viernes, 30 de mayo de 2014

Barullo periodístico

Escrito ha quedado en varias ocasiones. Toca refundir en vez de refundar. Porque hay tanto lastre a reconvertir que no son suficientes los lavados de cara. El fregado tiene que ser completo. Con un centrifugado de unas revoluciones tales que ubique a barones y viejas guardias en el lugar que llevan ocupando los que ahora deben tomar las riendas: pegar carteles, rellenar sobres, limpiar las sedes… Porque todos son necesarios. Es lo que se escucha con demasiada frecuencia. Corresponde, pues, ponerlo en práctica.
Y no crean mis estimados fisgoneadores que me refiero, única y exclusivamente, al PSOE, como maliciosamente estabas pensando mientras no habías alcanzado el anterior punto y aparte. Hay más en el punto de mira, a las puertas de la máquina del jabonado automático. Hace apenas unas horas escuchaba a Román Rodríguez (el presidente alternativo de Olarte) que lleva cuatro décadas en el candelero. Y sigue reclutando por las islas para su nacionalismo de izquierdas. Lo malo es que son tantas (las izquierdas) que hasta los cañotos se hallan confundidos. Muchos y peor avenidos, porque todos son los verdaderos. Y como pierden el tiempo en luchas intestinas, no han tenido tiempo de cotejar planteamientos, objetivos. O programas, como se les llena la boca a unos cuantos sin hacer repaso de trayectorias casi eternas. De hacerlo, a lo peor, coinciden en mucho más de lo que se imaginan. Mientras, en el otro sector del basurero, las gaviotas siguen con sus graznidos.
Cuando me levanto cada día, sin horario fijo (que no está uno ya en edad de mayores sacrificios), y si no hay nada más urgente que realizar, enciendo el ordenador (único artilugio por el que accedo a Internet) y en la pestaña ‘Marcadores’ de mi navegador tengo memorizadas 36 cabeceras en la carpeta ‘Periódicos’ (amén de otras menudencias como ‘Blogs’, ‘Instituciones’, ‘Varios’…). Poco es lo que en la vida ya me sorprende, pero me sigo asombrando. Y a este revoltillo socialista, surgido este pasado lunes cuando Rubalcaba se percató de que el barco había adoptado las características de un submarino (algo había notado en noviembre de 2011, aunque lo dejó pasar a ver si el motor dejaba de gripar cada vez que intentaba transitar a más de 110), se suman los medios de comunicación (en nuestro caso, impresos) con un trafullo de lo más esperpéntico.
Cada periodista se siente legitimado para interpretar pareceres. Incluso se atreve, viendo la fotografía de cualquier individuo, a retratar su interior. No es de extrañar que la profesión haya caído hasta los peldaños más bajos en la escalera de los desprestigios, de los despropósitos. Cuando se le añade el condimento de los sesgos que imprime la línea editorial del periódico, para llorar. Se han traspasado los límites de la vieja sentencia (las opiniones son libres pero los hechos son sagrados) y hemos alcanzado un punto de difícil retorno. Esos mismos que vilipendian la política y su quehacer, no han hecho otra cosa que caer en idénticos procederes. Tan patéticos los discursos de los unos y de los otros.
Tras el aludido anuncio de Alfredo y la aparición de postulantes (junto a los mensajes de turno), se desató en la prensa (me imagino que en el resto de medios también, pero no doy abasto) una campaña de andar a la rebatiña (a la refatiña –o retafiña, que también– el moquete, que decíamos en los años de juventud). Parece que será ungido aquel que dé con el acertijo de esta adivinanza. Y surgen intrincados juegos en los que sin rubor alguno se especula como si estuviesen echando las cartas. Una pizca de Susana Díaz, unos miligramos de Eduardo Madina, tres o cuatro pelos de Pedro Sánchez (y así hasta que se acaben los aspirantes), todo bien mezclado en un almirez (hay que darle con ganas) con un batido previo compuesto de un generoso chorrito de orina del director con el aderezo de una evacuación tempranera del articulista, y voilà
Incompatibilidad, estatutos, congresos, primarias, presidencia, secretaría general… Mucho es lo que se menea. Tras años de pausa y conformidad, el paso ha valido para despertar conciencias. Por ambos costados. Y el periodismo, para dejar constancia del movimiento, se ha sumergido, como el submarino, en un frenético baile. Se lucha con denuedo para alcanzado el 20 de julio poder argumentar: ya lo decía (escribí) yo. Porque ese instante de éxtasis bien merece unas cuantas corridas (fiestas) previas.
La profesionalidad está en entredicho. No se mira hacia adentro. De Salvador García (García en blog): Hay que analizar y desgranar los males de un ejercicio profesional que no suele estar a la altura de las exigencias de la sociedad de nuestros días. Y mantener principios de decencia, decoro y coherencia y en cumplir o revisar códigos deontológicos. En la primera discrepo, amigo. Sí se encuentra la profesión periodística a la altura que merece. Porque la sociedad de nuestros días (y ahí la política, o los políticos, es el botón de muestra) es el espejo de programas televisivos, de editoriales nauseabundos y de comentaristas cuyo único código deontológico es poner la mano por si cae algo más. Y a esa espiral de carencias de valores (decencia, decoro, coherencia) se suben también los que empujan la carreta, no sea, como en Los Sabandeños, que los suplentes pasen a ocupar el cometido.
Ojalá el PSOE encuentre la senda correcta. Más pronto que tarde. Y que la izquierda (toda) combata con ideas. Porque las discrepancias no son tantas. Y las semejanzas demasiadas. Si estos espejos, ventanas de telediarios, se muestran diáfanos, los contagios volverían a ser beneficiosos. Para que las confrontaciones (también periodísticas), tan necesarias como productivas, vuelvan al ejercicio de la normalidad. Y no busquemos otros cambios. A los que somos tan dados en épocas preelectorales. Pero que se diluyen, como el papel de las rotativas, en cuanto sopla la más ligera brisa.
Sí, ya lo sé, hoy es Día de Canarias. Bueno, que me lean mañana.

jueves, 29 de mayo de 2014

Frases del aburrimiento

O para el aburrimiento, que tanto monta. Hoy tuve que ir a trabajar para los altos de Icod. ¿Cuándo abrirán el tramo consabido? Dicen que fallan las conexiones a muchos núcleos de zonas de medianías. Y el resto:
Todos han entendido el mensaje, pero no habrá cambios de políticas. No sea que…
Se impone, más que nunca, la unión de la izquierda. A pesar de los navajazos.
Rivero no se siente desautorizado; él no se presentó a las elecciones.
Se reclaman más comedores en verano, también para alumnos de Secundaria porque también tiene hambre.
Más turistas, más ingresos y más consumo. El paro no disminuye. Las ganas de comer, tampoco.
Aguamansa está a la greña, se cae el claustro. San Telmo se hunde por el paso de Ledesma y Brito. Más que socavones… Piénsalo tú.
Hay que sacarlos del poder, desalojarlos. Se les acaba el chollo. Que sea solo la euforia de las papeletas.
Los recelos de la vieja guardia. Supervivencia de los encumbrados.
¿Congreso y después primarias? Refritos. ¿Por dónde empezamos la casa?
Malos resultados. ¿Ahora? ¿Y en 2011?
Con tu rajada canaria, JFLA, no tienes autoridad para reclamar nada. Tu fondo se diluye con tus formas. Eres fiel exponente de las acepciones (todas) de vehemente.
Julio Cruz pide una nueva dirección nacional para cambiar la forma de hacer política. Debemos recuperar espacio a la izquierda. De Orchilla hacia el océano.
Renovación de ideas ante la pérdida de credibilidad.
Todos los cambios del mundo, pero a mí no me toquen.
Incongruencias realejeras que la historia se encarga de desmontar.
Benditas las redes sociales que me brindan oportunidades. Pero el pasado…
Da igual que tengamos el mejor candidato del mundo si no nos recuperamos en las municipales.
El peso de bastantes alcaldes mueve los fieles de las balanzas políticas.
Algunos harán los planes en septiembre porque las vacaciones son sagradas.
El enemigo (contrincante político) no está en el patio del vecino con el que pacté, por conveniencia o no, hasta que del amor al odio…
Una indigestión de primarias puede ser perjudicial para la salud. Tanto como echarle a un pan tres o cuatro chorizos.
La extrapolación de los resultados de las europeas me recuerda al truco del suspendido: yo saqué más que tú (un 2 frente a un 1).
Dopaje en la lucha canaria: genio, destreza, valor y nobleza (limpieza) en la mirada.
En el aeropuerto palmero una aeronave procedente de Cabo Verde se precipita al mar en su maniobra de aterrizaje. Fue un simulacro.
Hemos perdido muchos votos pero no se han ido a otros partidos sino a la abstención. Tarot en estado puro.
Puerto de la Cruz estrena nueva biblioteca pública con un fondo de 30.000 volúmenes. Unos abultan más y otros no tanto (ver foto). Enciclopedias vivientes.
En la isla de La Gomera desde hace muchísimos siglos se elabora el queso de La Gomera. Me parece lógico.
6 es mucho más que 2. Un análisis muy ajustado y concreto.
Buenos resultados. Voluntad de cambio. Impresionante avance.
Política de baja catadura moral, de forma irresponsable, inhumana y sin pensar en los ciudadanos.
El sábado, festival de las islas. El número 40. Iré. Y el domingo, la romería. No iré. Me han detectado alergia al ganado.

miércoles, 28 de mayo de 2014

Otra vez por Gran Canaria

Después del tremendo esfuerzo realizado para la confección de la entrada de ayer, y dado que aún no he concluido la recopilación de perlas, guindas y sandeces postelectorales, vamos a reconfortarnos con unas fotografías de Gran Canaria. Un enamorado de las islas, como es mi caso, no puede dejar de compartir instantáneas gráficas de las maravillas que estos peñascos nos brindan. Tómenselo con calma, relájense y viajen con la imaginación por parajes de ensueño. Fueron tomadas los días 4 y 5 de mayo del presente mes de mayo. Primavera, por más señas.






martes, 27 de mayo de 2014

Análisis electoral

Bueno… Ejem… Hum… Eeee…




¡Uf!

¡Uy!

¡Huy!

¡Ay!

¡Ah!
¡Eh!
¡Oh!
¡Uh!


¡Bah!


¡Zas! ¡Pum! ¡Chas!


¡Hey!


¡Guay!


¡Guau!











¡Puaj!



¡Puf!




Ni mu, ni pío.

Sin palabras.

lunes, 26 de mayo de 2014

No lo leas

Domingo, 25 de mayo de 2014. Seis y media de la tarde. Conocido el segundo avance de participación en las elecciones europeas, apago la tele y me siento ante el teclado del ordenador. No se me ocurre nada porque estoy tan pasota como los que han decidido quedarse en casa, ir a la playa, al monte o mandar este proceso a tomar el aire fresco en la ciudad vieja de Tallin. En unas horas nos enfrascaremos de nuevo en el absurdo debate del todos ganamos. Y a los partidos o formaciones se les importará un pimiento el porqué de la desafección (de qué vale el porcentaje de electores si los escaños no van a quedar vacantes), ni moverán ficha para al menos disimular una miaja apenas. Los sesudos analistas inundarán platós y acapararán micros. Incluso los que no vieron la urna ni en fotografía se convertirán en acérrimos defensores de la importancia de la Unión Europea (algún tertuliano persiste, erre que erre, en mentar la Comunidad Económica Europea) y de la trascendencia de las decisiones… Y ya está. Sumérgete en cualquier medio de comunicación y atragántate. Si encuentras un eurodiputado que reconozca que algo habrá hecho mal para tan exiguo premio y que, por consiguiente, no se sentará en Estrasburgo, haz el favor de no contármelo. De otra parte, recuerda todo lo que se ha venido comentando durante la campaña: la abstención será de órdago. Compáralo con las declaraciones de todos los líderes tras depositar el voto: llamamiento a que se acuda… Que sí, ya está. Ahora sí. Y esperaré sentado.
Un periódico de por aquí bien cerca ha publicado: “El 75% de los desempleados carece de conocimientos de inglés”. Y lo hace con cierto reproche sin asumir la cuota de responsabilidad que le corresponde. Porque si ha sostenido durante largo (y cansino) tiempo que con la inminente independencia, este archipiélago hablaría guanche (ya teníamos los primeros adelantos en la constitución bereber), la gente dedicó todo su tiempo en tan loable iniciativa y no cayó en la cuenta de que la lengua de Shakespeare se imponía en diferentes ámbitos demasiado necesarios para el desarrollo social en el campo de las comunicaciones. Qué gracia me causa la proliferación de chiringuitos en este aldea cada vez más global.
No me imaginaba que la turbidez del agua en Puerto de la Cruz perturbara tanto. Cuando casi la mitad de la población se vio sujeta a las restricciones, cuando las embotelladoras hicieron su agosto con las ventas suplementarias, cuando las redes sociales se inundaron de mensajes y descalificaciones, cuando el afer fue portada hasta allende los mares, los órganos receptores de las quejas ciudadanas andaban mano sobre mano. La OMIC solo atendió cinco reclamaciones de los más de 14.000 afectados. No me atrevo a calcular el porcentaje para no desanimarme. Parece que el síndrome vecinal por excelencia es el de la abstención. Lo que choca frontalmente con las crispadas intervenciones que se producen en programas televisivos y radiofónicos, cuando no en cualquier bar de la esquina. Lo que demuestra que el españolito sigue siendo fiel a sus principios: se le va todo por la boca. Tanto que más de uno escupe. Pero a la hora de la verdad hacemos nuestro el viejo refrán de perro ladrador, poco mordedor. Y en tal tesitura surge la única disyuntiva posible: los políticos se eternizan, se adocenan y se gustan.
Francisco Linares, aparte de alcalde orotavense, es alto cargo de Coalición Canaria. Y nos ha adelantado que ya la inmensa mayoría de ayuntamientos norteños tiene candidato para las alcaldías respectivas. Tiene la duda de Marcos Brito. Entiendo que no por lo que piense el actual mandatario de El Penitente, sino de la conveniencia o no de que aspire otra vez a ocupar el sillón. Máxime cuando Milagros (¿tú le conoces algún trabajo a la no tan moza?) también se quiere sumar al regocijo de seguir en las alturas. Como protegida de Paulino que es, nada me extrañaría. Pero lo que me ha llamado más la atención en las palabras de Paco (así lo ha llamado siempre Isaac) es que no parece tener duda en que Marco Antonio Abreu sea el número 1 en la candidatura ramblera. Pues si he de seguir el dictado de lo que el actual primer teniente de alcalde sostiene en sus intervenciones, diré (escribiré) que no lo tengo tan claro. Y es que el propio apoyo moral de Tomás señala que ellos no son CC, que son AIS. No sé qué miedo tiene Marco de que se establezca esa relación. Lo mismo tiene encuestas –siempre queda bonito– que le indican que afiliándose al nuevo partido surgido en el pueblo tras la expulsión popular de Tomás, y conocido en todos los ambientes de jarana, fiestas y tascas, como Partido Popubar, puede obtener resultados más favorables al brindis definitivo allá por mayo de 2015. Salud y chinchín.
¿Cómo, que has llegado hasta aquí? ¿Qué te sugerí en el titular? Es que no tienes remedio. Así se aprovechan de ti, sin darte cuenta.
Hasta mañana. Lo mismo comentamos algo de las elecciones o del triunfo de los millones que se mueven en el fútbol. O a lo peor no.

sábado, 24 de mayo de 2014

Los Sabandeños (y III)

Parece que el destino de Los Sabandeños va a seguir ligado a las refriegas. Entre quien entre, y aspirantes sobran, la incompatibilidad de ciertos caracteres será la tónica dominante. Y el grupo no desaparecerá, pero cada mes que pasa es menos sabandeño. Será un conglomerado de intereses, profesionales todos de la música, que devorarán partituras y extraerán notas del aire que respiran, pero que habrán perdido las esencias de La Punta. Se ficha, estilo equipo de fútbol, a los mejores, pero no se puede correr tupido velo cuando las incorporaciones se convierte en algo habitual. Me temo que las palabras de Manolo Mena (“Aunque me digan que ya no tengo derecho a nada, lo que me alegra es haber ayudado con mi granito de arena a lo que se hizo; nosotros creamos patrimonio”) se han ido con él. Y aquí, ese otro patrimonio, mucho más material, será el leitmotiv fundamental.
Los autores se limitan a exponer el parecer de muchos entrevistados. Entiendo que es lo correcto, lo objetivo. Incluso Gonzalo, sabandeño durante largos años, se atiene al guion preestablecido: “No pretendemos arrogarnos la autoridad moral para juzgar y sentenciar”. El libro es, pues, el desahogo de tristezas y frustraciones, pero, asimismo, de éxitos y logros.
Yo deduzco que en todas las crisis habidas siempre ha existido un ganador: Elfidio Alonso. En su línea de hombre de negocios ha seguido siempre adelante. Con férrea disciplina para poder llevar a cabo sus producciones (muchos discos=bolsillo caliente), aunque deba llevarse por delante (Bacallado) los sentimientos de las personas. Que ha sabido atribuirse incluso méritos ajenos (arreglos musicales, verbigracia, algo de lo que no tiene pajolera idea), y bien a su nombre o bajo el barniz disimulado del grupo (su propiedad), ha montado un chiringuito que está abierto todo el año y prolonga la venta de vino nuevo hasta después de haber agotado existencias.
Cuando supieron de la publicación de este libro, y tras escuchar o leer varias de las  postillas que ha suscitado, algunos amigos creen que puede significar un grave perjuicio para las andanzas del considerado grupo señero. Este que les escribe, porque cantar se le da muy mal y tocar, lo que se dice tocar, comme ci, comme ça, escéptico de profesión, siquiera por llevar la contraria, opina que lo mismo les vale de revulsivo. Hablen de uno aunque sea para mal. Como son varios los conocidos, unos más cercanos y los otros menos, que forman parte actualmente de Los Sabandeños y sé de su alegría y satisfacción por la pertenencia al colectivo y el orgullo de acostarse bajo la manta esperancera (“ser sabandeño y cargar con la manta era una medalla: todo el mundo te reconocía por donde quiera que fueras y te llamaban de todos sitios”; ay, la historia repetitiva y machacona), afirmo que la filosofía elfidiana seguirá imperando, continuará el hacer y deshacer a su antojo, ya que el resto de componentes son simples colaboradores. Cuídense mejor aquellos grupos de menores emolumentos, que están dirigidos por esos mentados colaboradores, porque cuando se originen conflictos de simultaneidad siempre habrá quien tiene la sartén bien agarrada por el mango.
Hoy se defiende a Benito Cabrera. No podría esperarse otra cosa. Un nuevo Elfidio, el heredero, achaca a Héctor el no haber sido capaz de entrarle al viejo. “No sé si es que mi padre antes imponía más y ahora impone menos, pero te aseguro que en los últimos años Benito ha hecho con el grupo lo que le ha dado la gana”. Resumen muy ilustrativo. Elfidio senior se hace viejo, pero los modos se heredan. En un futuro, acuérdense, volveremos con otro artículo de opinión que surgirá a partir de este párrafo que termina en el siguiente punto y aparte.
Puede que, paradojas del destino, una cuestión de himnos desencadene otra revolución. Por mucho contrato que se halle firmado. Los Sabandeños avanzan. Con el nombre, que no con el espíritu ni el sentimiento. La excesiva profesionalización (el meter el folclore en una pentagrama, que alguien definiera), mientras haya actuaciones, viajes y grabaciones, puede ser la llave para la persistencia. Mucho más cuando se recorre el barco con un sobre para el reparto de las dietas en un viaje a Gran Canaria. A la vista de todos. Actitud a la que respondí con un taxativo: ‘Yo soy de Los Gofiones’. El nivel de aceptación permanece. Pero el sonido es diferente. Puede que mejor, pero menos sabandeño, menos auténtico, más académico. Para mí eso es malo, perder las señas de identidad significa la muerte. Capto, e intento poner la oreja en la dirección adecuada, que Los Sabandeños han sido sepultados. Pero han surgido otros Sabandeños. A los que deseo larga vida, aunque ya no me gusten. Se me alegará que ópticas y cristales. Cada cual se consuela como mejor crea oportuno. Sin embargo, y algo me muevo, la contestación se ha incrementado. Lo mismo es un acicate. Su inteligente y sagaz director –no el musical– moverá los hilos adecuados. Como el que maneja las marionetas. Es un símil.
Y final: si tienes la oportunidad, léelo. Consejo que doy a los que pudiendo leer estas líneas opinen que Jesús se ha podido cebar. A los autores, mis más sinceras felicitaciones por esa intrahistoria que definiera Unamuno. Intuyo que ha sido válvula de escape para muchos que han quedado liberados. Al menos un poco.
Muchas gracias por su atención (ños, parezco el presentador de un grupo folclórico) y hasta el lunes en que a lo peor corresponde análisis postelectoral.

viernes, 23 de mayo de 2014

Los Sabandeños (II)

Los Sabandeños nacieron porque, según los escindidos fundadores, les gustaba el folclore y las parrandas. Pero ello no era suficiente para las aspiraciones (¿ambiciones?) políticas del futuro alcalde lagunero y era menester ir más allá en aquellos años en que se atisbaba el final de un etapa negra en la historia del país. Y si había que echar mano de recursos manidos, como lo de la canción protesta, se hacía, sin más. Pero aquellas efervescencias (“llegaremos a un punto en que recojamos todo el acervo folclórico de las islas”) para conservar las más puras esencias del folclore canario, quedaron diluidas porque los loables propósitos fueron ‘apuntillados’ desde que los trasvases corales olvidaron cómo cantaba el pueblo.
Aquel sano planteamiento inicial del tenderete per se fue mutándose de tal manera que el privilegio de ser sabandeño lo absorbió. Había sido de tal enjundia la venta del nuevo producto que, aún hoy, ese sentimiento es capaz de hacer olvidar rencillas, peleas y navajazos y hacer factible que no exista el más mínimo inconveniente cada vez que se produce una nueva ruptura. Porque los que entran, y ahora son ya músicos profesionales, se adhieren la etiqueta de la reputación y con ello van sobradamente pagados. Hasta que despiertan, claro, porque no solo de pan vive el hombre. Y un servidor, tan corto en conocimiento de pentagramas como quienes han sido capaces de mantenerse sostenidos echándole bemoles, intuye que seguirá habiendo fricciones. De tal suerte que la próxima se deberá a un enfrentamiento entre el director general de la compañía (Elfidio) y el jefe del apartado músico-vocal (Benito). Puesto que las aspiraciones económicas, no disimuladas, de ambos personajes chocarán ineluctablemente por un quítame allá los derechos (y a lo peor los izquierdos). Y en ese instante prevalecerá la patente sabandeña, propiedad de Quintero, y herederos (todo atado y bien atado). Como ha sido hasta ahora y seguirá siéndolo por los siglos de los siglos. En ese preciso instante, el señor Cabrera se irá con el timple a otra parte. Que oportunidades y recursos no le van a faltar. Precedentes hay a porrillo (Fajardo, Carlos, Héctor, Ramos…). Y eso va a misa (sabandeña).
Los capítulos del libro que hurgan en los aspectos económicos constituyen la clave de todas las desavenencias. Poderoso caballero es don dinero. Y Elfidio contrata, Elfidio cobra y Elfidio administra. Sabido es que al que parte y reparte le toca la mayor parte. Alguno de los que ya no están llegó a afirmar que aquello fue una mamancia.
“Los problemas se hablan y los desacuerdos se discuten” (Manolo Feria). Impepinable, pero con el señor Alonso no funciona. No establece relaciones personales sino de pura mercancía. Hay más gente esperando que pagarán por entrar, si preciso fuere. Los ventajistas pueden jugar con las cartas marcadas y permitirse el lujo de sacar todos los ases.
Los viajes amañados (de puro turismo, con informaciones inventadas en la prensa de aquí, magnificadas y falseadas desde ‘origen’), el mal rollo (“Elfidio se cabreó y amenazó con meter gente nueva”), negociaciones unipersonales, ventas millonarias, flirteos políticos, concesiones de ayudas poco transparentes, componendas dudosas, premios mediatizados por conveniencias electorales, deudas con Hacienda que ponen en riesgo patrimonios personales…
Una prueba irrefutable de que el mundo sabandeño (cuyo dueño tiene nombre y apellidos) se sostiene por y para el dinero la constituye el hecho de que Carlos García, tras el escabroso asunto de la auditoría de Hacienda, propuso seguir en el grupo pero sin cobrar un duro. Ante aquella decisión, aceptada sin discusión alguna (y entreveo que aplaudida a rabiar en algún fuero interno por lo de uno menos), provocó esta sentencia: “Carlos ha abierto esta noche una puerta de futuro para este grupo y el próximo que va a dar ese paso soy yo”. Como aún siguen esperando a que el autor de dichas palabras, que ya tú podrás imaginar, ponga la primera y arranque de ese prolongado estado en punto muerto, más me ratifico en lo que argumenté unos párrafos antes acerca del inmediato conflicto.
Mientras, entre brinquito y brinquito, siguen los discos, con huecos reservados a temas de Elfidio, a quien le basta variar coplas del cancionero popular para que en los créditos figure su autoría, y generen los pertinentes derechos. Discos que en ocasiones se hacían por la rutina adquirida a lo largo de los años y bajo el enfoque de seguir batiendo récords. Marchas y más marchas, abandonos y expulsiones, documentos y discursos, coacciones y amenazas:
“A nadie se le escapa el enorme interés que despiertan Los Sabandeños, y las ansias de cualquier músico (con aspiraciones) de poder formar parte de sus filas. […] La lista de suplentes válidos en todos los sectores podría ser interminable”. Lo malo, o lo peor, es que el producto ‘Diamante’, primer trabajo discográfico bajo la firma de Benito Cabrera, vino a constituir un verdadero fracaso en ventas si se establece comparación con lo acaecido con anterioridad o, incluso, con ‘Al cabo del tiempo’, con María Dolores Pradera y la dirección musical de Héctor González.
(finalizaremos mañana)

jueves, 22 de mayo de 2014

Los Sabandeños (I)

En realidad debí titular: Los Sabandeños, las otras voces del mito. Y un subtítulo: La historia nunca contada. Que es lo que aparece en la portada del libro de Francisco García Yanes y Gonzalo Hernández Hernández. Y que adquirí, cuando ya la segunda edición había hecho acto de presencia (rara avis por estas ínsulas), en el IES Mencey Bencomo, centro al que acudí después de cinco cursos jubilado y en el que sigue impartiendo sus clases de Lengua el primero de los citados. Que no solo compartió docencia con un servidor sino que me encargó el pertinente comentario de texto. Y como mayo declina y las pruebas de la PAU están a la vuelta de la esquina, hállome aquí entrenando con el ejercicio propuesto. Aunque, y la sinceridad ante todo, también me pasó por el magín la consabida frase de “y qué necesidad tengo yo de semejante sacrificio”. Pero la pertenencia a un grupo folclórico (Higa) y los comentarios que a lo largo de mi trayectoria escritora se han suscitado (inequívoca demostración del a ti no te cuesta), me condujeron a una lectura pausada de las 600 páginas que contiene la obra. Abandonando, por cierto, las otras que siguen a la espera sobre la mesa de noche. O hacen los días más largos o no sé qué va a ser de mí.
No es mi intención inmiscuirme en cuestiones de contenido ni sumergirme en los vericuetos, inescrutables o no, de la dilatada trayectoria del colectivo lagunero. Y tampoco en su composición. Porque lingüistas de mayor porte figuran en el apartado de los agradecimientos, a los que admiro y reconozco enorme prestigio. Los nombres de Margarita y Luis, meros ejemplos, me conceden el marchamo de garantía más absoluta. Oh, fíjate tú que solo vislumbré la omisión de una tilde en no me acuerdo qué vocablo. Mas como alegan los alumnos en su descargo: eso es simple pecado venial. Está confeccionado a conciencia, que se diría. Como un traje típico bien hecho. Con permiso de Manolo Acosta.
Dicho lo cual y escrito lo consiguiente (que es una manera tan cursi como otra para no expresar nada), me limitaré a comentar aquellos aspectos que más me llamaron la atención. Porque, créanlo ustedes o no, han sido muchas las oportunidades en que el asunto de las rebambarambas (¿Tú no has escuchado aquello de se armó la rebambaramba? Pues yo, sí) sabandeñas era el meollo de largas conversas en ensayos y actuaciones. O mejor, en los momentos previos o ulteriores. Más estos últimos con un vaso en la mano y el contenido trasvasándose a otro recipiente.
Y siempre surgía la controvertida figura de Elfidio Alonso. Máxime cuando quien suscribe estas líneas ha sufrido demasiadas peripecias por atreverse a plasmar unos versos, posteriormente musicados y grabados, que, por consejos de cabezas supuestamente bien amuebladas, habían sido dadas de alta (coplas y canciones) en la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), entidad en la que los ladrones han hecho su verano completo con el dinero de muchos incautos. Yo, el primero. No obstante, esa es otra película que ahora no toca, pero que un día deberé contar para general conocimiento. Otros avispados sí que han sabido sacar tajada. Rebenque, que soy un rebenque.
Si al personaje se cita en el libro en unas 400 ocasiones, mucho protagonismo habrá tenido en estas décadas para que, de manera unánime, todos los que abandonaron el barco, represaliados o no, hayan coincidido en sus planteamientos, destacando la peculiar manera de tripular el navío con tintes autoritarios, cuando no rayando un comportamiento dictatorial. Y el libro, especialmente dedicado a Manuel Luis Medina, Leoncio Bacallado y Manuel González Mena (que compartieron el proyecto pero no pudieron leer sus páginas), retrata de manera innegable, aun con los evidentes sesgos de parcialidad que puedan llevar implícitas algunas declaraciones, el proceder de un administrador, amo y señor de una máquina de hacer dinero y que le ha rentado pingües beneficios.
“Los Sabandeños son una empresa, y el dueño de la empresa es Elfidio Alonso. Y el que quiera ir en contra de eso, no va a poder, como no se ha podido hasta ahora”. Lo sospechábamos bastantes, pero lo asevera, de ahí el entrecomillado, uno de los que fue significativo componente: Julio Tejera. Aun no habiendo sido su creador, Los Sabandeños (el grupo) se pergeñó desde sus inicios (Parranda de La Punta) a imagen y semejanza de quien con conocimientos musicales limitados (solo ha progresado de una caja de fósforos a la pandereta, aunque es posible que Benito lo haya matriculado en las clases de solfeo) supo irse acomodando, sin importarle, y a la historia me remito, los codazos ni el ir jalonando la trayectoria de muertos (sentido literario).
Elfidio supo aprovecharse de su privilegiada posición en un medio de comunicación y se percató de que aquel folclore de parrandas, el de toda la vida, podía ser recreado en espectáculos que generaran ingresos sustanciosos. De los cuales él obtenía siempre la mayor tajada. Y suma y sigue, por supuesto. Pues aparte de los elevados cachés que llegaron a pagarse en épocas doradas en las que las pesetas corrían con pasmosa facilidad, registraba a su nombre en la SGAE todo lo que fuera susceptible de producir billetes. Aunque solo hubiese aportado las letras. Muchas de las cuales eran meras adaptaciones, con ligeros cambios, de composiciones ya inventariadas en el amplio muestrario del cancionero español. Y lo supo vender. Tanto que se habló de Los Sabandeños como los artífices del rescate de un folclore adulterado durante la dictadura franquista. Pero como “no se puede rescatar lo que nunca estuvo perdido”, se cayó en la contradicción de que la genuina expresión de la cultura popular, tan vendida en prensa como por su portavoz (quién si no, Elfidio otra vez), ha quedado en agua de borrajas, al tiempo que cuestionada, cuando no censurada, por amplios sectores de la sociedad. No es discutible el que popularizaron y revitalizaron algunos géneros, pero no resucitaron ningún difunto (Julio Fajardo).
(continuaremos mañana)

miércoles, 21 de mayo de 2014

Últimos cartuchos

Se aproxima el fin de la campaña electoral. Y los responsables de las diferentes candidaturas (partidos, coaliciones, agrupaciones, formaciones…) queman los últimos cartuchos a fin de lograr que el desencanto ciudadano tenga el menor impacto posible. Me temo que va a ser bastante difícil y complicado. Cuando todas las encuestas coinciden en que el porcentaje de abstencionistas va a alcanzar elevadísimos porcentajes, los políticos están tardando en plantearse qué aspectos de su ‘trabajo’ fallan estrepitosamente. Cuando ingentes cantidades de personas, incluso aquellas que alguna vez formamos parte del entramado, cuestionan que el distanciamiento entre electores y elegidos es cada vez mayor, alguno –sobre todo de los que sostienen que no todos son iguales– debería dar la nota (en el aspecto positivo de la expresión). Y cantar las cuarenta en bastos para comenzar con el apaleo que elimine cuanto indeseado se ha dedicado a medrar, importándosele un rábano sin hojas todo aquello que suscribió solemnemente en un programa.
Seguimos sin tener claro qué es Europa, qué puede ofrecernos y si las ventajas de formar parte de la UE superan los inconvenientes que podrían derivarse. En estos últimos días hemos asistido a un nuevo ingrediente del tirarse los trastos a la cabeza confundiendo al ciudadano de tal manera que este ha optado por la postura más fácil. De ahí el resultado de los sondeos. Ha habido un refrito tal que la mayoría de gente anda más despistada que un pulpo en un garaje. Y con tales mimbres es harto complicado. Hemos pasado por momentos en que el embrollo ha hecho viable que incluyamos hasta cuestiones de política local. Como queriendo demostrar al inocente votante que tiene toda la razón del mundo cuando argumenta que Europa queda demasiado lejos.
Es patética la imagen que ofrece el conglomerado que se dice de izquierdas. Nos han brindado el triste espectáculo de ir a la greña de manera continuada. No se han recatado en exigir coherencia sin mirarse el ombligo. Han creído que aquellos que debemos ir al domingo a la cita somos idiotas de nacimiento. Ni siquiera han sido capaces de concedernos el beneficio de la duda y pensar –sí, aunque les cueste y duela– que al menos podemos ser tan imbéciles como ellos (para que no busquen otros espejos). Lo de Izquierda Unida, con todos mis respetos, cada vez lo entiendo menos. Si quieren disputar el espacio que ocupan los socialistas, mala táctica el olvidarse de comportamientos tan dudosos como las prácticas que dicen combatir. Porque al final el argumento tan cacareado del todos son iguales (antes mencionado y referido a la forma de gestionar de los dos partidos que obtienen más votos) se les vira, como las tortillas españolas. Y esa proliferación de grupitos que surgen de no se sabe dónde, solo viene a confirmar la apetencia de un cargo excelentemente remunerado, con billetes en primera (clase business), amén de otras onerosas prebendas. Luego, de cara a la galería, todos glosamos a Pepe Mújica. Pero no lo imitamos más allá de la pura teoría. Qué difícil es, como hace el presidente uruguayo, repartir lo propio. Que coincidencia más plena con Évole:
Con tales antecedentes (pinzas incluidas), el machista Cañete se puede permitir el lujo de esconderse durante unos días en el convencimiento de que los ‘enemigos’ se encargarán de destrozarse entre ellos. Para ello basta que el señor Pons muestre el mensaje twittero de Valenciano, que se limitó a expresar una verdad como un templo: que Ribéry es feo a más no poder. Lo mismo que si yo digo que el señor Arias está gordo. ¿Dónde está el insulto?
¿Cuál es el problema? Que la escasa preparación –y no por ser titulado universitario se adquieren más papeletas– les aboca al enfrentamiento barriobajero con nimiedades que no vienen a cuanto. ¿Cómo van a sostener un discurso de enjundia si solo se limitan a reproducir las cuatro frases que el manual de instrucciones partidario les reparte cada mañana? Sí, son loros, hablan pero no saben de qué. Pero se lo creen. Mientras, a los narcos se les abren las puertas de la cárcel para que sigan haciendo de las suyas. Y ese sí es un gravísimo problema europeo, y mundial.
Hubo la pasada noche un debate televisivo. En el que debió figurar el representante de la Coalición por Europa. Como yo no lo vi, ¿podría alguien señalarme qué sugirió de Canarias, por Canarias y para Canarias? Porque nosotros, aislados y a miles de kilómetros del lugar en el que se adoptan las disposiciones que nos afectan, y mucho, sí dependemos de manera notoria de todo lo que nos venga de fuera. Y como CC se desgañita para que votemos al señor Morales, el parapentista y número cuatro de CEU, ya que su presencia en el parlamento de Estrasburgo tendrá un poder decisorio de no te menees (haz el favor de no reírte), no se le ocurre mejor proceder que solicitar el abaratamiento del billete de avión a los canarios que emigran. Según la tropa de Paulino, 40.000 isleños se han largado por la crisis. Lo que demuestra que en estas tierras estamos haciendo las cosas de maravilla. Aumenta el número de turistas que nos visitan, los extranjeros –aparte de los jóvenes sobradamente preparados– emigran porque no les queda otra y… el paro estancado.
Hay más, pero me lo reservo. Por hoy, basta. Como alguno de ‘izquierdas’ me comente algo, que piense que me estará dando la razón. Mientras escribas del PP te aplauden con las orejas. Como los menciones, saltan como quíqueres. Es como aquel chiste del comunismo: reparte lo que quieras pero lo mío no me lo toques. Hasta mañana, que será jueves.

martes, 20 de mayo de 2014

Chiquito trafullo

Como el candidato de Coalición Canaria a las elecciones europeas, José Javier Morales Febles, se hallaba volando por su Golfo herreño, y dado que la gente se ha dado cuenta del tremendo engaño, tuvo que salir Paulino Rivero a marcar distancias con CiU y PNV. Sabido es que la formación que gobierna en las islas (¿el PSOE?, pregúntenle al también herreño Alpidio, y arráyate dos millos) va inmersa (sumergida) en una candidatura con catalanes y vascos. Y el mencionado parapentista es el número cuatro de la denominada Coalición por Europa (CEU). Por lo que, y coincido con Antona –el doble de mi amigo Rubén–, todos los votos emitidos a Los Sabandeños (perdón, ya me trafullé todo; como acabo de leer el libro… ya te contaré), a saber, a los de las siete estrellas verdes, no van a servir para que obtengan representación en el parlamento de Estrasburgo. Por ello, el presidente autonómico se ha visto en la obligación de salir a la palestra para señalar que no comparte las tesis independentistas. Y que de haber otro modelo de representación (me lo explique), CC iría sola a los comicios del próximo domingo. Ya se sabe que el nacionalismo de garrafón debe usar cuanto subterfugio se ponga a su alcance para la venta de jaramagos envasados al vacío. A los canarios nos etiquetan con muchos calificativos de carácter peyorativo no tanto por actitudes propias como por demérito en el proceder de aquellos que se arrogan nuestra representación.
La campaña electoral suele conducir a situaciones paradójicas. Y en el Parlamento canario, ese lugar en el que se ofende el espíritu de Teobaldo Power cada vez que sus señorías intentan justificar el malimpriado sueldo que les estamos pagando, no podía ser menos. Allí, por ejemplo, el doctor en ciencias de la información por la Universidad de La Baranda y director general de la televisión canaria, se despachó a gusto con todo aquel que fue capaz de cuestionar su intachable labor en pro de la cultura del pueblo guanche. Ignorantes, que son unos ignorantes. Como los socialistas, ahora socios –o estacones– de los que gobiernan, ya olvidaron todo lo que dijeron en años anteriores del señorito en cuestión, el gran Willy carnavalero, no les queda otro remedio que pasarle tal cometido a los populares. Porque los unos y los otros intercambian sus papeles, normalmente cada cuatro años, porque el rey sigue siendo el rey. En esta maraña estábamos cuando llega doña Francisca Luengo, ayer enemiga acérrima del ahora amigo presidencial, y tomando recortes de las enseñanzas televisivas le señala a doña Aurora del Rosario (con ese nombre a lo peor no se podía esperar otra cosa) que tenga coherencia o esté calladita. Paquita (para los amigos), con esa capacidad camaleonística que tienen socialistas y populares para cambiar de discurso cada legislatura, demanda coherencia. La que ella practica en los inicios de las reuniones del ejecutivo, cuando el de El Sauzal se da el paseo triunfal (vaya pareado más idiota) dando besos a sus consejeras. Y cuando se los estampa a la de Empleo, Industria y Comercio, la receptora corre tupido velo, mientras alega para sus adentros: pelillos a la mar.
En 10 años, el 30% de la población canaria será anciana. Eso ha manifestado la consejera insular de Acción Social, Cristina Valido. No ha aclarado que ejemplares son los que pueden considerarse viejos, o de la tercera edad. Porque ella misma reconoce que hay jubilados que están muy bien. Gracias. Y que somos muy agradecidos. Gracias de nuevo. Y que sin tener para qué ni por qué, le dan un beso, un abrazo y una sonrisa sincera. ¿Dónde va a estar usted esta tarde? Porque a mí nadie me había dicho que esos saludables ejercicios entraban en el área que usted dirige. O será que no estoy aún apuntado a club alguno, ni me muestro bailongo, ni voy a las excursiones esas en las que regalan un bocadillo y escuchan a Pepe Benavente. Todo se andará. Y esta vez espero no me ocurra lo que tiempo atrás cuando me apunté a un curso de educación sexual. Y me borré al tercer día porque sin previo aviso habían suspendido la fase práctica. Hombre, la teoría está bien, pero…
Hasta mañana.

lunes, 19 de mayo de 2014

Paseo costero

Seguimos de fiesta en mi pueblo –qué raro– y no por ello –qué descortesía– se ha interrumpido la campaña electoral. Difícil, y mucho, lo tiene mi alcalde que no ha debido dormir en estos últimos días más de cuatro o cinco horas. Apenas pegar un ojo, que se dice. Demasiados compromisos y mucho caldero que atender. Y yo espero, como realejero que contribuyo al aporte correspondiente en la caja de caudales del consistorio, que renuncie a cobrar en este mes de mayo los días que no ha trabajado en el puesto por el que recibe generoso sueldo. Tanto que excede las cantidades que su propio partido establece. Para los demás, por lo visto. Porque siempre hay una disposición adicional o transitoria para soslayar los inconvenientes que el resto de mortales, se incluyen los jubilados, no puede saltarse a la torera.
Nos está vendiendo el partido popular de Los Realejos un proyecto europeo para Rambla de  Castro (no se olviden que el paraje llega hasta la playa de Los Roques). Han entregado al candidato Cañete –ese portento humano que come de todo, y así le va cuando eructa– un amplio dossier (informe o expediente) para que el espacio protegido lo esté para siempre jamás y por los siglos de los siglos, amén. Y nos preguntamos –al menos mi mujer y yo– si no se hallaba presente allá en la Europa en estos últimos años un tal Gabriel Mato –muy aficionado a pasar la pelota por encima de la red– a quien ya le pudieron haber remitido, o entregado en mano, la petición. Porque olvida con mucha facilidad el equipo gobernante en el edificio de la Avenida de Canarias que ya tuvieron responsabilidades, y bastantes, en el mandato 2003-2007. Por lo que tiempo han tenido. Y no esperar a estos precisos instantes en los que podemos pensar que la campaña electoral posibilita milagros.
Porque en Rambla de Castro –y culpables hay muchos de 1987 para acá– se han sepultado muchísimos millones. Que se sembraron alegremente y no fueron posteriormente regados y abonados. Fueron pastos fáciles para sequías y cabras locas. Todos miramos para otro lado porque los dineros corrían cómodos y ahora, en época de vacas flacas, recurrimos a operaciones de pura mercadotecnia para salir en la foto con el de los yogures caducados. Algo, por otra parte, que todos (políticos) practican. Y basta darse un garbeo por las redes sociales y comprobar la avalancha de retratos en cualquier acontecimiento (baile de magos, por ejemplo) en el que se concentre un nutrido grupo de bípedos y algún que otro cuadrúpedo. Así que, en resumen, tonterías las justas. Que ya está bien de tomarnos el pelo con burdas jugadas.
Y no queda todo aquí. Al arriba mencionado señor Mato (hermanísimo de la ministra sanitaria) también se sumó a la fiesta y va a llevar a Estrasburgo, Bruselas o donde haga falta, un plan (otro) que impulse el turismo en Canarias. Algo que no entiendo si todos los sectores, incluido el ministro del ramo, que bien deberá conocer don Gabriel, se jactan de lo bien que vamos, de las numerosas visitas que recibimos y de las decenas de miles de puestos de trabajo que estamos creando. Lo dicho: se carcajean en nuestras narices. Y lo que es peor, nos dejamos.
El sábado por la noche estuve viendo un fisco –mi capacidad de aguante televisiva se halla en marcado retroceso– ese nuevo programa de la tele de Willy: Noche de Taifas. Más calcos, más repeticiones, más parrandas canarias y más bodegas de Julián, en suma, más de lo mismo. Con aderezos políticos ‘made in Paulino’. Marcos Brito, en su línea (curva) de siempre. Y el portuense (de toda la vida y casado en la Peña de Francia) Carlos Alonso apostando por la malagueña. Para llorar. Que horas antes se había presentado en La Vera para anunciar el inminente arreglo del puente peatonal. Otra maravilla sobrenatural, otro de los hechos divinos que bajan, como el Espíritu santo o el maná del desierto, en los días previos a una cita con las urnas. ¿El programa? Eché en falta a Pepe Benavente y Jaime Marrero. A no ser que aparecieran en la parte que yo no vi porque no aguanté. Mis escasas dotes neuronales no son suficientes para las altas capacidades de los responsables de este portentoso vehículo comunicativo, hábilmente dirigido por el doctor honoris causa.
Y concluyo en la costa. En el sector oriental, más allá del Bollullo, en Los Patos. Donde el ayuntamiento villero ha esperado para dar comienzo a un nuevo acceso a que el verano se nos echara encima. Se iniciarán las obras en junio (arranque estival) y las concluiremos, de no producirse demoras (algo improbable en cualquier obra pública que se precie), cuando el otoño toque en nuestras puertas. Estarás pensando que esto no es normal. Pues no, estás equivocado, tú lógica, nuestra lógica no es su lógica. Aunque te parezca ilógico.
Tenemos una semana por delante para reflexionar. Es recomendable un paseo costero cada día. La brisa marina pone en orden nuestras ideas. Respiremos salitre y yodo. Y con aromas de musgos, algas y líquenes –qué dominio– alcanzaremos el domingo 25 en la selva de un bosque termófilo. Fecha en la que hemos suprimido la multitudinaria romería de San Isidro y permutado por otra… Ya está, haz lo que te dé la gana.

viernes, 16 de mayo de 2014

"Semos" canarios

Creo que nuestro estimado y nunca bien ponderado presidente autonómico (Paulino I, el autóctono) se está equivocando de pleno a la hora de buscar los eslóganes para la celebración del Día de Canarias. En la presente oportunidad tuvo a bien equipararnos al mismísimo pájaro canario. Y no conforme con fotografiar a uno de los tantos silvestres que se hallan en libertad retozando por nuestro campos, no se le ocurre mejor idea que pensar en el clásico pío-pío amarillo. Cuando de todos es sabido que estos ejemplares ‘finos’ se encuentran más enjaulados que José Miguel Pérez y los pocos que le van quedando. O lo que sería aún peor, que lo haya llevado a cabo para resarcirse de tremebundos editoriales.
Salió a la palestra doña Inés Rojas para dar buena cuenta de lo pájaro, perdón, de lo canario que somos cada mes de mayo, cuando va tumbando (genio, destreza y valor, pero nobleza en la mirada) de medio para el final. Con la apoteosis de los días previos al 30, porque este es festivo y no se trabaja. Mejor, se descansa, porque cuando no se trabaja es en los días laborales.
Y nadie mejor para representar al ejecutivo ultraperiférico que la consejera de Cultura, Deportes, Políticas Sociales y Vivienda. Manda pajaritos preñados. La conejera, maestra como yo (y como Rivero, por supuesto) es el vivo retrato del orgullo de un pueblo luchador, cuya fortaleza y valentía le ha posibilitado dar tremenda pardelera a la crisis. Cuando no una media cadera o un bello toque por dentro. Que doña Inés Rojas de León se ha batido el cobre en bastantes terreros entre concejalías (Teguise y Tinajo), consejerías y presidencias cabilderas. Y de brinquito en brinquito (del PIL a CC) ha sido capaz de superar erupciones y movimientos telúricos. Porque asegura, ella sabrá, que el pueblo canario (a dispensar las reiteraciones pero la conmemoración lo exige) sale de los apuros de mucho mejor manera que otros territorios: Soy la historia y el futuro, corazón que alumbra el alba de unas islas que amanecen navegando la esperanza.
Eso mismo, navegamos en La Esperanza y jalamos por la guataca en Vallehermoso, remamos en Valleseco y pegamos una caña en Caleta del Sebo. Y damos por sepultada al canario le partieron el pico con una azada, parece que convenía que el canario no cantara. Se nota que te cagas (excusas por lo escatológico) que me estoy leyendo Los Sabandeños: las otras voces del mito. Y voy bastante avanzado. A velocidad de crucero. Tanto que ya soy capaz de atisbar la próxima desavenencia (y van…). Que no diferirá en gran medida de las anteriores. Cuyo protagonista será Elfidio (¿o te esperabas una sorpresa?) por la disputa de unos derechos de autor con el mismísimo Benito. Será un conflicto patriótico, de himnos. Y a la sombra de un duraznero, cubiertos por la enseña de las siete estrellas verdes (¿no será mejor añadirle otra?), se escucharán el sonoro rasgueo de un timple y el rítmico dale que te pego de una pandereta, mientras en lontananza CC y PSOE cantan a dúo: Blanco, azul y amarrillo, / tres matices de color, / se confunden con su brillo, / al compás de un tanganillo, / bajo de un almendro en flor.
Y a partir de ahora, en serio. Antes también, pero más si cabe. ¿Cómo se le pudo escapar al sauzalero lo de ‘semos’ canarios. En plural, todos, sin excepción. De guachinche en guachinche, moscas y chochos. Con el señor cámara, como no puede ser de otra manera. Esnifando gofio en polvo, chascando una buena cebolla y enjilándonos unos vinos blancos de los que presentan al concurso realejero Manolo Grillo. Josús, y eructos van. Carretera y manta y no me suelten del palo que me la pego. Vivir de gorra es vivir. Pégaselo, compañero.
Surgen estas presentaciones en plena campaña electoral. Disimularemos el barniz nacionalista (es un decir) con el lucha, canario, para que nadie te tumbe, dentro y fuera del terrero. Los socialistas –iba a escribir socios, pero también vale– siguen subidos a unos callaos dispersos en la agüimense Playa del Cabrón en misión de vigilancia, no sea que a Soria le dé por las prospecciones. Y en mi pueblo, entretenimiento entre los autodenominados partidos de izquierdas lanzándose dardos en las redes sociales para regocijo popular. Qué escaso trabajo van a tener los miembros de las mesas el inminente 25 de mayo. Estiman que acudan tres o cuatro de cada diez. Eso, entre el treinta y cuarenta por ciento. Muestra inequívoca de la desafección. ¿Y?
Y desde mi canariedad atípica, una décima, sin acritud:
Me llenaron la talega / con tantas promesas vanas; / ya se me fueron las ganas, / y a mí nadie me la pega: / ¡Con mi voto no se juega! / Me decanto por el nulo, / y digo sin disimulo / que en esta oportunidad / me la sudan de verdad: / váyanse a tomar por culo.

jueves, 15 de mayo de 2014

Gran Canaria, mayo 2014

Como nos hallamos en plena campaña electoral, no sé si darme de baja de las redes sociales hasta el día 26. Porque estoy anonadado con tanto comentario y no quiero que nadie influya en cualquiera de las dos alternativas que barajo para ese domingo: irme a comer a Chipude o meter en el sobre cualquier bobería que no guarde parecido alguno con un papel blanco (dimensiones 298x105 milímetros) en el que figuran impresos 54 nombres (amén de otros que se dicen suplentes).
Así que hoy me van a perdonar y, aprovechando la festividad de San Isidro (felicidades a los susodichos), vamos a preparar la Romería Chica con una relajada sesión fotográfica. Así que siéntate tranquilito, apaga el móvil y date un paseo grancanario conmigo. Si no sabes por dónde vamos, tienes dos opciones: preguntarme o darte un salto. Comenzamos por Castillo del Romeral y acabaremos por la Caldera de los Marteles. Vamos allá.







miércoles, 14 de mayo de 2014

Es curioso

Los abogados acaban de descubrir otra hormona: la del amor. Y esta, al contrario de lo que podría suponerse, no excita sino que inhibe: la vista. E impide percibir la verdad. Le ocurrió a la Infanta y ahora se alega en descargo de la señora Pantoja. Ciegas perdidas ambas dos no veían pasar por delante de sus narices fajos de billetes volátiles. Creíase que era de exclusividad femenina, pero se vienen detectando reacciones en cierto individuo, nada sospechoso de pertenecer al sexo débil, que ha comenzado a destilar, perdón, a disparar tiros a mansalva con pistolas de cañones sin estrías… La que te has perdido, Marcial (Lafuente Estefanía). Tendrías guión para otras 2.600.
El obispo de estos lares (el católico), el palmero Bernardo, ha asegurado que Anchieta vive. Un poco tarde llega con la buena nueva. Ya pudo haberlo confesado unas semanas antes y nos ahorramos un pastón con el que dar de comer a un montón de hambrientos. Para que vea que yo también sé predicar. Lo hubiésemos llamado por teléfono o remitido un whatsapp y la excursión romana no habría tenido lugar. Ni los enjundiosos comentarios posteriores. Para mí que Manolo, mi alcalde, lo sabía igualmente y por eso se quedó. Tiene muchos más reflejos.
Mientras Soria desprestigia a CC al indicar que el voto que emitamos a su candidatura no valdrá para nada, Oramas se atreve a calificar el programa como cien por cien canario. Legal será, lícito, o ético, me temo que no, que cada cual venda su producto como mejor crea conveniente. Pero ni los unos ni los otros van sobrados si nos ponemos en plan patriótico insular. Los primeros (el PP) llevan a Matos en el número 13, con lo que no debe presumir demasiado. Y demuestran el valor que le conceden a los sufragios de las ínsulas. La otra (CC) más le valdría no estirarse tanto pues para que salga elegido el señor Morales, demasiados electores catalanes y vascos necesitamos. Y no creo, en el hipotético supuesto de que alcanzaran cuatro (ni soñando se lo creen), que CIU ni PNV estén por la labor de enfrascarse en boberías petrolíferas, por ejemplo, habiendo otras independencias de las que hablar.
Las magníficas expectativas turísticas que nos dibujan por Canarias para justificar una bajada de un par de cientos en la lista del paro, se pueden ir al traste si se continúa barajando la posibilidad de que aparezca por estos lares un extranjero llamado ‘Aedes aegypti’, más conocido como el mosquito del dengue. Y aquella incontenida alegría de los males ajenos (conflictos en el norte de África), nos sería aplicada de manera dramática. Las variables que rodean este negocio que nos sostiene provocan incertidumbres y zozobras. Andemos con sumo tacto.
Como la nueva estación de guaguas portuense costará casi el doble de lo previsto inicialmente, me imagino que una vez concluida podrá albergar también las de dos pisos. Para compensar. Y pasear a los ingleses que otrora tanto lustre dieran a la ciudad. Que no vaya a resultar como la de mi pueblo que jamás vio una en sus instalaciones. La verdad es que no hemos tenido suerte en el aspecto previsor en Los Realejos. Debe ser que antes no había Facebook.
Cuando Ferrari consiga, por fin, un coche competitivo, Fernando Alonso ya no podrá subirse porque la edad y el reumatismo no perdonan. Mientras Mercedes vuela y otras escuderías van saliendo del agujero, la firma italiana parece seguir trabajando como en los antiguos talleres de chapa y pintura. Tanto que a un amigo, y acérrimo forofo del cavallino rampante, no le ha quedado más remedio que rememorar viejas gloriosas andanzas, a la espera de que el tiempo mejore.
Hubo días atrás un mitin en La Orotava para presentar al candidato número cuatro de esa coalición por Europa en la que se llevan la mejor parte del pastel CIU y PNV. Y allí, en primera fila –a la derecha mirando para el estrado o a la izquierda si miras hacia el público: demostración palpable de la indefinición ideológica de estos conglomerados–, estaba Marcos Brito, el alcalde portuense, en su pose habitual: durmiendo como un bendito. Lo mismo soñaba con Willy. Qué felicidad.
Las primeras informaciones de ayer tarde, tras el asesinato de la dirigente popular leonesa, parecen querer demostrar que se trata de vender a la prisa y corriendo, sin meditar, sin reflexionar, sin tener en cuenta sentimientos a flor de piel en momentos tan delicados. Hay que ser el primero, porque la primicia es elemento de muy alta cotización. Y con tal de precisar, con el ánimo encendido por demostrar valías periodísticas, se alcanza el paroxismo siguiente: “El suceso se ha producido minutos antes de las 17:19 horas”. Menos mal que obvió los segundos. Sin comentarios.
Hasta mañana.

martes, 13 de mayo de 2014

Alumbrado público

Varios eran los asuntos que había en cartera. Lo mismo aplicaré la sentencia de mañana será otro día. Porque cuando tuve acceso a las declaraciones de mi alcalde acerca de lo mal que se halla el alumbrado público en nuestro municipio realejero, no me quedó más remedio que pararme buen rato a digerir los párrafos leídos. Y aunque haya osado plasmar estas líneas a las que tú, apreciado y amable seguidor de Pepillo y Juanillo, puedes echar una visual en estos momentos, te juro que sigo sin verlo claro. Debe ser, estimado Manolo, que la bombilla no me funciona bien y lo mismo ha de ser incluida en tu inminente privatización. Porque, como bien sabes, solo lo de tal guisa merece parabienes y aplausos. Por lo que, siguiendo la línea en la que el Partido Popular cree a pie juntillas y que tú has puesto en práctica en la gestión consistorial, debo pensar que en poco tiempo veré cumplidas mis aspiraciones: un ayuntamiento sin responsables públicos sino dirigido por un consejo de administración, que, según tus cálculos, nos saldrá mucho más económico que sostener esta pléyade de concejales liberados (con sus correspondientes adhesivos). Tanto es así que el concejal delegado de servicios, como ya no tendrá razón de ser, pasará a formar parte de la privilegiada empresa que nos iluminará de aquí en adelante. Cuya principal pretensión –y muy lógica, por otra parte– será la de ganar dinero. Y ahí surgen mis principales dudas.
El año pasado se contabilizaron 713 averías. Sin incluir la farola que está enfrente de mi casa y que se apaga y enciende como los semáforos de las monjitas. Pero como es inteligente –la farola–, mejor ha sido no arreglarla porque ilumina el cartel que da nombre a la calle –Benito Pérez Galdós–, y es preferible mantenerlo oculto, no sea que alguien se queje al contemplar aquella chatarra vieja. Tantas anomalías, según mi alcalde, pone de manifiesto el estado de deterioro de las infraestructuras. Y como se ha invertido demasiado hasta ahora sin que el enfermo mejore, a la sanidad privada. Lo siguiente deberá ser, me imagino y aplicando la misma regla de tres, que se entregue Rambla de Castro al propietario del Loro Parque a cambio de la entrada gratuita de todos los realejeros que hayan acreditado ser votantes del PP en el futuro parque zoológico a instalar. Porque han sido tantos los millones ‘sembrados’ en aquellos contornos (luego se han secado o han sido devorados por las cabras) que no “merita” la pena persistir con la absurda declaración de Paraje Natural.
Me pierdo –soy de letras– en las cantidades esgrimidas por Domínguez. Hay que invertir casi tres millones en modernizar para después telegestionar. Y cuando tengamos todo el tinglado dispuesto nos ahorraremos anualmente casi 800.000 euros. Aparte de que con un empleado delante del ordenador dirigirá la circulación de electrones. Reitero, como los semáforos, que son accionados por la madre superiora (o Sor Leonor) a la hora de entrada y salida del centro. Pero no habrá mermas en las condiciones laborales de la actual empresa municipal de servicios (Realserv). Claro, es más, ya no tendrá razón de ser. Qué significan para un total de seis mil unos pocos parados más. Además, los operarios de ahora mismo están tan contaminados con el vapor de mercurio que merecen una jubilación anticipada. Como los de la minería, por ejemplo.
La empresa concesionaria, que ya tendrán ‘retratada’, debe ser algo así como un hada madrina. No solo nos dibujará un pueblo tan clarito, tan clarito, sino que ya no nos caeremos en los baches de nuestras flamantes carreteras. Menos mal. Y por si fuera poco, deberá asumir el 50% del gasto del alumbrado navideño. La otra mitad, con la consabida colecta entre los establecimientos comerciales de las respectivas zonas abiertas. Con lo que el superávit del próximo ejercicio deberá alcanzar los 20 millones de euros.
Ños, Manolo, de verdad, me tienes asombrado. Este panorama que trazas ya lo quisiera tu jefe Rajoy. Cómo no has sido capaz de enviarle una fotocopia. Te tienen desperdiciado en esta presidencia insular.
Tú sueñas con los angelitos por la noche –o de día, como Marcos Brito en el reciente mitin de CC en La Orotava– y te levantas (con el pie derecho, faltaría mas) obnubilado en la creencia de que el panorama es tan fácil como soplar y hacer botellas (en plural, no vayas a pensar en envases singulares).
Cómo es posible que con estas varitas mágicas (¿no las tenías cuando gobernaste con Oswaldo durante cuatro años? Sí, recuérdaselo a Sandra por sus declaraciones con respecto a la vía de El Castillo. En la que, por cierto, el ayuntamiento aporta solo el 20%) no hayan sido capaces de hallar soluciones para el alumbrado de El Burgado, acondicionamiento de los edificios que se caen a trozos, mejora en zonas recreativas (estoy pensando en El Bosque, en La Fuente…), descenso en el número de parados, descongestión del tráfico rodado, parques, circuitos para bicicletas, celeridad en las obras (Realejo Bajo, La Cruz Santa…). Y más, más y más. Y lo peor es que, ustedes así lo publican y publicitan, hay dinero. Pero mira, a la porra con el mal estado de las infraestructuras si logras que esa fatídica lista negra, en la que se incluyen todos aquellos que las están pasando canutas (la de los desempleados, por si no fui lo suficientemente claro), desaparezca.
Relacionado con estos avances tecnológicos aplicados a lámparas, cables, cuadros, puede hallarse la nueva manera de gobernar a golpe de mensajes y comentarios en redes sociales y otros artilugios informáticos varios. Y no es que me pueda parecer mal el que los vecinos utilicen estos medios. Pero cuando ello se convierte en norma, y hay tiempo para tales menesteres –a pesar de que las 24 horas no dan, eterna canción–, más me ratifico en la escasa necesidad de concejales que pasean en vanos intentos de justificar sueldos. Y me temo que las privatizaciones aludidas no produzcan las mermas que demando, sino que se inventen o diversifiquen más chiringuitos aunque estén más vacíos de contenidos que las balsas de riego tras un periodo de pertinaz sequía.
¿Saben cuál fue la última que me espetaron?: Vas tú a comparar. No sé si con ánimo de silenciarme. Pues sí, también estuve. Y ello me da aún un plus de legitimidad.
Hasta mañana en que aprovecharé la aseveración del obispo tinerfeño acerca de que Anchieta sigue vivo.