miércoles, 31 de julio de 2013

Lucha canaria

Ayer estuve un rato rebuscando. Como cuando antes se cogían las papas e íbamos los pobres, una vez cargados los sacos con las buenas, a intentar recopilar un par de puñados de las que fueron desechadas por menudas, picadas o podridas. Así que haz el favor de no hablarme de crisis. Y me tropecé con esto:
Amigos del barrio y aficionados todos a la lucha canaria:
Creemos que debe ser hoy, 21 de marzo de 1983, un gran día para todos nosotros. En este día en que la primavera comienza su andadura por las hojas del calendario, hace su reaparición ante la afición el Club de Luchas Atlante. Y al igual que en esta estación nuestros campos se tornan más bellos y hermosos, al igual que en la primavera, dice el refrán popular, la sangre se altera, quiere, asimismo, el Atlante, en esta su segunda etapa, alterar la fisonomía del barrio y darle un nuevo aliciente.
Que los días de luchada vengan a ser los motivos de acercamiento en torno a un objetivo común.
Que los aplausos que siguen a una agarrada sean no sólo un estímulo para los bregadores, sino el clamor que inunde a todos y cada uno de los rincones del barrio.
Bien es verdad que nuestras limitaciones son muchas. Que sabemos de antemano que por diferentes razones que a nadie pueden ni deben escapar, no podremos aspirar a realizar una primer temporada con la brillantez que todos desearíamos. Como muy bien todos conocemos, las novatadas se pagan y aunque el Atlante no es un club novato en estas lides, se encuentra con un plantel de luchadores, mezcla de veteranía y juventud, a los que hay que dar un plazo prudencial para su puesta a punto.
Mas no por ello va a disminuir nuestro empeño para forjar un equipo que con el paso del tiempo vuelva a brillar como lo hizo en su anterior singladura, cuando paseó con orgullo su nombre por todos los terreros de la geografía insular, incluso allende nuestra fronteras y cuando por sus filas pasaron grandes hombres que han aportado a la lucha canaria todo su saber y todo su ingenio para que el vernáculo deporte arraigase en las entrañas del pueblo como una muestra de su hidalguía y su nobleza.
Que el genio, la destreza y el valor, parodiando la canción, vengan de nuevo en este terrero a demostrar que entre todos, directivos, luchadores y afición, formando una gran piña en torno a esos nobles ideales, podamos llegar a metas más ambiciosas, teniendo siempre por lema, ante todo y sobre todo, la deportividad.
Y no queremos dejar pasar esta ocasión sin hacer un llamamiento a la juventud ya que en ella tenemos depositada toda nuestra confianza para un futuro inmediato. Que este juvenil que ahora empieza a competir sea el molde forjador de grandes luchadores.
Que el desánimo no cunda a pesar de las primeras caídas pues solo llegarán a la cima los que superen los avatares en contra.
Que el estrechón de manos con que comienza cada agarrada venga a simbolizar la leal competencia entre unos hombres que defienden unos colores.
En nombre de la directiva y luchadores, y para este Atlante que intenta demostrar que segundas partes también pueden ser buenas, dediquemos el primer gran aplauso de la noche. Muchas gracias.
Ese amago de terrero al que se alude estaba situado en los terrenos adquiridos para la construcción de lo que hoy es el CEIP Toscal-Longuera. En la actualidad se disponen de elegantes instalaciones allá donde la lucha canaria todavía marca un hito en la faceta deportiva de los pueblos. En Los Realejos, que yo sepa, en esta aspecto nada queda. Solo el recuerdo. Como puede serlo la fotografía que acompaña a estos párrafos.
Despidamos julio desde la añoranza. Hasta mañana.

martes, 30 de julio de 2013

Agua de abasto público

Podía haber iniciado este post de hoy martes con el competidor de don José Rodríguez. Es decir, el pleitista de allá, el de Las Canteras, o el de la Plaza de Santa Ana, o el del Canódromo. Ese mismo, el señor Bravo de Laguna, convicto y confeso (se aplica a la persona cuya culpabilidad no ofrece duda alguna). ¿El caso? No, el pijama londinense. Al que ahora le ha dado la venada (yo sí lo he oído, ¿tú no?) de avivar el fuego entre las islas capitalinas para general regocijo de las mal denominadas menores. Se queja amargamente de que en Gran Canaria no hay un partido insularista y ni corto ni perezoso se inventa uno y a socavar. Como Soria. El uno, tierra adentro, y el otro, mar afuera.
Pero yo vine a hablar de agua. De la que nos llega a casa. De la que he bebido siempre. En serio. Jamás recuerdo haber comprado, salvo cuando estoy de viaje, botellas para el consumo. Directamente del chorro. De toda la vida. Me extraña, pues, cada vez que sale una información en todos los medios de comunicación para anunciarnos los excesos de flúor u otros elementos raros (no, las tierras raras es cuando arreglan una tubería y vienen  en plan chocolate), que recomiendan no beberla. Incluso, a veces, ni para utilizarla en comidas. ¿Y no será una campaña organizada –o subvencionada– por diferentes marcas del correspondiente sector comercial? Mucha casualidad me parece que casi siempre coincidan con la época de mayor calor, cuando requieres unos cuantos vasos diarios.
En los años –bastantes– que viví en varias casas de la finca de La Gorvorana (por supuesto, mi padre fue uno de los hacendados del lugar), estaba la talla en la cocina. Tapada con un plato y con el recipiente de aluminio encima para cuando tenías sed. ¿La nevera? Sí, y la enchufabas del culo de la vaca (bueno, se decía de otro sitio). Tengo sesenta y cuatro años. No llega a cincuenta el periodo de mi coexistencia con la presencia de la luz eléctrica. El agua potable suministrada por el ayuntamiento llegó a la zona casi a la par. Recuerdo cómo se colocó la tubería de media pulgada, de plomo, a lo largo del camino que venía desde la Casa Azul (la de La Longuera; la de La Vera, es otra). Y el instante glorioso en que llegó aquel chijito que el fontanero municipal (puede que Honorio) vino a regular para la media pipa de rigor. En aquel cilindro de cemento enorme.
¿Y antes? Claro, tú no te acuerdas de los chorros públicos. Uno en La Longuera, otro en El Toscal y un tercero en la casa de don Paco, el del Jardín, en la finca de la Zamora Baja. Diversidad, como puedes comprobar. Amén de los canales que conducían la de Gordejuela o La Fajana, que para nosotros eran dos sitios distintos. De los que se cogía directamente con una garapa de cualquier bellota. Y no nos morimos. De haber ocurrido eso en la actualidad, habríamos gastado euros a porrillo en los supermercados. Tampoco fenecieron aquellas cuadrillas de cuarenta o cincuenta peones cuyo único manantial consistía en aquel viejo porrón que se colocaba siempre al cobijo de la sombra de cualquier plantón. Qué tiempos. Y aquí estamos para contarlo.
Después que ya vino el agua (así se decía), lo que varió fue el alivio de no tener que ir a buscarla. Por lo demás, nada cambió. Abrías el chorro (lo de grifo es más moderno), te ladeabas un fisco, cambabas la boca y a chupar. Mientras el bidón no estuviera caliente del solajero, que era instante de aprovechar para darte una ducha rústica. ¿El calentador? ¿Vas a seguir fastidiando, por no escribir jodiendo? En aquella época tampoco había preguntas de ahora. O dicho de otra manera, ni cerrando los ojos puedes hacerte una composición de lugar. Las nuevas tecnologías implican estos olvidos. Hace cuatro o cinco décadas, no más, nuestra vida era más natural. Te daba un retortijón; abono para la platanera. Te pegabas una sajada: telas de araña o cenizas de las hojas. Te ibas pa´lante y te abrías la frente: un majado de ajos y perejil. Y no nos morimos, tú. Ahora existen enfermedades para todos los gustos (y disgustos). Y medicamentos de todos los colores. Los que no han llegado para contarlo es porque fallecieron. De repente, y ya está. O se quedaron durmiendo, si acontecía de noche.
Luego ya me casé. Eso sí, cogíamos fundamento mucho antes. Y después estaba el cuartel para la confirmación. Y me fui para La Longuera. Seguí bebiendo agua del chorro. Que venía del bidón. El cual tenía la tapa casi siempre rodada y algún lagarto fallaba en sus pinitos de equilibrista y acababa inflado en la piscina. Lo mismo estabas tú una semana más bebiendo de la susodicha… Y no te morías.
Unos meses viví en La Dehesa del Puerto. Unos años en San Antonio de La Orotava. ¿El agua bebida y comida? Del chorro, siempre del chorro. Retorné a La Longuera. A la primer casa propia. Con bidón. De plástico. Alguna modernidad, otros adelantos, pero el agua del abasto público. Desde 1978 hasta 2002. Íbamos a otras casas (padres, suegros, hermanos, tíos…) e idéntica operación. En Punta Brava ya comenzó el cambio. Y el cloro se adueñó de la situación. Pero como eran simples visitas, sin mayor contratiempo.
En estos momentos resido en Los Príncipes, que junto a mi correo electrónico, adaptación de aquella sección periodística (desdelacorona), han hecho que mis convencimientos republicanos se acentúen. ¿Y el agua? Del chorro, gracias.
Reconozco que ha habido mucha transformación. Antes desconocíamos la crisis porque solo había miseria. Cuando llegó el progreso, quisimos tener de todo. Los círculos se van cerrando y ahora estamos en crisis. Los ayuntamientos y el resto de instituciones jugaron alegremente con nuestro dinero hasta tal punto que si te surge un par de ideas brillantes, como estos párrafos que estás leyendo, los recopilas en formato libro y te empeñas en publicarlos, tienes que ir a buscar el capital en los sitios más insospechados para que te echen una mano. Por ejemplo a Fonteide. Con la supresión del NO-DO, ya nada es igual.
Hasta mañana. Voy a echarme un trago. Después de que me operaron, estoy hecho un adicto.

lunes, 29 de julio de 2013

Descrédito

No deben estar muy lejos las próximas elecciones. Porque en los periódicos comienzan  a proliferar escritos de los políticos (en poco arrancará Pepe Segura), cuya única misión o cometido, parece, es percatarse de tal hecho para inundar las redacciones con las cantinelas de siempre. Y escritas por sus lacayos, faltaría más. Esa fue una de las razones por las que este reconvertido a bloguero abandonó las colaboraciones con la prensa de esta isla. Que sigue embarcada en idénticos derroteros, dando mucha más importancia a estos espontáneos, advenedizos y aprovechados que a los que durante años, perdiendo tiempo y dinero, fueron fieles a la cita con los lectores. Y a ellos les pagan. Que sí, en A o en B, pero cobran.
Se extraña sobremanera el paradigma palmero del apoltronamiento institucional, el ínclito señor Castro Cordobez, del “preocupante descrédito de la clase política”. Fíjense que ya de entrada se encasilla en esa casta especial, de distinción, de categoría: la clase política. Y como digno ejemplar faunístico que desde la Era Cenozoica –o antes, vete tú a saber– se tiñe estilo Rajoy para aparentar taypocos en lugar de taytantos, y emulando a otro paisano de pro –están pero no son y son pero no están–, y que no voy a mentar porque ya tú sabes de quién se trata, nos espeta: “La creciente desafección ciudadana hacia la actividad pública tiene, por tanto, su primera causa –aunque no es la única, ni es exclusiva de nuestro país– en la propia actuación de los cargos públicos, que deben ser los primeros en ejercer la autocrítica y reconocer lo que están haciendo mal para resolver el problema”.
Qué cinismo, Antonillo. Así, en confianza. Ni aun escribiendo eres capaz de reconocer que el desapego social es debido, única y exclusivamente, a la enorme caradura de unos aprovechados que nos exprimen y que se han distanciado del tejido social hasta el punto de crearse un mundo ad hoc. Sostienes que no es la actuación de tanto desalmado la causa única de que nosotros no confiemos. No, arriba de los sablazos y recortes (para nosotros) y prebendas y privilegios (para ustedes), échennos también la culpa del distanciamiento. Eso es tener tanta cara como sostener una oficina del Gobierno de Canarias en Bruselas (amén de otras menudencias varias), mientras hoy lunes presentan en el Parlamento (tú Parlamento) otro plan (el cachondeo número doscientos cincuenta): La estrategia frente a la pobreza.
Y nos la exhibe la ingeniosa Inés Rojas de esta guisa: "La solución a la pobreza pasa ineludiblemente porque se establezcan los mecanismos para una mejora de la economía y que esta conlleve generación de empleo. Y esto es clave porque estamos oyendo declaraciones del Gobierno del Estado sobre la mejora de la economía pero también previniendo que esta mejora no va a generar empleo. La de Canarias, sin embargo, se trata de una Estrategia de Gobierno en la que estarán implicados los departamentos de Gobierno que tienen que ver con la economía, el empleo, las políticas sociales y la educación".
Me recuerda la perorata de Guadalupe González Taño, presidenta del Cabildo palmero, para justificar la ruptura del pacto: "Coalición Canaria, por responsabilidad, no puede ser cómplice de esta situación de incoherencia política que perjudica a la mayoría de los habitantes de esta isla y de Canarias y, por ello, ha decidido no mantener un acuerdo de gobierno en el Cabildo Insular de La Palma con el PSOE, que ha optado claramente por apoyarse en el PP". Ejercicio de cinismo, al que tan acostumbrados nos tienen, al que yo le he propuesto el siguiente juego: cambiar el nombre de La Palma por cualquier otra isla y trastocar las menciones de los tres partidos políticos, en el orden que prefieran, y habrán conseguido la cuadratura del círculo.
Aparte de las mil vaguedades que Antonio Castro –mejor, el negro que se lo escribió– expresa en su artículo periodístico (http://www.diariodeavisos.com/2013/07/escuchar-entender-respetar-para-dar-respuesta-ciudadania-por-antonio-castro-cordobez), me gustaría que me explicara lo siguiente: “Establecer la cocreación en los procesos normativos para recobrar el pleno crédito y el favor de la ciudadanía hacia las instituciones”. Si fuera tan amable, por favor, y lo mismo me acerco un fisquito más. No es por nada, pero me dejó medio trincado eso de la cocreación. Además, maldita la gracia que me hace cocrear con usted.
Dejo a la consideración de mis escasísimos lectores la posible lectura de la filípica, mas mi desánimo me conduce a los malos pensamientos, al creer –que no crear, mucho menos cocrear– que escasas soluciones existen para desfacer entuertos. Se han revuelto los papeles entre los Quijanos y Sanchos hasta el punto de iniciar una reforma administrativa al revés (dejen, ilustrísimas, que nuestra primera puerta esté en el ayuntamiento, que está al lado de casa, cacho rebenques), soltamos tortugas bobas en actos simbólicos para los que nos gastamos un pastón trasladando a las susodichas –y parecían tontas– por vía aérea, echamos una visual a un vídeo blog presidencial que se denomina ‘Rajoy en acción’ (manda trillos, si para moverlo cuesta un par de ovarios), escuchamos que el Papa critica la incoherencia de la Iglesia, nos suelta (Barragán) que si el pacto no es con ellos no hay estabilidad, soportamos que Rivero no atisba inconveniente para presentarse a la reelección (para presidente, que el resultado electoral es indiferente), nos enteramos de varias imputaciones a los alcaldes de este Norte…
Aunque los izquierdosos no suelen dejar comentarios –cada vez somos más en UPyD; ay, Rosita, qué morros te gastas–, me han soplado que uno de los M.A. –de los dos supuestos– se tomó, tal y como se pergeñó, a broma el post del pasado viernes. Al otro (te recuerdo que ubiqué las etiquetas de cuento, ficción y política, que son casi sinónimos), no tanto. Vale, no todos podemos ser tan serios. Y se nos está yendo julio.

viernes, 26 de julio de 2013

M.A. versus M.A.

El debate se presuponía interesante. La Asamblea, convocada al único efecto de elegir candidato a la alcaldía de Los Realejos en la agrupación local del Partido Socialista, mostraba una asistencia bastante considerable. La posibilidad de que a la reunión pudiesen concurrir aquellos simpatizantes que previamente habían sido incluidos en un censo específico, surtió el resultado deseado. Máxime cuando después del cambio de Secretario General federal en el último Congreso, hecho acaecido un año atrás, las expectativas de un cambio de tendencia en la proyección del voto intuían ciertas dosis de mejora tras los reveses electorales habidos desde 2003.
La caída en picado del Partido Popular que todas las encuestas señalaban, una vez conocido el varapalo judicial en el denominado Caso Bárcenas, por el que varios dirigentes tuvieron que presentar su dimisión, parecía haber insuflado bocanadas de aire fresco en la formación política progresista. Aunque tampoco podían lanzar las campanas al vuelo pues aún restaban las dos piezas separadas que no habían sido invalidadas del sumario instruido por la juez Alaya en el otro famoso caso, el de los ERE andaluces. No olvidemos que cuando se apartó Griñán, los acontecimientos se habían conducido de manera tan precipitada –en contraposición con el larguísimo periodo anterior– que desembocó en otra de las chapuzas jurídicas a las que, desgraciadamente, tan acostumbrados estamos.
Varios fueron los intentos y denodados los esfuerzos, pero no se había podido alcanzar un acuerdo entre los dos pretendientes a encabezar la candidatura. La Comisión Ejecutiva evacuó consulta, mediante cuestionario por escrito, a los registros de afiliados y seguidores y se decantó por otra fórmula menos tradicional que la mera exposición de posibles programas y la posterior votación. Consistía esta nueva modalidad en un cara a cara, en un debate entre los interesados, moderado por un reconocido profesional de la comunicación.
Y es en un instante preciso del mismo cuando se inicia nuestro relato:
–Todo eso te ha quedado muy bonito, pero me gustaría ver cómo lo podrías llevar a la práctica –replicó M.A.
–Con ese ánimo me presento ante los compañeros. Quiero ser abanderado en que existe otra forma de ver y hacer política…
–Pareces un calco a lo que escribe ese lumbreras de Pepillo y Juanillo…
–Por favor, no se pisen las manifestaciones. Es la quinta ocasión que debo cortarlos. Hay que guardar la compostura. No olviden que los aquí presentes, como casi toda la sociedad, está harta de espectáculos y circos –intervino el moderador–. Continúe, por favor, señor M.A. No, usted no, el otro que fue el primero en dejar su plática a medias.
–Gracias, señor moderador. Decía que debemos ser novedosos, al tiempo que austeros. No atravesamos un momento histórico como para estar echando voladores, por muy foguetero que sea este pueblo. Y coincidir con los planteamientos de alguien, que al no encontrarse presente le debemos un mínimo de respeto, no creo que sea motivo para el escarnio público. Es más, esta agrupación ha ido a menos con el paso del tiempo sin que hayamos sido capaces de curar heridas sino que nos hemos conformado con poner parches. Los resultados a la vista están.
–Compañero, pareces anclado en ese pasado glorioso de mayorías absolutas que no va a volver. Pregonar que ahora es factible dirigir un consistorio con cuatro liberados y sin asesores, es una utopía como la copa de un pino. Y los concejales deben estar bien pagados para que, entre otras cosas, no tengan tentaciones para meter mano por debajo de la mesa. No parece tampoco lógico que haya funcionarios que cobren más que el alcalde. La verdad por delante; si tú al pueblo le informas de antemano, te lo agradece.
–Un partido de izquierdas no puede ir con ese discurso. Me niego a formar parte de esa dinámica. El escritor francés Anatole France decía que la utopía es el principio de todo progreso y el diseño de un futuro mejor. ¿Cómo vamos a enfrentarnos a unas elecciones pensando que no es posible obtener mayoría? ¿Acaso no la consiguió en 2011 el Partido Popular? ¿Y fue solo por la debacle del PSOE a nivel nacional? No, no, y no. Desde aquí contribuimos a que la caída llegase a cotas que ni imaginábamos. Por ello debemos presentarnos ante la sociedad para reclamar su voto con las cartas boca arriba, con mesura, austeridad y como portavoces de una clase trabajadora que lo está pasando mal. ¿O no avergonzamos, también, de la O de nuestras siglas?
–Me defraudas, M.A. Vaya discurso de frases hechas nos has preparado. Tú no vives esta realidad actual. Sigues enclaustrado en una etapa célebre del partido que ahora solo sería posible cuando comencemos a habitar el planeta Marte. Me alegro, no obstante, porque todavía haya pluralidad en esta organización y nos permita maneras de ver y tratar los asuntos de forma tan dispar.
–No demando yo una estructura monolítica, pero combato las comodidades, el aparentar y el quedar bien en la foto. Nos hemos olvidado de la etiología, del estudio de las causas. Los programas de los años 79 y 83 no difieren gran cosa de lo que hizo el PP en las pasadas. Y, engañados o no, los realejeros votaron en masa a Manolo porque supo ilusionarlos. A la mitad del mandato se encuentran bastante defraudados porque los espejismos se han borrado con las tormentas de arena. Está cayendo en la autocomplacencia. Pero no me consuela, como pareces estarlo tú. Yo aspiro a gobernar por méritos propios, por ideales, por principios y no porque el contrincante se haya estrellado solo.
–Bueno, llevamos algo más de los noventa minutos estipulados. Ruego a los candidatos, antes del obligatorio receso para la votación posterior, que sinteticen en una última intervención, en un par de frases, a ser posible, la idea o germen que conformaría el proyecto que, de ser el elegido para liderar la plancha, someterían a la consideración de los electores. Según el orden acordado previamente, concluya usted, señor M. A. y daremos por finalizado este vis à vis con usted, señor M.A. Recuerden que tienen dos minutos.
–Mucho menos, señor moderador, y muchísimas gracias. Creo estar capacitado y me avala la experiencia. Es, modestamente, lo que el partido necesita. Dejémonos de experimentos y salgamos de este impasse. Nadie podrá gobernar en solitario y apostemos por ser la llave en los pactos que puedan fraguarse. Ahí es donde debemos ser inteligentes y jugar nuestras bazas con valentía, decisión y arrojo. Sin descartar, obviamente, la sorpresa. Tengo el convencimiento personal, será por aquello de que a la tercera va la vencida, de que el PP va a sufrir una debacle sin precedentes, CC sigue con sus luchas internas e IU, por lógica, no va a pasar de su único concejal. Seamos sensatos y no nos lancemos a esas aventuras cuyo recorrido es imprevisible. Gracias a todos. [Aplausos]
–Yo sí apuesto por los cambios. Bastante quietos, anquilosados, hemos estado estos últimos dos lustros. En el partido hacemos falta todos, pero no todos valemos para todo. Y como las instituciones públicas no pueden seguir siendo la vaca lechera a la que ordeñamos sin piedad montando un organigrama paralelo al de la propia administración en el que nos colocamos los elegidos y los que no, reitero todo lo manifestado aquí esta noche con esta nueva cita. Ahora de Eduardo Galeano: La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para que sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar. Muchísimas gracias. [Aplausos]
Sigo escuchando el estribillo de la canción del verano. Comienza así: Lo peor ha pasado… Qué bonita es la ficción, cuánto juego nos brinda. Sean felices. Y el ruego de que no repasen, ni se les ocurra, los artículos de opinión de un periodista aficionado (eso sí, presume de título y se cabrea con los advenedizos que ayer dieron lustre a la profesión enlodándose hasta las cejas con la tragedia de Galicia), cuyo único mérito es poseer al menos dos lectores incondicionales: su hermana mayor y su hermano menor, quienes a bien primera hora de la mañana se asoman a esta ventana. Qué bien quedé. ¡Ah!, como no disponía de sonómetro, desconozco el final de la historia. ¿O cuento? Y como no estaba allí, no han querido soplarme el resultado del escrutinio. Avísenme.

jueves, 25 de julio de 2013

No lo sabía

Ayer por la tarde no fui a caminar. Tuve que ir al dentista. Eso de odontólogo no lo tengo aún asumido. Me tocaba limpieza. Me dijo el doctor que la cosa (me refiero a la dentadura) iba bien. Después de soportar durante un rato el ruido y los efectos de aquellos aparatejos, de ponerme un bicarbonato más frío que las patas de un muerto, los enjuagues y pasar la tarjeta por la ranura (sí, ríete, como si tú no lo hubieras hecho de igual manera), me dieron cita para el 24 de julio de 2014. Mejor así, porque el 25 no es que sea festivo en Los Realejos pero sí es una fecha importante.
¡Ah!, hoy es 25, casi se me pasa. En esta jornada veraniega cumplimos el DXVII aniversario de la fundación de la Villa de Los Realejos. Así lo leí en la web municipal, de donde obtuve la fotografía que ilustra el contenido de estos párrafos, y esbocé una sonrisa malévola. No es la primera vez que lo comento, pero por otra más entiendo que no pasará nada, ni me llamarán la atención desde el edificio de la Avenida de Canarias. El archivero, los de prensa o los de protocolo. Nos embarcamos, en la época de José Vicente, en el denominado Quinto Centenario (sin saber de qué) y ahora no sabemos cómo salir del embrollo. Y cada año que pasa lo complicamos más. Pero  que hace DXVII (sigamos con la numeración romana) años que se fundó el pueblo, chacho, ni jarto de grifa.
Aparte de la discusión –todas son legítimas si están bien encauzadas– de si procede o no rendir honores al Pendón, sostener que Los Realejos, como entidad de población y con un territorio definido, cumple la friolera de 517 años, significa tanto como pasarse un par de frenadas en la rotonda de La Gorvorana (¿han visto cómo está?). Historiadores hay en la Villa de Viera para deshacer entuertos. Se nos quitó la manía de fijar aquel 25 de julio de 1496 como la de la colocación de la primera piedra de lo que sería la Iglesia de Santiago (por las disputas de antigüedad con la de La Concepción lagunera) y como contrapartida, y a este paso, acabaremos por ubicar un ayuntamiento con techo de paja y cuatro sillas de montar que dejaron los castellanos donde los regidores depositaban sus posaderas. Seamos serios. Si no, yo también me sumo al cachondeo reproduciendo algo que está escrito desde hace más de seiscientos años y que sigue siendo obra inédita. Al menos en formato libro.
Casi, casi antes del desembarco de Fernández de Lugo y sus correligionarios (españoles todos) por la playa de El Socorro y por el incipiente muelle –natural, claro– de El Guindaste. Que también deambularon por estos lares. Los de infantería, of course. Que allí mismo ubicaron la cruz en señal de victoria, que no de conquista, ni de matanza (ni de acentejo). Y que estando una tarde-noche merendando en el sitio luego llamado Realejo de Arriba, vieron aproximarse a un guanche elegantemente ataviado con piel de cabra morisca y mandarse un sonoro y tremendo excremento gasificado –mucho después, comúnmente pasado a llamar pedo, o gufo, que para todos los gustos hay– en la que más tarde sería Plaza de Viera y Clavijo –que no estaba ni en proyecto, otro claro–, y marcharse corriendo Godínez abajo hasta refugiarse detrás de una palmera –también canaria, of course de nuevo: sin picudos ni rojos– allá por Los Quintos, cerca, muy cerca del lugar de aterrizaje del Mencey Bentor, preámbulo inequívoco de los vuelos en parapente. Y allí sentado, cuasi ensimismado, al cobijo de los hermosos dátiles, y comprobando que nadie lo había seguido –otro exordio de lo de ni puñetero caso–, se fijó en el extenso terreno que se abría ante sus atónitos ojos y díjose para sus interiores íntimos de adentro, al contemplar cómo rodaba un huevo de mirla montículo abajo, si no se podrían ubicar unos hoyitos en los que recogerlos. Para no trabajar tanto y agacharse sólo una vez. A lo peor se inventaba un carrito. El muy picapiedra. El muy... ¡Qué golf-o!
Algo similar –no lo sabía– parece que le ocurrió (fue noticia principal en el informativo de mediodía de la tele canaria) a una joven de 28 años en Gáldar (que también venera a Santiago Apóstol y que guarda muchos vínculos con estas tierras nuestras), quien dio a luz en el cuarto de baño del Centro de Salud de aquella ciudad de Gran Canaria, siendo asistida por su padre. Le dio un retortijón de barriga y salió disparada en busca del lugar en el que evacuar y… tuvo un precioso niño –salió por la tele y todo– al que llamarán Joel Jesús. ¡Ay, Jesús!, exclamo yo. Porque la susodicha manifestó, de un contento subido –y el abuelo de la criatura, y matrón en este caso, mucho más; no sonreía, hablaba por carcajadas–, que ignoraba que se hallaba en estado de buena esperanza. Se ve que no tuvo faltas sino gases. Fue al baño a dar del cuerpo y cagó una criatura (mis disculpas a los aprensivos, escrupulosos y delicados). Es que tenía ya dos hijos anteriores y no se le puede aplicar lo de primeriza, novata, ignorantona (bobona, que dirían los de Piedra Pómez).
Mi pueblo se pone años; a esta muchacha y a su padre hay que darles un agua de epazote (más que sea; en mis tiempos le quitábamos la e del principio); los ciclistas siguen en tela de juicio por arrimarse demasiado a la eritropoyetina (con lo que a mí me gustaba el Tour); jardines y descampados llenos de hierbas secas…
Me voy a recoger. Dentro de un rato, fuegos artificiales otra vez. Hasta mañana.

miércoles, 24 de julio de 2013

Política pura y dura

Escuchaba ayer por la mañana una entrevista que le hacían en la Cadena Ser al secretario general de los populares canarios, presidente del PP en La Palma y diputado en el Parlamento de Canarias don Asier Antona Gómez, que a mí se me da un aire con mi amigo Rubén Lorenzo y que no sé cómo demonios tiene tiempo para tantas ocupaciones (y tantos cientos de miles en el paro). Y digo yo que si los políticos dejaran de preocuparse tanto por los que no tienen trabajo y repartieran los oficios que ellos desempeñan (es un decir), otro gallo nos cantaría. Porque por todos cobran. En A, en B, en sobres o directamente en la mano. Son falsos, tú.
Me lo pasé bien el ratito que estuve pegado al receptor radiofónico, debidamente aparcado en la zona realejera de El Llano, y esperando a mi mujer que estaba haciendo unas diligencias. ¿Se dice así, no? Me enteré, entre otras cosas, que el señor Antona no estuvo nunca de acuerdo con las mociones de censura en Güímar y en San Juan de la Rambla. Lo que lees. Hasta a mí me extrañó sobremanera. Eso sí, dejó claro que en estos casos se respeta la autonomía de las agrupaciones locales. Y un churro. Mentirosos, que son unos mentirosos. Porque a renglón seguido espetan que no podemos dar credibilidad a las palabras de Paulino Rivero cuando alega sentirse arropado en sus cargos. Es decir que a ti sí y a él no. Falsos, otra vez.
Y me quedo por este Norte. Oye, Manolo, ¿y tú opinas lo mismo que tu superior jerárquico orgánico? ¿Tampoco estás de acuerdo con las mociones precitadas porque eso depende de lo que piensan rambleros y güimareros? No me lo puedo creer. Pero si tú estabas detrás dando el empujoncito definitivo. Falsos y mentirosos. Mentirosos y falsos.
Este país, la frontera sur de Europa, va a terminar por ser mejor la frontera norte de África. Porque los espectáculos de un día, y otro, y otro, y otro ya no caben en lo que pueda denominarse democracia seria. Y se empeñan en seguirlo llamando estado de derecho. Vamos a dejarlo, mejor, en etapa cambada. Acabaremos por ser todos navajeros porque no te puedes fiar de nada ni de nadie. Ya comenzaron las altas instancias judiciales a poner de manifiesto la imparcialidad  en la toma de decisiones. He leído que gracias a la indulgencia del Tribunal Constitucional, el expresidente balear, Jaume Matas, ha pasado de 72 a 9. Sí de seis años a tres trimestres, con lo que la cárcel seguirá existiendo para los que roban para llevarse algo a la boca porque se están muriendo de hambre. Si dudas de mi palabra, pregúntale a la Pantoja. Y si por un casual esta causa, una de las tantas en las que se halla inmerso el angelito, pudiera llegar al Tribunal Constitucional quedaría absuelto para siempre jamás. Que concesión de gracias ni facilidad de perdón, un tribunal está para impartir justicia. Y la están convirtiendo en otro hazmerreír. ¿Se les ve el plumero? No, son plumíferos totales. Aquel que dijo tiempo ha lo del cachondeo, tendría hoy que cambiar el texto. ¿Entienden ahora el discurso popular de que estamos colaborando con la justicia, poniéndonos a su disposición para todo lo que haga falta; repito, para todo lo que haga falta? ¿Lo captas o te lo explico otra vez? Hasta yo estoy pensando hacerme más popular. Lo mismo incremento notablemente las visitas de esta mierda de blog.
Y a todas estas, ¿quién les ha comunicado a ustedes que Rajoy va a hablar de Bárcenas el próximo 1 de agosto? ¿Dónde ha dicho él semejante cosa? Va a comparecer. Y leerá, en las respuestas también, que vamos de puta madre, que se acabaron los túneles, que todo es verde por doquier, que la popularidad de los tres poderes se ha disparado, que ese señor está bien donde está, que los puros se los paga él, que el alquiler de la casa rural gallega es un detalle de un buen amigo, que siga Alfredo dos años más y volvemos a ganar de calle, que habrá que atacar el flanco izquierdo por el costado sindical, que Merkel volverá a La Gomera…
Procuro estar informado. Y leo prensa digital a porrillo. No la compro por dos razones: una, mi religión no me lo permite; dos, la pensión dura lo que dura. La visual va para todas las tendencias, colores y líneas editoriales. Escucho algo la radio y veo poco la televisión. Del maremágnum obtengo algunas conclusiones. La principal: somos un país con demasiadas leyes. La mayoría de ellas no se cumplen. Son mero papel mojado. Y lo que es peor, a la hora de aplicarlas, cada juez interpreta la norma como mejor crea conveniente. Porque el articulado siempre es abstracto, jamás concreto y directo. De ahí mi particular batalla –perdida de antemano, por supuesto– ante los que creen que otra nueva, la de transparencia, va a evitar todos los hechos relatados en este post y en varios cientos anteriores. Y como aquí en Canarias queremos ir una hora por delante –para compensar el desfase de meridianos–, estamos empeñados en gastar el dinero inútilmente. Nos hemos inventado unas reuniones insulares en las que, ante un auditorio más bien escaso –las fotos y vídeos se nos presentan en sentido inverso pues solo retratan a los que intervienen (y a los ejemplos de La Gomera y La Palma me remito)–, varios directores generales explican al grupito de políticos asistentes lo que se cobra por transporte, alojamiento, manutención, dietas… ¡Ah!, y que pueden presentar sugerencias vía Internet, que para eso están enganchados todo el día.
Como yo entiendo la política de otra manera, utilizo este vehículo para discrepar. Y como estoy jubilado, puedo hacerlo a la hora que me dé la realísima gana. Ustedes, no. Y como queda reflejado, ni me debo ni debo. Ya está bien. ¿Y qué? Y tú más.

martes, 23 de julio de 2013

Implementar

Me temo, y así lo señalan cabezas mejor amuebladas, que los modismos no decaen. La informática causa estragos en el idioma y como hay palabras de difícil correspondencia entre el inglés, idioma de cabecera en ese terreno, y el nuestro (me refiero al castellano; si estuviera en Cataluña, Euskadi o Galicia lo mismo pensaría con otra libertad e independencia), viene a resultar que nos adueñamos de extraños vocablos, a los que le cogemos el gustito y venga a utilizarlos en cualquier momento y situación y para todo tipo de evento que cruce por delante de nuestras narices.
En el Diccionario de términos informáticos encontramos que implementar sería: Formas y métodos para llevar a cabo algo. En desarrollo de sistemas informáticos, la implementación es la etapa donde efectivamente se programa el sistema. En programación, la implementación es la programación de un determinado algoritmo en un lenguaje específico. Por ejemplo, un algoritmo en pseudocódigo se implementa en forma de código de un lenguaje de programación.
Por ello, entiendo que la RAE ha insertado en su diccionario que el citado verbo transitivo significa: “Poner en funcionamiento, aplicar métodos, medidas, etc., para llevar algo a cabo”. Implemento sería, pues, utensilio, herramienta, instrumento. Amén de que para algunos lingüistas es lo que el resto de mortales conocemos, de toda la vida, por complemento directo.
Me he tomado la molestia de indagar sinónimos o, si no tanto, al menos vocablos sustitutorios (o sustitutivos) del verbo de marras, y podría ser esta relación: fundar, crear, implantar, instituir, organizar, establecer, constituir, formar, instaurar, estatuir, empezar, hacer, poner, plantar, aplicar, plantear, imponer, llevar a cabo, desarrollar, formular, buscar, ejecutar, cumplir, poner en práctica…
Como es harto sabido que la preparación intelectual de los políticos en activo no alcanza el sobre-saliente, sino más bien el sobre-entrante, no es de extrañar que sean ellos quienes inventan estas trapisondas lingüísticas, al margen de las otras ya conocidas, y luego los periodistas se encargan de propalar (divulgar algo oculto), que no es lo mismo que propagar, pero valga el roto por el descosido. Ya que vamos de inventos, adelante.
Tengo la impresión de que cuando lees la prensa del día  o escuchas la declaración de tal o cual líder (que va en cabeza de los de su clase; imagínate el resto) y observas que ha utilizado el dichoso implementar (bien en infinitivo o en cualquier otra forma verbal (indicativa, subjuntiva, condicional o imperativa), tienes dos opciones manifiestamente legítimas. La primera: que lo han confundido con aumentar, incrementar, complementar, completar… La segunda: mandarlos directamente a tomar viento fresco.
Hay dos personajes que en estos momentos implementan que da gusto. Mariano Rajoy, verbigracia, cada día nos sorprende con un método, una medida para llevar a cabo algo. ¿Qué es ese algo? ¡Ah! ¿Cuál es el método? ¡Ah! (otra vez). Ayer mismo, próximo a las dos y media (una hora y un minuto menos en Canarias) –que diría mi madre–, nos deleitó con otra de sus abstractas salidas: ha estimado que el momento oportuno será para finales de este mes o principios del próximo. Y como huye de Bárcenas como gato escaldado, irá al Parlamento, porque ahí cree que radica la soberanía popular, para leer su capítulo decimonónico de buenas intenciones acerca de lo que él considera que le pasa al país. Nos dejará, como siempre, con una cara de implemento que se nos cae. También, para la campaña del contrarresto, para ese entonces habrá más novedades en el caso de los ERE –¿te juegas 50 céntimos?–, está implementando una batería de ‘y tú más’ de tal calibre que la sesión veraniega acabará siendo un sonado descándalo.
El otro, ¿quién si no? Paulino y su inseparable blog. En el que ha implementado tantas medidas que una vez acabado con el paro en las islas, se ha lanzado a la aventura de subsanar las lagunas que contiene la Carta Magna. “Está dando evidentes muestras de agotamiento”. El que lo escribió acabó ingresado en una clínica de Cobiella por un ataque incontrolado de risa. Pero a Rivero le pareció bien y dio la orden para que circulara por Internet. Y se lo hizo llegar a Melchior, Valencia y Brito, los caducados. Como los yogures, aunque ahora se pueden consumir un fisco más. Él, como siempre, no se dio por aludido. La Constitución hace aguas, pero nuestro presidente parece un radiador recién estrenado. Se ve que se ha implementado.
Ambos dos, Rajoy y Rivero, adoptan las decisiones más necesarias, aunque entiendan que son las más difíciles. Y es que, según leí, las actividades del hombre también causan terremotos. Deben ser aquellas que no han sido implementadas previamente. Cuidado con los gases cuando vayan a la playa, sobre todo (que no sobretodo) si salen implementados, no vaya a ser que provoquen peligrosos tsunamis. Y ya con las medusas tenemos bastante.

lunes, 22 de julio de 2013

Envido

Me hubiese valido, igualmente, ‘pégaselo, compañero’. Que es título de cierto poema dedicado a tal juego de la baraja, que fue premiado en Tacoronte (Alhóndiga 2002), grabado posteriormente por la Escuela de Folclore de Adeje y la Agrupación Folclórica de Higa, y que me va a permitir lanzar en este principio de semana unos cuantos órdagos.
Los dos primeros, para la oportuna excepción de rigor, a Tito Vilanova para que le plante cara a su nueva situación. No siendo el fútbol tema de interés para mis comentarios, sí lo es la circunstancia sobrevenida de la terrible enfermedad del hasta ahora entrenador del Barcelona. Pégale siete, y que las cartas no se te muestren esquivas.
El segundo debo cantarlo yo. A los que en este país se adueñan de unos votos prestados para crear marañas de tal calibre que cada vez ponen más difícil algo tan sencillo como debe ser la convivencia ciudadana. El entramado político ha extendido sus tentáculos mucho más allá de lo debiera ser o parecer razonable. La separación de los tres poderes (ejecutivo, legislativo y judicial) ha traspasado todas las lindes y se halla en permanente tela de juicio. La no independencia de los miembros del Tribunal Constitucional me conduce al artículo 117 de la Constitución: La justicia emana del pueblo y se administra por jueces y magistrados independientes, inamovibles, responsables y sometidos únicamente al imperio de la ley. Creo que nos hace falta algo más que una simple revisión de la Carta Magna. Pero analistas habrá para este particular mucho más sesudos que un servidor.
Lo nuestro es más cercano, más de andar por casa. Deberé felicitar al grupo de gobierno municipal realejero cuando tenga más conocimiento de causa de la obra que nos va a comunicar con San Vicente sin necesidad de pasar por el casco de Realejo Bajo (yo soy uno de ellos, pero me asaltan dudas), pero mientras tanto van estos envites a Manuel Domínguez, alcalde de mi pueblo y presidente insular del PP:
Las declaraciones efectuadas ayer por la alcaldesa de Santa Úrsula, y compañera suya de partido (“gobernamos mejor ahora con tres que antes con nueve”), me lleva a retarle a que la desmienta categóricamente o que siga sus pasos. Para no comenzar con nuestra villa, le pongo el ejemplo de San Juan de la Rambla. Ahí gobierna su amigo Tomás, junto a seis concejales de CC. Siete, estimado Manolo, para una población de 5103 habitantes (datos del INE referidos a 2012). Santa Úrsula, ese otro municipio norteño que Milagros dirige, con el apoyo de un concejal del PSOE y otra del PP, cuenta con, según la misma fuente, 14374 pobladores. Podría aportarle más datos y hacer referencia a otros lugares como Güímar, Arafo, Santiago del Teide, Puerto de la Cruz, La Victoria o Los Realejos, sin ir más lejos.
Quien fuera su primero de a bordo (permítame el juego de palabras), Sebastián Ledesma, que es del Puerto de toda la vida (cómo lo engañó cuando se le coló en la lista alegando que era de La Cruz Santa), tiene a la población portuense hasta el mismo gorro con sus manías santelmeras. Donde no le importa gastarse un pastón en artilugios que solo sirven para recoger mierda, argumentando que se pueden oxidar. Como todavía no conozco hierro alguno que no sufra ese proceso, máxime con la cercanía del mar, se me ocurre insinuarle que las compre de plástico. Le va a sobrar dinero para tener bastantes ejemplares en depósito por si algún gracioso las quema.
En definitiva, lo que pretendo comunicarle es que dinero hay. Lo que pasa es que está mal repartido porque las prioridades políticas no coinciden con la de los administrados. Ustedes se sirven en primer lugar y luego reparten lo que sobra. Se lo explico de una manera más sencilla invitando a cualquier formación política a que haga suya esta propuesta, que ya he dejado esbozada en anteriores ocasiones:
Si yo me presentara ahora a unas elecciones municipales, aparte de dejar consignados los sueldos en el programa, declararía solemnemente que con el alcalde y tres concejales se puede llevar adelante la gestión de un ayuntamiento como el de Los Realejos (40.000 habitantes). Hacia arriba o hacia abajo, ya se pueden hacer los cálculos pertinentes. Lo que ahora han implantado ustedes es repartir la áreas en chiringuitos para que cada cual tenga su parcelita con la que intentar justificar suculentas pagas. Al final se molestan y se pisan competencias, con lo que el poder decisorio se queda en lo voy a consultar con Adolfo o con Manolo. Lo malo es que ocurre con todos los que han alcanzado la posibilidad de gobernar. Y no deben pensar diferente los que aún no lo han hecho, porque nadie se atreve a dejarlo especificado por escrito antes de que depositemos nuestro voto en la urna. Se ha creado tal maquinaria en todas las instituciones públicas (si existen diez liberados, añadan el doble o triple de personajes a su alrededor) que somos muchos los que echamos en falta otros derroteros que demuestren que van a servir y no a servirse.
Hombre, ya puestos, me serviría de gran alivio el que Milagros, la alcaldesa de Santa Úrsula, me explicara cómo se prestó a permitir ese organigrama que ahora ella misma critica en aquella primera sesión plenaria en 2011 tras la convocatoria electoral. Sí, el de los nueve que resultó no ser. Y que fuera a una reunión de la Fecam a explicar cómo se puede llevar adelante una gestión con tres personas sin mayores agobios. ¡Ah!, y felicitarla por su embarazo, según me enteré en cierto diario. Circunstancia que no solo me congratula sino que me reafirma en que sí es factible lo que usted dice, y yo propongo también, y me da pie a manifestar que aún sobra tiempo para otros menesteres más familiares, más íntimos, más agradables.
¿Qué, se anima el PSOE realejero a plasmar en su programa lo que un exafiliado, exmilitante, ex secretario de organización, ex miembro del comité regional, exconcejal y exalcalde de su formación deja en el aire? O lanza el guante por si alguien lo recoge. O pega un sonoro envido para ver si esto cambia y demostrar que no todos son iguales. No es una caña. No hincho los carrillos porque no voy flus, pero tampoco ciego. Tengo una bala en la recámara, forastero. No se limiten a los catálogos de buenas intenciones, porque los sustantivos abstractos de rigurosidad, transparencia, honestidad, compromiso y coherencia vienen en todos los programas. Prometan hechos, no vaguedades. Será la única manera de que los que luego nos corresponda protestar por los incumplimientos, tengamos bases sólidas en las que sustentarnos.
Ahí queda eso, que diría un buen amigo. Para estar en plena canícula y no leerme casi nadie porque la crisis no afecta el periodo vacacional, buena manera de comenzar otra semana de julio. Y casi se acaba.

viernes, 19 de julio de 2013

Las conjuras del Penitente

No transcurría por idílicos derroteros aquella reunión en el despacho de la alcaldía portuense. La convocatoria, al menos en esos primeros veinticinco minutos, no respondía al interés que la primera autoridad municipal había pergeñado cuando dictaba las instrucciones precisas a su secretaria acerca de cómo debía contactar con los que ahora se hallaban sentados ante él. Algo estrechos, pues hubo que trasladar cuatro sillas de la antesala para que la totalidad de la concurrencia contara con un espacio en el que depositar sus anatomías. Algunas bastante abultadas, por cierto. El cierre de las dos ventanas exteriores, por temor a las filtraciones –y no por las humedades propias de la zona– que en El Puerto podían correr como la pólvora, provocaba ya la clásica sensación de agobio del Salón Noble durante las tediosas sesiones plenarias o las lecturas de pregones, amenos pero un pelín extensos.
–Qué me importa a mí que Isaac y Ricardo hayan decidido marcharse…
–Pero Marcos, razona –insistía Sandra, casi arrojando la toalla–. No te das cuenta de que la situación es bastante complicada. Fíjate que en El Realejo ya se les fue de las manos y el enfrentamiento está en los medios de comunicación, en la calle.
–¿Y qué quieren? ¿Tirarme por El Penitente a la marea? Háganlo y verán que se llevan una sorpresa.
–No te entiendo. Además, nadie pretende marginarte…
–No, qué va; no se te nota nada. Una vez aparcado yo, el camino lo hallarás expedito. Pero resistiré como si en ello me fuera el sueldo; perdón, la vida. Y si quieren tirarme…
–¡Otra vez! Tú no estás hoy muy católico. ¿Viste anoche El chanchullo?
–¿Y a qué viene eso ahora, a cuento de qué? Claro, como tienen a Lope de protector, después de lo que yo he hecho y he cedido ante peticiones inverosímiles, ya les estorbo. Otros que también quieren tirarme. Y no sería la primera vez, que yo llevo mucho tiempo y sé mucho de las historias, dimes y diretes de este pueblo marinero.
–Por eso, Marcos, por eso. Y la gente ya está cansada. Pero me tienes intrigada con la insistencia de arrojarte al mar, parece que lo deseas.
Ledesma, Luismi y Lope, en representación de los populares portuenses-realejeros, se miraban extrañados ante aquel cruce dialéctico entre sus socios gubernamentales. El resto de ediles nacionalistas tampoco abría la boca. Bueno, uno sí, cuyo nombre no estoy autorizado a desvelar, pero fue para bostezar. Sin ruido de acompañamiento, menos mal.
–Esto no es un problema del equipo de gobierno –se atrevió a manifestar Sebastián– sino que lo intuyo como una cuestión de sucesión entre ustedes. Y está muy mal que debatan sus diferencias delante de nosotros. Deberían tomarnos como modelo de cierre de filas en torno a nuestro jefe supremo…
–Cállate, que también estás bonito con el follón que me armas con el muro de San Telmo. Que hasta Melecio está peleado conmigo. Y el otro que me tiene frito con tanto gasto de teléfono. Y tú no te rías –se dirigía a Lope Afonso–, que los concursitos de belleza que patrocinas no los ven ni los familiares de las candidatas. Bueno, y de los candidatos, que este mundo ya no hay quién lo entienda y cada vez se parece más a un mariposario. Como el de Icod está cerrado…
–Modérate un fisco, Marcos –la voz de Marrero salía de su garganta en un tono menor parecido al de ciertos pasajes del Ave María de Chago Melián–. Como lo estamos mezclando todo, mejor sería que lo dejáramos y nos reuniéramos por separado…
–No, no y no. Si estamos aquí, hoy me van a escuchar. Llevo en esto desde los años setenta y nadie me va a enseñar cómo debo llevar los temas. Y me iré cuando a mí me dé la gana, ni un segundo antes. Después, puede ser.
En un instante en el que Brito bajó la cabeza, juntó sus manos sobre los botones de la camisa y pareció entrar en uno de sus tantos momentos de embeleso, los unos y los otros cruzaron miradas y parecieron ver esfumadas sus esperanzas de conjura.
–Si al menos estuviera aquí Carlos Alonso –pensó Sandra.
Cuando el pulgar de la mano derecha se encontró con el índice de la mano izquierda en su movimiento giratorio circular número cincuenta y cinco, Marcos, sin que se sepa si por un pronto o por un despertar unas milésimas de segundo antes de lo previsto, recita de carrerilla:
–Un cuerpo total o parcialmente sumergido experimenta un empuje hacia arriba igual al peso del volumen del fluido que desaloja. Ajá, el principio hidrostático de Arquímedes. Yo soy de Historia, pero guardo celosamente en mi exquisita memoria aquellos hechos físicos que he podido experimentar a lo largo de mis ya dilatados años en la Playa Chica de Punta Brava. Sí, antes de que Manrique pisara la ciudad por primera vez. Tírenme, voy a flotar, ji, ji, ji, ja.
Tal y como arrancó debió parársele el motor. Diríase que se quedó sin combustible. Y volvió a ausentarse otro buen rato. Ledesma aprovechó la coyuntura favorable y le dio un ligero y sutil toquito (como cuando jugaba en el Cruz Santa) con su pie derecho a Rodríguez. Este repitió la jugada, pero al no poseer la habilidad de aquel (en lo que a fútbol se refiere, que diría el enterado, porque en otros menesteres era alumno aventajado: manejar los pulgares, mero ejemplo) se equivocó y le pegó una patada al somnoliento en el mismísimo tobillo derecho del pie derecho, quien, ipso facto, algo impropio por sus características físicas propias de él mismo y que a la vista saltan, da increíble salto y queda de pie derecho, justo dos palmos debajo de la lámpara. Le echa una visual a la concurrencia, se pone la chaqueta y se marcha sin despedirse siquiera. Te puedes imaginar la cara que se les quedó a los asistentes.
–Habrá que cambiar de táctica –pensaron todos al unísono. Y sin mediar palabra alguna arrancaron la caña igualmente.
Cuatro de ellos tuvieron la misma idea porque a los cinco minutos se hallaban en una mesa del Dinámico echándose un leche y leche.
–Corran, algo pasa en el muelle que hay una movida parecida a la embarcación de la Virgen Chiquita –casi les gritaba un policía local que salió detrás de la ñamera, mientras salía disparado hacia la zona del chorro, allí por donde bañan las cabras.
Efectivamente, una muchedumbre se había congregado en los alrededores. Abajo, con el auxilio de la pleamar, Marcos Brito, alcalde de la ciudad de (o del) Puerto de la Cruz, luciendo las orondas carnes que aquellos calzoncillos de pata dejaban fuera de sus dominios, flotaba de manera plácida en las tranquilas aguas de la ensenada, a la vez que a voz en grito recitaba sin trabucarse:
–Un cuerpo… experimenta un empuje… Floto, floto y floto. Y aunque a esto lo llamen hacer el muerto, a mí no me hunde nadie. Pues no tengo aguante yo, ji, ji, ji, ja.

jueves, 18 de julio de 2013

Basuras

Ignoro el método utilizado para el recuento, pero se ha fijado en 16.602 la bonita suma de escombros de satélites y cohetes que danzan por esos espacios sin control alguno y sujetos a que un día de estos se descontrolen y nos caigan sobre nuestras cabezas sin previo aviso. Hombre, todos juntos no lo van a hacer, pero con uno bastaría para hacernos un buen chichón. Lo curioso de la información es que hace un año y medio (enero de 2012) había 84 más. Menos mal. Qué suerte. A este paso, y suponiendo que a nadie más se le ocurra dejar abandonados restos flotando por ahí arriba (incluyan los tornillos que pierden los astronautas), en apenas 923 años quedará todo limpio como una patena. Mientras, persistimos en la idea de colonizar Marte. Pobre planeta, qué culpa tendrá. En unos meses, otro basurero.
Cada vez entiendo menos de todo. Avanzamos a tal velocidad que uno desconoce mucho de otro mucho. Y la publicación por parte de Diario de Avisos del vídeo que nos muestra el accidente sufrido por su candidata en los pasados carnavales, me ha dejado en fuera de juego total. ¿Qué se pretende? Por mucho que me lo quiera vender el señor Tinerfe Fumero como una información, tras veinte larguísimas horas de visionado, y recurriendo a mi derecho a discrepar, entiendo que esta subida al carro del morbo y el despropósito solo puede tener detrás la lectura de obtención de réditos de muy dudosa legitimidad. Que ojalá quedaran en el afán de vender más periódicos. Aunque uno, tras las apariciones interesadas de la muchacha accidentada en diferentes medios de comunicación, se muestra reacio a reconocer que sea así. Y solo así. Aprovecho, además, para indicar a quien corresponda que gravar es una cosa y grabar otra bien diferente. No sea que todo acabe en el “prosecionar” que vi escrito anteayer y que provenía de un ayuntamiento norteño. Parece que han inventado un bolígrafo que al detectar fallos ortográficos se pone a vibrar. El mío ya está encargado. Tomen ejemplo. Es justo y necesario.
De ignorancia palmaria tildó el controvertido y popular Wert (el cuatro teclas adyacentes) la intervención de sus contrincantes políticos en la sesión del Congreso de los Diputados en la que se debatían las once enmiendas a la totalidad planteadas contra la LOMCE. Este angelito debe ser el contrapunto de Mariano. El uno tan calladito y el otro con una lengua que se dispara como cuando era tertuliano en una tele de sus amores. Cada día que pasa me pregunto (llevo así más de un año) qué hubiese pasado, o cómo estaría hoy el Partido Socialista, si en la noche del 20 de noviembre de 2011 (o ya tirando para el 21) el señor don Alfredo Pérez Rubalcaba hubiera presentado su dimisión por al fracaso electoral obtenido y dado paso a cualquier no contaminado que a estas alturas de la película estaría, a buen seguro, sacando la cabeza un fisco.
Para mí que los políticos no son conscientes de la importancia de los silencios. En vez de fijarse en Rajoy, se lanzan a la aventura sin pensar que sus palabras pueden ser armas de doble filo. Y acaban siendo prisioneros de las mismas. Hernández Spínola, consejero de Presidencia del Gobierno de Canarias, se ha lanzado a una campaña ‘desinformativa’ de tal calibre que o le paran las patas o el pacto salta hecho añicos dentro de bien poco. En La Palma ya están entrenando. Ha dicho hace unos días que “hay que aprovechar la crisis para hacer reformas en las administraciones públicas”. O lo que es lo mismo, démosle la vuelta a la tortilla: si estuviéramos en época de esplendor económico –y no lo estamos por esas propias incongruencias–, igual sería conveniente seguir inflando las ruedas de la máquina para que transporte más viajeros. Yo observo que es raro el día en que no aparezca en el BOC un anuncio para cubrir puestos de libre designación. Yo observo cómo determinados cargos están todo el tiempo que se les supone deben estar trabajando enganchados a las redes sociales. ¿Cómo lo hacen? Explíquenmelo, porque yo no puedo. Me faltan minutos. ¿Son ‘enchufes’ parecidos a los que tiene Paulino para su blog?
Lo dejo, voy a sacar la basura. Tendré que decirle a mi mujer que me ponga un asistente para estos menesteres. Porque ya está bien que a los jubilados nos hayan reconvertido en agentes de bolsa (del pan, de la farmacia, la aludida de la basura… Iba a escribir la de Mercadona. Si, ya sé lo que estás pensando, ¿pero crees acaso que las de aquí no son también donantes?) ¿Saldremos de esta? Seguro, habiendo perdido mil derechos por los recortes, pero felices y contentos de que los banqueros lo hayan resistido bien.

miércoles, 17 de julio de 2013

Tercer rebumbio veraniego

Bastante visitada, y comentada, una nota que colgué en FB hace dos o tres días. Y ahí la reproduzco, no sea que me señalen por ocultar las pruebas. Se empeña el Banco de Santander, entidad con la que no tengo relación alguna, en que vuelva al cole. Y algún jubilado (o jubilada) se sumó al cachondeo para indicarme el camino de regreso. Cuidadito, no sea que hagamos el recorrido en mutua compañía. No vaya a ser que sea yo el único que se halla en perfectas condiciones físicas y mentales para el retorno. Muchos son los que arrancaron la caña antes de cumplir los cincuenta y… no quiero echar más leña al fuego. Lo mío cumplió todos los requisitos exigidos. Y ya está, estimado señor Botín. Me encuentro perfectamente y pienso seguir así. Y cuando llegue el 2 de septiembre (lunes), lo único que haga, y relacionado con el centro en el que finalicé mi andadura docente, será llamar al excelente amigo Ángel para darle la bienvenida a este mundo jubiloso. Si para ese momento ya fuese rico –la Primitiva está al caer–, nos iríamos a recorrer verdes parajes asturianos durante una buena temporada. Sin maleta, sin bolígrafos ni cualquier otra arma de destrucción masiva. Y sin daños colaterales.
El Cabildo tinerfeño se ha sumado a la campaña de desratización, pero ha reducido el presupuesto de 160 mil a 40 mil euros, que es tanto como asignar la cuarta parte del gasto anterior. Lo más curioso de la noticia es que se le añade la coletilla de que este nuevo sistema rinde mucho más, es bastante más eficaz. Los mata bien muertos, añadiría yo.
Puede que los políticos lo digan con la mejor de las intenciones. Me gustaría creer en su buena fe, pero como estamos ya ‘escamados’ ante tanta noticia desagradable, uno llega a pensar, mal por supuesto, que si en la época de vacas gordas los dineros se despilfarraban alegremente o cambiaban de bolsillo con enorme facilidad. Si te fijas bien en las declaraciones de concejales y consejeros, todos coinciden en que se hace lo mismo con menor capital. Y en ocasiones la diferencia entre el antes y el ahora es de unos buenos fajos de miles. Por lo tanto, algo debe estar fallando.
Leí, puede que tú también, que la obesidad se hereda a través del esperma. Otro mito que se nos cae. Aquello de que somos el espermatozoide más fuerte de la manada se va a quedar en agua de borrajas. Porque lo mismo viene a resultar –en unos años lo descubrirán, seguro– que es preferible ser descendiente del más débil y enclenque, porque al pobre no habrá habido bicho que le ataque por el camino ante la escasa sustancia alimenticia que podría brindarle. Bienvenidos sean los avances científicos. A este paso nos mandarán a pedir por correspondencia. Como antiguamente, cuando veníamos de París. ¿Te acuerdas de las bodas por poderes? Pues parecido.
Yo no voy a estar saliendo todos los días a desmentir informaciones falsas de todas falsedad. Aquí no nos prestamos a chantajes de ningún tipo. Y me vale todo ello para señalarle a los políticos canarios (del PSOE, fundamentalmente) que tampoco la Ley de Transparencia va a ser ese antídoto justo y necesario que acabará con la enfermedad de la corrupción. Y como ya me cansé de salir al paso de tanta majadería, me salto el turno de intervenciones y doy por concluido este párrafo porque me da la realísima gana.
El peligro no son los toros. Que se lo pregunten a los empitonados. ¡Ah!, se refería a esas imágenes que son un modelo de las enseñanzas en Pamplona. Fotografías preñadas de educación cívica y que pretenden traducir por abusos sexuales en masa. ¡Ay, San Fermín!, levanta la testuz y pon orden en el desconcierto. Me vuelvo a jugar 50 céntimos a que las denunciantes (incluidos políticos que se suben al carro a toro pasado) no son ninguna de las retratadas con las pechugas al aire. Porque si la cara es el espejo del alma, eso se dice, no demostraban las susodichas demasiado descontento con el manoseo. Seamos serios y pongamos los puntos sobre las íes. Falsos. Y falsas.
Penosa la actitud de los gobernantes portuenses ante las protestas ciudadanas motivadas por las obras que se pretenden llevar a cabo en San Telmo. El que a una vecina le hayan hecho quitar una pancarta, porque la ordenanza correspondiente así lo estipula, me parece de una mezquindad absoluta. Me temo que la reacción no hubiese sido igual si en el reclamo se hubiera signado una consigna a favor. Cuídese, a partir de ahora, el ayuntamiento en cuando deba colocar rótulos para aconteceres festivos, culturales o de cualquier otra índole. Y limpie –aprovechando este arrebato de imperativo legal– toda la ciudad de ejemplos nada gratificantes en plenas zonas turísticas que, a buen seguro, hacen mucho más daño que el visible reproche de quien ejerce su derecho a la discrepancia. No debería olvidar Marcos Brito que la década de los setenta del pasado siglo ya queda un poco lejos. Mejor haría en intentar poner orden en su gallinero, que en buscar problemas donde no los hay.
Todos los partidos políticos remiten diariamente a sus militantes, o afiliados, el manual de instrucciones, el argumentario (vocablo que la RAE va a incorporar en la próxima edición de su diccionario; todos vamos entrando por al aro). Me llegan varios de vez en cuando. Pero del PP, jamás. Aunque no me hace falta, porque, y en esto hay que felicitarlos, los repiten al dedillo. Son máquinas en el aprendizaje de las consignas. Lo mismo son multados si se desvían lo más mínimo. Haz un repaso a las declaraciones habidas tras la comparecencia de Bárcenas (ese señor) en la Audiencia Nacional y son calcadas. Ello implica un evidente peligro. Como a uno de los jefes le dé por dimitir (sí, ya sé que es imposible, pero ayer tampoco pasó nada con la sucesión de Valencia), el PP se iría al garete. Claro, los siguientes –todos– adoptarían idéntica postura y se marcharían para casa. Ingenuo, que te crees tú eso.

martes, 16 de julio de 2013

La sucesión

–Pero Saso, que te puede dar algo – acertó a decir Juan, quien después de bastantes años se decidió a utilizar el apelativo cariñoso con el que era conocido el alcalde villero, cuando lo vio llegar a su lado sudoroso y con mala cara.
–Menos mal que te columbro, Juan. ¿Has visto a Paco?
–Estaba hace un rato en su despacho hablando con Eduardo y planificando los actos del primer aniversario de la Casa de la Juventud.
–Búscalo y dile que venga a hablar conmigo. Corre, antes que esta válvula me juegue una mala pasada. Creo que lo tendré que dejar antes de lo previsto.
–¿Cómoooo?
–Comiendo y pa´l payo va. Venga, espabílate. Tantos lustros conmigo y todavía no sabes que cuando me da, me da. Tira.
–Vale, ya voy.
Dóniz salió enfoguetado por el pasillo del noble edificio. Sólo disminuía el paso cuando se encontraba con algún funcionario. Al que, inexorablemente, preguntaba:
–¿Has visto a Linares?
Nadie, de los tres con que se cruzó, pudo darle norte del primer teniente de alcalde y sucesor in pectore del que se creía sempiterno Valencia. Solo restaba la convocatoria de la sesión plenaria tras la confirmación unánime del comité local. Y que, de rebote, le daría a él la posibilidad de escalar un peldaño en el organigrama político del Consistorio. Que se lo merecía por haber permanecido a la sombra acometiendo cuantas funciones le hubiesen confiado. Y sin rechistar.
Bajó las escaleras, cruzó la plaza en la que aún se vislumbraban unos miligramos de los restos del monumental tapiz, y se dirigió a la biblioteca. Se le había metido en el magín que podía hallarse allí.
–Sí, hace unos diez minutos estuvimos planificando una nueva adquisición bibliográfica –le indicó el encargado de aquella dependencia–, pero salió disparado para el baño por un retortijón inoportuno…
–Déjalo, por allí viene.
Efectivamente. Desde la puerta que se hallaba al fondo a la izquierda (WC), con cierta parsimonia y cara de felicidad, avanzaba lentamente Francisco, al tiempo que se abrochaba el cinto y se ajustaba aquellos pantalones cantosos con los que de vez en cuando sorprendía a propios y extraños. Los de hoy, color verde esperanza tirando a pistacho de tira pa´tras, se habían vuelto más frecuentes desde que Isaac sufriera el fallo de corriente en la mismísima calle de La Carrera, muy cerca del edificio en el que había ‘habitado’ estas tres últimas décadas. Y tras la convalidación oficial antes aludida, por lo menos en diez ocasiones, pensó el que pasaría a ser segundo de a bordo (que para eso era concejal de Hacienda y responsable de los números y de la economía), se los he visto puesto. No tanto en las horas ejecutivas como en las orgánicas. En estas últimas incluía no solo las reuniones partidarias sino también los viajes con los viejitos por tierras del norte peninsular. Parece que se está olvidando de los de color naranja…
–Tenemos que estar con la gente, Juan. Cercanos, escuchar sus problemas, poner buena cara. Y si hay que dar el cante, o no ves mis calzones, se da y punto. Todo sea por una buena causa.
–A mí me lo vas a decir. O es que ya te olvidaste cuál es el distrito en el que más votos sacamos…
Casi en voz alta pensaba, que no se percató de que el edil de cultura ya se encontraba  a su lado una vez colocada la vestimenta en el lugar adecuado.
–Isaac quiere hablar contigo. ¿Por qué tienes el móvil apagado?
–…
–¿Qué le pasa a tu móvil, Francisco?
–¿Qué? ¿Cómo? ¡Ah!, hola, Belén. ¿Decías algo?
–¿Tú te encuentras bien?
–Sí, creo; es que se me fue el santo al Cielo por un segundo.
–Debes tomarte unos días de vacaciones, desconectarte; te esperan hitos difíciles que tendrás que afrontar con renovados bríos en esta singladura…
–Ños, Belén, qué bonito te quedó.
–Por cierto, Isaac me dijo que quería hablar contigo.
–¿Dónde está?
–En la ferretería, comprando una manguera para el gas. Quiere que des con él en el Sabor Canario.
–Voy.
En el corto trayecto que debía recorrer, Paco pensaba que si había llegado el momento, su momento. Sería buen detalle del alcalde haber elegido el mismo lugar en el que la ‘máquina’ le había avisado para la desconexión. Una loseta o baldosa con menos cemento del requerido le hizo dar tremendo traspiés que lo llevó casi al centro de la calle. El brusco frenazo del Hyundai Terracán evitó lo peor.
–¿Qué te pasó, Francisco?
–Chacho, Jesús, chiquito tropezón me di en esa jodida acera. Casi me mato.
–No, casi te mato yo.
–Bueno, ya hablamos. ¿Tienes algo escrito?
Las pitas, al unísono, de los tres vehículos que estaban esperando interrumpieron la breve conversación.
–Este estar flotando, este vivir sin vivir en mí, esta antesala en la que aguardo la buena nueva definitiva, esta ensoñación cuasi persistente me trae por el camino de la distracción más absoluta… ¿Será hoy el día del tan ansiado y solemne instante? Que así sea, Virgen del Carmen. ¡¡¡Tengo unos nervios!!!