lunes, 31 de agosto de 2015

¿De qué?

Dilema que me planteo cada vez que retomo la manía bloguera tras cualquier periodo de descanso. Sí, ¿de qué escribimos para reiniciar la marcha? El haberme alejado, motu proprio, de todo aquello relacionado con Internet y cualquier artilugio de esos que te conectan con el mundo y te aíslan de los que te rodean, y quedar sujeto a los dictados televisivos, me ha hecho retornar con un cabreo descomunal.
Me atrevo a lanzar el (pen)último consejo al presidente del consejo rector de la RTVC, que hago extensivo al director de informativos: Si el archipiélago no concita mayor volumen de noticias, con un informativo diario bastaría. A no ser que hayan decidido seguir la fórmula del 24 Horas de Televisión Española. ¿No hay un solo periodista en esa redacción que haya sido capaz de echar una visual a esas rejillas (o parrillas)? ¿No hay un presentador (o presentadora) de cualquier edición que se aplique la penitencia de ver el contenido de otra? ¿Para qué una plantilla bien nutrida si debo tragarme al redactor (o redactora) de turno con la calabaza herreña de 118 kilos durante un mínimo de día y medio?
Ya está bien, no nos insulten. Y no es que sea solo en verano, época propicia para reponer, estilo Verano Azul, todo lo viejo encontrado en cualquier estantería (o carpeta). Si me apuran un fisco, quizás me suba al carro de los que abogan por la supresión. Lo mismo se aliviarían las listas de espera hospitalarias. Que conste que no me gustan las demagogias baratas, pero son tantas las veces que me cuestiono el paso por La Pirámide, que me quedo troncocónico perdido. ¿O es que todo debe reducirse al cambio de caretos en la parte superior del organigrama?
Me da que se aproximan elecciones. Ya se atisban movimientos de los políticos escritores. Aquellos que unos meses antes de cada cita se alongan a los periódicos, con la aquiescencia de sus editores, para demostrarnos lo bien que hilvanan unos párrafos. Como en el PSOE, amén de las meteduras de pata (denuncia al ministro del Interior), se vislumbran cambios significativos (entiendo que para bien), me planteo si el señor Segura (fallecido –q.e.p.d.– el histórico Txiki Benegas), uno de los que inició la andadura cuando aún no se había levantado el monumento que ahora quieren derribar en Las Raíces, prepara un nuevo asalto. Como aún resta un 10% (eso leí) de nombramientos en el gobierno canario, concédanle una dirección general, que ya ese cuerpo no está para tanto viaje a Madrid. Luego, para recordar viejas andanzas en los años 80 del siglo pasado cuando inauguramos la ampliación de la carretera de El Burgado, que me conceda el honor de cualquier asesoría. Puedo escribirle los discursos. Bueno, un esquema, que ya él se enrolla bien.
Lo peor que llevo en este agosto que finiquita hoy es el asunto del indulto majorero. Los poderes legislativo, judicial y ejecutivo, pilares y sostenes de cualquier democracia que se precie, han quedado a la altura del betún. Los unos hacen leyes a porrillo con la finalidad de no ser cumplidas. Los otros dictan sentencias en función de directrices que parecen originadas, y sustentadas, en cualquier lugar de su anatomía bien distante del cerebro. Los últimos, a echarle de comer aparte. Entre todos dejaron que Josefa ingresara en prisión (más que sea un ratito) para quedar luego como salvadores de la patria y todos los territorios aledaños. Vómitos causa el contemplar desde el alcalde de Betancuria (qué bella población) hasta el mismísimo Mariano, pasando por los Morales, Clavijo y resto de la cuadrilla, argumentando estupideces. Muchas más que las que este eterno aprendiz destila en Pepillo y Juanillo al menos de lunes a viernes. Como deben lavar sus inmundicias (por no escribir mierda) a la hora de mirar para otro lado en las infinitas ilegalidades cometidas y consentidas en construcciones de muchas alturas (¿pongo nombres de hoteles o lo damos por presupuesto?), han hallado a su particular conejita de Indias. Impresentables. Y a todos los que se adhirieron a la solicitud, por qué no reclaman que se tire de la manta de una vez por todas? Puede que debamos derribar media Orotava, sin ir más lejos.
Todas las formaciones políticas se suman a las algarabías. Pero dime si conoces alguna que haya manifestado que debemos meterle mano a los que han hecho posible que estas situaciones tengan lugar. No, vamos a la fiesta, montemos el circo en Corralejo, en Playa Blanca y en Tahíche. Por cierto, lugares emblemáticos esos espacios de dunas (La Oliva) y de playas (Yaiza), paradigmas del buen hacer urbanístico y modelos de sostenibilidad medioambiental. Váyanse al carajo, por no mentar otro sitio más lejos.
Mañana comenzaremos el curso. Me temo, no obstante, que debo dejarlo aquí, no sea que los maestros me tiren los trastos. Ya buscaré algo de lo que escribir. Gracias a lo que me animan a seguir cubriendo esta necesidad vital. Lo dicho: mientras el cuerpo aguante y la mente carbure…
Hasta el próximo mes.

viernes, 14 de agosto de 2015

Estación de guaguas

Juro no entender la tardanza habida en los previos administrativos para la construcción de la estación de guaguas portuense. Una ciudad turística, que lleva muchísimos meses ofreciendo una penosa imagen en esta faceta del transporte colectivo, y venida a menos por avatares tan nefastos como el mencionado. Que no dista demasiado de aquella que en nuestros años mozos (ve calculando) fuimos testigos directos en los aledaños del muelle. Cuántos viajes en la de La Dehesa, con el Platero de conductor e Isidro de cobrador, por aquellos intrincados recovecos, curvas y estrecheces.
Parece ser que el ministerio de Fomento había de ceder un terreno al ayuntamiento para que este, a su vez, lo pusiese a disposición del cabildo y poder así iniciar la obra, cuyo proyecto aprobó la institución insular hace algo más de un año. Este tinglado me recuerda el de aquel ciudadano que acude a su concejal (el del barrio, el de toda la vida) para exigirle el arreglo del trozo de vía que pasa por delante de su casa. Y el edil le responde que ese particular no es competencia municipal. Y… un calvario.
Así nos pasamos la vida. De brinquito en brinquito, con dos pasos pa´lante y otros dos (o tres) pa´tras. Se asumen competencias, se delegan actividades, se traspasan obligaciones y, al final, es tal el jeroglífico montado que cualquier acción se ve dificultada hasta el infinito. Sin embargo, no intentes hacerte el loco a la hora de pagar una multa porque la máquina funciona hasta el extremo de embargarte los cuatro euros que tienes en el banco por si te entra una enfermedad, que alegaban nuestros mayores.
Uno cuestiona que si los dineros públicos proceden del bolsillo de los ciudadanos, estos (nosotros) demandamos la misma celeridad. Si las monedas ruedan en la dirección de Hacienda a un ritmo constante y casi siempre vertiginoso, no parece lógico que cada vez que deben efectuar el camino inverso se tropiecen con una cantidad de piedras que en el viaje de ida no se vislumbraron.
Lo ocurrido con el intercambio de cromos entre las tres esferas de la administración pública para que Puerto de la Cruz disponga de una estación en condiciones, es una muestra de lo bien que funcionamos para poner pegas y dificultades. Lo que debiera ser una línea recta (dicen que es la distancia más corta) se transforma, por arte de birlibirloque, en una sucesión de curvas peligrosas mucho más llamativas que las de la mismísima carretera de La Aldea de San Nicolás.
Cuando arranquen las tan ansiadas obras, volveremos a consolarnos con un ‘menos mal’, o ‘un más vale tarde’, pero no habremos aprendido para que en una siguiente oportunidad prime la agilidad. Qué va, como esto es mío y está anotado en mi inventario, se sujeta a mis normas. Y hablan (entre ellos) de parcelas o propiedades que son, única y exclusivamente, de nosotros, de los paganinis, que estamos al margen de disputas sibilinas y que se nos importa un bledo unas explicaciones, o justificaciones, que solo añaden más incertidumbre, más caos.
Es el eterno problema de acaparar. Cualquier institución que se precie, puede que como coartada para liberar un cargo, se impone una ambición desmedida para aumentar su patrimonio: edificios, solares, terrenos, ruinas, amén de presupuesto. Pero este último va destinado al pago de sueldos, dietas, transportes… de ya te puedes estar imaginando quiénes.
Después nos tropezamos con esperpentos como el del ayuntamiento de Madrid. Ni siquiera posee un inventario actualizado de edificios municipales. Y en vez de esconderse debajo de una piedra, algunos grupos políticos, responsables en un pasado inmediato de tal desorganización, ponen el grito en el cielo cuando la alcaldesa pretende ordenar la relación para destinar, los que no están siendo usados, al servicio de diferentes organizaciones sociales. Debo reconocer que en ese aspecto mi pueblo les adelanta por la izquierda y por la derecha. Pues si una escuela se cierra por falta de material (alumnos), la banda de cornetas y tambores, la asociación de mayores, el equipo de dominó o el cura inquieto (que los hay) que promueve encuentros juveniles les darán buen uso. Y lo que se utiliza no se deteriora.
Esperemos que no haya más obstáculos y que la estación de guaguas portuense sea, por fin, una pronta realidad. Y que miles de turistas (los de aquí acabamos por acostumbrarnos) no padezcan inclemencias para coger la guagua que lo llevará a Las Cañadas. O a la capital de la isla. O a Icod de los Vinos. O a El Lance…
Por las informaciones que leo al respecto, la impronta del rédito popular de cara a inminentes elecciones se marca con la visita a la sede ministerial en Madrid. Me repatea que Manolo, Lope y resto de la tropa nos tilden de olvidadizos ahora que ocupan la alcaldía. Todo éxito que se apunten en la gestión, estimada Sandra, es una sonora cachetada a cómo te utilizaron en los cuatro años del mandato anterior. Y aunque Ledesma era concejal de urbanismo, verbigracia, la responsable del derrumbe habido en la calle Tegueste tiene nombre y apellidos (de mujer). ¡Ay!, manda rosas.
Estoy pensando tomarme unas semanas de vacaciones para acometer unos trabajillos pendientes en casa. Si observas falta de movimiento en Pepillo y Juanillo, no vayas a creer que me han nombrado asesor de cualquier bobería. Lo mismo es que me dediqué a otros menesteres más físicos que mentales. Ya se verá.
Hasta la próxima.

jueves, 13 de agosto de 2015

Un milímetro de segundo

Algunos días escribo en plan muy localista. Y aquellos que me leen allende los mares pueden quedarse en treinta y tres. O más. Pienso que estas locuras de mente calenturienta no van a traspasar los límites geográficos de Los Realejos y me equivoco de manera rotunda. Afortunadamente. Pepillo y Juanillo (el blog) es conocido hasta en la estepa siberiana.
No crean que inicié el recorrido de hoy jueves con un canto de entrada a modo de alabanza por lo bien que me va en esta andadura. Ni como una forma de congraciarme con todos los ‘amigos populares’ que me han ido abandonando en la aventura de las redes sociales. Aunque después, cuando ellos también se cansan de las malditas directrices que rigen sus andares, vuelven a aceptarme para guiarse por mis doctos consejos. Se habrán percatado de que procuro mantener una línea de acción lo más recta posible. Y como algún exalumno hay, me conocen de tiempo ha.
Ya que aludí a directrices, me gustaría conocer si todos los curas de la diócesis nivariense están de acuerdo con el señor obispo. Ha prohibido tajantemente que los sacerdotes se suban al carro de casar en las playas. Los sacramentos deben llevarse a cabo en los recintos sagrados. No sé qué opinará Francisco al respecto. Pero uno, en contrapartida, debería exigir que fuera suprimida, ipso facto, la religión de las escuelas estatales. Y repasando acontecimientos de años idos, se comprueba que debido al arrimo permanente de la iglesia católica a determinados sectores sociales (políticos y económicos), no siempre se ha actuado con esta rigidez. Las condescendencias han proliferado hasta el punto de anularse matrimonios por no haberse consumado. Eso se ha alegado. Ignoro quién hizo la cata pertinente. Ya puestos, ¿por qué una procesión interrumpe el tráfico si mi coche paga impuestos y los santos no? ¿Por qué desde las instancias eclesiásticas no se presiona a los poderes judicial y ejecutivo para que de una vez por todas se lleven a un lugar sagrado tantas y tantas víctimas de conflictos y guerras cuyos cadáveres se hallan esparcidos por espacios profanos (por utilizar un calificativo poco agresivo)?
No pensaba apartarme un milímetro de segundo (¿o era no lo dudé?) de lo que tenía en mente y ya voy por medio folio con una desviación tal que lo mismo no me enderecho, sino caigo antes de maduro. Vamos a intentarlo:
Las instituciones públicas, tras el resultado electoral del pasado mes de mayo, siguen en el proceso de nombrar asesores. La verdad es que no me he leído la legislación al respecto, pero confieso que tampoco tengo el más mínimo interés. Las leyes se inventan para no ser cumplidas. Siempre habrá un resquicio por el que colar lo que nos interese. Que no podemos liberar a todos los concejales, les pagamos por asistir, o no, a una generosa cantidad de reuniones. Y todos contentos.
El Cabildo de La Palma se halla en ello. Hasta los castos de Podemos se han engolosinado. Aun en la oposición cuentan con su adjunto. Que cuando nos subimos al machito, aparte de mandar las opiniones antiguas a la papelera de reciclaje, da un gustito. Si te fijas en los poseedores de la papeleta de la fortuna, son todos ellos perdedores natos en los municipios de los que formaron parte de la candidatura de sus respectivos partidos. En resumen, hay que buscar acomodo a los electos y a los que el pueblo no quiso. Muestra inequívoca del respeto al voto ciudadano.
Uno no se halla en condiciones de comparar. Pero tiene la impresión, tres décadas después, de que los incrementos presupuestarios siempre siguen direcciones similares en la mayoría de administraciones públicas: para engordar en capítulo I en detrimento de otros, como el de inversiones. Parece no tener fin el afán de colocar personal a dedo, mientras se desatienden incidencias cotidianas. Me pica la curiosidad y me remuerdo la conciencia por no poder ser testigo de un hecho inverosímil: ver a estas corporaciones gestionando un ayuntamiento con aquellos presupuestos ridículos con los que se comenzó la andadura democrática. Y se pasó de la nada al establecimiento de una sociedad digna en escaso tiempo, sin que se perdiese el norte del progreso en batallas de cómo me lo dejaron. Creo que no era solo cuestión de ópticas. Me inclino hacia condiciones de actitud. A veces pienso, pero me sacudo, si no tuvimos la culpa de dar nacimiento a una cultura acomodaticia, del tenerlo todo. Y son los políticos de ahora un claro y evidente reflejo.
Ahí tenemos a varias formaciones demandando la comparecencia parlamentaria de un ministro. El del Interior, don Jorge Fernández Díaz. Quien estimó conveniente reunirse con el señor Rodrigo Rato, a sabiendas de la que le está cayendo. Y que quedará en nada, como ocurre con personajes de altas esferas porque los tribunales que han de juzgarlos están formados por magistrados que han sido designados por cuotas partidarias. Donde se impone la mayoría absoluta del PP. Con lo que las sentencias van en función de agradecimientos.
Tras insistir en la petición por activa y por pasiva con el mutismo absoluto (agosto se presta para la inactividad y la holganza) del Gobierno, se descuelga el ministro con la solicitud de comparecencia voluntaria. ¿Falta de respeto? No, directamente tomadura de pelo. Son de otro mundo.
Acaba de pasar una perseida y pedí el pertinente deseo. Por si acaso. Me maravilla este tal San Lorenzo. Tiene lágrimas para dar y tomar. Y llora anualmente por la misma época. Hasta mañana.

miércoles, 12 de agosto de 2015

M&M

Pido disculpas a Marco y María (o María y Marco) por no ser demasiado original a la hora de elegir un título para este modesto comentario (como todos) de hoy miércoles. Que pudo ser también Los Manolos. Porque nuestro dúo sabe cantar. Y bien. Siempre temas de su mayor y mejor conveniencia. En las fiestas del pueblo ya se está comentando si serán estrellas estelares con el consabido Amigos para siempre.
–¿Qué pasa, Jose, por dónde andas ahora?
En los círculos reducidos, y esta llamada telefónica lo era por razones más obvias que las ruinas de la Casona de La Gorvorana, quería que se le tratara con el primer nombre de pila. Sin tilde, llana, como la vida misma. Lo entendía más familiar, más de andar por casa.
–Hombre, Chiqui, aquí en Punta Cana, dando una vuelta con Wert. Ya sabes que se acaba de volver a casar y para celebrar lo bien que nos viene el divorcio de puertas adentro, le dije a Martinón si podía cambiar la invitación anual de Playa Blanca…
–Ños, tío, te envidio, de mayor quiero ser como tú.
–Sí, compruebo que estás haciendo méritos. Ya me llegó la entrevista. Estoy orgulloso de tus respuestas. Cada vez te me pareces más. Menos mal que se me ocurrió quitarme el bigote.
A Manolo, el segundo (por ahora), no le gustaba lo más mínimo que lo llamaran así. Pensaba que lo trataban de una manera demasiado infantil. Y estimaba que eso cercenaba su ascenso. Él quería subir la escalera directamente por tramos, de meseta a meseta, nada de peldaño a peldaño como le habían aconsejado en el seno de su familia.
–Oye, que me dijo Carlos después de leer la última encuesta del CIS…
–Joder, cómo la cocinamos, quedó mejor que la doble con vistas al mar en la que descanso ahora mismo.
–Te decía que Alonso me sugirió si no era posible aceptar una enmienda por colar otros 15 millones con lo que nos aproximaríamos al 10%.
–Glu, glu, glu…
–¿Cómo?
–Perdona, Chiqui, es que me atraganté con el banana mama, que me empalaga bastante. Claro, acostumbrado al daiquiri de toda la vida. Estoy pensando que el próximo verano podríamos venir juntos. El Wert este está practicando francés como un loco y tuve que aconsejarle que lo hiciera con su mujer. Yo, para la intimidad, prefiero el sueco.
–¿Cómo?
–¿Qué me preguntaste? ¡Ah!, sí, el incremento presupuestario del anillo…
–Sí, porque, y perdona que te interrumpa…
–No te preocupes lo más mínimo, para eso estamos. Plas, jódete, cabrón.
–¿Cómo?
–Un mosquito, coño, que me traía frito, pero ese no vuelve a ser padre ‘más nunca’.
–¿Qué piensas, entonces, Jose? Mira que esto es una llamada internacional y te estoy llamando con el móvil del ayuntamiento.
–Ahora mismo contacto con Pastor. Lo malo es que a Montoro se le siga ocurriendo bajar el IRPF.
–Haz todo lo posible. Si logro alcanzar los 30 millones, la vicepresidencia del Cabildo no me la quita nadie.
–Qué orgulloso estoy de ti, Chiqui…
–Llámame Manolo, Jose.
–Nosotros somos aves de más altos vuelos, como los cóndores que otean el horizonte en las cumbres de Los Andes. Hasta poético me siento en la suite.
–Pues sí, qué quieres que te diga. Este ambiente pueblerino ya no me hace tilín. Cada día se acrecientan los deseos de abrirme al mundo… y saber lo que es al fin la libertad…
–Con esa voz, con esa afinación, con ese tono sosegado y sostenido…
–Me sonrojas, Jose.
–Dejémonos de pollabobadas y… Vale, haré lo que pueda. Yo creo que se la podemos meter a Mariano sin que se dé cuenta. Le daremos la vuelta a la tortilla con el ahorro de Gorona… Dalo por hecho.
–Una última cosa, Jose. Y corto por si la oposición investiga el gasto telefónico. ¿Y si el año que viene nos vamos a cazar antílopes en el delta del Okavango? Que aquí no hay ni conejos.
–Pues lo mismo Grumasa piensa abrir algún hotel en Botsuana. Indagaré. Bueno, Chiqui, perdón, Manolo, me pongo a ello.
–Gracias, Jose, sabes que aquí tienes un puntal.
–Ja, ja, como la publicidad de San Isidro: Eres un puntal. Dale a me gusta.
Cualquier parecido con la realidad NO es pura coincidencia. Hasta mañana.

martes, 11 de agosto de 2015

Modestia aparte

Menudas rociadas le están cayendo a la Vicepresidenta del Gobierno de Canarias. Las dudas razonables nos asaltan cuando observamos la procedencia de las críticas. Porque la fiabilidad de (in)determinados periodistas es directamente proporcional a la trayectoria zigzagueante (de veletas, más bien) en el ejercicio de su profesión. Algo también sabemos por este Norte, donde el insulto se ha convertido en atractivo turístico. Como me consta el desvelo de las agrupaciones locales por devolver al partido la credibilidad dañada por infinidad de avatares en estos últimos años, tardando están los dirigentes de más altas esferas en desmontar ciertas patrañas, en acudir al juzgado o en presentar dimisiones. Con cuestiones familiares de por medio, algo habrá que declarar.
Y hecha la nota aclaratoria al principio, que a veces es bueno empezar al revés, vayamos (ahondemos, mejor) a unas declaraciones del presidente insular del Partido Popular, quien, en su condición de consejero del Cabildo tinerfeño, ha vuelto a demostrar que ha debido abandonar el tratamiento psicológico que le fue recomendado para superar el difícil trance (a nadie se lo deseo) de una doble personalidad tan galopante que al propio Stevenson le hubiese hecho modificar la trama de su famosa novela.
Lo que antes era molestia soterrada en el pueblo, se ha ido convirtiendo en runrún que transita por los diversos núcleos poblacionales del municipio. Algunos ya nos atrevemos a dar nuestro parecer por escrito y no limitarnos a la clásica charla de bar que se diluye con el paso del tiempo. Constancia existe, pues, de que a don Manuel Domínguez no le gusta que concejales o vecinos le sugieran mejoras en la Villa de Viera. Poco le importa que vengan en forma de moción en las sesiones plenarias o fundamentadas en instancia reglamentaria a través del registro de entrada. Ante las sugerencias o propuestas, idéntica respuesta: “Estamos en ello”. Ni una miaja de humildad cuando desde el día siguiente se comienzan a mover hilos para demostrar a la ciudadanía que se trabaja en esa dirección. Tras una labor ingente de propaganda en todos los medios a su alcance, que no son pocos, se acaba por convencer a los incautos de que justifican el sueldo hasta los que cobran por reunirse.
Este pasado domingo, Manolo, alcalde, consejero, presidente insular, presidente del grupo popular en el Cabildo, empresario y cazador en sus ratos libres (yo estoy jubilado y hay días que las 24 horas no me dan), en una entrevista publicada por Diario de Avisos (http://www.diariodeavisos.com/2015/08/dominguez-tengo-sensacion-estoy-en-gobierno-del-cabildo/), se congratulaba de lo importante que fue su intermediación para conseguir fondos (15 millones) con los que acometer el cierre del anillo insular.
“Sin que suene osado por mi parte, creo que no. Hubiese sido imposible que hoy estuviésemos contando con esa partida y con ese futuro cierto de la construcción del anillo en ese tramo, porque creo que las personas son fundamentales”, respondió mi alcalde (qué orgulloso me siento), sin despeinarse, ante la pregunta del periodista. Me lo dan (a mí, que soy muy guapo) porque los ministros son mis amigos. Y las perras del Estado se gastan en función de simpatías de los colegas. Las necesidades son cuestiones aleatorias. Si al PSOE realejero se le ocurriera interceder para que se desatasque el alumbrado de la variante de Toscal-Longuera, agüita. ¿Cómo? Pero sí hay ejemplos anteriores. ¿Mi opinión al respecto? Nítida, clara y contundente en comentarios precedentes: Si se recurre a estos compadreos es porque los que tienen poder decisorio y capacidad para distribuir los recursos son unos cachanchanes y unos ignorantes de la realidad que debieran conocer perfectamente. Y si el cargo les queda ancho, ahuecando.
“A veces tengo la sensación de que estoy en el gobierno y de que esa es la labor que me corresponde desempeñar en esta administración. Sin embargo, saben todos que estoy en la oposición. No creo que haya confusión por parte de la ciudadanía. Tenemos que hacer caso a los ciudadanos, que nos piden consenso, entendimiento, indistintamente del lugar que ocupemos. Nos ha tocado estar en la oposición y no por ello estamos en contra de lo que se tenga que desarrollar. Tenía dos opciones: quedarme de brazos cruzados o trabajar para que el cierre del anillo saliese adelante. He optado por la segunda por el beneficio de los tinerfeños. Si ellos son capaces de discernir quién ha trabajado para esto y quién no es un tema secundario. Lo que están celebrando es que estando en la oposición seamos capaces de entendernos con el Gobierno y que podamos aportar soluciones a los problemas de esta Isla. Sin el PP en este mandato las cosas no saldrían de la misma forma. Si el PP no hubiera estado representado y por quien lo está, estoy convencido de que las obtenciones de proyectos no se hubieran conseguido solo con las dos formaciones que están gobernando actualmente”.
Para enmarcar, que entrecomillado ya está. ¡Ah!, el subrayado es mío. Para que me refuerce el titular del presente post. Si yo fuera concejal del Consistorio sito en la Avenida de Canarias, escribiría el testamento anterior en una cartulina (en una pancarta no, porque no me dejaría desplegarla en aplicación de la ley mordaza) y antes de intervenir en el apartado de ruegos y preguntas, se la enseñaría disimuladamente. Y, a lo peor, le ocurre lo que a Rajoy que no entiende su letra.
Las directrices madrileñas de que el enemigo es el PSOE le lleva a manifestar estupideces (mis disculpas) como que solo defiende el sueldo de sus consejeros (sin mirarse el ombligo a través de las diez reuniones mensuales a 94 euros cada una). O “vaticino un matrimonio divorciado desde el primer día. Realmente no hay una relación estrecha. Por eso creo que no van a ser fieles”. Bien saben ustedes de divorcios, abortos y matrimonios homosexuales a pesar de que, cara a la galería, recurren todas las leyes progresistas. Eso es cinismo elevado a la enésima. Y no hay que ir muy lejos.
Ya está. Hasta mañana.

lunes, 10 de agosto de 2015

La Graciosa

Uno de los actuales diputados del Parlamento de Canarias pasa sus vacaciones en La Graciosa. Y da cuenta de su estancia a través de varias fotografías que cuelga en su perfil de Facebook. En una de ellas, y porque él lo manifiesta, ya que apenas se le columbra, se puede observar (intuir) a una persona al volante de un jeep (todoterreno, Land Rover, como prefieras). Da la impresión de que el vehículo no está en movimiento. Hago el inciso no sea que su señoría me lo reproche y me acuse de falso testimonio.
Como hace años que uno se halla inmerso en esta faceta de publicar artículos de opinión, no será difícil husmear en hemerotecas y otros recipientes o depósitos para colegir que son varias las ocasiones en las que he sostenido que en La Graciosa hay demasiados coches. Y que, por lo tanto, entiendo que nos la estamos cargando. Es mi opinión, oiga, y si usted no está de acuerdo y cree que debe incrementarse el parque móvil, pues santas pascuas.
No pareció gustarle al señor diputado que tal parecer lo manifestara en su muro a modo de comentario, pues al rato el párrafo de marras había desaparecido. Así como otros juicios que en torno al mismo se suscitaron. Muerto el perro, se acabó la rabia, habrá pensado.
Un servidor, no satisfecho con la actitud de un cargo público (si entiende que sus ocios van al margen de su actividad política, lo que debe hacer es guardarlos en su más estricta intimidad; si los publicita, sabe a lo que se expone), puso en el propio, junto a la fotografía en cuestión, esta otra sentencia:
“Si don xxx cuelga esta foto en su perfil y yo opino que me parece mal mucho coche en La Graciosa porque entiendo que se la están cargando, es muy libre de eliminar mi comentario (así como otros que se suscitaron en torno al mismo). De ser cargo público como usted, un servidor no habría hecho lo mismo”.
Y menos mal que se me ocurrió guardar la instantánea porque instantes después siguió el mismo camino que los comentarios eliminados. Debió pensar el político que no era suficiente con la desaparición del cuerpo del delito y me contestó del tenor literal siguiente:
Deberías informarte de la regulación de los vehículos en la isla, y saber que ahora hay un enorme control al respecto y que cada uno requiere una autorización. Senderos marcados y limitaciones. Las familias de la graciosa q viven aquí tienen su opinión, no son turistas y han llegado a acuerdos con la administración. Llevo mas de 20 años viniendo créeme y conozco bien como ha ido evolucionando la vida. El vehículo pertenece a una familia de la isla. Aprovechar la foto para opinar sobre el asunto me parece bien, pero no quiero una polémica donde no la hay. Supongo que vienes mucho a la isla, aunque nunca hemos coincidido.
Es el ejemplo típico de confundir el culo con las témporas o el atún con la velocidad. Recuerden que todo arrancó de la expresión de un simple criterio: Pienso que en La Graciosa hay demasiados coches. Y si alguno, como el aludido y contestatario, cree que se debe incrementar el parque móvil de aquel minúsculo territorio (refuerzo lo escrito más arriba), lo tiene fácil: a legislar al respecto. Ahora tiene la sartén por el mango.
No es menester múltiples visitas a la isla, ni habitar en ella de manera permanente, para declarar lo que considero una obviedad. Mi fotingo, residente en el Realejo, como yo, también requiere una autorización. Circula, como todos y con limitaciones, por los caminos marcados. Y conozco, por razones de edad (vaya que sí), cómo ha ido evolucionando la vida. Y las familias de cualquier pueblo tienen su opinión. ¿Acaso he preguntado si el coche de la foto es de alquiler, suyo o de unos amigos? No llega mi curiosidad a tanto. Aunque si me empeño, lo mismo estoy en condiciones de averiguarlo.
¿Polémica? ¡Oh!, fíjese usted, señor diputado, que ya hace seis días que usted escribió las líneas que arriba señalé en cursiva y siguen en mi muro sin que me haya pasado por la cabeza el suprimirlas. Ese gesto bien merece ser ubicado en mi haber, pero también en su debe.
Un personaje público (no se preocupe, antes lo fui yo, pero en una época en que la parafernalia era más bien escasa, por no decir nula) está sujeto a controversias. Que muchas veces son alimentadas por ustedes mismos. Por ello, un consejo: procure que su actividad familiar no se vea salpicada por avatares de otra índole. Si un periodista le saca una foto y la publica, a lo mejor le viene bien para promocionarse. Pero si se propaga desde su mismo entorno, hay que acostumbrarse a pagar servidumbres. Máxime cuando se trata de un fondo medioambiental tan delicado y sensible. ¿Qué pensaría el gran César Manrique de este tema que nos concita?
¿Polémica? Percátese de que sí me conviene. Tendría filón para unos días en este canal. Por mí, a su disposición.
Un diputado canario
veranea en La Graciosa,
que es isla bastante hermosa:
de la mar, un santuario.
Mas ante mi comentario
de haber demasiados coches,
pensaría: Son reproches,
no se admiten disensiones;
como si dar opiniones
fuese cuestión de fantoches.
Hasta mañana.

viernes, 7 de agosto de 2015

Otro trío

De cuestiones a plantear, a comentar, no te vayas a pensar otra cosa. Porque como concluyo con los amores cabilderos entre CC y PP, no entiendan que el PSOE… Un respetito.
No me considero legitimado para dar o quitar razones. Pero el asunto del chiringuito madrileño del PSOE merece siquiera unas líneas para un necesario desahogo personal y puede que ideológico.
No levantan cabeza en la capital. Creía uno que con Gabilondo mucho se adelantaría y que su ecuanimidad y sapiencia ayudaría a desbrozar el intrincado camino. Debo confesar, por el contrario, que nunca me convenció Carmona, cuya valía personal y formación académica no discuto. Sus reiteradas intervenciones televisivas me dieron la sensación de que el hombre iba de sobrado por la vida. Insisto, es una apreciación demasiado subjetiva. En la que caemos, por razones obvias, todos aquellos que nos adentramos en las procelosas aguas de la opinión. Ya intercambié pareceres al respecto con algún que otro amigo desde antes de celebrarse las elecciones municipales.
Ignoro qué ha habido tras la medida de la agrupación capitalina. Pero las posibles razones que pudieran asistirle al que fuera cabeza de lista, se pierden en su inmediata salida a los medios de comunicación. Que sostenga que la secretaria general, quien fuera avalada por el 55% de los votos de la asamblea, no goza del respaldo suficiente para tomar este tipo de decisiones, se carga todo principio democrático que se precie. Habría que reconsiderar tantas aspectos si solo fuesen válidos los acuerdos adoptados por mayorías aplastantes y por órganos elegidos por aclamación, que sería menester regirse por la ‘dedocracia’ del Partido Popular.
Deja caer, asimismo, el señor Carmona que la división existente en el partido socialista en Madrid posibilita que solo cinco de los nueve miembros del grupo municipal estarían a favor de apartarlo de la portavocía. Volvemos a lo de antes. Intuyo que a nadie le gusta que le quiten un caramelo de la boca, pero creo que este hombre necesita un repaso de las cuestiones matemáticas más elementales. De no ser así, toda legitimación para soltar peroratas teóricas de carencias democráticas (en los otros) quedan fuera de todo lugar. E intentar argumentar fuera lo que debe ser debatido dentro resta credibilidad. Cuando uno entiende que posee toda la razón, sobran las justificaciones. Y más con el carácter de recorrido mediático que se le está dando. Sería cuestión, además, recordar que tal procedimiento de nada valió para incrementar la representación en el consistorio.
¿Qué hay detrás? Ni la más remota idea. Pero las apariciones explicativas de tal guisa no contribuyen a la aclaración del panorama. Más bien lo enturbian. Y ya bastante oscuro estaba. Y está. ¿Por qué no son capaces de tomar ejemplo de aquellos que se han ido, por variopintas razones, sin tantas escandaleras? ¿No se percatan de que estos ruidos incrementan el hastío y la sensación de que no quieren bajarse del carro por nada del mundo?
Baja el paro otro mes más. Y van unos cuantos. Buena noticia, sin duda. Pero mientras no nos tracemos el objetivo de crear empleos de calidad, mal encaminados vamos. Si no alcanzamos el 7% de contratos indefinidos, estamos patentando el que la precariedad sea una constante hasta que la muerte nos separe. Porque la jubilación remunerada va a quedar al alcance de aquellos que hayan tenido la inmensa fortuna de poder garantizarse un plan de pensiones.
Como no soy perito en nada, confieso mi total ignorancia en la manera de hacer los cálculos para contabilizar el número de parados que van quedando en las listas, odiosas listas. Para mí que hacen una simple sustracción y cada mes descuentan lo que ha descendido y el resultado, obviamente, es que cada vez hay menos apuntados. Pero si más del 90% son empleos temporales, en algún momento deberán retornar a las oficinas públicas de empleo. A no ser que se cansen. O que emigren. En fin, prometo ser aplicado y me pondré a estudiar. Lo mismo me diplomo en economía y me nombran asesor.
Y ya que me metí en terrenos económicos, nunca dieron más de sí 15 millones de euros. Que son los que Mariano, de los muchos que nos debe con cargo a convenios de carreteras anteriores, ha puesto, a modo de anzuelo, en los presupuestos del próximo ejercicio económico, para que Manolo pueda seguir enamorando a Carlos Alonso. Todo ello en función del resultado de las elecciones generales de este inminente otoño. Las presencias comunicativas de Manolo han sido en estos días pasados similares a las de Miguel Antonio Carmona. El uno para ascender y el otro para quedarse. Hasta en la tele autonómica, esa que no servía para nada y que era el aparato propagandístico de Paulino. Cómo se viran los tiempos. El efecto del cambio climático está conduciendo al climaterio a más de un político. Y todavía en edad de buen ver. Lo que hay que ver.
Con ese montante abriremos las bocas del túnel que falta en el anillo insular. Sí, las dos, tanto la de Santiago como la de El Tanque. Luego las pintaremos de negro y a esperar. Más adelante (quince o veinte años), reanudaremos el proyecto (se habrá incrementado el importe en otros trescientos millones de euros) en ambos sentidos. Y si un error de cálculo  impide la conexión subterránea a la altura de las charcas, mejor, tendremos dos túneles. Y aquí en casa echado a perder. Reitero la propuesta, qué asesor se están perdiendo.
Hasta la próxima. Sean felices. Y fieles a Pepillo y Juanillo. Por mí que no quede.

jueves, 6 de agosto de 2015

Estamos en ello

No creo sea buena táctica, incluso política, ir de sobrado por la vida. Que es lo que parece estarle ocurriendo al PP realejero. Puede que piense Manolo que a él, por la divina gracia de la Virgen del Carmen, no le va a ocurrir jamás lo que a su formación allende los mares. O quizás no tan lejos. Olvida la letra de aquella copla que señala cómo una palma subió orgullosa para acabar en el suelo barriendo. Es el peligro evidente de las mayorías absolutas cuando concluyen en el endiosamiento (engreimiento, petulancia, egolatría). Como si besitos y arrumacos fuesen medicina perenne. Las viejas, por razones obvias, se van muriendo. Y las que vienen detrás son jóvenes sobradamente preparadas. Y el que quiera entender que lo entienda.
Desde el mandato anterior, el grupo popular de la Villa de Viera se subió al carro de no tomar en consideración propuesta alguna que procediera de cualquiera de los concejales de la oposición. Ni la más mínima atención. Se bastan. Con argumentar que ya están en ello (emulando al Aznar pletórico de años atrás), despachan las preguntas y mociones al ritmo que dicta el jefe. Me consta que más de uno de sus ediles se ha rebelado. Pero en privado, eso sí. Que el reparto de competencias y las asignaciones económicas son demasiado golosas como para poner en juego supervivencias.
Como son públicas tales cuestiones, estimo que muchas de las iniciativas elevadas a la consideración del pleno gozan de excelente salud. Y son factibles de, al menos, ser debatidas. Porque ya es casualidad que al día siguiente de ser rechazadas, las redes sociales y otros medios de comunicación soportan la avalancha de un gabinete de prensa que trabaja a destajo para demostrar que la concejala de educación, verbigracia, busca libros y material escolar para hacer otro banco. Cojan las actas de la Asociación de Padres del colegio de Toscal-Longuera (años ochenta del siglo pasado) y no vayan más lejos a recoger medallas ajenas. Y no se cobraba un duro por trabajar de lo lindo. No como en la actualidad que se lo pasan muy lindo por no trabajar un carajo. Qué bonito es figurar. Así se pueden bien disimular ineptitudes manifiestas. Y con la artimaña de las dedicaciones parciales, contabilizadas en porcentajes grotescos (¿cómo se dedicará el 40% de un tiempo a labores municipales? ¡Ah!, es un truco para enchufarlos a todos; bien de salidas tiene la regleta), que viva el vino.
Bien les gusta un banco. Tanto que se han dedicado a husmear sitios oficiales de consistorios españoles para adecuar ordenanzas al estilo realejero. Vamos, como hizo Marrón con su tristemente célebre Plan de Seguridad. Y arráyate dos millos. Me dijo en cierta ocasión el presidente de una conocida sociedad que tal cargo lo podía ostentar cualquier rebenque, como él mismo, siempre que a su lado tuviese alguien con dos dedos de frente. En los equipos de gobierno de los ayuntamientos de ahora mismo ya no se conforman con ese alguien. Necesitan bastantes. Por algo será. ¿Lo habrán cogido? A lo peor no.
No me tildes de duro en mis críticas, pero ya está bien. Y el pueblo, adormilado. Creyendo en los pajaritos preñados que nos vende el supremo Mariano en sus loas. A mi modesto entender puede que esté viviendo en un país diferente. Yo, por supuesto. Porque el de ellos sí es real. En su imaginación, pero real. Se creen acompañados en su más oscura soledad. Te venden la misma moto tantas veces que tú sueñas tener diez o más de ellas. Se hace una obra pequeña en mi pueblo (pongamos unos escasos miles de euros) y el despliegue propagandístico es de tal calibre que piensas estar contemplando el cierre del anillo insular. Para el que los presupuestos estatales contemplan 15 millones de euros merced a la intercesión del presidente insular ante la ministra del ramo. Dado que el montante económico que se estima para concluir el tramo El Tanque-Santiago del Teide ronda los 300 millones, vayan calculando. Entre pipas y publicidad, me dirán. A un servidor, a este paso, no le va a caer la breva. De todas maneras, como ya estamos inmersos en un círculo virtuoso (antes fueron brotes verdes o conjunción de planetas), la salida del túnel –y nunca mejor dicho– sigue igual de distante. Por cierto, seguimos olvidando que desde El Castillo (Los Realejos) hasta Buen Paso (Icod de los Vinos) falta tremendo cacho de carretera por acondicionar. Y como subo a Las Abiertas al menos una vez en semana, observo que ya el piche comienza a presentar desperfectos. Debe ser que no atisbo sino fallos.
Conozco a un amigo que lo contrataron cuatro veces el pasado mes de julio. Y se pregunta si contará por cuatro personas en las estadísticas. De ser así, señores populares, van a tener que seguir creando muchos bancos para acabar reduciendo la lista a unos límites soportables.
No me está gustando el caminar de ciertas perritas. Estas esperas a ver qué pasa en las generales son compases de inutilidad total. Tan al acecho están que se pasan más minutos afilando cuchillos que realizando una gestión adecuada. Eso sí, no me puedo quejar porque mi pensión siempre será revisada al alza. El 0,25% no es moco de pavo. Debo estar por lo menos solo un tercio por debajo de cualquier concejal al uso.
Mientras, mi alcalde (en chiquito), pero al tiempo alto cargo orgánico (en grande), tiene nueva pareja de baile político: Carlos Alonso. Ambos abonan el terreno. Tremenda gracia me hace cuando Manolo nos establece el símil del matrimonio que se quiere mucho para explicarnos (entrevista dominical) sus concomitancias en el Cabildo. Y ahí lo dejo, no sea que Adolfo vaya a tener más trabajo.
Amigos, estamos en ello. Hasta mañana.

miércoles, 5 de agosto de 2015

Décimas hospitalarias

Se produce el ingreso, tras las pruebas de rigor, y comienza la etapa más complicada, la de más temor. Pero la epidural hace milagros: no te enteras un carajo. Y esto es lo que ocurrió:

El veinte de abril corría
y del año dos mil doce,
cuando a quien usted conoce
al quirófano acudía.
En Hospiten recibía
al personal preparado,
y casi recién ingresado
lo llevan al “paritorio”
con alegría y jolgorio
por dos mozos transportado.

Ya rasurado bajó
y dispuesto al sacrificio,
aunque previo al estropicio
la epidural recibió.
Luego todo se nubló
y vino el sueño profundo;
fue levitado a otro mundo,
del cual retornó al momento
en que acababa el invento
con un éxito rotundo.

Buena bola le sacaron,
según indicó el doctor
a quien fue del afer actor,
por el corte que sajaron.
Allá abajo lo dejaron
hasta el volver absoluto,
pues es el ansiado fruto
o culmen de este proceso,
que no será pan con queso,
pero destupe el “conduto”.

Ya sube a la habitación
que le habían asignado,
con ingente cableado
y con agua a mogollón.
Un enorme botellón
solo un suspiro duraba,
pues el líquido regaba
el circuito urinario:
doscientos litros a diario
la porquería limpiaba.

Sondas, vías y mangueras,
con el resto del menaje,
procuran que siempre encaje
sin alargar las esperas.
Aunque de todas maneras,
aun pareciendo extraño,
nada de ello causa daño,
pues el conjunto o tinglado
es un todo preparado
que desobstruye tu caño.

En esta que yo te cuento
se suceden las molestias,
y sin duda son más bestias
los espasmos: no te miento.
Se te corta hasta el aliento
cuando ese instante se alcanza
y en los bajos de la panza
se te clava fuerte espina,
y el cuerpo no te atina
a cobrarse la venganza.

Procura que tu temor,
si te vieras en el trance,
al coco que no te alcance
ni te produzca pavor.
Hazme caso, por favor,
y que tu mente procure,
mientras el trauma perdure,
relajarse en cualquier plan,
pues como dice el refrán
no hay mal que cien años dure.

A cuerpo de rey me tratan,
cual un viaje del Imserso,
que quiero contarte en verso,
al igual que se relatan
las viejas gestas que datan
de tiempos inmemoriales.
Hay remedios pa´los males
y auxilios pa´los dolores;
porque obras son amores:
loor a los hospitales.

Una mención especial
al personal que te atiende,
porque al enfermo comprende
para aliviar todo mal.
Es de gran profesional
aunque pinchen y aprieten,
y digo a los que se meten
a cuestionar su labor,
que merecen nuestro honor
por todo cuanto acometen.

A Pablo Sánchez Clavero,
amistad y gratitud,
por prestar con prontitud
auxilio a este pasajero.
No se paga con dinero
el cariño y el afecto,
y aunque él me “joda” el recto
se nos muestra campechano:
queda tendida la mano
por este trato directo.

Vaya también el aprecio
para el resto de la tropa,
alzo por ella mi copa
por esa misión sin precio.
Y omitan a todo necio,
–aquel que de todo sabe–,
pues vuestro trabajo es clave
en esta gran aventura,
cuyo objetivo es la cura
y mayor gloria no cabe.

Entra uno acongojado,
pero sale satisfecho
por ese quehacer bien hecho
felizmente ejecutado.
Ahora todo ha culminado
y nos vamos bien contentos.
Mas hemos de ser atentos,
y al llegar la despedida:
 ¡a preservar nuestra vida
y a perdonar estos cuentos!

Si de algo les valió, satisfecho quedo. ¡Ah!, y beban agua, pero con cierta moderación, que algunos machacan los riñones con estanques más grandes que la balsa de la Cruz Santa.
Hasta mañana. ¿Recuerdan cuando Aznar nos deleitó con “estamos en ello”? Hace muchos años, lo sé. Pero sus discípulos realejeros han rescatado la frase para aplicarla a cuanta moción o propuesta haga la oposición. Se bastan, son autosuficientes, van de sobrados.

martes, 4 de agosto de 2015

Décimas prostáticas

Como lo prometido es deuda, y varios de los que yo llamé para invitarlos a que lo solicitaran (y aunque fuera mentira, cómo te vas a enterar si yo no te lo cuento), lo hicieron  por diferentes canales, vamos a reproducir estas diez décimas. Fueron elaboradas, junto a las denominadas hospitalarias (y que insertaré mañana), en la semana de convalecencia en Hospiten Rambla (no hay que permanecer ocioso ni acostado). Con ellas solo pretendo una llamada a la sensatez y a la cordura. Porque en torno a determinadas enfermedades se congregan demasiados tabús. Si las afrontamos con moderado optimismo, mucho habremos ganado. Encerrarte en la burbuja, malo, malo.

Hay momentos en la vida
que aumenta lo que no debe
–lo que quieres no se atreve–
perdiendo tú la partida.
La próstata consabida
se apunta al cuarto creciente,
ya seas Juan o Vicente
no se digna en avisarte;
hago, por tanto, un aparte,
porque ocurre de repente.

Hoy te quisiera narrar
que un día me sucedió
un percance que privó
a la vejiga evacuar.
Me tuve que fastidiar
una larga temporada,
en que no salía nada
por donde tú te supones;
así que te doy razones
si te ves en la estacada.

Es intervalo complejo
cuando a urgencias te encaminas,
porque en tal punto no atinas
ni a aceptar un buen consejo.
No hay chistera ni conejo
que te libre del suplicio,
y crees perder el juicio
a punto de reventar…
¡no lo quiero ni pensar,
madre mía, qué suplicio!

Vas luego al especialista,
quien te pinta el panorama
sin andarse por la rama,
pero en ambiente optimista.
Te voy a dar una pista,
endosa sin pestañear:
–Si no se puede mear,
cortamos y destupimos,
a la par que reducimos
la causa del malestar.

A los hombres les traslado
que si pasan cierta edad,
y tienen dificultad
en la cosa del meado,
no miren para otro lado
y acudan presto al galeno.
Que el doctor le ponga el freno
a quien causa anomalía,
no sea que llegue el día
en que el “tranque” sea pleno.

De valer con mi experiencia,
te pongo en antecedentes,
pues no se crean las gentes
–siempre existe esa creencia–
que se quedó atrás la ciencia.
Hay solución para el mal,
y aunque lo pases fatal
con la sonda ahí colgando,
al menos vas orinando:
sí, ya sé que no es igual.

A grandes males, remedios,
y transitorio el proceso,
más tarde vendrá el ingreso
con lo que acaban los tedios.
Se ponen en marcha medios
para el tubo liberar,
y es menester desbrozar
el tejido que ha invadido
un terreno prohibido
que impide bien circular.

Trabajo de un fontanero,
definen los ilustrados,
con caños por todos lados
y un bidón de aquí te espero.
Si debo serte sincero,
aunque se pase jodido,
una bendición ha sido
volver a sentirte sano,
y con aquello en la mano
de ustedes ya me despido.

Ser expresivo pretendo,
o didáctico, mejor,
pues hay que poner color,
al menos así lo entiendo,
que si una pizca de humor
te sazona tu pesar,
no te pondrás a cantar
pero liberas el coco,
lo otro es volverte loco
o para echarte a llorar.

Que no hay en el mundo gozo
como el vaciado eficaz,
pues cuando en el acto estás
y el cuerpo notas dichoso,
no hay instante más hermoso
que sentirte descargado.
No tentemos, pues, al hado,
y cumple las revisiones,
que te eviten ocasiones
tal cual te las he contado.

Bueno, mis estimados, mañana el resto. Hasta entonces.

lunes, 3 de agosto de 2015

Mear y no echar gota

Recomiendo encarecidamente a mis estimados lectores que si tienen menos de dieciocho años, hagan el favor ahora mismo de abandonar este blog e ir a ver Clan. Porque esta lectura de hoy es, exclusivamente, para mayores. Advertido quedas.
Como los hombres somos muy hombres, por las zonas bajas, y relacionamos la próstata con el aspecto sexual más que con el urinario, nos produce escozores hablar de dicha glándula. Es tema tabú en la cultura del españolito muy macho.
Ya he escrito algo en anteriores ocasiones de este particular. Porque lo he vivido demasiado cerca. Compuse, incluso, unas décimas (ya publicadas en diferentes medios) que entregué a mi urólogo, el doctor Pablo Sánchez Clavero, por si podían prestar algún auxilio emocional a los enfermos rebeldes. A los muy machos, otra vez.
Padecía un servidor hiperplasia benigna prostática (HBP), que consiste en un crecimiento no maligno (no cancerígeno) en el tamaño de la próstata. Yo tenía un prostatón, me señalaba siempre Pablo cuando acudía a la revisión pertinente. La próstata, al crecer, puede ir comprimiendo progresivamente la uretra y provocar, por tanto, dificultad al orinar. Esto sucede porque esta compresión impide el flujo de la orina desde la vejiga hacia la uretra hasta el exterior. Las posibles consecuencias son retenciones de orina en la vejiga o reflujo de la orina hacia los riñones y una necesidad de orinar frecuentemente. Si la inflamación fuera muy grave, puede bloquearse por completo el sistema urinario.
Vaya que sí. Que me lo cuenten a mí. Todo iba bien hasta que un buen día (8 de febrero de 2012, miércoles) me quedé completamente trancado. Ni te quiero contar los padecimientos hasta que me vaciaron a través de una sonda en urgencias. La espera fue insoportable. Ignoraba yo la capacidad de ese recipiente llamado vejiga. Sondado estuve hasta el 20 de abril del mismo año, fecha en que fui operado de manera satisfactoria. En fin, que ahora meo que da gusto. Y lo otro (porque sé que ya lo estás pensando) no decae (hasta diría que se incrementa) sino hasta los límites que la edad establece. Bien distinto es cuando la próstata debe ser eliminada, y no reducida (me quitaron 80 gramos, cuando lo normal son 20; imagina una naranja china, te quitan lo de dentro, los gomos, y te dejan la cáscara) por una causa maligna. Pero, y perdón por la familiaridad, entre un polvo muy de vez en cuando (insisto, por la edad) y mear con sumo placer, creo que la disyuntiva está meridianamente clara. Jolines, soy consciente de que el concepto de virilidad, en este particular caso de extirpación por cáncer, pesa demasiado en esta sociedad, pero no querrás que acabe el proceso en una metástasis cuyo final de recorrido ya te puedes imaginar. Y de ser así, ni lo uno (placer sexual) ni lo otro (miccionar, que ahora me pongo fino).
La HBP es una enfermedad muy común en los hombres: aunque generalmente comienza a partir de los 30 años, es muy raro que se manifieste antes de los 40. A los 60 años, aproximadamente, más del 50% de los hombres padece HBP y entre los 70 y 80 años hasta el 90% presenta alguno de sus síntomas.
Dejados de lado los conceptos más técnicos, vayamos al meollo de la cuestión: la frase del titular. Utilizada por varones con una frecuencia que raya el despropósito. Incluso por muy jóvenes que a lo peor no piensan llegar a viejos. Además, con tanto potingue que nos introducimos vía alimentación u otros medios, lo mismo hay que adelantar los baremos de edad para notar los efectos prostáticos. Pues a tales lumbreras les indico que cada vez que tengo delante de mis ojos la expresión de marras, me entra una alegría en el cuerpo que solo le deseo al autor que se quede tan trancado que deba ir con una goma colgando del aparato durante un par de años. Por gilipollas.
Y a las jóvenes, que en su afán de igualdad con el sexo masculino caen en lo chabacano más grosero, con un vocabulario soez en grado supremo, qué decirles. Nada, porque todos no somos iguales. Pero sí también entienden que hacer el gilipollas (en versión femenina; que mal suena, por cierto) es lo progre, que se vea tu padre en tesituras de mucha preocupación. ¿Por qué? Por gilipollas. ¿Lo entendiste?
Y como me he explayado a gusto y con conocimiento de causa, quedo de ustedes a su entera disposición. Si me lo piden expresamente más de tres lectores (coño, no me dejes en ridículo), mañana vuelvo a reproducir las décimas (prostáticas y hospitalarias) que te mencioné unos párrafos atrás. Y ahora, con tu permiso, me voy a mear. Porque me he acostumbrado a beber mucha agua sin temor alguno. Si llegan las ganas, a evacuar, y santas pascuas.
Sean felices. Y si les alcanza la tentación de utilizar el título de este post, piénsenlo un rato, cuenten hasta cincuenta y después actúen en consecuencia. Hasta mañana.