8 de marzo de 2016

Por las alturas

Me levanté temprano. Para un estado jubiloso como el mío, las siete y media constituye un esforzado madrugón. Me fui hasta La Orotava porque me esperaba mi particular vampiresa. Trinqué una buena cola saliendo del pueblo. Ay, Los Barros y Los Cuartos. Y en ayunas me extrajo un fisco apenas de ese líquido pastoso y de color rojo que te sale cuando una herida se cruza en tu camino. El cardiólogo, al que fui desviado cuando el médico me bautizó como hipertenso, creyó oportuno que debía pasar tres controles: la analítica reseñada (para ver los niveles de sodio y potasio; y me acordé de la tabla periódica de los elementos: hidrógeno, litio, sodio, potasio, rubidio, cesio y francio), un Dopper renal y un Holter de presión arterial. Acabo de ir a la chuleta para copiarme tales nomenclaturas. En ello estoy.
Se ha unido a la fiesta unas citas odontológicas, con lo que tengo dos semanas por delante bastante entretenido. Tanto que después del atracón mañanero de prensa digital, desistí del pensamiento inicial que se iba a titular ¿Podemos o no?, y que ya tú podrás deducir de qué iba el asunto.
Como el coche lleva unos días soltando aceite (puedes pensar lo que quieras), pero no la del motor sino la de la servodirección, por la tarde me fui al taller. Que no me queda muy lejos. Para orientarte, por la carretera de Icod el Alto, en la misma estación de combustibles de La Azadilla. Tuve que dejarlo. La manguera defectuosa forma parte de un todo (en la actualidad se venden las piezas al completo) que debía desmontarse. Menos mal que existen vías alternativas y la remiendan en La Victoria. Porque la susodicha no se hallaba en stock, que se dice ahora con la modernidad, y había que mandarla a pedir allende los mares. No, a Las Palmas, no, más lejos. Y tardaba casi un mes. Claro, en mi casa solo hay un coche. Y si voy al ayuntamiento a pedir uno prestado por unos días, entiendo que Manolo no esté por la labor. Ni siquiera por los servicios prestados. Mundo cruel. Allí lo dejé y debo pasar el miércoles a recogerlo.
Ya que me encontraba en aquellas alturas, después de encargarle al mecánico que se portara bien y no me lo tratara con brusquedades, me eché a caminar hacia El Lance. Si te digo la verdad, me cansé. Llevo unas jornadas constipado y la respiración no funciona igual. Menos mal que cuando se acaba el pegue en La Madrejuana, ya enfilas el peatonal que acondicionaron y se relaja el pateo. Pero solo hasta la entrada, o bajada, hacia Los Pinitos, porque desde ahí hasta las patas del guanche, agüita.
No he escuchado ni leído que el alcalde haya protestado mucho para que suelden muchos hierros que están desprendidos en el trayecto. Con lo bien que le quedaría un retrato debajo de aquello del Mencey. Son los dos más ‘inmortalizados’ de los contornos. La diferencia es que la escultura no besa, lo besan, y lo manosean. Sí, ayer hubo un resquicio en la agenda insular y tocó sesión fotográfica. Intensiva. Fuimos a visitar a un señor de noventa y tantos. Y el buen hombre se acuerda de todo. Eso deduje de la nota de prensa. Luego otra para celebrar la colocación de un punto de luz y los soportes para una baranda. Con su corte, no te creas que iba solo. Para dar a conocer la campaña de empichado, una más. Más tarde, ya en las Casas Consistoriales, para que todos puedan disfrutar de la celebridad, dos papeles, una mesa, la concejala y disparos que te pego.
Como te iba contando, después de saludar a Bentor con el poco resuello que me quedaba, estuve unos minutos contemplando el panorama del Valle. Me dio tiempo de contarle un fragmento de aquel poema, Bentor y los Reyes Magos, que escribí años atrás y que se publicó en el libro Entropía. Qué etapas aquellas en que los ayuntamientos tenían dinero para editar. Ahora se les va en las instantáneas de la caza del voto. Pero corría fresco y el cuerpo no me pedía excesos. Por lo tanto, al recorrido inverso. Que es más llevadero, por supuesto. Para abajo las piedras ruedan, se argumenta.
Vuelta a saludar a los que te tropezaste en la ida. Cuando veo a bastantes con perros, peligro. He escuchado que si pisas eso (no hace falta ponerlo con todas las letras), tendrás suerte en cualquier sorteo de las loterías. Así vende tanto una administración del pueblo. A más mierda (ya me salió) hollada, más décimos adquiridos.
Sin contratiempos mayores, heme aquí en casa, tecleando estas boberías y a la espera de que traigan los nietos guancheros, pues los padres, docentes ambos, tienen curro en la tarde. Menos mal que estamos los abuelos.
Como un lumbrera está por ahí buscando un independiente de reconocido prestigio para presidir el gobierno, háganme el favor de indicarle, si lo tropiezan, que estoy libre. Vaya manera de tomarnos el pelo, que no la coleta. Quieto, parado, que te conozco, Deja eso para otro momento.
Mañana corresponde el post número 1800. Gracias a que ustedes están ahí, al otro lado y siempre al pie del cañón.

7 de marzo de 2016

Y siguen cobrando

No me preocupa tanto el que sigamos sin tener gobierno –unos meses sin recortes nos sirven como desahogo tras unos años de reiterados sablazos– cuanto que diputados y senadores (a lo que debemos añadir una notable plantilla de funcionarios y personal de libre designación) sigan percibiendo sus honorarios cada fin de mes.
Se disolvieron las Cortes y se convocaron elecciones generales el 26 de octubre de 2015. Se toma como algo natural el que pueda haber otra cita el 26 de junio. Lo que se traduce en un gasto añadido de bastantes millones. Para volver a empezar con el guineo correspondiente porque no se vislumbra por horizonte alguno que con dos formaciones políticas se pueda alcanzar la tan ansiada mayoría absoluta en el Palacio de San Jerónimo (176). Con lo que, fácilmente, nos encontraríamos en el próximo otoño dándole vueltas a la rueda de la fortuna por si cae la breva. Mientras, vayan sumando miles de euros que entran en las cuentas corrientes de sus señorías por no dar un palo al agua.
¿Has oído que cualquiera de los elegidos, incluye a los impolutos de Podemos (los anticasta, no perdamos el norte), haya alzado la voz para intentar poner una solución a este despilfarro manifiesto, a este robo a mano armada? Nadie. Para este tema no se abre la boca. Qué bien les viene a los acomodados este medio año sabático. Mientras, los pensionistas debemos cerrar el pico y no protestar demasiado, no sea que el 0,25% peligre. Los que tienen la tremenda suerte de ir al curro cada día, dar gracias a estos legisladores por su preocupación en el estado del bienestar. El suyo, claro. Y a los que siguen sin alcanzar un empleo, bendecir la posibilidad de mirar cada noche el cielo estrellado. No te alimenta el cuerpo, pero te recubre de un halo de paz y unos chutes de esperanza.
Al tiempo, pura charlatanería. Enroques léxicos en un juego que insulta. No posee este comentarista de pueblo de los mecanismos suficientes para medir el descontento social. Ese que elevó a Podemos al lugar que ahora mismo ostenta. Aunque fraccionado en diferentes plataformas (mareas), concedámosle el beneficio de la duda y agrupémonos todos en el baile de disfraces. Pero me da la impresión de que todos lo movimientos previos se derrumban con esta pretensión de imponer sus tesis por arriba de cualquier otra consideración.
La correlación de fuerzas existente es la que es y no la que piensa que es. Porque si bajaran un instante de sus tarimas universitarias (algunos no van y cobran) y pusieran los pies en el mismo suelo que pisan los que dicen representar (para sacarlos de la miseria, la desidia y todo eso), quizás se percataran de que la suma, algo tan elemental que debieron aprender en primaria (incluso en colegios privados), conlleva todo el rigor matemático que los números cantan. No vaya a resultar que toda la parafernalia, traducida en bravuconerías y arrogancias, les vaya a jugar una mala pasada. Al elector le urge la precariedad y no quiere participar en ceremonias de confusión y en tácticas partidarias al más puro estilo de todo lo que han venido criticando y poniendo en solfa desde las sentadas madrileñas. Escuchamos, sí, otro discurso (a veces tan vacuo como el de los demás), pero eso no se trueca en mejoras ni prosperidad. Es más, nada resta de aquellas participaciones colectivas, de las asambleas con poder decisorio. Decide el capitán, asiente la escogida tripulación y calla y otorga la masa. ¿Dónde está, pues, el cambio prometido? Obvio es reconocer que a peor.
Ni Podemos ni nadie se halla en situación de imponer nada. Procede negociar hasta la saciedad para alcanzar un pacto que abra una puerta, que deje un resquicio a este taponamiento. Si se debe acudir nuevamente a las urnas, habrán fracasado estrepitosamente todos. Pero mucho más aquellos que se vistieron con ropajes diferentes para dar una vuelta de tuerka a la manera de hacer política. Salvo el atuendo físico, parole, parole, parole.
Me tildarán de sesgado (la línea editorial de este medio me condiciona sobremanera y no estoy para perder clientes ni capital) si manifiesto que Pedro Sánchez ha abierto una vía. Por la que deben comenzar a circular. El asfalto presentará rugosidades y los vehículos sufrirán paradas intermitentes. Algunos aún no han arrancado. Mas nadie tiene la llave para el desatasco inmediato y que deje la vía expedita. Esta locomotora que tire del carro deberá ser el fruto de sumas y cesiones. Te lo plasmo en una décima:
Es menester dialogar
pues nadie puede imponer,
todos tendrán que ceder,
amén de saber sumar.
No nos podemos gastar
un pastón en elecciones
por mor de las ambiciones
de un ombliguismo cerril,
si no rabieta infantil
de malcriados cabezones.
De vernos abocados a las urnas en las postrimerías de junio, cuando ya el verano habrá hecho acto de presencia, unos serán mucho más culpables que otros. Los pecados por omisión son tan dolosos como los cometidos por los que emitimos opiniones por fuera de los bares. ¡Ah!, olvídense de la muletilla ‘mi programa’. A pensar en ‘nuestro programa’. No hay más, no queda otra. Ños, si yo no me hubiese bajado del barco en 1987, a lo mejor estaría hoy… Cállate, bobo.
Vaya arranque de la XI Legislatura. Tiene el motor tan gripado como la factoría Honda.

4 de marzo de 2016

Cavilaciones

Con vuestro permiso, unas reflexiones a vuelapluma, sin darle demasiadas vueltas a la tuerka:
Nos quejamos de que la política es (más bien era) un echadero donde recalan personas sin preparación alguna, que entran con una mano delante y la otra detrás, y que salen con las dos delante (agarrándose los bolsillos). Cambian las tornas y aparecen en primera línea jóvenes universitarios con brillantes expedientes académicos y nos percatamos de que no saben sumar. O no dominan la resta llevando, que se dice. Y lo que es aún peor, desconocen las más elementales normas de convivencia porque ese día no fueron a clase. Mucha asamblea pero más bien escaso espíritu gregario. Autoritario, ponle el cuño. Argumentum ad hominen, ponle el otro (cuño). A la escuela pública.
Cuando un partido político elabora un programa para concurrir a una elecciones deberá entender que su puesta en práctica irá condicionada al número de votos obtenidos. Si alcanza mayoría absoluta y no depende de nadie, podrá permitirse el lujo de incumplirlo desde el día siguiente a la toma de posesión. No hace falta, creo, ponerte el ejemplo del PP en esta pasada legislatura. Pero cuando las cuentas no salen, la testarudez es mala consejera. Y si arriba quieres pactar, pero la condición sine qua non es que lo mío no se toca ni se cambia, gastémonos unos millones de nada y citémonos de nuevo en las urnas. O si no, logra que te propongan y defiende un plan de gobierno en el parlamento. En el supuesto de que a finales de junio deba ir hasta el local de la Asociación de Vecinos La Caldereta, aparte de perder los 50 céntimos que aposté semanas atrás, pienso votar a Pedro Sánchez. A un servidor, palabrita del niño Jesús, no me convencen los ademanes de Pablo Manuel. Después del niño de Bescansa y el beso a Domènech, incluida la nalgadita en el culo, ya no sé qué pensar. Y mira que soy tolerante.
Dicen que tras un naufragio, dos hombres llevaban varios meses en una isla (no puedo escribir desierta porque estaban ellos dos). Hasta que un buen día, tras tantas jornadas de aburrimiento, decidieron hacer el amor. Y cuando estaban casi en el momento culminante del acto, torció dulcemente el rostro el que estaba en la posición receptora (sujeto paciente) y demandó con vehemencia un beso al que actuaba de complemento agente. A lo que este, que se había mostrado más reacio en los momentos previos de la proposición deshonesta, contestó de manera taxativa: ‘Mariconadas, las justas’.
Debo ser anticuado y pienso que el hemiciclo no es lugar de exhibicionismos. Relajitos con orden y cada trabajo requiere sus espacios. No perdamos el norte y actuemos con el fundamento y la seriedad que la situación política requiere. Los ciudadanos demandamos altura de miras y no compadreos. Porque podemos acabar pensando que haya habido intención manifiesta de sobredimensionar un fenómeno social. Sí, cada minuto me decepcionan más. Hasta Carmena tuitea. Buen porte y nobles modales, abren puertas principales.
Como acaban por tocarnos los instrumentos musicales en casi todos los tonos, y para seguir con la fiesta, leo: “Cómo calcular la edad de los huevos”. Vaya cuestión más tonta, pues mirando la fecha de nacimiento en el DNI del susodicho. Yo con los míos no tengo problema alguno. Y vieron la luz los dos el mismo día. ¿Gemelos o mellizos?
Y concluyo, puesto que debo concentrarme para la votación de hoy. Estimo que ya tenemos una andadura democrática estimable. Y va siendo hora de que interioricemos que vivimos en un estado aconfesional. Muchos creemos que se debería ir más allá, hacia un estado laico. Las creencias, los cultos, las ceremonias deben estar siempre en la privacidad de cada cual. Por ello, no comparto que cada vez que se presenta el cartel y el programa de la Semana Santa, por ejemplo, y por esa época transitamos ahora, el protagonismo parece caer de la parte del cargo de turno. ¿Qué pinta ahí un alcalde o un concejal? Oiga, usted en su vida íntima haga lo que estime oportuno, pero no convierta un hecho de estas características en un acto de propaganda política. Cada acción en su ámbito. Y ya puestos, dado que se ha presentado en mi pueblo el cartel de las fiestas de mayo, vaya foto publicaron. Parece que la concejal hace ofrenda del mismo a la máxima autoridad insular del Partido Popular, que hizo un hueco para la foto. Cuando tengan el programa, me avisan para huir unos días de la villa. Lo siento, los fuegos me sacan de quicio. Yo no entiendo esa religiosidad despilfarradora. Y ya está.
Hasta la próxima.

3 de marzo de 2016

Décimas de las ausencias

Como no pienso escribir una línea del debate de investidura –solo vi unos minutos mientras esperaba ayer en el dentista para la limpieza de rigor– porque los sesudos analistas, tertulianos, comentaristas y resto del gremio me han hecho cambiar de opinión –dónde voy yo con tanto lumbrera– acudo al baúl de los recuerdos y me tropiezo con una décimas, que titulé de las ausencias, encargadas por la Comisión de Fiestas de mi barrio (Toscal-Longuera) del año 2006. Dado que en esa época uno ya residía en su actual domicilio de la Urbanización Los Príncipes (era tiempo de gastar los euros mangados en mi pretérita etapa política en el ayuntamiento de Los Realejos; corrupto que es uno), cuando el programa estuvo en la imprenta, alguien tuvo la (in)feliz ocurrencia de suprimir las estrofas que creyó oportuno, pues ya se sabe que la mayoría de páginas se destinan a propaganda comercial. Y el churro que salió me dejó con tan fuerte cabreo que a partir de ese entonces me dije: “Más nunca”. Y lo que ha salido después ha hecho acto de presencia en este blog y poco más. Vamos con ellas:

Otra vez me han encargado
que a este programa me alongue,
y que en el mismo yo nombre
personajes del pasado
que su quehacer han legado.
Y siendo de bien nacido
el mostrarse agradecido,
aquí me tienen rimando,
y verso a verso hilvanando
el compromiso adquirido.

Y me puse a recordar
por los pasajes de antaño,
de cuando hace unos años
mucho campo que admirar,
y un inmenso platanar
que la marea lindaba
–pues cerca la playa estaba–
por El Horno y por La Fuente,
que en los veranos la gente
cada día transitaba.

Pues Los Roques atraía
al vecino en general,
que en busca de yodo y sal
a remojarse acudía.
Alguno se entretenía
agenciando buenas lapas
que le servían de tapas;
otro pardelas buscaba
y al Roque se encaramaba
sin tener planos ni mapas.

En los pesqueros las cañas
asoman por todos lados,
hoy no abundan los pescados,
pero no se pierden mañas.
Más que un arte es hazaña,
pues un fisco pescadito
se nos hace bien gordito,
y además de gran tamaño:
mentirijitas sin daño
que no suponen delito.

Siempre tuvo el pescador
el carné de exagerado:
siempre se escapa el pescado
que tiene mejor sabor
y en la sartén: ¡fuerte olor!
Del agua no lo sacamos,
pero siempre imaginamos
que somos el no va más,
y si acaso a los demás
la menudencia dejamos.

Por Pejerreyes, cazones,
de Pablo en la capitana;
mas cantar de buena gana:
reclamos por mil rincones,
de Ravelo sus canciones.
La morena se asomaba
y en el lazo se enganchaba;
hasta escuchaba el “silbío”,
arriba Isidro el Tavío,
que en El Pesador estaba.

Son tantos los personajes
que me temo los olvidos,
pues si fueren conocidos,
aquellos de sus linajes
me espetarán, sin ambages,
que ellos fueron historia,
que guardan en su memoria
aconteceres variados,
para siempre recordados
y dignos también de gloria.

El ser de La Gorvorana
me concede gran ventaja,
pues si destapo la caja
de un ayer que fue mañana,
me encuentro una vida sana
donde no había ni luz.
Y por la fiestas de Cruz,
el pique de ambos lados
dejaba ciertos enfados,
pero ningún patatús.

Y si hablo de un desmayo,
debemos citar a Flora,
quien no bendijo la hora,
pudo ser abril o mayo,
que rápidos como un rayo,
los artistas ambulantes
le cambiaron el semblante,
adivinando el pasado
de algún que otro allegado:
todo ocurrió en un instante.

Qué decir de Juan Espuela,
de Eliseo y Pepe Oliva,
las bestias en la sorriba,
los caminos a la escuela,
Siño Gaspar, Siña Adela.
Los toscones, las carretas,
a las ventas con seretas,
don Alejo, Los Molleros,
tan escasos los dineros
que era mucho dos pesetas.

Plataneras, tomateros,
con cebollas y batatas,
gran abundancia de matas;
las casas, lindos floreros,
caminos con agujeros.
Doña Lutgarda y Domingo
que por su venta distingo,
también la tasca de Elías,
donde los vinos bebías
con envidos, que no bingos.

Argelio siguió el negocio,
que ya era Media Cuesta,
y El Parranda por la fiesta
brindaba ratos de ocio.
Desconocían el bocio
en tiempos de agua en chorro;
las chicas juegan al corro,
los chicos a la pelota;
¡cuidado!, la lona rota:
tu madre te da en el morro.

Una col de tronco largo
tenía Jorge Marrero,
bien cerquita del terrero
de las luchas, me hago cargo.
Fue un instante amargo
cuando Julián pereció,
en el estanque se ahogó;
en los momentos de antaño
también nos hicimos daño,
también sentimos dolor.

Las Arenitas, La Hoya,
las escuelas y el drago;
a La Zanjita yo alabo,
El Monturrio en la memoria,
ya pasaron a la historia.
De “siños” hubo bastantes,
así se llamaban antes:
Juan Ramón, Matías, Clara,
Carmen, Bartolo, Juana...
y siempre de buen talante.

Hubo también los apodos
que yo no voy a nombrar,
aunque es bueno recordar.
Sí mento, de todos modos
a Elena y Manuel Socorro,
y a Vicente el zapatero,
y a Vicente el jardinero;
camino a La Ciudadela,
siña Rosario y Fidela,
Espinosas, Acevedos.

Siña Eustaquia y Frasquita,
Rosario y Catalina,
en El Toscal, Peregrina,
y Nieves que nos concita
a echar una mascarita.
La tele de Venezuela,
aquello era una escuela,
y la puso Carmelina
con motor de gasolina;
en otras casas: la vela.

Se quedan en el cajón
un sinfín de aconteceres,
pues en el saco de haberes
guardados hay un montón.
Pero te doy mi opinión:
es hora de rescatar
y para siempre tratar
de redactar el legado
que los “viejos” han dejado:
¡lo debemos intentar!

A ti, joven, yo te animo,
recoge bien el testigo,
que sepas que estoy contigo;
debes seguir el camino:
un canario trino a trino
con su canto nos agrada.
No partirás de la nada,
pues ya tienes recorrido
lo que hemos reunido
poco a poco, de la nada.

En el programa no cabe
lo que viene a mi memoria,
aunque es bien larga la historia
–la Comisión ya lo sabe–
puede que nunca se acabe.
Si recordar es vivir,
habremos de convenir
que en otra continuaremos,
pues si en este no cabemos,
otra fiesta ha de venir.

Ahora toca diversión,
que ya el festejo comienza,
pero ten presente y piensa
que ha costado buen montón.
Ayuda a la Comisión,
¡oh, Virgen de Guadalupe!
Si versificar no supe
a todos ruego perdones;
para ustedes, bendiciones,
que la fiesta nos agrupe.

A todos los mencionados, mis respetos. A los omitidos, mis excusas. Y a Francisco García Ramón, gracias por la foto.

2 de marzo de 2016

Novelerías gratis

Nevó en esas partes altas. Y mucho. También en La Palma y Gran Canaria. Pero aquí, al decir de los que más saben, en cantidades que no se conocían desde hacía mucho tiempo. Como no estamos acostumbrados a hechos semejantes, o a que caigan cuatro gotas en parajes sureños, a pesar de las buenas intenciones del Cabildo, las máquinas existentes no daban abasto. Tampoco era cuestión de comprar más o pedirlas prestadas a otra comunidad autónoma peninsular. Y lo de utilizar productos estilo sal, por ejemplo, desechado porque las galerías no tienen culpa de las impaciencias.
Pasaron los días y el personal se removía en todas las instancias. Los más intrépidos no esperaron y se echaron a caminar. Nos inundaron de fotos y vídeos y se nos pusieron los dientes más largos aún. Algunos no midieron las posibles consecuencias, no valoraron los peligros y tuvieron que ser rescatados. Puede que mucha parte de culpa la hayan tenido las propias autoridades. El reportaje fotográfico del gabinete de prensa orotavense disparó el resorte de mucho culo inquieto. Y las imágenes de la guardia civil esquiando en los paisajes de El Teide dio lustre a cuanto plástico se halló a mano.
Debo reconocer, no obstante, que la mayoría de los que se aventuraron a patear por la geografía nevada era –fue– consciente, supo adaptarse a las dificultades y no se extralimitó en la aventura. Como debe ser. A pesar de las tristes y desgraciadas excepciones. La tómbola donde se adquiere el carné de tonto siempre permanece abierta. No vimos cholas con calcetines, pero casi. Y guarros, tú. No, eso lo hacen los de fuera (disculpa al uso).
Ahí tienen en la foto que ilustra este comentario al amigo José Manuel Ramos para dar fe de mi argumentación anterior. Pero no todos están dispuestos a semejante sacrificio y pretende llegar bien acomodado en su coche hasta las mismísimas narices del volcán. Y aparcar… donde le sale. Para eso, para tocar las napias a cuantos operarios deben cubrir muchas horas extras para contener las avalanchas. En unas condiciones en las que, normalmente, no está habituado a desarrollar su labor.
A pesar de que Carlos Alonso me va a llamar novelero (declaró que hay mucha novelería para subir, y también para opinar) por garabatear estos párrafos, entiendo que emitir un juicio no deberá causarle mayor trastorno. Ya bastante tiene, me imagino, con la piscina de Puerto de la Cruz. Y con la estación de guaguas. Y con la ampliación del Botánico. Y más.
Dispongo de vehículo con tracción a las cuatro ruedas. Me pude convertir en un novelero más y tirar por cualquier pista de las muchas que se trazan en nuestros montes. Alguna conozco y alguna he transitado. Con y sin el níveo elemento. Pero ya no estoy en edad. La nieve, de verdad, me resbala. Antes sí que iba. A las primeras de cambio.
Creyó conveniente la autoridad abrir el acceso por el Sur. Pero se apuntaron tantos –¿se podía esperar otra cosa?– que fue menester arbitrar otras medidas. Que no pasaron por las lógicas de patear y bajar el colesterol. No, pondremos transporte gratis desde Vilaflor y, de paso, fomentaremos la economía local. El segundo aspecto, plausible a todas todas. El primero, no lo tengo tan claro. Porque los autores que parieron la idea ya me están tachando de demagogo. Recurso del roto y del descosido. ¿No se hubiese invertido mejor esos euros en el arreglo de la piscina portuense, a la que antes aludí, y dábamos una alegría a los cientos de deportistas que se hallan ahora mismo del tingo al tango e, incluso, utilizan el viejo muelle pesquero para sus ejercicios? O en caso de que para ese particular ya existiese partida presupuestaria, transferir el capital al ente radiotelevisión canaria. Luego me contratan con el cometido específico de seleccionar las noticias que se deben emitir en cada informativo. Se repiten tanto que hace unas semanas se incendió un piso en Las Palmas y hasta que no se quemó el último muelle del colchón origen de la desgracia nos estuvieron machacando las pupilas. Qué guineo. Y con una redacción en la que tropiezan y se molestan.
Que yo sepa no se ha prohibido el paso a los que quieran acudir a pie. Que no te sientes capaz de semejantes sacrificios, quédate en casa viendo como Florentino y Zidane planifican la próxima temporada. O si no, exige a la institución insular que cargue –palas para ello dispone– varios camiones de nieve y la vaya repartiendo por las diferentes plazas de los pueblos. Si Mahoma no puede ir a la montaña…
¿Quiénes pudieron disfrutar del viaje gratis? ¿Se tuvo en cuenta su poder adquisitivo? ¿Se exigió fotocopia de la declaración de la renta? ¿Se dio preferencia a los que no habían subido desde bastantes décadas atrás? ¿Se puso un tope de edad? ¿Se investigó el material que portaba cada excursionista? ¿Se les midió la tensión arterial? ¿Se revisó el carné de vacunas? ¿Pasó el calzado el control de la superficie de adherencia? ¿Se contó al regreso si volvieron todos los envases que fueron en el viaje de ida? ¿Se inspeccionó cada mochila o bolso por si  pretendían colar algún muñeco de nieve? ¿Cuántas guaguas se contrataron? ¿Cuál era el precio de cada viaje? ¿Se eligieron a dedo? ¿Habían pasado la ITV? ¿Se informó con todo lujo de detalles al Santo Hermano Pedro?
Me siguen asaltando dudas y preguntas, pero en cuanto abran el acceso por Aguamansa me planto en El caminero (se llamaba Ramón y vivía en la zona de El Castillo, ¿lo sabías?) y que me suban gratis. Y de ser por ahí la bajada (por aquello del circuito), que también me recojan y soy el primero para el siguiente viaje por La Esperanza. Si debe aguantar unos años más el hierro, hecho gofio, del peatonal de Icod el Alto…
Hasta mañana.