Según un sondeo, de celebrarse en España unas quintas
elecciones, el PP alcanzaría la nada despreciable cantidad de 300 diputados.
Manifiesta el votante en el apartado de observaciones que vale más corrupto
conocido que podrido por conocer. Asombra al encuestador que el 95% de los
preguntados afirma con total rotundidad su convencimiento de que el
acostumbrado a meter la mano en la lata del gofio ya parte con la ventaja de
intuir hasta qué punto sabe el porcentaje exacto de la medida (una ‘goga’, que
diríamos en canario autóctono), mientras que el novato, al no tener el tacto
aún predispuesto para encomiendas tales, lo mismo se ‘jarta’ del primer viaje y
acaba ‘enyugado’. Es ley conocida desde el principio de los periodos históricos
y por ello Mariano, profundo investigador en el campo de los tiempos muertos,
parte con una indudable ventaja respecto a los escasos competidores que le van
quedando. Que no conformes con apelotonarse en la cola de esta carrera de
fondo, se han dedicado a ponerse todas las zancadillas posibles y están cayendo
de bruces (de ‘bezos’, en oriundo), imitando al coyote ante el correcaminos.
Los estudios demoscópicos no aciertan –como los modelos
meteorológicos– a ponerse de acuerdo en el fenómeno de la ciclogénesis
explosiva en el seno (o quizás coseno) del PSOE. Se salen por la tangente. No
conforme la organización con seguir las ecuánimes propuestas de algunos blogueros
(me incluyo), que pasan por abrir las agrupaciones locales y pergeñar canales de
debates acerca de las posturas ideológicas, se han enzarzado en la pelea
barriobajera del quítate tú para ponerme yo. Porque la alusión a las bases para
que sean tomadas en consideración es planteamiento más falso que el gofio
madrileño.
Basta alongarse al vasto territorio de las redes sociales
para comprobar que aquellos que han tomado la iniciativa y llevan la voz
cantante para desplazar a los traidores que buscan con la abstención facilitar
el camino, tras un año de mirar al palomo, para otro mandato popular, son
quienes pretenden auparse al machito. Porque disimulan las discrepancias –sanas,
lógicas y esclarecedoras en cualquier proceso de redefinición programática– con
llamamientos en lavaderos públicos para crear conciencias afines que
desemboquen en idénticas jugadas a las que se ponen en solfa. Y todo ello,
insisto, bajo la cantinela de que decidan las bases. Pero sin darle voz en los
foros adecuados. Puesto que no es Facebook, que se sepa, la tribuna en la que se
deba confrontar y discutir juicios y criterios. Ni en 13, ni en 14…
Es lamentable el circo montado. Con animales. Muchos. Y
todos imbuidos de que la razón les asiste. Qué fieras. El otro, con idéntico
carné, es el malo, y punto. Cuánta irracionalidad. Inician los reclamos
colectivos y mercadean votos y adeptos sin medir consecuencias. Y me produce
sonrojo el comprobar cómo los que se lanzan a la aventura invocando democracia
interna, son aquellos que en un pasado no tan lejano fueron ya candidatos a
algo con unos resultados de vergüenza. Que fueron premiados por la propia
organización que ahora ven proa al marisco con puestos que recompensaran
derrotas palpables. Penoso.
Los electores estamos hastiados. Y nos atrevemos a sugerir comportamientos.
Que los guíe el sentido común. Solo eso. No es menester mayor alumbrado. Que
imperen la sensatez y la cordura. Sobran salvadores. Y retornados. Todos
quieren ser jefes. Y escasea la tropa. La militancia está bajo mínimos. Y a
este paso solo existirán aulas con profesores.
Es para creérselo. Si la cúpula la cagó (mis excusas), el
siguiente escalón (el que se promociona) puso el ventilador en un retrete que
lleva años sin limpiarse. Los cada vez más exiguos soldados ya no saben a quién
obedecer. Y desertan sin remisión. Se han pegado un tiro (de gofio) y se van
empolvados.
Con estas guerras intestinas, preclaros socialistas, en
hipotéticas terceras, cuartas o más elecciones, ¿van a venir a pedirme el voto?
¿En qué mundo viven? ¿Va a ser suficiente con los amigos de Facebook? Si los
reducidos afiliados no saben a qué árbol arrimarse, ¿qué porvenir les espera a
los que confiaban en una tripulación al menos bien avenida?
¿Otras opciones? ¿Una desaparecida –engullida– IU? ¿Un
Podemos que juega a la estrategia de verlas venir o a lo que me convenga porque
el PSOE me lo pone a huevo?
Qué honor, socialistas de pacotilla, truncar 137 años de
historia. Se revolverán en su tumba aquellos 25 héroes de Casa Labra. Si yo
utilizara la táctica del enjuague en la ‘tajea’
de toda la vida, tendría que concluir el presente con un expresivo me
dan asco. Pero como todos no somos iguales, y a los que nos apartamos en su día
nos sigue doliendo, va mi sentencia final: Cojan fundamento porque dan lástima.
Ya está.
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