Ayer fue un
día entretenido pues me dediqué a repasar cuestiones que no pudieron ser
debidamente atendidas la pasada semana. Amén de otras menudencias domésticas
(como el accidente de Gallardón) que no merecen ser comentadas. Lo del Ministro
de Justicia, como cualquier asunto relacionado con gentes supuestamente
importantes, es curioso. Cuando menos. Si hubieses sido tú –no me pongo yo de
ejemplo para no parecerte petulante–, los amigos (y de los enemigos ni te cuento) se regocijarían
con lo de se pegó un leñazo de no te menees; si hubieras visto al rebenque
rodando por la escalera; chacho, chiquito rebencazo se pegó el cacho tolete… Y
así. Pero las celebridades sufren accidentes domésticos, incluido el llevarte
un palo con la fregona en un arrebato de la parienta. Hasta en los estampidos
existen las discriminaciones. Pues nada, que se recupere Alberto y que sus dos
costillas suelden en los plazos previstos. Parece que el susodicho no pudo
abortar el despegue y se la dio con todas las de la ley.
Otros que sufren
demasiadas contingencias son los socialistas. Tan precarios cuando Zapatero
arrancó la caña, ven surgir ahora innumerables posibles candidatos para esas
primarias que se avecinan. No sé si podré postularme yo, pero lo mismo lo
intento. Juego con la ventaja de estar poco contaminado y con el inconveniente
de la edad. Pero mi arrojo y valentía suplen con creces las decenas a las
espaldas. Lo mismo me animo y… los mando a todos a la porra (iba a escribir
otra cosa, pero bastante cagados están ya). Al último posicionado, Juan
Fernando López Aguilar, nadie podrá discutirle su valía. Aunque la huida de
Canarias, tras haber ganado las elecciones (¿fue en 2007?), dice muy poco en su
favor. El sentimiento de cobardía que generó en los muchos que le confiaron su voto,
ha quedado impregnado en su haber como una losa demasiado pesada. No creo sea
en estos momentos la solución que el PSOE requiere con urgencia.
Me imagino
que recuerdan a Rita Martín. Ese portento conejero que fue Consejera de Turismo
en el Ejecutivo canario. Y que se hallaba refugiada en una concejalía en el
ayuntamiento de la Villa
de Teguise. Ayer la escuché agradecer a Ignacio González (Nacho, el junior, el
recolector) la llamada telefónica tras haber abandonado la militancia popular.
A ella le encanta la política y no quería estar manga por hombro, por lo que ha
caído, rauda y veloz, en los brazos del barrendero mayor de los contornos y se
ha subido al camión de la basura (tú puedes leer, si te place, CCN o Centro
Canario Nacionalista). Es que no tienen el más mínimo sentido del ridículo y la
vergüenza la perdieron en el vertedero de Zonzamas. Si César levantara la
cabeza comenzaba a dar jaquimazos…
No comprendo
el revuelo ante la posible privatización de Aena. Dice el entendido (Paulino,
quién otro podría ser) que sería una pesadilla. Cuando todos los ayuntamientos
se rifan la privatización de sus servicios y venden tal medida como una fórmula
de eficacia y buena gestión, ¿por qué debemos pensar lo contrario en el caso
que nos atañe? No es que me haya vuelto partidario de esa visión, pero lo que
es bueno por determinados motivos no puede ser malo por idéntico planteamiento.
Debe ser la famosa coherencia.
Estoy hasta
los mismísimos cataplines con la agradable noticia de la paga extra navideña a
los funcionarios. Los comerciantes andan de un contento subido. Será tabla de
salvación y panacea de todas las compras de estas locas semanas de compras
compulsivas. Nadie salió en defensa del gremio cuando al gobierno (im)popular
de Rajoy se le ocurrió cortar por lo sano el pasado año. Es más, se aplaudió la
medida desde amplios sectores porque el ‘privilegio’ del trabajo fijo era más
que suficiente. Solo les faltó aplaudir con las orejas y sostener que con la
vocación ya podíamos comer una buena temporada. Los medios de comunicación nos
ahogan con mensajes aduladores para que vayamos derecho a gastarnos lo que nos
corresponde y tenemos más que merecido. Levantaremos la economía y haremos
posible la contratación de mucho parado para poder atender nuestras demandas. Jolines,
qué buenos somos. ¿Y nadie se percató en 2012 de la falta que hacíamos, de cuán
necesarios éramos?
En este país
de locos siempre es agradable encontrarse con algún cuerdo. Y lo es el cura
Juan Carlos, ahora párroco en Taco. Antes lo fue en El Fraile. Como él dice, va
a donde están los gomeros. Al que saludé también ayer en La Longuera que sigue
inmerso en grandes proyectos de carácter social. Es como Gabriel, el cura del
barrio mencionado, mi barrio, otro aglutinador nato de los diferentes colectivos
y que se remanga al subirse al carro para coordinar, nunca para dirigir. Así sí
vale la pena y no seguir soportando a tanto carca que flaco favor hacen a la
sociedad a la que manifiestan deberse y servir.
En fin,
amigos, sean felices y tiren pa´lante. Con ese ánimo me levanto cada día y me
sumerjo en mil berenjenales. Porque es la actividad el motor que nos conduce y
nos guía. Y si estás jubilado, con mucha más razón. En Facebook estoy colgando
alguna de las fotografías que incrustaré en este blog a través de las
correspondientes presentaciones de Picasa. Y no me pidan prisa que eso lleva su
ritual. Como el de atender las plantas, ir a comprar, caminar, escribir, leer,
cuidar a los nietos, fregar la loza, limpiar la azotea, barrer la rampa del
garaje… Ños, no te lo voy a contar todo. Eso también, muy de vez en cuando pero
se pone en ello todo el empeño. Hasta mañana.
Felicidades en su cumple con un día de retraso desde Asturias.
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