jueves, 31 de octubre de 2013

Un día histórico

Puse en Google la expresión que da título al presente y se disparató Internet con unos 50 millones de resultados. Debe ser, pensé, como en los denominados partidos del siglo. Sí, es raro la semana que no haya uno. En cien años, imagínate. Ya yo he visto unos trescientos mil.
Se marchó Isaac Valencia del ayuntamiento villero y como no le pareció oportuno utilizar el sintagma nominal (¿o ya no se menta así?) arriba expresado, y que él usó en sus tres décadas largas en más de dieciséis mil ocasiones, rápidamente los herederos (léase, resto de concejales de la Corporación) se apropiaron de los tres vocablos y en el mismo día de su despedida (anteayer) lo repitieron hasta la saciedad. Y ello, entiendo, acarrea ciertos inconvenientes. Porque si Francisco, Juan, Belén, Eduardo, Narciso… lo sueltan cada tres por dos, uno puede llegar a pensar si se trata  de una fecha importante porque por fin se ha bajado del carro. Como Linares, por ejemplo, lo plasme en varias ocasiones de aquí a que se celebre la sesión plenaria en la que deberá tomar posesión, lo mismo alguno le espeta cualquier pensamiento inadecuado. Y tú me entiendes.
Dado que no me apetece escribir de días históricos –el titular solo valió de excusa–, sí me parece conveniente enumerar varios que cualquier enciclopedia –ahora wikipedia– consideraría como tales: una sentencia (esperada) de un Tribunal de Justicia, una cotización (inesperada) de la Bolsa, la manifestación más multitudinaria habida (parámetro de los organizadores), el trasvase Tajo-Segura (para los murcianos), la bomba atómica de Hiroshima, la dimisión de Nixon, el suicidio de Hitler, la llegada del hombre a la Luna, el descubrimiento de la tumba de Tutankamon, la caída del muro de Berlín, la catástrofe de Chernobil, la muerte de la princesa Diana, el asesinato de Luther King, la destrucción de las Torres Gemelas, la incompatibilidad de Oswaldo Amaro cuando fue nombrado alcalde (para Juan Borges), el incumplimiento de la primera promesa de Rajoy…
Ya me estoy imaginando la cantidad de hechos tan brutal que has puesto en lugar de los puntos suspensivos anteriores. Y me alegro, porque ello es síntoma de que la memoria te funciona, aspecto a poner en valor en los tiempos que corremos (o caminamos).
Y ya que estaba husmeando en los vericuetos de la Red, y dado que hoy es 31 de octubre (otro mes para donde tú sabes), me enteré de ciertas curiosidades que deseo compartir contigo:
1512: Se inauguran los frescos de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina.
1571: Se recibe en Madrid la primera noticia de la victoria obtenida en la Batalla de Lepanto (¿te acuerdas de lo de Cervantes, no?).
1790: Aparición de “Papel Periódico de la Havana” (por eso lo entrecomillo), primer periódico cubano.
1794: John Dalton descubre la enfermedad que lleva su nombre.
1850: Sesión inaugural de las Cortes en su nueva sede de la Carrera de San Jerónimo.
1904: John Fleming  da a conocer la radio de válvulas en la Universidad de Londres.
1929: Antoine de Saint Exúpery (el de El Principito) lleva el primer correo aéreo hasta La Patagonia.
1978: Es aprobada la actual Constitución española en sesión conjunta del Congreso y del Senado.
1984: Asesinan a Indira Ghandi.
1987: Nelson Piquet se proclama campeón del mundo de Fórmula I.
1992: Juan Pablo II reconoce que la condena a Galileo fue injusta.
Es una pequeña muestra. Que siempre es bueno culturizarse. Acuérdate de lo del saber no ocupa lugar. O la recordada cultura general, norma de obligado cumplimiento en mi época estudiantil.
Puesto que te entretuve un fisco, concluyo (lo mismo otro día –o mañana, quién sabe– vuelvo con más cuestiones menos políticas, aunque lo de San Juan de la Rambla sigue coleando; y como el alcalde siga empeñado en su intento de aclarar…) con una curiosidad que a lo mejor desconoces. Si te pregunto por lo que es anestesia, a buen seguro que me das una perfecta lección de medicina. No obstante, ¿por qué la llamamos anestesia?
A principios de 1848 se practicó en la Maternidad de Edimburgo el primer parto sin dolor mediante la aplicación de cloroformo a la paciente. La experiencia fue debida al tocólogo escocés James Young Simpson, pero el sedante fue suministrado por el doctor John Snow, más tarde Sir John. El fruto de ese novedoso ‘experimento’ fue una preciosa niña que fue bautizada con el sugerente nombre de… Anestesia.
¿Sabes que bikini (o biquini) guarda relación con la bomba atómica? Bomba, bombas no. Otro día. Hasta mañana.

miércoles, 30 de octubre de 2013

Una súplica, o dos

Pensaba hacer un repaso por el blog de Paulino en el día de hoy, pero lo dejaré para mejor ocasión. Los acontecimientos rambleros han requerido mi especial atención. Y he recapacitado largos ratos. Porque entiendo que la reflexión debe tener unos párrafos mucho más contundentes que las breves pinceladas que las redes sociales nos permiten.
El Partido Popular se está equivocando de plano con quien ostenta la alcaldía del pueblo vecino. Y saben mis incondicionales que siempre intento ser lo más objetivo posible. E incluso discrepo de los que siguen ‘pasando’ de la política y justificando que el bar pueda ser foro más válido que la opinión sosegada que un artículo dispensa.
Tuve un alumno que desde los tiempos en que cursaba Educación Secundaria Obligatoria manifestaba sin tapujos su militancia o simpatía por el PP. Y discutimos, amigable y abiertamente, en muchísimas ocasiones. Ni yo lo convencía ni él a mí tampoco. Pero eran agradables las charlas y sosteníamos posturas discrepantes en un ambiente distendido y cordial. Tras su incorporación a los estudios universitarios, en los que debe hallarse aún, le perdí la pista, aunque de vez en cuando –muy de vez en cuando– nos enviamos algún que otro mensaje a través de Facebook. Tengo la impresión de que su fe ciega en la causa de la derecha ha aflojado una miajilla apenas. Cuando nos echemos un vaso de vino –ya está en edad para ello– saldremos de la duda.
Bien diferente la situación descrita con la de otro que no habiéndose definido en su etapa estudiantil realejera, ha virado hacia una participación tan activa como ofuscada. Y cuando a uno le da por no ver más que por un ojo solo (en su caso el derecho), pueden darse situaciones cuanto menos difícilmente justificables. Porque que el PP en Canarias ‘ataque’ todo aquello que acomete el actual pacto de gobierno, entra en la lógica del enfrentamiento dialéctico al que nos tienen acostumbrados. Pero, siquiera de vez en cuando, sería conveniente y oportuno que se hiciera un ejercicio de interiorismo y se dirigiera la visión hacia cuestiones de rabiosa actualidad y que merecerían la consideración, también crítica, de quienes lo intentan tapar para que no rompa sus esquemas y no distorsione los planteamientos del manual de instrucciones. Va un ejemplo: ¿Qué pasa en Santa Úrsula?
El presidente insular popular, ya lo escribí semanas atrás, tiene dos discursos bien distintos y distantes: el tinerfeño y el realejero. Como oriundo de la Villa de Viera –tampoco es la primera vez que lo sostengo– reconozco que se están acometiendo acciones beneficiosas y que llevaban muchos años durmiendo el sueño de los justos. Ello no es óbice para que muestre mis discrepancias con aquellas otras en las que la ‘política partidaria’ se asoma más peligrosamente: la compra de la nave industrial o los 71.380 habitantes del PGO. Y los he felicitado, además, porque, y se ve la mano de Adolfo (quien cada vez ejerce más de alcalde en la sombra por las ausencias ‘orgánicas’ de Domínguez), el buen gusto también hace acto de presencia en las obras públicas.
Retomemos la línea argumental de los primeros párrafos. Acepta, Manolo, un consejo de amigo; con algunos años más que tú, doctor en nada y aprendiz empedernido: no sigas amparando con tu silencio el denigrante espectáculo que se está viviendo en San Juan de la Rambla. Pueblo al que por razones de múltiples amistades y lazos familiares, acudo con cierta frecuencia. Donde los comentarios que circulan por plazas y rincones sonrojan y causan vergüenza. Donde el consistorio se ha convertido en Caja de Pandora que Tomás, con sus impresentables actitudes, ha osado abrirla para general escarnio. Sé que a ustedes, los que lo protegen, les parecerá cuestión nimia e intranscendente; a lo peor hasta graciosa. Me temo que se hallan muy equivocados. Estas no son las ‘arrancadas’ de Manolo Reyes. Al que, tal vez por razones de edad, se le excusaban ciertas licencias.
Tomás Mesa, para desgracia de muchos (debo excluir a los que cobran, y bien), ha convertido el pueblo, su pueblo, en una pista de circo. En la que los payasos actúan en el convencimiento de que tenemos que reír sus gracias. Los cortes de audio (el primer minuto de ambas sesiones plenarias últimas pasadas) que han circulado por todos los medios de comunicación, han tenido que sonrojar incluso hasta los que se consideran apolíticos. En esas condiciones solo se está para dormirla, y bien. Lo de las nueve de la mañana me recuerda aquellos plataneros que se paraban en las ventas del camino para aclarar el gaznate con la medicinal parra tempranera que despertaba garganta, esófago, estómago e inyectaba alcohol de 90º, si no de 100º, al riego sanguíneo.
¿Habrá vídeo de la esperpéntica situación? Me gustaría echar una visual a las facciones del secretario y a los ojos de la primera autoridad municipal. Y un barrido global a los ‘rostros’ y caras. Que bien podría ser a los ‘caras’ y rostros. Que uno pague impuestos para esto.
Que no, Manolo, me choca sobremanera lo que sostienes aquí y los silencios tan atronadores cuando cruzas la linde. Dile que alegue cualquier anomalía (incontinencia urinaria, por ejemplo) y haga la maleta. Ya sé que no puede haber más mociones de censura, pero está comprobado que este hombre no carburó con los unos y con estos otros (los estacones), qué pasatiempos. De verdad, Manolo, ¿tú lo escuchaste? ¿Y no te escondiste debajo de la cama aunque sea quince minutos? Te apuesto otros 50 céntimos a que más de uno de tus concejales (si quieres les voy preguntando uno a uno) se hallan afrentados. Arregla eso. Por la salud democrática de este Norte. No desvíes tus obligaciones con los rifirrafes hacia Paulino, porque son los de él los que aguantan (sí, también es ese sentido) al susodicho en San José. Juraría que te invitarían a un arroz caldoso en Las Aguas (lugar de la foto), si las aguas volvieran a su cauce. De nada, hombre, de nada; los amigos estamos para echarnos una mano. O las dos, si menester fuere.
Ya que me concedí en el título la posibilidad de que fueran dos las súplicas, y aunque pueda que esta tenga menos éxito que la anterior, transcribo: “El más bruto de todos es Nicolás Maduro, hijo de gomero”. Lo escribió un impresentable. Porque si me duelen los chistes en los que se infravalora capacidades de colectivos, sean de Lepe (Huelva) o de La Gomera, mucho más me revuelve la coletilla que se le añade al presidente de la República Bolivariana. Mas piensa el cochino que todos debemos ser marranos. Pues va a ser que no.
Doy por finalizada la presente con un recordatorio a los concejales de cualquier ayuntamiento, normalmente de la oposición, que se molestan por intervenciones que escuchan en medios audiovisuales de titularidad pública y en las que ‘trabajadores de la empresa’ sueltan guindas de esta guisa: “Todos los políticos son un asco”. “Qué vergüenza los políticos que tenemos, no dan la talla”. ¿Quieren que yo lo escriba o deberán ser ustedes los que eleven la consulta al órgano que rija el buen hacer –código ético o manual de estilo– de la entidad? Por lo que a mí respecta, escrito queda. Y entrecomillado, tal cual me lo soplan. Surgen variadas preguntas que dejo en el aire: ¿Se las permiten? ¿Tienen miedo los que dirigen el cotarro? ¿Se consideran ellos un vómito igualmente?
Si tengo ganas, hago lo que me da la gana; yo soy el que decide sí o no. Descándalo, es un descándalo. Eso canta Raphael.

martes, 29 de octubre de 2013

Descaros

Arias Cañete, ministro de variopinta casuística, troglodita de yogures caducados e insectos en su salsa, no contento con pretéritos exabruptos de no muy gratos recuerdos, nos sorprende –¿nos sorprende?– con otra perla informativa: “Irse al extranjero enriquece, los jóvenes volverán más preparados”.
La oración –compuesta, por más señas– se las trae. Se me ocurre, para ir entrando en calor, que la futura Ley Wert tampoco va a servir para gran cosa. Porque ya nos está insinuando –¿o afirmando?– que vamos a seguir igual y que la capacitación juvenil deberá pasar por territorios que se ubiquen más allá de Los Pirineos (unas cuantas millas en departamentos insulares).
Pero como no hay mal que por bien no venga, démosle, en justa correspondencia, la vuelta a la tortilla y apliquemos la receta a sus ilustrísimas. Por lo que ya deben Merkel y compañía arbitrar fórmulas de asilo, o contratos en precario, para millares de cargos públicos que pululan por instituciones sin oficio pero con beneficio y cuya competencia, en los supuestos más favorables, raya el analfabetismo. También las básicas, faltaría más.
De aquel ‘Si bebes, no conduzcas’ con el que Stevie Wonder echó una mano a la DGT en su spot publicitario de años atrás, se ha pasado a otras versiones, más o menos afortunadas, en función de los contextos. Hubo cierto individuo que bajo una intoxicación etílica de no te menees pitó un encuentro futbolístico en el que solo le faltó tragarse el silbato, porque de resto hubo espectáculo para rato. Y surgió el ‘Si bebes, no arbitres’.
Ayer escuché unas declaraciones del director de Ycoden Daute Radio en las que no se mostraba demasiado contento con las actitudes del alcalde de San Juan de la Rambla, el popular Tomás Mesa. Quien por segunda vez le había dado plantón ante una entrevista previamente concertada. Alegó el incumplidor que había tenido un accidente con su coche. Vehículo que puso observarse en algunas fotos colgadas en FB que se hallaba en perfectas condiciones al poco rato. Concedámosle, no obstante, el beneficio de la duda: pudo quedarse sin batería, no atinó a meter la primera, se lo inmovilizó la guardia civil de tráfico o yo qué sé. Pero Narciso estaba enfadado. Y razón tenía porque de quien va acompañado a todas partes no se pueden esperar estos deslices, estos tropiezos… Ya está. Los comentarios que circulan por el pueblo no son nada positivos para el prestigio de sus habitantes. Y dado que soy realejero, como Manolo Domínguez, jefe político del infractor, que lo arregle él. Porque predicar aquí una doctrina y permitir allí otra. Ya está otra vez: ‘Si bebes, no vayas a un pleno’.
Ha habido un intercambio de lagartos. Gomeros para El Hierro y herreños para La Gomera. Como esas caravanas de solteros que se iban a los pueblos en busca de moza casadera y de buen ver, a ser posible. Entiendo que hayan estudiado bien el capítulo de incompatibilidades y hayan hecho el reparto de machos y hembras en el número adecuado, no sea que el cruce se convierta en un relajo o comience una disputa de imprevisibles consecuencias por comprobar quien los pone, o los tiene, más grandes. ¿Se reproducen por huevos, no? Cuidado que no se convierta el asunto en un ‘descándalo’.
“No me arrepiento de nada porque todo lo hice por mi pueblo”. Te pasaste unas cuantas villas, Isaac. En más de treinta años, hasta el santísimo Papa mete la pata. Yo mismo, sin ir más lejos, que a nuestros años ya no es conveniente caminar mucho, me equivoco todos los días, cada vez que me siento ante el ordenador a teclear unos párrafos. No quisiera pensar que tú creas que por no saber nada de informática, no estás sujeto a los fallos, algo inherente a la naturaleza humana. En fin, te deseo lo mejor en el retiro, pero no hagas lo que Melchior que tiene cabreado a Alonso por estar todo el día regolizniando.
Acabo en mi pueblo. Su alcalde, mi alcalde, está molesto con Paulino Rivero a cuenta de unas viviendas existentes en La Carrera, concluidas hace años y que aún no han sido entregadas. Parece, alega Manolo, que le han requerido desde el Instituto Canario de la Vivienda, nuevos documentos. Un ignorante como yo cree que cuando se firmó el pertinente contrato habrá quedado claro qué papeles debían entregar los solicitantes. Y si existía la posibilidad de demandar otros en caso de que se considerase conveniente. Porque de no ser así, y no estar “contemplado en las bases”, habría que recurrir a otro tipo de denuncia y no al pataleo en los medios de comunicación. Y es que los ciudadanos estamos hartos del y tú más que esgrimen todos, ya que, por lo visto, no son capaces de aportar razones o argumentos convincentes. El presidente, con su blog y su tele, nos trae por el camino de la amargura con sus batallitas contra Madrid. Yo no fui que fueron ellos. Y los populares, con la lección bien aprendida y cumpliendo a rajatabla el manual de instrucciones, a cantar las excelencias del gobierno nacional.
Con estos mimbres, ¿van entendiendo el porqué no me han contratado para un gabinete de prensa? Ellos se lo pierden. Me iba a portar bien y no exigiría sueldo elevado. Ya que finalicé el recorrido en la Avenida de Canarias, un ruego a Manolo: llama a capítulo a Tomás; me preocupa que deje en mal lugar a quien es mi alcalde, pero más lo siento por todo un pueblo al que debe representar con toda la dignidad que el cargo implica. Y sus actuaciones no hacen sino demostrar que le queda demasiado ancho (en sentido metafórico, para que no den rienda suelta al chiste fácil).

lunes, 28 de octubre de 2013

Así no

O yo estoy desfasado –eso me espetará más de uno– o tengo otra manera bien diferente de entender la política. Puede que de ambas cuestiones haya parte. Aunque debo asegurarles, casi con total convencimiento y seguridad, que el enfoque que poseo de lo que para mí sería el ideal de la gestión de cualquier administración pública es notoriamente distinto al que hoy se estila en ayuntamientos y otras entidades de mayor porte.
Una de las acepciones del DRAE pone de manifiesto: Orientaciones o directrices que rigen la actuación de una persona o entidad en un asunto o campo determinado. Y es la que más me convence del amplio elenco observado. Porque ese concepto de servicio a la sociedad, que paradójicamente se sigue esgrimiendo, se ha permutado por otro mercantilista. Y al considerarse un trabajo, y bien remunerado, se perdió esa pizca de ilusión, esos gramos de dedicación y esos kilos de ingentes dosis de entrega. Por mucho que se maneje lo de las 24 horas del día.
No abogo, ni mucho menos, por el retorno a los años en que las penurias era la tónica dominante. En los que consistorios con escasos medios –creo menester un ejercicio casi tan complicado como cuando te cuentan una historia de un país africano sumido en el subdesarrollo más infame– fueron capaces de ir dotando a los barrios de aquellas infraestructuras que consideraríamos como algo inadmisible si hoy no existieran. El tiempo, no obstante, transcurre a tal velocidad, y nuestra memoria renquea con tanta frecuencia, que cuando escuchamos situaciones de penurias y carencias, creemos que se trata de otra historia más del abuelo pesado y gruñón con sus fábulas del año de la pera, con sus clásicas batallitas. Y como ya estoy en ello.
El progreso ha traído de la mano demasiadas servidumbres. Y los partidos políticos, máquinas de poder devoradoras de voluntades, cambiaron, y de qué manera, filosofías y modos de actuar. Aquellos que fuimos pioneros y que dimos un paso al lado abandonando, incluso, militancias y borreguismos, hemos sido testigos de una permuta tan radical en escasas décadas, que nuestras propuestas actuales de cambio (sí, eso que de manera machacona se blande en cada convocatoria electoral por parte de todos y a la vista están los resultados) solo hacen esbozar sonrisas en quienes disfrutan de posiciones bien holgadas y no escasean en sus bolsillos la calderilla suficiente para el cortado de media mañana y sus cuentas corrientes hacen buenos los balances de cuentas de los Santander y compañía.
Hace apenas unos años, cuando se comenzó a construir el edificio democrático, la inmensa mayoría de concejales debía defender su puesto de trabajo –muchas veces, o casi siempre, en jornada de mañana y tarde– y aprovechaba el lapso de mediodía, amén de las horas vespertinas, más las nocturnas que hicieran falta para el noble menester de la res pública. Pero transcurridos aquellos dos primeros mandatos (1979-1987), los diferentes partidos y/o agrupaciones electorales que accedieron a los gobiernos municipales estimaron conveniente y oportuno que cuantos más estuviesen dedicados exclusivamente al ‘trabajo consistorial’, mejor caminaría la maquinaria administrativa, al tiempo que habría un seguimiento más exhaustivo de obras y proyectos, amén de la posibilidad de poder estar en contacto con autoridades de superior rango (las que debían conceder los dineros). Y a tal idea se abrazaron. Y de qué manera.
Se dio inicio al garbeo fácil, aprovechado y sin control. Los viajes a la capital del país se sucedían de manera inversamente proporcional a los éxitos (económicos) alcanzados. Se convirtió en costumbre tan inveterada que incluso después de producirse la descentralización mediante la implantación de las autonomías, las excursiones –sobre todo para puentear a las autoridades regionales o insulares– eran tan abundantes como dispendiosas. ¡Oh!, fíjate tú que se inventaron giras a Cuba (entre otras) como el que iba antes a Candelaria.
Harto sabido es, ya lo decía mi abuela, que un arregosto es difícil de quitar. Y de aquellos lloros con los que se aprendió a mamar, surgieron las sinecuras actuales. Así, ayuntamientos con todos los servicios municipales privatizados, o en manos de empresas municipales con un gerente al frente, son capaces de mantener a los equipos de gobierno al completo (ríete cuando se trata de pactos) liberados en concejalías que por sus funciones y cometidos más parecen chiringuitos y parcelas de entretenimiento que áreas con objetivos bien definidos y con una razón de ser rentable.
Y se alcanza el colmo de la desfachatez cuando se atreven –todos, porque en este particular nadie es capaz de bajarse del burro; o más explícito aún: soltar esa ubre a la que se pegaron como lapas– a sostener que es en estos momentos de crisis, en los que la lacra del paro y la pobreza se halla en unos niveles de oprobio jamás imaginados, cuando es preciso más ‘enchufados’, porque se supone que cuantos más piensen, mejores soluciones podremos conseguir. Ha llegado a tal extremo su insolencia y caradura, que son capaces de venderte una moto sin ruedas sin que se les caiga la cara de vergüenza y sin ruborizarse lo más mínimo. Te encuentras a uno de ellos por la calle y le dices que en tal o cual sitio hay una bombilla fundida y no se recatan en dirigirte a la empresa. Será porque el susodicho se suda la lengua si lleva el encargo. Que por eso y para eso cobra, y bien.
Ahí tenemos, y válganos de ejemplo, que no de modelo, corporaciones, como la de San Juan de la Rambla, que se reúnen en sesión plenaria un día laborable a las nueve de la mañana. Claro, como los siete magníficos (uno del PP y seis de CC, aunque debí colocarlos al revés por múltiples razones) tienen el camino expedito y bien allanado, amparándose en peregrinas razones de operatividad y economía procesal –chiquita jeta el que osen comentar la racionalización de los recursos–, no se recatan en que los posibles asistentes se deben, y más en las circunstancias actuales, a las labores que les permitan llevar los garbanzos a casa a final de mes. Y al tiempo, cercenar, coartar o impedir que la oposición pueda ejercer el papel que la legislación le otorga.
Imagínese, don Tomás, que los seis concejales del PSOE fueran empleados de uno de sus negocios. Y que le demandaran –están en su derecho– el permiso para estar presentes en el salón noble durante las horas que dure la reunión mañanera. No, no me conteste, por favor. Porque esa posibilidad jamás se va a dar. No ya por el hecho de que usted no pueda disponer de un despacho de carne tan importante que requiera esa cantidad de jornaleros (aunque un servidor, viendo el percal, ceda ante la duda), sino que cuando se trata de mirar los asuntos desde una visión diferente, los planteamientos cambian radicalmente. O si no, dígame cómo fue capaz de sostener, no ya tras la moción de censura sino desde el primer encuentro ‘amoroso’ (afectivo, cordial, tierno, cariñoso; lo aclaro por las reminiscencias machistas, y no estoy señalando a nadie, que aún restan en parajes isleños) con su álter ego, que lo que había sido blanco tornose negro por arte de birlibirloque.
Y ya que estoy, permítame. Cada vez que ando por su pueblo y se me ocurre soltar unas de mis ‘arrancadas políticas’, los interlocutores suelen responderme con “aquí el alcalde le da”. Al principio no caí hasta que me lo indicaron con gestos. Al llegarme la información de su último espectáculo plenario –ya entiendo el porqué no lo convoca al atardecer; serían muchas horas y no hay recipiente que aguante tanto– pensé que si el tratamiento empresarial (por lo que le manifesté antes de sus posibles obreros) es igual –se me antoja que peor, más zafio aún–, apaga y vámonos. Y ahora que me acuerdo, yo también remití una pregunta al Chat de La Opinión. Desapareció. Algún mago (de magia) la volatilizó. Y era muy simple: ¿Por qué necesita ir siempre acompañado del señor Abreu?
Con tales fundamentos, nada puede sorprendernos el que una diputada de Coalición Canaria aproveche el ratito de la cabezadita (dícese de aquel en el que a sus señorías se les va el santo al cielo mientras otro diputado, normalmente de otro grupo, suelta la retahíla desde la tribuna de oradores) para hacer, o revisar, la tarea de su hijo. O como el que nos llamó gilipollas se dedica a visionar una película (o documental, no sé dónde puede estar la diferencia), ostentando, además, cargo importante en la composición, por el que cobra un suplemento bien jugoso. ¿Caraduras? No, bastante más. ¡Ah!, y la susodicha alega en su descargo que siempre se ha portado bien, que ha aguantado sentada de manera estoica y sacrificada, incluso con la vejiga a punto de explotar. Y que este desliz se debe a lo difícil que es conciliar la vida familiar. ¿Por qué no vas y se lo dices en la cara a la madre que trabaja diez o doce horas diarias con sueldos de miseria? Si tan abnegada es tu vida parlamentaria, ¿qué te impide abandonar el cargo? ¿Cómo? Claro, razones monetarias.
Se están extralimitando, señores reporteros gráficos. No nos va a quedar más remedio que reducir el espacio hasta tal punto que se les haga imposible apretar el disparador. Que ya está bien de sacarnos leyendo el periódico, jugando con el móvil o extrayendo un moco impertinente que depositaremos disimuladamente debajo del escaño. Por supuesto que lo justificaremos con la protección y confidencialidad de los documentos.
¿Alcanzaré a ver cómo vuelve a imperar la racionalidad en el uso, que no disfrute, de los insuficientes –ustedes lo ratifican– recursos? Cállate, bobo, ya vuelves con tus utopías. Inicio de semana, renovados bríos. Que hoy me pasé un fisquito (en el espacio). Será para compensar el día de huelga. Cosa que jamás haría un concejal: no hagas hoy lo que puedas dejar para mañana.

viernes, 25 de octubre de 2013

El problema socialista

Ayer tuvimos huelga general en el sector educativo. Y hoy llueve mucho. Ambas genialidades se las debemos a Rajoy. Que si Zapatero era un ingenuo, este es un caradura. Pues si uno duda, y mucho, de la capacidad de los que gobiernan en estas islas, cada vez estoy más desconfiado con las ocurrencias del gallego. Puede que lo haga para hacerse el gracioso, algo bastante difícil nada más echarle una visual a la cara, aunque me temo que hay algo más. Uno ha conocido mucho acomplejado que suple carencias intentando echarse aquello mayor que lo otro. Y como ni la universidad ni los premios fin de carrera constituyen, per se, garantías de éxito, entiendo, como ya también lo hacen bastantes componentes del elenco popular, que con improvisaciones y chuscadas no vamos a salir bien parados de este revoltillo en el que nos hallamos inmersos.
Escrito lo cual ya me quedo un fisco más relajado y dispuesto a enfrentarme con lo que tocaba hoy, con lo que estaba programado y que ha dado lugar o pie al titular con el que has comenzado esta lectura del viernes. Y que será, salvo imprevisto o fuerza mayor, el comentario para este fin de semana en el que volveremos a manipular el reloj. Al mío tuve que llevarlo al especialista pues le saltó la perilla de la cuerda (¿te acuerdas cuando la llamábamos así?) y me quedé con ella en la mano. Sí, con la ruedita. Vale.
José Miguel Pérez García, amén de vicepresidente del Gobierno y consejero de Educación, es el secretario general de los socialistas canarios. De los pocos que van quedando. Ya a Julio Cruz le sobra el noventa por ciento de la memoria del pendrive (de los antiguos, de apenas 250 MB) donde los tiene archivados. Dado que los enanos le siguen creciendo a pasos agigantados, cuando le salió el último sarpullido tacorontero manifestó con toda solemnidad y total rotundidad: “Cuesta creer que compañeros del PSOE se abracen a la derecha”. Él, por si no lo sabías, siempre abraza por y a la izquierda. La ve más chachi.
Tan necesitados están Paulino y él de agarrarse a esta tabla de salvación que es el pacto, que parece bien poco importarles lo que está ocurriendo en su entorno más inmediato. Que no es poco en ambas formaciones políticas. Pero a lo que iba.
Yo no creo que sea necesario recordarle al señor Pérez los disgustos que su pacto ha ocasionado en tantos lugares. Ni al señor Cruz, el que debe hacer cumplir los estatutos, las chapuzas habidas en otros tantos lugares. No las enumero, pero si persisten en la terquedad no me va a quedar más remedio que hacer un repaso, al tiempo que un recorrido desde El Hierro hasta Lanzarote. Donde, por cierto, la rebeldía de dos consejeros de CC en el Cabildo les habrá venido de perillas (segunda vez que sale en el post) para tener un asidero con el que disimular otro fisco (segunda vez también).
Como me siento generoso, voy  a darles la razón en lo de Tacoronte. Porque todos los argumentos que esgrimen los díscolos ya los pudieron haber puesto sobre la mesa en junio de 2011. Y asimismo las juventudes. No puedo englobar aquí a los de la corriente Bases 2020, pues lo mismo no existían en aquel momento. Y estaba Gustavo Matos más preocupado en buscar al puesto, tras el éxito lagunero, que en renovar nada.
Aprovecho para responder a unos amigos que me dijeron fuera más explícito en lo de la mala educación que insinué hace unos días. Muy simple: el señor Matos va a las tertulias radiofónicas y se comporta de muy malos modos. Algo que se llama respetar el turno de palabra se lo pasa por cierto sitio, lo que viene a ayudarle más bien poco en su intento renovador. A no ser que la renovación consista en ahora hablo yo y ustedes a callarse.
El miércoles compareció don José Miguel, en su condición de consejero, en rueda de prensa junto a sindicatos y asociaciones en el denominado Frente canario contra la Ley Wert. Pues muy mal. Eso se lo hubiera hecho el PP en un contexto diferente y ya estaría usted subiéndose por las paredes alegando falta de respeto  y otras lindezas. No se puede abogar en el tema educativo por otros procederes y actuar tan sectariamente como su contrincante (político). Usted se debe a la institución que representa y mantenerse al margen, que nadie le va a quitar su enfoque y manera de ver el asunto. Y no me venga con monsergas que con respecto a la enseñanza pública y su defensa nada me puede enseñar. Y creo hallarme en condiciones, aún, de darle unas cuantas lecciones.
Me imagino que por la mañana (de ayer) habrá llamado a su presidente para señalarle lo conveniente que sería que la tele de Willy dejara, por un día, en segundo plano los juicios, los accidentes, robos y demás elementos que justifican la presencia, y gasto, de ese portento de policía canaria, y dedicara especial atención al seguimiento de la huelga. Y si se podían inflar las cifras de participación (por esta vez y sin que sirviera de precedente), mejor que mejor.
Qué pena, José Miguel. Y mira que me pareciste una persona valiosa cuando accediste al cargo. Pero te queda ancho, muy ancho. Vuelve a tus quehaceres académicos y deja el timón antes de que el barco se destroce más. Pásale la receta a Rubalcaba. Y en Tenerife, qué quieres escuchar. Y en bastantes agrupaciones locales el gallinero está tan alborotado que algunos directores están a punto de partir la batuta en la cabeza de más de uno.
El PSOE, José Miguel, no tiene una, dos o tres vías de agua; se hunde sin remisión porque tiene bloqueado el puente de mando. En todos los niveles, como antes te señalé. ¿Te cuento un secreto? Aquellos que nos hemos ido quedando al margen por diferentes circunstancias, aquellos que volvimos a nuestros trabajos con menos de lo que teníamos, aquellos que apenas nos sentamos porque había que trabajar, estamos asqueados, avergonzados.
Ya sé que esto –que sí leerás– te entrará por una oreja y te saldrá vete tú a saber. Como has hecho, y han hecho, con decenas de artículos de opinión de los que vengo vertiendo en diferentes medios desde 1987. Y algo de razón me asiste cuando compruebo que el estropicio se incrementa notoriamente. Mi sensación, que coincide con la de millares de desencantados, no puede ser más deprimente: lo que es capaz de hacer una poltrona.
Y si no estuviéramos nosotros, imagínense a esos derechosos… Cuídate del extremo zurdo con el que juegas, pues lo mismo un día de estos van a adelantar –claro, por dónde si no– a todos los chiringuitos que se han ido desgajando y que ahora abogan por la unidad y tal y cual, bajo el asesoramiento del picapleitos más trafullero de estos lares.
Tengan todos un muy feliz fin de semana. Y no olviden el cambio horario. Esta vez para atrás. Parecemos la yenka. Avatar nada diferente del circo político.

miércoles, 23 de octubre de 2013

Aguas turbulentas

Como la película. O aguas borrascosas. Como otra película. O aguas turbias. Como la otra película. Alguien escribió: "Ayer nadaba en aguas procelosas, hoy nado en la cristalina calma del mismo río." Tendrán que darle la vuelta en Tacoronte. Y en Los Llanos de Aridane. Y en Haría. Y qué te apuestas a que vamos a seguir entretenidos unos meses más.
Esta manera de entender la política no es compartida por la mayoría de los que estimamos que juegan miserablemente con nuestros votos. Que depositamos nuestra confianza en ellos (de buena fe) y nos corresponden con acciones de muy difícil justificación, o de mala fe.
Sí, hay nuevo alcalde en Tacoronte. Ciudad en la que se ha escenificado un nuevo afer del despropósito. Y el Partido Socialista que se erige, una vez más, en el hazmerreír de la comunidad. No contentos con el circo a nivel nacional, se suben a un carro en el que, a este paso, no solo le van a sobrar pasajeros sino que podría funcionar con la mitad de ruedas.
Hoy mismo, con alegar que los cinco díscolos ya habían sido expulsados, tendrán cubiertas las explicaciones para que Paulino no inicie los acercamientos a los que, cinco minutos antes, eran los maltratadores presupuestarios. Con lo que José Miguel respirará tranquilo al menos hasta dentro de un par de horas. Poco le importa de que cada vez sean más escasos los recursos humanos. Ya ni siquiera aboga por la unidad de la izquierda, ese discurso tan socorrido en épocas de vacas flacas.
Pensaba en este post dedicar unas líneas a la enorme cantidad de barbaridades que se han vertido en torno a la sentencia de Estrasburgo. En las que han primado la ignorancia supina y el interés más sectario. Porque, como pone de manifiesto el dicho popular, amor no quita conocimiento. Pero me ha parecido más conveniente perder el tiempo en plasmar otro epitafio del PSOE. Que ya no da tumbos, se lanza a la piscina que el mismo partido ha ido vaciando lenta pero inexorable.
No hay explicación posible para esa chapuza tacorontera cuando en otros lugares y ocasiones han llevado a cabo todo lo contrario. Es más, no podrán sostener ante el recurso que les va a caer, la expulsión de los cinco concejales (de manera definitiva, para mayor ridículo) cuando no han tenido la más mínima y elemental opción de defenderse. Salvo que pretendan alegar, en su descargo, la acusación del ínclito abogado defensor: el partido socialista es una dictadura en vez de una organización regida por principios democráticos.
En el colmo del disparate, tampoco quedan a la zaga los planteamientos de los censurantes y hoy aupados al machito consistorial. ¿Cómo van a desligarse de los desaguisados habidos desde junio de 2011, si han sido copartícipes de la gestión hasta hace unas semanas apenas? ¿Qué modelo han descubierto de repente para ponerlo en práctica con el grupo popular, que no sea la mera maquinación de las ansias de poder a toca costa?
La secretaria de la corporación, con sano y atinado criterio, ha advertido del posible incumplimiento de la ley electoral. Ella no tiene que entrar en el cómo se ha llegado a esta situación, ni si los procedimientos seguidos han sido correctos o no. Ya eso lo decidirán los tribunales cuando los letrados de Coalición Canaria planteen sus argumentos. Y cuando don Felipe Campos ponga los suyos sobre la mesa.
Sea cual sea el fallo, aparte del claro perdedor (el pueblo de Tacoronte), no habrá ganadores ni vencidos. Imagínate que la sesión plenaria sea declarada nula. ¿Qué se habría ganado en tan corto recorrido? ¿Qué explicarían socialistas (porque sostienen seguir siéndolo por arriba de siglas y partidos) y populares, cuando la siguiente convocatoria electoral estaría a la vuelta de la esquina? ¿Qué satisfacción podría esgrimir el PSOE si ya no tendría gente ni para rellenar la plancha?
Al contrario, piensa que la justicia dé la razón a los reprochadores. En esa tesitura, y de no haber saltado ya el pacto regional (tengo la impresión de que la debilidad de Rivero ante el clan de Clavijo es cada día más notoria), ¿miraría el PSOE una vez más para los celajes (algo que hace a la perfección) y actuaría estilo cabildo herreño o ayuntamiento de Valle Gran Rey? O dicho de otra manera, venga un abrazo, compañeros, que aquí no ha pasado nada, entren y acomódense en el mismo sitio que estaban antes y… ¿con quién pactamos? Coño, ¿y dónde ubicamos a Carlos?
Que el Partido Popular nacional no está pasando por su mejor momento, nada nuevo bajo el sol. Que los contratiempos madrileños se contagian por la geografía española, nada nuevo bajo el sol. Que los reveses, deslices y vaivenes de los dirigentes supremos estallan por simpatía, nada nuevo bajo el sol. En Canarias, contentos y felices. O de rositas.
Manuel Domínguez, que en las próximas hará triplete, ya no sonríe, se carcajea. También en su Realejos norteño, donde CC procesiona (parece que el verbo no está en el diccionario) no solo el Viernes de Dolores y el PSOE persiste en la búsqueda de El Dorado. Y como ya arregló la zona de Los Barros, las aguas, sus aguas, discurrirán más placenteras.
Yo sí iré a votar. Siempre. Cada vez lo tengo más claro. Lo que no vislumbro tan diáfano es qué depositaré dentro del sobre. No, el montaje no es mío. Alguien se me adelantó.
Mañana, de huelga.

martes, 22 de octubre de 2013

Incapacidad permanente

Mucha tinta corrió ayer con el dictamen de Estrasburgo. Y demasiada ignorancia supina surgió en comentarios alegres y dicharacheros. Un servidor prefiere ser prudente. Al tiempo que se dedica a pensar si no será que tenemos demasiados parlamentos para legislar y escasos elementos que sean capaces de pensar, de razonar y de poner los bueyes delante de la carreta. Porque, que yo sepa, ni las leyes pueden tener carácter retroactivo ni es posible actuar desde la venganza en asunto tan delicado. Claro que puedo, y debo, ponerme en el pellejo de las víctimas, pero habrá que cambiar normas y reglas si pretendemos que las aplicaciones sean otras. Que todos estos alegatos no tendrían lugar si en España estuviera implantada la cadena perpetua y la pena de muerte –y muchos militantes populares, incluidos jóvenes a los que la vida les ha sonreído sobremanera, están por la labor–, adelante pues, y acometan los cambios pertinentes en el ordenamiento jurídico. De no ser así, el saltar a las redes sociales a escribir sandeces no solventa el problema. No se puede cambiar la aplicación de las normas a conveniencia. Si el sentido común y los deseos de la sociedad van por un lado y los fallos judiciales por otro, convendremos que algo chirría.
No se halla capacitado este conductor de “Pepillo y Juanillo” para asuntos de tal calado, por lo que deja a la consideración de comentaristas y tertulianos de mayor porte disquisiciones de tanta enjundia. Y me limito a cuestiones más simples, que puedan ayudarnos a recapacitar, a utilizar la lógica, la cordura, la sensatez. Para ello, un somero repaso por lo que acontece en la santacrucera calle de Teobaldo Power, 7, sede del Parlamento de Canarias, lugar que da cobijo a 60 políticos, de los que la inmensa mayoría dice tener dedicación exclusiva. Y yo por tal entiendo que les pagamos por dedicarse a las funciones que se recogen en el Estatuto de Autonomía. Pero como los ves a cada instante entretenidos en asuntillos de las organizaciones políticas a las que pertenecen, tú te quedas dubitativo.
Esos sujetos (individuos) inviolables, y no sujetos (de sujetar) a mandato imperativo, disponen de un sueldo (céntimo arriba, céntimo abajo) medio de unos 60.000 euros. Cuestión esta, la económica, en la que siempre están de acuerdo todos los grupos. Si alguno discrepa (no muy alto por si algún periodista se halla al acecho), lo hace, en todo caso, para protestar por lo barato que salen y lo justifican con la equiparación de emolumentos con dignidad. Es decir, si cobraran menos serían indignos. Pues no habemos pocos en esta nacionalidad ultraperiférica.
A los casi cuatro mil euros (brutos) debemos añadirle las dietas e indemnizaciones, porque sus señorías (sus = suyas, de ellos mismos) deben trasladarse desde sus respectivas islas y comer. Tienen que mantenerse (buen porte y nobles modales), aunque sea en un lugar modesto como el Hotel Mencey (es que he visto a Román en varias ocasiones cuando voy a Hospiten). Pero estos estipendios no son, como podrías estar maquinando, para pagar el medio de transporte. Qué va, eso es gratis, y si el avión (el barco tarda mucho) ya está lleno, se deja a un pasajero en tierra y a reclamar a la plaza. También hay bono mensual para el taxi. Y me parece estupendo; no van a echarse la mano al bolsillo, o al monedero, cada vez que hacen uso de este servicio público. Que como su propio nombre indica sirve para que tú y yo lo abonemos religiosamente.
Pero no pienses que es todo, aún hay más. En este tinglado, como toda obra pública que se precie, hay muchos cargos y pocos currantes: portavoces (adjuntos y titulares), presidentes de grupo, secretarios, vicepresidentes… ¡Ah!, el presidente es solo uno, que bueno está Antonio para delegaciones (dinerarias). Este esfuerzo adicional conlleva un incremento significativo en el sueldo base, con lo que ya rondamos los cinco mil (Castro va por los seis mil; discursos aparte, que para tal menester está PanGar –que es lo mismo que mangar, pero más fino–, que redacta párrafos por encargo [especializado]; y ya puestos, más vale que se los lea asimismo).
Y te señalo que estas dietas o indemnizaciones no están sujetas a tributación alguna, por lo que entran a las cuentas (no tan) corrientes de los susodichos y susodichas limpias de polvo y paja, en un ejercicio claro y diáfano de transparencia y austeridad.
Para que los partidos o formaciones políticas no les apliquen cuotas de militancia ni zarandajas de tres al cuarto, cada grupo dispone de una asignación mensual (unos tres millones de pesetas más o menos), amén de otro pico por cada diputado obtenido. Son apenas unos dos millones de euros al año. Que bien pensado es una menudencia si se compara con lo que cobra cualquier pensionista (yo mismo, si te valgo de ejemplo). No existe obligación alguna de justificar este dinero ni órgano que los fiscalice. Para casa nada pesa.
Tú sabes (¿no qué va?) que trabajar, lo que se dice trabajar, lo que tú entiendes por trabajar, ellos no están por la labor. Y como mucho, siendo muy elástico y condescendiente, están en las dependencias consabidas de martes a jueves. Los lunes, normalmente, disponen de muchas horas para sus reuniones de partido. Mira los telediarios, como yo, y te desengañarás. Los viernes ya retornan al hogar bien temprano. Y en los tres días intermedios semanales aprovechan para las visitas a cualquier lugar fuera del Parlamento. Porque siempre en el mismo sitio, estarás conmigo, se aburren. Y cuando van a Fuerteventura, por ejemplo, aparte del viaje gratis, los desplazamientos hasta Jandía (coño, y quién no va a la playa estando allá), también comen de gorra, porque siempre habrá un ayuntamiento, un amigote, el propio hotel donde se reúnen y eso, que le pongan un plato de garbanzas, un vaso de vino y un puñado de chochos. Con lo que la dieta (sí, otra diferente a las anteriores), íntegra pa´l bolsillo. ¿Entiendes, zorullo, por qué Antonio Castro Cordobez no tiene una cana? Con 80.000 euros anuales, de los que dos quintas partes no se sujetan a reducción alguna, yo también. ¿O no?
¿Quién dijo privilegios? A mí no me lo habrás escuchado. ¿Te parece mucho? Ni mucho menos, porque falta un iPhone 4 con tarifa plana, una Blackberry y un portátil, que posteriormente se quedan para su disfrute personal, un Ipad, un seguro sanitario privado cuyas coberturas no se desvelan, un seguro de vida pagado con recursos del Parlamento y otro de incapacidad permanente.
¿Qué, cogiste ya lo del título? Si hasta el seguro lo atestigua: sesenta inútiles con incapacidad permanente reconocida y siguen chupando del bote. Gracias excelentísimo señor don Manuel Fernández González, vicepresidente segundo de la Mesa, por sus aclaraciones y que ayer dieron pie a que muchos se asomaran a esta ventana (incluso a la escondida hasta en cierto edificio señorial santacrucero): somos gilipollas. Pero me leen, chúpate esa. Pero como soy rebenque, aparte de lo manifestado antes, me conformo con poco, cuando bien podría ser otra señoría más. Qué pasa, feo soy, pero asimismo honrado. ¿Cómo? Con esa condición no. Vale entonces.
Mañana más. Y sin obligación ni prebenda.

lunes, 21 de octubre de 2013

Gilipollas

Manuel Fernández González, nacido en 1942, El Pinar (El Hierro), criado con quesadillas al socaire del mirador de Tanajara, socio fundador del Parlamento de Canarias y experto en vivir del cuento, amén de perito encuadernado, no es un gilipollas. Lo más, pollastro (o pollastre) en sus años mozos, de cuando andaba por tierras mañas aprendiendo industrias, habilidades y destrezas. Y puesto el pie –derecho, faltaría más– en las ínsulas tras el exitoso retorno, las aplicó hasta las últimas consecuencias.
No, Manuel Fernández González, diputado en el Parlamento de Canarias, superviviente de tormentas tropicales, expropiaciones, pactos, dimes y diretes, no es gilipollas. Porque él es acérrimo defensor de las prospecciones petrolíferas. Y los tontos, lelos y superfluos somos los que abogamos por otro tipo de energías de las que Canarias bien podría presumir. Pero Manolo es ingeniero técnico a la antigua usanza. De los que sostienen que “la gente no es tonta y sabe lo que quiere. Quiere un trabajo, no suplicar ayudas sociales. Quiere un empleo para pagar la hipoteca de su vivienda, mantener a su familia, dar educación a sus hijos y cuidar a sus mayores”. Sí, no ha tanto, de mayo de 2012. Mariano, alias el recortado, se encargó de llevarle la contraria.
Aquellos que no votamos al Partido Popular (cada vez somos más los gilipollas, porque ahora hasta los que no lo eran se están cambiando de bando) hemos caído en un estado de liviandad tal que rayamos la levitación. Vivimos en otro mundo, en una utopía permanente por intentar preservar nuestro entorno para que en 2350, cuando Manolito acuda en silla de ruedas a Teobaldo Power, no se fatigue demasiado, bien sea por el humo de la refinería, bien por el empuje que debe dar al carrito de Antonio Castro, superviviente como él, de la marea negra marroquí (siempre la culpa es del moro).
Tiene razón, mucha, don Manuel: somos gilipollas elevados a la enésima. Por confiar en ineptos y descerebrados como usted mismo. Politiquillos y politicastros (definición de su estimado amigo Eligio) que se tapan las indecencias por si acaso mañana. Salvo excepciones –cada vez más raras y difíciles de encontrar– que tímidamente esbozan alguna nimia contrariedad.
Y como hoy, inicio de semana, estoy dispuesto a tirar la casa por la ventana, le voy a poner más ejemplos que ratifican sus sabias y doctas palabras: los canarios somos gilipollas, en su inmensa mayoría. Porque si no lo fuéramos, estaríamos, como usted, viendo películas (o documentales) en supuestas horas de trabajo en el aparatejo que la empresa puso a nuestra disposición, o con el móvil colgado a la oreja, o leyendo el periódico, o rascándose los mismísimos (orificios nasales).
Somos gilipollas por dudar de que España está en un momento magnífico, que ya estamos saliendo de la crisis, que el túnel  lo hemos dejado atrás, que el campo luce verdito que da gusto, que los catalanes tengan derecho a cuestionarse el método de fecundación de doña Alicia, de que Cospedal estaba nerviosa cuando salió del juzgado y casi le mete un estampido a un árbol que se cruzó en su camino (creció, producto de la recuperación, en el rato que estuvo escuchando a Bárcenas), que muchos alcaldes gallegos populares se hallan inmersos en causas judiciales…
Somos gilipollas por no poner al frente de las instituciones a los monos titíes, animales que son capaces de respetarse el turno de palabra cuando se comunican con otros; por creer que el Senado podría funcionar acercándolo a los ciudadanos (ay, José Vicente, tienes cada cosa); por estimar que British Petroleum va a cometer un segundo error; por no votar a Nacho González (fue su compañero, don Manuel) para alcalde santacrucero, con un capítulo de promesas solo equiparable al que llevaba el PP en su programa; por fiarnos del principal impulsor tinerfeño del manifiesto Bases 2020, Gustavo Matos, quien se comporta como un maleducado redomado en las tertulias radiofónicas (viernes próximo pasado, Cadena Ser, con Esteban González y José Joaquín Bethencourt); por no depositar nuestra confianza ciega en el abogado más dicharachero de este barrio Sésamo, como lo han hecho los expulsados socialistas tacoronteros…
Sí, don Manuel, somos gilipollas. Sobre todo aquellos que, habiendo dispuesto quizás de la oportunidad, no hemos sido capaces de seguir su ejemplo de mamador de la teta pública, bien succionando directamente o a través del ordeño reiterado y continuo.
Sí, don Manuel, somos gilipollas. Por permitir que elementos de su calaña sigan aupados al machito, en beneficio propio y en el de sus familiares más directos.
Sí, don Manuel, somos gilipollas. Por no ser capaces de renovarnos como usted y adaptarnos a las cambiantes circunstancias que rodean este enigmático y proceloso mundo. Qué sería de nuestros mayores si un joven dispuesto, ducho, corrido, hábil, diestro y luchador como usted no estuviera realizando esos abnegados sacrificios.
Sí, don Manuel, somos gilipollas. Algo que yo no diré jamás de usted (lo más, puede que lo piense), pero entiendo se ha hecho digno acreedor a que lo entrevisten por este norte. Cuenta con la ventaja de que se van a entender perfectamente. Su bagaje léxico le va a ayudar sobremanera.
Queda de usted, suyo afectísimo, este gilipollas redomado, que lo envidia sanamente. Es una pena, por razones obvias de edad, que yo no pueda ser partícipe de las andanzas simultáneas de su señoría con el que ahora es su jefe insular tinerfeño en las próximas legislaturas. Lozanía pura por ambas partes. Siempre tuve en buena estima el habla de los herreños. Solo le falta, don Manuel, disfrazarse de carnero en los carnavales de Tigaday. Cuenta con la ventaja de que balar y tiznar ya lo realiza magníficamente.
Y no me resisto a señalarle, sincero que me muestro, que para ser como usted, antes gilipollas. Prefiero la aparente dicotomía entre el susodicho adjetivo y el sustantivo dignidad, antes que ser un indecente representante de los que le han votado. Porque no creo que los millares de gilipollas canarios podamos sentirnos orgullosos de que sea usted nuestro delegado, nuestra voz. Allá usted con sus populares ocurrencias.  Me imagino que las carcajadas del madrileño Soria se habrán escuchado desde Levante hasta La Restinga. Haz otro esfuercito, volcán. ¿O eres también gilipollas?

viernes, 18 de octubre de 2013

El Mirador de Abrante

Por razones que no vienen al caso no visito La Gomera desde diciembre próximo pasado. Ello no es óbice para que procure estar informado de lo que en aquella isla acontece. Y como no es mi fuerte la religiosidad, dejaré a la consideración de comunicadores de mayor enjundia todo lo concerniente a los actos que se han venido desarrollando en las Fiestas Lustrales, que, según me soplan, han estado revestidos de gran solemnidad y enorme emotividad. Me alegro.
Hace unos diez meses, los medios de comunicación nos ponían al tanto de la entrega de una obra emblemática en el municipio norteño de Agulo: El Mirador de Abrante. Y allí, en lo alto, en aquella impresionante pasarela acristalada y suspendida al borde del acantilado, se dieron cita numerosas autoridades para las fotos y discursos de rigor.
En el periódico El Día, el 3 de enero de 2013, se daba cuenta de que la autoría de la obra había correspondido al Estado. Lo que juega el subconsciente con tal de no darle chance al ‘mago e inepto político’ de El Sauzal. Así pudimos leer:
La delegada del Gobierno en Canarias, María del Carmen Hernández Bento afirmó que el Mirador de Abrante es "una importante inversión para La Gomera y muestra una vez más el compromiso del Gobierno de España con la isla colombina". Estoy segura de que, a partir de ahora, el Mirador de Abrante se convertirá en uno de los lugares de visita obligada para todas las personas que vengan a conocer y disfrutar de esta isla".
“Un millón de euros de euros ha destinado el Ministerio de Industria, Energía y Turismo, que dirige el canario José Manuel Soria, a la mejora del mirador ubicado en el municipio gomero de Agulo”.
En el digital Canarias24horas.com, también en la fecha reseñada, se le da un enfoque diferente y así:
El presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero, acompañado del director general de Infraestructuras Turísticas del Ejecutivo canario, Miguel Cabrera, entregó en la tarde de este miércoles, 2 de enero, la actuación denominada Mirador de Abrante, en el Término Municipal de Agulo. Paulino Rivero explicó que "esta obra está dentro de la Estrategia de Mejora del Espacio Público Turístico en la Isla de la Gomera con un importe de 1.344.113 euros".
En el acto de entrega de la obra también han estado presentes el presidente del Cabildo de La Gomera, Casimiro Curbelo, y el alcalde del municipio de Agulo, Néstor J. López, que recibió la obra.
El presidente del Ejecutivo afirmó que "se trata de una actuación integral, de tal forma que se brinda al visitante toda una serie de servicios, desde puntos de información y de restauración, hasta un lugar de descanso para los senderistas. Y se ha priorizado que las infraestructuras necesarias estén integradas en el medio, evitando en todo momento el impacto visual".
Diario de Avisos parece optar por el camino del medio y contentar a los unos y a los otros:
El alcalde de Agulo, Néstor López, mostró su agradecimiento por la construcción del mirador de Abrante, “una importante apuesta en el sector turístico de la isla de La Gomera”, tras recibir esta obra de la mano de los representantes del Gobierno de España, de Canarias y del Cabildo. Desde el consistorio creen “firmemente” en la apuesta por esta nueva infraestructura turística y confían en que sus características sean del deleite de los turistas. No obstante, advierten de que para su correcto funcionamiento, aún queda por llevar a cabo su equipamiento y, además, mejorar el acceso de la carretera con la correspondiente ampliación para facilitar la llegada de las guaguas turísticas y vehículos.
En este sentido, el presidente del Cabildo, Casimiro Curbelo, mostró su compromiso en “pavimentar el acceso rodado al Mirador de Abrante, según recoge el periódico digital GomeraVerde. Curbelo destacó que “estamos ante una de las infraestructuras más espectaculares de Canarias”, a la vez que solicitó al presidente del Ejecutivo regional que “inicie el proyecto para el equipamiento de este centro puesto que se trata de una tarea común de las administraciones públicas”.
Y nos trasladamos a fechas recientes, cuando leo que “el Ayuntamiento de Agulo ha aprobado, recientemente, en un pleno del Consistorio, sacar a licitación pública los inmuebles del Hotel Rural Casa Lugo y el Mirador de Abrante. Los inmuebles saldrán a licitación de forma conjunta al complementarse uno al otro en el sector turístico. El Hotel Rural Casa Lugo ha sido reformado y rehabilitado, por lo que su renovación permitirá un servicio hotelero moderno en cuanto a comodidades y acabados. Por su parte, el Mirador de Abrante es una infraestructura espectacular que cuenta con un restaurante y con un diseño innovador, gracias a la instalación de una pasarela acristalada de siete metros de largo que está suspendida al borde del acantilado.
El Consistorio Local de Agulo cree que la próxima apertura del Hotel Rural Casa Luego y del Mirador de Abrante puede ser una oportunidad para el municipio de generar puestos de trabajo y, además, servir como reclamo para los turistas peninsulares y europeos que optan por un turismo rural y de descanso”.
Perdona en la extensión de tanto antecedente, pero como nos hallamos ante un fin de semana imagínate que es un post para tres días. Y van mis consideraciones:
Que alguien me haga saber si el acceso al Mirador ya se ha ejecutado. Porque los responsables públicos (ya dudo de si son garantes de los dineros tuyos y míos) se empecinan en comenzar las casas por el tejado. Como el Hospital, o Centro Sociosanitario, de Icod de los Vinos. Cuya vía para alcanzar la puerta de entrada, realizada mucho después que el edificio, es la chapuza más grande que te puedas tirar a la cara, con unas curvas que ponen a prueba a los conductores más avezados de las ambulancias isleñas. O como hicieron las autoridades de mi pueblo, allá en plena dictadura franquista, cuando inauguraron el polideportivo de mi barrio (Toscal-Longuera) y tras echarse los vasos de vino y las cuchipandas alimenticias, se mandaron a mudar dejando las instalaciones cerradas a cal y canto y sin un desdichado balón al que los chicos pudieran dar unas cuantas patadas.
Bien les gusta a estos cantamañanas cortar una cinta y salir en la foto. Porque el Hotel Rural Casa de Lugo, que también se menciona como objeto de licitación, lleva acabado desde ha bastante. Con lo que la improvisación vuelve a ser característica primordial en todo lo que concierne a obras y proyectos de las instituciones públicas. Lo que te conduce, inexorablemente, a pensar en para qué demonios se requieren tantos cargos liberados si no son capaces de planificar y pensar que más allá de la expedición del certificado del finiquito de la construcción sigue existiendo vida. ¡Oh!, en mi pueblo se hizo una estación de guaguas en la que no entró ni un mísero micro.
La fotografía que ilustra este comentario es un simple muestra de las muchas que puedes obtener en Internet. Y viendo cómo funciona este percal, no me negarás que les vendría bien a las ilustrísimas dejarlos colgando boca abajo al menos treinta segundos sobre el Bombón de La Gomera por comprobar si las ideas se le bajan al cerebro. Porque ahora mismo, y a los hechos me remito, de tenerlas, algo que dudo muy mucho, deberán hallarse, como la gota, en la punta del dedo gordo del pie izquierdo o derecho, según convenga.
Feliz fin de semana. Y si tienes oportunidad, date un salto a La Gomera. Te lo recomienda alguien que la visitó por vez primera en el verano de 1962. Y tanto le gustó que hasta se atreve a hacer comentarios de lo que allá acontece. Sean felices.

jueves, 17 de octubre de 2013

Afloja, capullo

Como cada mañana, tras el desayuno y el aseo personal (sin detalles), comienza la aventura de culturizarme. Entro en FB, compruebo si Twitterfeed cumplió el encargo de dar a conocer la entrada del blog, respondo algún mensaje (los privados, que se menta) e intento memorizar alguna expresión que me pueda valer en un futuro inmediato. Como este pequeño muestrario:
Guasss !!!, jajjaaja), jaja9, XD jejeje, jajajaj, joer eso es otro nivel xd, siiiiii, jajajaja, Jajajajjaj, Buenos días mmmmm....., amiguii q guapisimaa, Graciaaaasss muaaack,  jajajaja que bueeeeeeeno!!!, Cono Hahahahaahahahahaha, Muxa Mierda…
Me echo un buche de agua y prosigo con la lectura de la prensa, no sin antes repasar lo que varios amigos publican en sus respectivas bitácoras digitales. Y tras el acopio informativo de rigor, y comprobando la muxa mierda que no solo puedes encontrar en las aceras, consideré conveniente que tocaba distenderse, aflojarse.
Recordé un paseo de un grupo de muchachos con síndrome de Down en la playa aronera de Las Vistas hace un par de veranos. Cada vez que uno de los monitores apremiaba a uno de los rezagados para que no perdiera contacto con sus compañeros, este le respondía con un sugerente y expresivo afloja, capullo. No me quedó más remedio que establecer la correspondencia con los aguerridos políticos que memorizan cuatro frases y suben a la tribuna de oradores a… marear la perdiz.
Así que hoy me he relajado y me quedo con aquellas noticias –trascendentes– con las que la mayoría de mortales se entretiene cada día:
“Un canguro se cuela en una farmacia de Melbourne”. Como la ciudad es la capital del estado de Victoria, allá abajo en Australia (¿Tú no has oído eso de las antípodas?), pensé un rato qué raro o extraño había en la información que determinado periódico me ofrecía. Porque anormal sería el que visitases a Mandillo, en Realejo Alto, y en vez de encontrarte con Anselmo fuese un marsupial de esos el que saliera a saludarte muy efusivamente.
“Rosa Benito tuvo que ser ingresada por un grave ataque de ansiedad”. Parece ser que la susodicha (ansiedad) ya ha sido detenida y se halla a buen recaudo en los calabozazos policiales. A todas estas, la cuñada de Rocío Jurado solo acertó a decirle al galeno que la atendió: ‘Sálvame’. Más guerra de las audiencias, más telebasura. Pero la vemos. Oye, la otra noche estaba resintonizando las cadenas televisivas en el viejo cacharro que tengo en la habitación y me salió una local en la que un animal ladraba, vaya cómo ladraba. Le suprimí el sonido y me quedé un rato observando. Chacho, tuve que apagar el receptor. Casi me rompe la pantalla con tanto aspaviento. Después tuve que limpiarla pues estaba toda empañada. Me dio un asco. Jamás había contemplado tanta baba junta. Lo mismo estaba rabioso. Que lo vacunen.
Retorna Belén Esteban. Necesita dinero para los remiendos y no le ha quedado más remedio. La seguridad social le puso reparos a tanto implante y le cerró el grifo. Ahora piensa seriamente acudir también a Mírame TV y hacer, además, una sesión de fotos, estilo Manolo Artiles. Oye, por cierto, la moda de las camisas de manga corta-corta se ha contagiado. Y yo con estos bíceps.
José Fernández era el director general de Medio Ambiente en el Gobierno de Canarias. Dimitió hace un mes, más o menos. La carta estuvo todo ese tiempo sobre la mesa del consejero. No le había prestado atención porque pensaba que era una redacción que su hijo había dejado olvidada. Es tan raro que alguien dimita que cuando ocurre a nadie le interesa. Ya remití a la Real Academia Española la sugerencia de que eliminen del diccionario el verbo dimitir. O que, en todo caso, aclaren que es voz en desuso.
Me acaban de llamar del 828011515. Y me hicieron una encuesta. De política. La señorita que me atendió se trabucaba en alguna pregunta y no se la veía muy puesta en varios aspectos. Pero allí estaba yo para sacarla del atolladero. Me preguntó que valorara a Paulino Rivero, José Miguel Pérez, José Manuel Soria, Mariano Rajoy, Angela Merkel, de cómo trataba Madrid a Canarias, de las prospecciones petrolíferas… ¿De dónde sacará dinero el encargado de realizarla? ¿Podría ayudarme cualquier amigo de los que tengo dispersos por los organigramas institucionales? Te adelanto algo. Al que más nota le puse fue a Carlos Alonso, un dos. Y le aclaré a la encuestadora que era por la gracia de los 100 días. Imagínate el resto. Hice una escabechina. Pero me quedé a gustito.
La culpa de la moción de censura en Tacoronte es de Fernando Clavijo. Pues qué bien. Bastante que me alegro. ¿Estás de acuerdo, Manolo? Y aclaro, por si acaso: decir no a los pactos en cascada dos años y medio después, parece una disculpa no demasiado consistente, no creo que aguante dos soplidos.

miércoles, 16 de octubre de 2013

Tremendos historiales

Aquellos que osamos garabatear cuatro letras para someternos al dictado de los que diseccionan el contenido de nuestros pareceres, deberíamos ser mucho más respetuosos con los argumentarios. Aunque este sustantivo, que la RAE nos propone como nueva entrada en la próxima edición de su diccionario (conjunto de los argumentos destinados principalmente a defender una opinión política determinada), viene constreñido a la definición que los académicos han creído oportuno, me permito la licencia de ampliarla a otros ámbitos del común desenvolvimiento de la vida cotidiana, por ejemplo, el periodismo.
Se me achacará que las dependencias son tantas (empresariales, editoriales, subsistencia, precariedad…) que mi utopía no dejará de ser ese estado quimérico al que unos cuantos ilusos aspiramos. Y si añado que también en la vasta extensión de las redes sociales es menester un poco más de seriedad, lo mismo me echan a Marhuenda.
Leí en feisbuc una de las tantas ocurrencias que el juego político nos brinda. Máxime en una época en la que la credibilidad de los que se dedican a la cosa pública se halla en los niveles más bajos que uno pueda imaginarse. En plan irónico venía a ser algo así como que Rubalcaba retornaba a la actividad (política) al creerse aún útil. Manifestaciones del líder socialista en una entrevista imaginaria, bien aprovechadas por los contrincantes populares para disimular por unos instantes las más que notorias carencias gubernamentales.
Aquellos que me siguen en Pepillo y Juanillo, a quienes agradezco el apoyo silencioso, saben de mi no sujeción a disciplina alguna, lo que me conduce, en una aparente incongruencia, a practicar, en la medida de mis posibilidades, una exquisita imparcialidad. O traducido, si un día me apetece darle caña al PSOE, no es necesario que me envíen el recordatorio. Pero al siguiente, lo mismo someto a mi alcalde (PP) al examen más riguroso.
Por ello, a los militantes populares –puede que mañana le dé la vuelta a la tortilla– les rogaría encarecidamente que antes de lanzarse a la aventura de calificar al secretario general del PSOE como un dinosaurio rancio y casposo, dirigieran el espejo a otros caretos de sus propias filas porque a lo peor se llevan una sorpresa. Si en los datos que expongo a continuación cometo errores de bulto, háganmelo saber:
Alfredo Pérez Rubalcaba nació el 28 de julio de 1951 y Mariano Rajoy Brey el 27 de marzo de 1955. Significa que cuando el gallego vino al mundo, el cántabro llevaba 3 años y 8 meses llorando la Internacional y entrenando para los 110 metros vallas. El socialista llega a la política de la mano de Felipe González y el primer cargo relevante que ocupa es el de Secretario de Estado de Educación en 1986. Me pierdo, y demando ayuda, en el cuatrienio habido desde aquella victoria abrumadora del año 1982. Puede que en esos cuatro años haya ostentado alguna responsabilidad. Pero es que don Mariano, aun siendo más joven, ya era diputado en el parlamento gallego en 1981 y poco después Director General de Relaciones Institucionales. No miren, pues, la viga en el ojo ajeno sin antes frotarse los propios por si alguna brizna, o hilillo, les pueda causar una conjuntivitis.
El diccionario –hoy me dio por instruirme– me señala que historial es la reseña circunstanciada de los antecedentes de algo o de alguien. Y un alguien, periodista él, ha escrito: Yo escucho a los buchones que tiene en su tertulia un canal de televisión (sin estudios, sin educación, sin respeto y gordos como cochinos) y me dan ganas de vomitar. Van allí a largar sin tino, sin comprobar ni siquiera si lo que están diciendo tiene algún atisbo de verdad. Patético. Esto es lo que se despacha en esta isla, cada vez más mierdosa.
Se ha ido de esta isla en unas tropecientas ocasiones a vivir en ese país maravilloso que todos tenemos en el magín, en el que ni siquiera se ronca y donde puedes expeler una ventosidad en la seguridad absoluta de que ninguna tele local te lo va a echar en cara. Porque, últimamente, por ahí le duele. Y bien clarito lo formula, pues justo es reconocer que su expresión escrita es de notable alto. Lo malo, tirando a peor, son los vaivenes, incluyendo los más gordos (como cochinos, algo sabrá). O la defensa numantina de otros sin estudios, sin educación, que dan ganas de vomitar y en la seguridad de que todo lo que dicen es bazofia (o mierda, que le gusta más). Patético. La hez del periodismo… ¿Te suena?
¿Que no fui claro? No qué va. España va bien. Al menos en fútbol. Eso dicen. Hasta mañana.