿qué isleño no lo será?–, me encanta pasar largos ratos dedicado,
simplemente, a su contemplación. Y es que la brisa en sus orillas deleita
sobremanera. Ha sido, precisamente, en uno de esos frecuentes viajes cuando me
he dado cuenta de la ingente cantidad de turistas que merodean por estos
contornos. Contornos –los de la costa realejera– que ofrecen belleza sin par e
invitan a la meditación. Desde jóvenes hasta mayores, con bastantes años a sus
espaldas, cámara fotográfica en ristre, intentan plasmar cada rincón del recorrido. En una y
otra dirección se cruzan mil lenguas como en
una Babel.
Atractivo sería,
sin duda, que esta posibilidad que se ofrece fuese ampliada hasta la total consecución
del proyecto original, es decir, poder visitar la costa completa de la villa de
Los Realejos. A buen seguro que todos aquellos que hayan pasado sus vacaciones
en el Hotel Maritim, o en las Románticas, apoyarán incondicionalmente la
medida de solicitar a la
Consejería de Turismo que se moje en esta posible
realización. Teníamos conocimiento de que existía subvención para un nuevo
tramo, pero hasta la fecha nada de nada.
Sr. alcalde:
tráigase a don Blas Rosales, dele un paseo por la orilla de la mar y
refrésquense ambos las ideas. Que es sano ejercicio hacerlo de vez en cuando.
Quiero imaginarme
lo contento que se pondría mi buen amigo don Enrique Talg, acérrimo defensor
donde los haya del senderismo como oferta turística de
primera calidad. No todo –y más en el norte de la isla– puede ser sol y
piscinas. Eso lo saben bien los hoteleros que viven diariamente la brutal
competencia que el Sur ha establecido.
Pero, aun a
sabiendas de que el proyecto reseñado es costoso –tanto económicamente como en su realización,
recuérdese lo acantilada que es esta costa–, nuestras pretensiones deben ser
mayores. Efectivamente, existen en el Valle de La Orotava grandes rutas
que, con un mínimo de adecuación, bien podrían servir para excursiones
organizadas, donde no solo el visitante de turno pueda contemplar nuestra
flora y tal vez escasa fauna, sino que, bajo la experta batuta de personal especializado,
puedan recibir mayores conocimientos sobre ese particular.
¿Y qué decimos de
nuestros escolares? Les estamos introduciendo gran cantidad de conceptos que
podríamos denominar bárbaros –entiéndase, extranjeros–, sin saber lo que tiene
a su lado que conviven con él, aunque no se haya dado cuenta o no se le haya
prestado la debida atención. Da realmente pena el comprobar el deterioro de la
escasa señalización existente en nuestros montes. A título de ejemplo, aquella
que se destrozó por la apertura de la trocha o cortafuegos cuando el incendio
del 83, luego
de haber pasado cuatro años, no ha sido repuesta.
Senderos como el que desde la Piedra de los Pastores –en la pista forestal que
desde la caseta Sventenius va a la casa forestal de Los Realejos– desciende
hasta el Chanajija, se encuentra a la ventura
de Dios.
Si mi modesto
consejo de algo pudiese servir, propondría a la Dirección General
de Medio Ambiente, y a su recién nombrado Director General, que no dedique
tanto obrero a las pistas en exclusiva y detraiga algunos para ir
acondicionando –poco a poco– estos senderos; como manera práctica de establecer
clases de Naturaleza, que buena falta nos están haciendo.
Lo de las pistas
lo decía porque me da la impresión de que lo único que se está consiguiendo es
que, cada vez con mayor frecuencia, se estén introduciendo en nuestros montes
auténticas caravanas motorizadas –sobre todo de determinadas casas de alquiler
de vehículos– que están deteriorando, aún más, nuestros ya esquilmados y
escasos recursos.
Esperemos que no
sea demasiado tarde cuando vengan a darse cuenta del
desaguisado y ocurra algo así como lo del Cono del Teide con
el invento del Teleférico.
…
Hoy es 29 de enero
de 2016. El texto anterior fue publicado en El Día (Desde La Corona) el 17 de enero de
1988. En este intervalo de 28 años, afortunadamente, mucho de lo expuesto ha
mejorado. No tanto en el sendero de la costa cuanto en los otros aludidos. El
que atraviesa el Paisaje Protegido de Rambla de Castro sigue siendo asignatura
pendiente. Ojalá no haya que esperar otro tanto para que este activo turístico
ofrezca todas las garantías a los miles de visitantes que a lo largo del año transitan por
él. No perdamos la esperanza.
Se acaba enero.
Los jubilados ya hemos cobrado y nos han sumergido en el terrible dilema de qué
hacer con todo ese incremento. Como
me lo gaste en cortados, al igual se me vuelve a disparar la tensión arterial.
Y ya que la semana
también finiquita, y quedamos para el lunes, te cuento que estas apariciones
entrecortadas (lunes, miércoles y viernes) se deben a un nuevo garbeo por estas
islas maravillosas que la naturaleza ha ubicado en medio de la mar océana.
Habrá constancia fotográfica. ¡Ah!, espero que Isidro me perdone el ‘robo’ de
la que ilustra este post.
Hasta el próximo
lunes. Que será febrero. Y bisiesto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario