12. Hablamos
con José Luis Estévez
Lo poco que este pobre diablo –me refiero, obviamente, a mí– sabe
tocar, se lo debe a varias personas que se han ido cruzando en mi camino en los
dos únicos grupos folclóricos en los que he ‘militado’. Una de ellas es el
protagonista de la presente entrevista; otra, aunque ustedes no se lo crean,
soy yo mismo, que a base de rascar la púa ha logrado sacar alguna nota a su
laúd. Y es que, como decía Benito Cabrera, hasta los negados aprenden.
Es, quizás, este cuestionario uno de los que más me costó. Para
confeccionarlo y para obtener las consiguientes respuestas. Cuando se es
conocido de alguien, no se le está apurando. Es al único que se lo dejé, con el
compromiso de que me lo traería hecho. Así fue.
Por eso, como no hubo momento físico de realización de la
entrevista, me voy a permitir el realizar una pequeña introducción, sin
menoscabo de que, a lo largo de la transcripción de la misma, pueda ir haciendo
cuantas aclaraciones considere pertinentes.
Este es un hombre que, como se dice por estos lares, toca lo que
le echen. Saca música de cualquier cacharro que pueda emitir sonido. Recuerdo,
gratamente, un particular concierto en Alemania: clarinete y timple. Y es que
la música no sabe de idiomas. Ni que decir tiene que el clarinete sonaba en
alemán. Pero el timple, instrumento currito donde los haya, dejaba callado al
anfitrión en muchos lances del peculiar envite. Hasta un banyo, que intentó
–eso, intentó– emular a nuestro singular protagonista, hubo de abandonar ante
el empuje del enano. En noble lid –musical, por supuesto–, el timple canario se
erigió en aquella noche en foco de atención, en centro de todas las miradas;
mejor, de todos los oídos.
José Luis ha tenido a bien musicar alguna que otra letra de quien
esto suscribe. Y no creas que te produce un no sé qué, el comprobar cómo algo
tuyo, parido con buena voluntad, se adereza con el encanto de las notas
musicales, para conformar un conjunto armónico.
Vive, prácticamente, en su coche, que es un mini-establecimiento
musical; música folclórica, claro. La dirección de la Escuela Municipal
de Folclore de Adeje le hace recorrer, diariamente, varias decenas de
kilómetros.
Esta entrevista pudo haberse realizado en las dependencias de la Sociedad "Valle de
Taoro" –Casino de Las Dehesas, Puerto de la Cruz –, pero no se hizo. Pudo
haberse realizado en un antiguo secadero de tabaco –hoy, felizmente, restaurado
y acondicionado– que sirve de local de ensayo de la Agrupación Folclórica
de Higa, del barrio perdomero de La
Orotava , pero no se hizo. Pudo haberse realizado en el
Mirador de La Corona ,
allá arriba en lo alto del Macizo de Tigaiga, contemplando tan singular
panorámica del Valle que otrora deslumbrara a Humboldt, pero no se hizo.
Con tantos atractivos y hubo de recurrirse al papel y al teléfono,
elementos impersonales donde los haya. Y es que, a veces, las cosas son más
informales. Algo parecido debió acontecer en esta ocasión.
¿Quién es José Luis Estévez?
Alguien que comenzó en el folclore a los cinco años. No se
arrepiente lo más mínimo de que su padre, a tan temprana edad, le inculcara el
gusanillo de ir ‘mamando’, desde chico, todo aquello que sonara a ‘canario’.
Con el paso del tiempo perfecciona sus conocimientos musicales
estudiando solfeo, piano y canto coral. Asimismo simultanea cualquier
instrumento utilizado en el folclore canario: timple, guitarra, laúd,
bandurria, acordeón, contrabajo… En la actualidad dirige la Escuela Municipal
de Folclore de Adeje, la Agrupación Folclórica de Higa, la Escuela de Folclore de Higa
y la Agrupación
Folclórica Valle Taoro.
Ha tenido muchas ofertas para ensayar más grupos, pero se ha visto
obligado a desecharlas. Su trabajo en el Sur de la isla le absorbe casi todo su
tiempo.
¿Qué es la
Escuela Municipal de Folclore de Adeje? Inicios,
funcionamiento, componentes, vestuario, ensayos...
La palabra Escuela, bien lo sabes tú, significa mucho. El
ayuntamiento adejero pretendió, con su creación, fundar una entidad en la que
se enseñaran nuestra música y nuestros bailes. Y eso procuramos, tanto yo, que
tengo la responsabilidad de llevarla adelante, como de la directora de baile.
Comenzamos en mayo de 1987, y desde ese entonces estamos en la brega.
Funciona en los diferentes barrios que constituyen el municipio y
lo estamos llevando a cabo a dos niveles: inicial y avanzado. Dentro de lo que
conforma el grupo que yo denomino inicial, los he dividido, a su vez, según las
edades, porque hay gente pequeña interesada en aprender, que son los más, pero
también, existe gente mayor, que ha pensado que nunca es tarde.
El número total de alumnos en todo el municipio –diferentes
barrios, diferentes edades– es, aproximadamente, de unos doscientos cincuenta.
Con aquellos que han aprendido más rápido, y han adquirido las
nociones mínimas indispensables para subir a un escenario, se ha formado un
grupo, que representa a la
Escuela y que consigue actuaciones, fundamentalmente a través
del Ayuntamiento. Es un grupo estable, que se va surtiendo de la cantera que
viene empujando fuerte. Este grupo
aludido, que actúa bajo la denominación genérica de ‘Escuela Municipal de
Folclore de Adeje’, tiene dos vestimentas: el traje típico de la Comarca de Chasna y otro,
más modesto, que refleja los hábitos campesinos de principio de siglo. Para los
pequeños, que también hacen sus pinitos de vez en cuando, sus padres les han
confeccionado el denominado traje de campesino. Luego, cuando pasen a formar
parte del grupo estable, será el ayuntamiento quien corra con este cometido.
Los ensayos están distribuidos a lo largo de la semana entre el
Centro Cultural del casco y los diferentes locales vecinales de los barrios del
municipio. Yo tengo que desplazarme a Adeje de lunes a viernes.
¿Qué espera el Ayuntamiento de la Escuela ?
La idea de la creación de la Escuela de Folclore fue la de fomentar esta
faceta en el Sur de la isla, que casi no existía. Los responsables de la Cultura en el municipio le
pusieron mucha ilusión y ya van siete años de continua labor. El folclore se ha
ido acercando a todos los rincones. En estos momentos se nota que existe
preocupación. En las fiestas, en los actos culturales, en los establecimientos
hoteleros es normal encontrarse con este tipo de eventos. Se ha logrado, en
suma, que esta representación de nuestro acervo histórico-cultural no quede
relegada al olvido.
(Continuará)
No hay comentarios:
Publicar un comentario