Se inicia
febrero y retomo las actividades blogueras. Ocho días de relajo en La Palma (ya no llevo ni el
portátil) han servido no tanto para descansar (el que nace barrigón…) como para
cambiar de aires. Y nunca mejor dicho (escrito). Porque tras unas primeras
jornadas con algo de calima, nos sorprendió un viernes lluvioso que limpió la
atmósfera y refrescó las sedientos campos. Como la cámara viaja conmigo, alguna
instantánea habrá quedado medianamente decente.
Mientras, por
aquí, se consumó en La
Victoria algo que se venía venir desde tiempo atrás. El
disciplinado Leo decidió cambiar la marcha de su vehículo por otros derroteros
más rentables. Haroldo lo compensará adecuadamente. Porque nada mejor que una
población de tanta raigambre histórica para dar comienzo a la refundación. Un
ejercicio de responsabilidad, escucho, es el llevado a cabo por el ahora único
edil popular. ¿Fue, entonces, un atolondrado, cuando elevó a Fermín a los
altares? De haber sido así, un consejo: Esa enfermedad no se cura con un esparadrapo.
La prensa me
da norte también de que la rebaja de la renta (IRPF) será inapreciable, según
destacan los propios técnicos de Hacienda. Y tanto. Me voy a husmear en la
libreta y compruebo que la pensión se me ha incrementado la sorprendente
cantidad de 3,97 euros. Dado que aún es posible adquirir un cortado por 60
céntimos y puesto que mi mujer se apunta asimismo a la novelería de los garbeos
viajeros, tenemos para ir en tres ocasiones a los establecimientos que ya
tenemos ojeados. Y nos sobran 37 céntimos. Te quiero, Mariano.
Alquilé un
coche en la Isla Bonita.
Cicar, desde ha la tira, me trata bien y me suele dejar una buena máquina, casi
siempre, y por idéntico precio, una categoría superior a la estipulada en la
reserva. Pues bien, el Opel Astra tenía el depósito más seco que cualquier
tollo al uso (exclúyanse concejales). Y del aeropuerto (por cierto, fui en Los
Sabandeños y regresé en Los Gofiones; está Binter de un folclórico subido) a la
estación que Disa puso al lado para urgencias como la de un servidor.
Aparco al
lado del surtidor y como no acudía nadie a coger(me) la manguera (metáfora con
la que se ilusiona hasta el más pintado), me dirijo al interior de la tienda.
El único dependiente allí presente me señala que se trata de un autoservicio, a
lo que le indico mi total ignorancia en el funcionamiento de la máquina
expendedora, amén de no poseer titulación al respecto. Cuando me doy la vuelta
para marcharme, compruebo que venía detrás de mí.
¿Qué le va a
poner?, pregunta muy solícito. E indicada la cuantía, acomete la labor para la
que se halla capacitado. Algo para lo que yo no he estudiado. Cuando arranqué
la caña, mejor, el coche, díjeme para mis adentros: Menos mal, que si no me
quedo por el camino.
Oye, que como
se sigan implantando tales modas, y por la senda vamos, tendremos que realizar
funciones de varios operarios. Y por el mismo precio. Para ti, que ellos se
ahorran la biblia en pasta. ¿Dónde están los inspectores?
Me ocurrió
suceso parecido en cierta ocasión que visité la oficina bancaria en la que
guardo mis tesoros y pertenencias. Tan sencilla era la operación que el propio
empleado me sugirió utilizar el cajero. Si lo hago, le espeté, y el resto de
clientes hace idéntica jugada, cuando te quedes sin curro vienes a que te firme
una petición por maltrato empresarial. A uno le gusta ir a un lugar en el que
no solo te atiendan sino que conversen un fisco. Ejercicio saludable y sin
contraindicaciones ni efectos secundarios.
Me asalta la
duda de si te manchas la ropa poniendo gasolina al fotingo, o causas un
estropicio con el uso inadecuado de la manguera, o no apagaste las luces, o
dejaste la radio encendida… ¿Y te imaginas que se produzca una deflagración que
te mande a freír chuchangas? A lo peor llevan a juicio a tus herederos para que
restituyan las pérdidas habidas. Si no tengo siquiera el carné de manipulador
de alimentos, me niego rotundamente a meter mano en materias altamente
peligrosas, inflamables, contaminantes, nocivas y que te dejan un mal olor que
te tumba de culo. Quita.
Sí, los
almendros estaban en flor. Habrá más. Alóngate de vez en cuando a mi muro de face (cómo he progresado). Mañana es
festivo en Tenerife. Y tengo que podar las hortensias pues estamos en cuarto
menguante. Así que nos vemos el miércoles. Comentaré por arriba, que se dice, un
artículo que acabo de leer. Trata de los viajes del Imserso. Algo de ello sé.
Por eso.
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