Dilema que me
planteo cada vez que retomo la manía bloguera tras cualquier periodo de
descanso. Sí, ¿de qué escribimos para reiniciar la marcha? El haberme alejado,
motu proprio, de todo aquello relacionado con Internet y cualquier artilugio de
esos que te conectan con el mundo y te aíslan de los que te rodean, y quedar
sujeto a los dictados televisivos, me ha hecho retornar con un cabreo
descomunal.
Me atrevo a
lanzar el (pen)último consejo al presidente del consejo rector de la RTVC, que hago extensivo al
director de informativos: Si el archipiélago no concita mayor volumen de
noticias, con un informativo diario bastaría. A no ser que hayan decidido
seguir la fórmula del 24 Horas de Televisión Española. ¿No hay un solo
periodista en esa redacción que haya sido capaz de echar una visual a esas
rejillas (o parrillas)? ¿No hay un presentador (o presentadora) de cualquier
edición que se aplique la penitencia de ver el contenido de otra? ¿Para qué una
plantilla bien nutrida si debo tragarme al redactor (o redactora) de turno con
la calabaza herreña de 118 kilos durante un mínimo de día y medio?
Ya está bien,
no nos insulten. Y no es que sea solo en verano, época propicia para reponer,
estilo Verano Azul, todo lo viejo encontrado en cualquier estantería (o carpeta).
Si me apuran un fisco, quizás me suba al carro de los que abogan por la
supresión. Lo mismo se aliviarían las listas de espera hospitalarias. Que
conste que no me gustan las demagogias baratas, pero son tantas las veces que
me cuestiono el paso por La Pirámide,
que me quedo troncocónico perdido. ¿O es que todo debe reducirse al cambio de
caretos en la parte superior del organigrama?
Me da que se
aproximan elecciones. Ya se atisban movimientos de los políticos escritores.
Aquellos que unos meses antes de cada cita se alongan a los periódicos, con la
aquiescencia de sus editores, para demostrarnos lo bien que hilvanan unos
párrafos. Como en el PSOE, amén de las meteduras de pata (denuncia al ministro
del Interior), se vislumbran cambios significativos (entiendo que para bien),
me planteo si el señor Segura (fallecido –q.e.p.d.– el histórico Txiki Benegas),
uno de los que inició la andadura cuando aún no se había levantado el monumento
que ahora quieren derribar en Las Raíces, prepara un nuevo asalto. Como aún
resta un 10% (eso leí) de nombramientos en el gobierno canario, concédanle una
dirección general, que ya ese cuerpo no está para tanto viaje a Madrid. Luego,
para recordar viejas andanzas en los años 80 del siglo pasado cuando
inauguramos la ampliación de la carretera de El Burgado, que me conceda el
honor de cualquier asesoría. Puedo escribirle los discursos. Bueno, un esquema,
que ya él se enrolla bien.
Lo peor que
llevo en este agosto que finiquita hoy es el asunto del indulto majorero. Los
poderes legislativo, judicial y ejecutivo, pilares y sostenes de cualquier
democracia que se precie, han quedado a la altura del betún. Los unos hacen
leyes a porrillo con la finalidad de no ser cumplidas. Los otros dictan
sentencias en función de directrices que parecen originadas, y sustentadas, en
cualquier lugar de su anatomía bien distante del cerebro. Los últimos, a
echarle de comer aparte. Entre todos dejaron que Josefa ingresara en prisión (más que sea un ratito) para quedar luego
como salvadores de la patria y todos los territorios aledaños. Vómitos causa el
contemplar desde el alcalde de Betancuria (qué bella población) hasta el
mismísimo Mariano, pasando por los Morales, Clavijo y resto de la cuadrilla,
argumentando estupideces. Muchas más que las que este eterno aprendiz destila
en Pepillo y Juanillo al menos de lunes a viernes. Como deben lavar sus
inmundicias (por no escribir mierda) a la hora de mirar para otro lado en las
infinitas ilegalidades cometidas y consentidas en construcciones de muchas
alturas (¿pongo nombres de hoteles o lo damos por presupuesto?), han hallado a
su particular conejita de Indias. Impresentables. Y a todos los que se
adhirieron a la solicitud, por qué no reclaman que se tire de la manta de una
vez por todas? Puede que debamos derribar media Orotava, sin ir más lejos.
Todas las
formaciones políticas se suman a las algarabías. Pero dime si conoces alguna
que haya manifestado que debemos meterle mano a los que han hecho posible que
estas situaciones tengan lugar. No, vamos a la fiesta, montemos el circo en
Corralejo, en Playa Blanca y en Tahíche. Por cierto, lugares emblemáticos esos
espacios de dunas (La Oliva)
y de playas (Yaiza), paradigmas del buen hacer urbanístico y modelos de
sostenibilidad medioambiental. Váyanse al carajo, por no mentar otro sitio más
lejos.
Mañana
comenzaremos el curso. Me temo, no obstante, que debo dejarlo aquí, no sea que
los maestros me tiren los trastos. Ya buscaré algo de lo que escribir. Gracias
a lo que me animan a seguir cubriendo esta necesidad vital. Lo dicho: mientras
el cuerpo aguante y la mente carbure…
Hasta el
próximo mes.