Estoy
apenado. El que Carlos Herrera haya manifestado que se piensa exiliar a Somalia
en el supuesto de un gobierno PSOE-Podemos (no ha aclarado si a Mogadiscio,
Beledweyne o al mismísimo Cuerno), me ha dejado en clarísimo fuera de juego.
Porque no hay derecho a que se vaya él solo. Soy capaz de aportar 50 céntimos
para el alquiler de un micro donde quepan al menos dos docenas de ejemplares.
Quizás la fortuna nos sonría y con el enjambre reunido pueda producirse un
efecto similar al del cualquier conversión bíblica. Tengo un disgusto.
Vamos a lo
serio. La Asociación Socialista
Gomera (ASG) es el partido de Casimiro Curbelo. Suyo, al cien por cien. Y si me
apuras, más. Cuando atisbó la posibilidad de que el PSOE lo declarara
incompatible, buscó un testaferro (le sobran) para que lo registrara y ahí lo
dejó aparcado hasta que lo necesitó para volver a presentarse como candidato a
todo lo que se tercie. Una formación política es un vehículo. Y en este, en
concreto, conductor, cobrador, y revisor coinciden con el propietario. Y otra
característica peculiar es que los
pasajeros van todos detrás… caminando.
El Conde de La Gomera y Señor de Vegaipala
(por qué iba a ser menos que el Marqués de La Oliva) no tuvo mayor dificultad en presentar
candidaturas a todos los ayuntamientos de la isla, Cabildo y Parlamento de
Canarias. Son ya tantos los eventos, incluyan entierros, en que los dineros
públicos crean dependencias, que las siglas son lo de menos.
Pero el
socialismo va por delante. Es la etiqueta de presentación. Aunque no se trata
de los repartos y mejoras sociales que puedas ahora mismo estar imaginando. Es
Casimiro en estado puro. Sus adláteres no son ni siquiera circunstancias. Las
oraciones subordinadas en La
Gomera no son jamás adjetivas ni adverbiales. Son, siempre
jamás, sustantivas del mismo sujeto.
El desliz de
Ana Pastor (¿o no fue tal?) con su incompatibilidad entre política y honradez
no constituye mayor novedad en un territorio que me fascina. El presidente del
Cabildo y diputado (no es senador porque estaba aún muy fresco el afer de
ciertas andanzas madrileñas) ha ordenado a los otros dos diputados, socialistas
como él, que visiten los consistorios para propagar la doctrina, cual Testigos
de Jehová, de que van a mejorar la calidad de vida de todos los pueblos.
Mientras, el jefe se enfrasca en otra campaña: la defensa a ultranza de la
triple paridad, porque en Canarias hay islas ricas e islas pobres.
Como se trata
de equiparar el modo de vida de un ciudadano de una isla capitalina con las mal
denominadas menores (estereotipos que venden algunos políticos para su
exclusivo beneficio), la alcaldesa de Agulo y todo su equipo de gobierno (seis
concejales en una corporación de nueve), todos ellos de la tropa que se reseña
en el presente comentario, es decir, para evitar malos entendidos, de la ASG, se ha liberado, cobran de
las arcas municipales, ordeñan una vaca de escuálidas tetas (Agulo no alcanza
los 1100 habitantes), más seca que la vergüenza de quienes han empezado a
igualar modos y costumbres de la manera más práctica y ejemplar: por ellos
mismos.
Tiene La Gomera la cesta de la
compra más cara de Canarias. Mucho de culpa deberán tener los que rigen los
destinos insulares desde casi los tiempos de Beatriz de Bobadilla. Quienes en
vez de intentar hallar remedios a que se paguen los combustibles más elevados
del archipiélago por el monopolio ignominioso de la empresa suministradora,
entienden que la prioridad pasa por la ampliación del aeropuerto. Será para que
sus señorías puedan tener vuelos directos con destinos más universales. A lo
peor ya se le está haciendo pesado a la senadora el tener que recalar en
Tenerife. Una instalación que dispone de dos frecuencias diarias con Los
Rodeos, con vuelos prácticamente vacíos, precios de los billetes casi por las
nubes (la distancia es tan corta que suelen volar los aviones por debajo de las
susodichas) y con una cafetería que si pasas por allí y te echas un cortado la
señora te da un abrazo…
Y se mentan
socialistas. Me quejaba amargamente cuando en San Juan de la Rambla (algo más de cinco
mil habitantes) el equipo de gobierno anterior (Tomás, Marco y cinco más) estaba
enchufado al completo en el surtidor de San José. ¿Y ahora qué hago con estos
del Bombón? Vividores, aprovechados, fieles súbditos del que sigue investigado
por un incremento patrimonial que no entra en los cálculos de la normalidad.
Que sí, hombre, se la pegará; más alto subió la palma.
Lo malo es
que el pueblo sigue dormido, ciego, con los ojos vendados. Nunca una póliza de
defunción ha provocado tantos muertos. Apáticos, somnolientos, que se dejan
embaucar con cantos de sirenas. Repasen la historia y emulen al gran
Hautacuperche. Rompan de una maldita vez el gánigo de esta falsa paz. No es que
les estén tomando el pelo. Es que los utilizan de manera descarada, los usan
como punta de lanza en unas supuestas reivindicaciones que de alcanzarlas
siempre se escoran peligrosamente.
¿Qué quieren,
que no vaya más? Pues les voy a responder clarito: Se van a joder. La Naturaleza es bastante
más sabia que todos ustedes juntos bailando el aseregé (sí, con g) en versión
aquelarre en La Laguna
Grande. Y a los jóvenes seguidores de las enseñanzas del
maestro deberé señalarles que no me vale ni aquella sentencia de qué buen
vasallo si tuviera buen señor.
¡Ay!, cómo
suena de sed el tambor de La Gomera. Silba
bien alto, Garajonay. Hasta mañana.
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