Se calma la
mar, pero en El Penitente sigue la borrasca. El patrón mayor ya no timonea
porque se queda dormido con demasiada frecuencia. Y el resto de miembros del
equipo de gobierno, llamémosle su Junta Directiva, también sestea
peligrosamente. Ni el recuerdo del Titlis les hace tomar el rumbo adecuado.
Puerto de la Cruz
hace aguas. El boquete excede las dimensiones para que un tapón pueda surtir
efecto. El otrora motor de la economía norteña se ha gripado y cuando ello
ocurre, parada y muerte súbita. El pistón (imagina a Marcos Brito) se calentó
en exceso y no es que se haya dilatado de tal manera que el rozamiento con el
cilindro impide su movimiento. No, se ha fundido y hemos creado un pistón
amarrado (imagina el sillón de la alcaldía). Nos hallamos ante una situación
quevedesca: érase un hombre a… Y aquello que la gotita ha unido… O, rememorando
sus orígenes docentes, Santa Rita, Rita, lo que se da…
No, el
problema de (o del, el orden de los factores…) Puerto de la Cruz no es, aunque pueda
parecer de vital importancia, cruceros sí o cruceros no, más o menos atraques,
la orientación de la bocana o los años de la concesión. Que ni las manos
externas del bien quedar (La
Orotava o Los Realejos), a través de acuerdos plenarios,
podrán barnizar carencias adheridas en los más profundos cascos de las
anquilosadas naves y cuyos tripulantes, zánganos profesionales, distan
miriámetros del buen hacer del avezado marinero. Hemos alcanzado tal grado de
incompetencia que ni el invocar, con honores y distinciones, a los incondicionales
San Telmo y El Viejito hará posible que los vientos rolen y se tornen
favorables y placenteros.
El
Consistorio portuense bien haría en cambiar de domicilio. Que se constituya ya
la marcha fúnebre y caminando, al estilo antiguo, se dirija la comitiva por
Santo Domingo y San Felipe (sin parada en la Plaza del Charco, no sea que se seque la ñamera)
hacia el depósito municipal… de cadáveres. Hagan un alto en El Peñón para el
salmo responsorial.
Mientras el
PSOE sigue sumido en un ya excesivo periodo de indefinición, vislumbro, no
obstante, ciertas dosis de sensatez en algunas propuestas de la oposición. Me
ciño a la que Vecinos por el Puerto presentó acerca de que el área de Bienestar
Social, máxime en la coyuntura actual de crisis y paro desbocado, sea regida
por un edil a tiempo total. Entiendo que este planteamiento no merece mayor
comentario porque se explica por sí solo. El tema es de tal calado y enjundia
que solo la necedad de un equipo de gobierno acomodaticio y bien remunerado
puede explicar, o pretenderlo, que entre el propio alcalde (a lo mejor halla en
alguno de sus felices sueños la salida a este problema social de enorme
magnitud) y los funcionarios puedan paliar las ausencias, o escasa presencia,
del responsable político.
Pero voy más
lejos. Si esta pretendida justificación (¿A mitad del mandato? ¿Por qué no en
mayo de 2011?) para solventar las diferencias existentes con la concejala fuera
correcta, el castillo de naipes se les derrumba con su propio soplido: ¿Para
qué entonces esa tropa de cobradores de guante blanco? Algunos de ellos con
delegaciones o responsabilidades que sí podrían responder al argumento de que
bastarían los funcionarios. Y vaya que sí, tanto liberado ha conducido a que el
empleado público se desmotive y haya perdido la efectividad que se le
presupone. Ustedes, con las RPT paralelas, lo han relegado, lo han
infravalorado. Se ha sentido utilizado y convertido en marioneta. Y ustedes,
los políticos, cobrando mucho más, que para eso se prepararon concienzudamente
en las respectivas sedes.
Marcos Brito
ya no puede ser sustituto de nada. Está para que lo sustituyan. Tanta es su
preocupación que no es capaz de cumplir con los otros cargos, bien les gusta
acaparar, que solo exigen asistencia a reuniones y cobro de las dietas
pertinentes. Después de trasladarse en el coche oficial, por supuesto. Porque
el alcalde portuense es uno de los miembros del Consejo de la RTVC, y que, al igual que
José Manuel Bermúdez, delega su voto en el mismísimo Willy. Con lo que, debido
a la ausencia de los que le corresponden al PSOE (no levanten mucho la voz que
Paulino se molesta), el señor director general tiene la mayoría suficiente para
seguir riéndose de todos nosotros.
Pero ese no
era el tema. Volvamos al Norte. Me alegro de que Coello defienda en el
ayuntamiento de Puerto de la Cruz
lo que vengo esgrimiendo desde que dejé la política activa allá en 1987 y José
Vicente, mi sustituto (es un decir), predicó con todo lo contrario y cuantos
más dentro, mejor. Incluso fichó a los que le eran díscolos. Si no puedes con
tu enemigo, engatúsalo con un sobre a final de mes. Y se sigue practicando en
la actualidad.
Sostengo que
el organigrama político, en un ayuntamiento de estas características (Orotava,
Puerto, Realejos…), puede reducirse a la alcaldía y tres grandes áreas. Jaime
alega que cuatro; vale, pero ni una más, que sabemos cómo empezamos pero no cómo
se acaba. Ahí tenemos bien cerca el caso de San Juan de la Rambla: los siete ordeñan.
Eso es una indecencia y una inmoralidad.
Ya sé que son
bastantes los que no comulgan con mi idea. Pero jamás me han invitado a un
cortado para debatir el asunto. Lo mismo tienen miedo de que pueda convencerlos.
Puerto de la Cruz languidece. Puerto de la Cruz duerme. Su alcalde está
empeñado en tener la placa más grande en su foto del salón de plenos para que
refleje sus largas estancias. Solo falta que exija que le cambien el retrato. Y
tendría razón. Un único cuadro no puede condensar el tránsito de tan larga
trayectoria: desde Camilo Sesto a El Sueño de Morfeo.
Tengan un
feliz fin de semana. Y la próxima, carnavales. Lo mismo me disfrazo.