martes, 31 de mayo de 2016

Violencia policial

Yo no serviría para policía. Bueno, a mi edad, por razones obvias. Pero si estuviese a tiempo para tal cometido, difícilmente podría estar en primera línea de un enfrentamiento ante cualquier manifestación. Para ello se requiere un aplomo del que carezco. Y de una capacidad de aguante superior a mis fuerzas, a prueba de bombas (y no va con dobles).
Estuve ayer viendo unas imágenes en los informativos del mediodía (mejor, de las primeras horas de la tarde). Las algaradas en el barrio barcelonés de Gràcia continúan con toda crudeza sin que autoridad alguna parezca interesada en intentar hallar una solución al conflicto. Les importan otros réditos.
La alcaldesa, que no puede olvidar sus orígenes, de un lado, y asumir el papel institucional que ahora le corresponde, de otro, se limita a echar balones fuera. Es más, desvía el foco hacia la intervención de los Mossos. Que ella, al igual que los dirigentes de la CUP (Candidatura de Unidad Popular), considera insensata, desproporcionada. Y he escuchado una cantinela a la que se recurre con demasiada frecuencia en cuanto disturbio o acontecimiento molesto acontezca en cualquier lugar: Los violentos no son del barrio.
Como estuve metido en movimientos asociativos bastantes décadas de mi vida, el estribillo me resulta familiar. Si estaba sucio el polideportivo y las calles, siempre eran los de fuera los que realizaban tales actos incívicos. Se armaba cualquier follón en la verbena de la fiesta e, ineluctablemente, los causantes fueron los golfos de… (debes ubicar en el espacio de los puntos suspensivos a los que habitaban en cualquiera de los núcleos que a lo largo del tiempo se les han colgado el  estigma de gentes de dudosa reputación) que venían pertrechados con armas de destrucción masiva.
Vuelvo a los informativos que te comentaba antes. Las actitudes provocadoras de muchos de los congregados en el rebumbio ponían a prueba la moral de los impertérritos agentes. Táchame de lo que quieras, pero yo estoy allí y del guantazo que le meto se va a reír de … (vuelve a poner lo que gustes). Es que van, ex profeso, a buscar ruido. Y que varios (supuestos) cargos públicos se sumen al bureo, manda el titular de ayer.
Por los visto, los encargados –mandato constitucional– de velar por el orden y la seguridad deben pedir permiso a los revoltosos para actuar ante desmanes injustificables. Deben aguantar carros y carretas, insultos, vejaciones, burlas y agresiones sin pestañear. Poniendo, además, la otra mejilla para que cuatro, veinte o cien personajillos adquieran fama televisiva de mártires de la santa causa. De la que sea. Me da lo mismo. Porque las nobles demandas y las luchas bien entendidas y razonadas, se diluyen en el lodazal inmenso de los despropósitos. Y una grabación con el móvil refuerza la hazaña. Héroe de… mierda. Con perdón.
Mira, si persistes en esa línea de faltarme al respeto, te advierto que lo mismo debo tomar una decisión y dejarte la pistola mientras te doy un abrazo de conciliación. Ya que tú no pones nada de tu parte y yo fui a un cursillo de buenos modales impartido por un reputado psicólogo, te invito a una copa y hacemos las paces de una manera civilizada. ¿No crees que tu talante no contribuye a pacificar una situación que se tensa por instantes? Dulcifiquemos el ambiente…
Todos hemos presenciado cargas en otros países del mundo. Con una trayectoria democrática que nos supera con creces. Con habitantes que reclaman también ante injusticias y barbaridades. De políticos, banqueros o de cualquier elemento que se crea superior y ejerza abusos de poder. Y vaya si consiguen sus justas reivindicaciones.
Aquí, en esta España nuestra (y Cataluña sigue formando parte del entramado), somos muy dados a los extremismos. En muchas facetas de la vida. Los que hemos estado metidos en las aulas de escuelas, colegios e institutos, algo sabemos del paso de una autoridad absoluta al pasotismo familiar más infame. Y del cógelo todo porque yo no lo tuve, estos lodos sociales con los que nos bañamos cada día. Porque no hay más que ver la cara de mucho niñato en los berenjenales.
Sí, se necesita ser de una casta especial. Y de una capacidad de aguante infinita. Por ello, felicito a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, a los policías autonómicos y locales por seguir desempeñando un quehacer harto complicado en los convulsos momentos actuales. Instantes en los que, además, los políticos no ponen mucho de su parte para mejorar la convivencia, bien con los malditos recortes, bien con su inacción o dejadez.
No, yo no serviría. Ni soportaría tanta burla y menoscabo, cuando no desafío sin más. Los insultos, el vocabulario soez y chabacano, son aditamentos a las proezas. La pobre madre del agente que cumple con el papel asignado en el reparto, es también destinataria de diatribas y mensajes gratuitos por atreverse a parir un engendro. Todos nos sentimos capacitados para descargar iras de la manera más dañina posible. Pero al final, con la ayuda inestimable de las nuevas tecnologías, que facultan montajes para desvirtuar la realidad, siempre serán culpables los agentes de la autoridad, señalados con el dedo acusador de la solemne opinión pública y condenados al fuego del Averno.
No dejo de reconocer que ha habido excesos en el cumplimiento del deber. Claro que sí. Como han existido médicos condenados por malas prácticas. O alcaldes metidos a la cárcel. Qué larga lista podríamos añadir. Mas, y recurro a sentencia esgrimida en reiteradas ocasiones por los que se apuntan a lo de reclamar por todo, ¿combatimos violencia con más de lo mismo, nos amparamos en la ley del Talión, el ojo por ojo y diente por diente? Garbanzos negros, en todas partes.
Lecciones, las justas.

lunes, 30 de mayo de 2016

Manda huevos

Expresión que saltó a la fama de la mano, o de la boca, de Federico Trillo allá por 1997. Era, a la sazón, presidente del Congreso de los Diputados y tras abrir la votación de la Ley de la Televisión Digital, olvidó cerrar su micro antes de soltar semejante perla en tan insigne lugar.
Que no fue, ni mucho menos, el único desliz o contratiempo del personaje. Siendo ministro de Defensa también se metió en varios berenjenales. Recuerden que de la mano del belicoso Aznar tuvo la feliz ocurrencia de ordenar el asalto a la isla de Perejil, donde unas cabras estaban poniendo en peligro la seguridad nacional. O cuando ante las tropas de El Salvador gritó a voz en pecho: ¡Viva Honduras! Menos gracia me hace el recuerdo del accidente del Yakovlev 42 en suelo turco y en el que murieron 62 militares que regresaban de una misión en Afganistán. En la actualidad, y desde 2012, el señor Trillo es embajador español en el Reino Unido. Me imagino que en estos cuatro años habrá aprendido tanto inglés como la exalcaldesa Botella, la mujer de José Mari.
Pero no iban por ahí los tiros del titular de hoy. Día de Canarias, por cierto. En el que seguimos lamentando la pérdida de una gran voz de nuestro acervo tradicional en la faceta de la música folclórica: el gran Ico Arrocha. Sobre San Bartolomé (Ajei), Lanzarote y el archipiélago entero se extiende un manto de luto, pena  y consternación.
En esta pasada semana conocimos que a cierto señor tailandés se le colgó un enorme bicho de sus partes más íntimas y dolorosas. El buen hombre se disponía, como cada jornada, a salir de casa para acudir a su trabajo. De repente, un fuerte retortijón de tripas le obligó a correr hacia el baño para evacuar sus necesidades más perentorias. Usaban en su casa el inodoro estilo turco, ese en el que debes ponerte en cuclillas para que el aparato digestivo, por el orificio de marras, despida el tránsito de las sustancias no asimiladas por el intestino.
En tal posición estaba, con sus vergüenzas al descubierto, cuando sintió un agudo pinzamiento, al tiempo que un acentuado dolor en las protuberancias. Algo le aprisionaba y no acertaba a descubrir al autor de semejante ataque traicionero. Echó mano (derecha, en la izquierda portaba un trozo de papel higiénico) a la zona de la acometida y agarró a la autora de la chascada (participio canario de chascar: morder, mascar, masticar).
Allí, bien adherida a ese lugar que te duele un (vuelve al título), o los dos (como ya lo cogiste no hace falta que retrocedas), se encontraba una serpiente pitón de longitud considerable. Trescientos centímetros, o más. Y cómo succionaba la condenada. No había manera de que soltara los objetos.
Ante los consabidos gritos (hasta de contarlo me duele), acudió la mujer y varios vecinos. Cuanto más tiraban del animal, más se escuchan los lamentos del agredido. Los que han jugado al fútbol y recibido un balonazo en ese sector anatómico, sabrán de qué hablamos.
Menos mal que a la señora se le ocurrió echar mano de una cuerda y atar fuertemente al reptil hasta que no le quedó más remedio que aflojar la mandíbula. Instante en que nuestro hombre se vio liberado de tal presión, que no del episodio doloroso. Afortunadamente se recupera en el hospital y los médicos le aseguran que nada se ha perdido, que todo sigue en su sitio y que la utilidad de los elementos embestidos seguirá teniendo la misma funcionalidad, a saber... ¿Hace falta que te lo cuente?
Los ofidios deben llevar en sus genes el recuerdo de las manzanas de aquel edén en el que habitaron Adán y Eva. Y no resisten las tentaciones de trincar todo aquello que llame su atención al sobresalir de cualquier superficie. También la corporal, claro.
Lo primero que piensa hacer el tailandés protagonista de la simpática anécdota es comprarse una taza de fundamento. Lo que yo no tengo tan claro es si estando sentado se librará de las visitas de posibles invasores. Estuve el sábado, y parte del domingo, desconfiado. Uno mea de pie, pero otros menesteres requieren depositar el culo sobre la tapa. Y qué quieres que te diga. Oye, que me acordaba del oriental. Y me hacía daño, tú. Pobre hombre.
Bueno, tengan cuidado cuando sientan dolor de barriga en el campo. Máxime cuando en estas islas nos estamos acostumbrando a soltar animales exóticos. No sé si la futura Ley del Suelo, con la que Clavijo quiere flexibilizar los procedimientos actuales suprimiendo filtros y cortapisas, tendrá en cuenta estas adversidades y peligros. Se lo contaré a Paulino. Él ya firmó en contra de la potencial normativa. Parece que los expresidentes, en Madrid y aquí, andan revoltosos. Como la pitón.
Bueno, hasta mañana. Iré ahora a caminar un fisco a ver si se me pasa esta fatiga.

viernes, 27 de mayo de 2016

Amalgamación

Treinta días nos quedan para meditar. Porque habrá que hacerlo para poder actuar en conciencia. Se impone la reflexión pues se avecina un cuatrienio interesante. Cuando se conforme nuevo gobierno (esta vez sí, seguro), el piloto de la nave tendrá que hilar fino. Hemos perdido ocho meses en permanentes retrocesos y ya está bien de marcha atrás. Europa nos tiene enfilados, puesto que deuda y déficit son cargas peligrosas y el tan argumentado punto de inflexión en la curva de la crisis sigue sin ser alcanzado, y, al tiempo, va siendo hora de que volvamos la mirada al territorio patrio, pues es urgente el arreglo de mucho desconchado.
Convencido estoy de que quienes nos han metido en el lodazal no merecen ni un miligramo de confianza. Máxime cuando su gestión ha estado salpicada de hechos que han desembocado, muchos de ellos, en los juzgados. Y cuando el país adolece de una tasa de paro elevadísima, cuando los centros asistenciales no dan abasto, el vocablo corrupción sigue martilleando nuestros oídos con su música machacona.
Pero siento pavor, a contrario sensu, en que la gravedad de la situación conduzca al electorado a recurrir a los salvadores de la patria. A los indefinidos. A los veletas. Que solo proclaman consignas populistas. Aquellas que gusta escuchar el que lo pasa mal. Con discursos que se cambian en función de conveniencias interesadas. Con teorías otrora marxistas y hoy tan liberales que serían acuñadas por los que ayer se hallaban en el punto cardinal opuesto.
Publicó Diario de Avisos una entrevista al bien pagado señor de las rastas, Alberto Rodríguez, quien volverá a encabezar la candidatura de Unidos Podemos (no la canción del la banda de pop rock Pignoise, ni el conglomerado de sorpresas que puedes llevarte si realizas una búsqueda en Google) por la provincia de Santa Cruz de Tenerife. De cuya trayectoria previa, más rupturista que reivindicativa, mucho se ha escrito, pero que parece haber atemperado maneras después que debió cogerle el gustito a un palacio madrileño en cuyo frontis hacen guardia un par de felinos.
Vayan unos botones que demuestran la fuerza y la solidez de una ideología en función de las circunstancias:
“Izquierda Unida tiene una ideología más marcada. Podemos es una fuerza transversal, amplia y diversa”. Como se siguen subiendo pasajeros a la heterogénea guagua y habrá que buscar más espacios recortables en el logo, estipulemos que “hemos aprendido mucho en el plano político. Y en el plano personal, que también es político, he aprendido que soy una persona mucho más respetuosa de la que era antes del 20 de diciembre”. Pues no era tan mala la casta, parece. Qué buenos son los acomodos. Eso de la izquierda radical ya no se lleva.
Bien, aceptemos pulpo como animal de compañía y mezclemos unos pizcos de atún con unos arrebatos de velocidad para concluir que “hay críticas y faltas de respeto y determinadas acusaciones que son campañas que buscan enfangar la política, hacer daño”. Hombre, ya puestos y si les apetece, los remito al post del próximo pasado 24 de mayo: http://pepilloyjuanillo.blogspot.com.es/2016/05/identico-tratamiento.html. Mira que es difícil y complicado echarse una visual en modo reflexivo. O de puertas adentro.
¿Nuestro programa? Sin duda, el mejor, el único y factible: “Devolver la política, el país, a la gente, es fundamental. La apuesta por los servicios públicos, por el Estado de Derecho y el Estado del bienestar”. Chacho, si esa arenga es tan recurrente como lo del cambio. En los programas de las elecciones locales en 1979, a porrillo.
“Si algo nos diferencia del resto es la coherencia. No tanto las rastas o que vayamos en vaqueros”. Transcurren apenas unos segundos y sube mi mujer desde el cuarto de costura: ¿Qué te pasó? Le conté el chiste y nos reímos los dos un rato. Coherencia, sostiene. Si en tan corta andadura han dado tantos vaivenes (y como el cóctel explote, sálvese quien pueda) que deben ya figurar en el Guinnes de los despropósitos. Qué rápido aprendieron a caer en las mismas incongruencias que tanto pusieron a caer de un burro. Claro, nadie se ve su joroba.
“Dinamizar la economía y crear empleo”. Esto sí que es una medida de largo alcance, una propuesta novedosa. En mis 67 años, es la primera vez que lo escucho. No saben cómo me satisface ideas tan originales. Si antes del 26 de junio se inventan otra de similares características, lo mismo me lo pienso a la hora de coger la papeleta.
“Nuestras cuentas son transparentes. Lo puede comprobar cualquiera en la página web”. Creo recordar idéntico planteamiento por parte del Partido Popular cuando Bárcenas sacó a la luz unos papeles en los que se consignaban unos apuntes contables. En los sitios oficiales figura lo que interesa. Nadie airea la contabilidad B. Ni que fueran bobos. Y de hacerlo no sería B sino G.
Ni espíritus, ni asambleas ni ocho cuartos. Otra ilusión hecha añicos. Una ambiciosa carrera por quedar segundos con una amalgama de tal formato que los fuegos de mi pueblo serán un espejismo ante el proceso eruptivo que se fragua. Lo triste y lamentable es que el estampido de la traca final se llevará por delante formaciones que han jugado un papel primordial en el restablecimiento de la democracia en España. Y que por jugar con fuego saldrán más negros y chamuscados que los sobacos de un grillo. ¿O no es así, camaradas y compañeros?
El que mucho abraca, poco atraca (Academia Canaria de la Lengua). Y hasta más ver, que son señas de encontrarnos el próximo lunes. Si es Día de Canarias, festivo por estos lares, no importa. Algo se me ocurrirá. Sean felices.

jueves, 26 de mayo de 2016

Tufillo electoral

Así ha calificado Fernando Clavijo, en el transcurso de la última sesión plenaria del Parlamento, el anuncio de la ministra de Fomento, Ana María Pastor Julián, de implantar una tarifa plana aérea en Baleares. Y lo manifiesta unos días después de haberse entrevistado con ella en Madrid. De haber sido yo diputado, a buen seguro que le habría preguntado a qué demonios se trasladó a la Villa y Corte. Porque si no acudió, como presidente de esta Comunidad, a demandar para estas islas idéntico trato, tendríamos que dar por ciertos los comentarios de que pasean demasiado y hacen o gestionan más bien poco.
Como después de tanta palabrería se han percatado de que la adopción de tal medida debe pasar por los dictados de Bruselas (allá en la Europa), y tras las reiteradas intervenciones, con elevadas dosis de dudas, desde diferentes sectores sociales de estas islas, se nos ha encendido la bombilla (tipo led, por lo del ahorro) y hemos comenzado a oler en modo preelectoral. Vaya descubrimiento.
El señor Clavijo, que también ocupa alto cargo en el organigrama de Coalición Canaria, bien haría en echar una visual a lo que tiene a su alrededor antes de lanzar misiles de tal calibre. Pero como disfruta de la laxitud (en autóctono, flojera) de su socio gubernamental (PSOE) y del principal grupo opositor (PP), más pendiente del manual de instrucciones madrileño que de solventar asuntos más cercanos, se permite el lujo de entonar una isa parrandera aderezada con tintes melodramáticos (malagueña) como si estuviese dando un golpe sobre la mesa (folía, zurra, tunda, paliza).
Abundo, permítanme el inciso, en el dilema popular con la foto publicada hace unos días con la plana mayor de las Nuevas Generaciones del sector occidental, símil de la bonanza partidaria, cuando en el ámbito oriental se intenta pasar página al desplante de los jóvenes retratados en la playa de Las Canteras, quienes exigen que los de siempre no taponen las puertas de entrada. Y Alarcó, de campaña pancreática. Chiquita jeta neurocirujana.
Cuando Fernando alude al aroma de la carne de cochino asada en los paseos romeros de cientos de fiestas que presumen de tipismo y tradiciones, perdón, mil excusas, en qué estaría yo pensando, en el tufo a promesas para incumplir, debería llamar a don Santiago Negrín (tenía este periodista de título ciertas dosis de ilusión en que echara a caminar con fundamento ese ente denominado Radiotelevisión Canaria) para felicitarlo por conceder notable protagonismo a doña Ana Oramas en la última entrega del programa Noveleros. No se notó nada la humacera, o jumacera (en fino, humareda). ¿A qué espera el PSOE que no exige idéntico trato para con alguno de sus candidatos? Aunque no guarde relación con la temática de hoy, cuánto me gustaría tener una charla con el señor director del consejo rector de RTVC. Para hablar, por ejemplo, de despilfarros noveleros (también de personal), indigestiones informativas, exaltación de lo nuestro con muestras ridículas, soeces y chabacanas de la lengua canaria… Y solicita otros seis millones de euros. ¿Para qué?
Como el 26 de junio está a la vuelta de la esquina y nos tememos que lo de la tarifa plana no cuadre porque antes de las concesiones se deban pagar las deudas (eso nos espetarán los superiores jerárquicos europeos), vamos en busca del atajo: incrementar el porcentaje de bonificación en el transporte de los residentes canarios. Del 50% actual al 75%. Aunque Casimiro, en un cuádruple salto mortal atrás desde el alto del Roque de Agando, reclama el 100%. Y yo me iré a vivir a Los Chejelipes para vivir subvencionado. O subsidiado. ¿A qué estarán esperando los habitantes de La Graciosa para pedir una vía rápida entre Caleta de Sebo y Pedro Barba, un tren de alta velocidad para ir a  la playa de Las Conchas y un teleférico para subir a echarse el cortado en el Mirador del Río? Como si el dinero, cual maná bíblico, cayera de la higuera en la que hicieron el nido estos políticos eternos que nos toman por imbéciles redomados. Que acudiremos a votar en este nuevo gasto (que deberemos pagar tú y yo) y seremos tan guanajos que permitiremos que los mismos nos sigan tomando el pelo al derecho y al revés, al tiempo que nos sisan la cartera… y viva la unión de las izquierdas. Y los adelantamientos.
Ayer estuve leyendo un artículo acerca del síndrome de hubris, un trastorno paranoide por el que los nobles propósitos se cambian por un ego desproporcionado y una arrogancia intolerable. Y de cómo el poder absoluto conduce a una corrupción desmedida. Al tiempo, debe ser lo que llaman asociación de ideas, me venían a la mente ciertas conductas políticas. Como algunas relacionados con quienes ocupan cargo público desde hace muchísimo. Y me acordé del caso de El Trompo, en el Polígono de San Jerónimo. En el que los posibles acuerdos entre el fiscal y los abogados defensores van a posibilitar las privación de cárcel por parte de los acusados y como le sigamos buscando recovecos vamos a terminar por echarle la culpa a los denunciantes.
En fin, un tufillo electoral apenas.

miércoles, 25 de mayo de 2016

Bastante que me alegro

El hecho de escribir siempre estará sujeto a todo tipo de miradas e interpretaciones. Cuando uno se atreve a publicar cualquier contenido y exponerlo al juicio del potencial lector a través del medio que tenga a su alcance, sabe que habrá quien no le preste la más mínima atención. Pero debe barajar la posibilidad de que el titular enganche y consiga que algún atrevido eche una visual al resto de la información. Planteamiento que me vale, sin lugar a dudas, para los artículos de opinión. Y extiéndelo, si te place, a los denominados mixtos o híbridos: entrevista, crónica y crítica.
Este pasado lunes, con motivo de la celebración de la tradicional romería en mi pueblo, los periódicos tinerfeños publicaron reportajes del acto festivo con amplio despliegue fotográfico. Y un servidor, que no se alonga a un periódico (para plasmar pareceres) desde hace bastantes años en que finiquitó su etapa de colaborador, también acudió a las versiones digitales para husmear. Manía tan válida como la del que se sumerge cada mañana en las notas necrológicas y mira en primer lugar el final de la esquela por si entre los señalados hay alguno de los alrededores. No, qué va, sobre todo (que no sobretodo) cuando en el bar se echa el cortadito.
Y ese día, 23 de mayo de 2016, en Diario de Avisos, unas perlas:
“Prevaricar es un delito que castiga a quien a grosso modo dicta una resolución arbitraria a sabiendas de que esto es así”. De un artículo de opinión. El autor es lo de menos. Y mira que he prometido en este blog dejar este asunto aparcado. Pero no puedo, es algo superior que me enerva y me hace saltar sin remisión. Esta vez fui a otra fuente de consulta: La Fundéu BBVA. Y hallé:
La locución latina grosso modo nunca va precedida de la preposición a.
Grosso modo es una locución latina que significa ‘aproximadamente’ o ‘a grandes rasgos’. A pesar de lo extendido de su uso, es siempre incorrecto anteponer la preposición a, según se afirma en el Diccionario panhispánico de dudas.
Así, en una frase como «Estas consideraciones, a grosso modo, demuestran la hipótesis apuntada» debió decirse «Estas consideraciones, grosso modo, demuestran la hipótesis apuntada».
Y ya que estoy, y por el mismo precio [Del blog Errores y erratas, de Carlos Otto]:
Ay, esos latinismos. Quedan muy bien… siempre que se digan correctamente. Y hoy, precisamente, me acuerdo de dos que la gente rara vez suele usar como es debido:
Motu proprio. Aquí el primer error es empeñarse en plantarle preposiciones delante. Ya he escuchado y leído de todo: “de motu propio”, “por motu proprio”… Conviene recordar que estamos ante una expresión latina en ablativo, con lo que la preposición ya viene implícita en la traducción. Así, no diremos “de motu proprio” ni “por motu proprio”, sino simple y llanamente motu proprio (por movimiento propio/por iniciativa propia). Por cierto,  el segundo error es omitir una r: es motu proprio, no motu propio.
Grosso modo. En este caso ocurre algo similar. Por lo general, mucha gente dice “a grosso modo”, cuando lo cierto es que nos encontramos, de nuevo, con un sustantivo y adjetivo declinados en caso ablativo, con lo que la preposición va implícita. No es correcto decir “a grosso modo”, sino grosso modo (aproximadamente/más o menos). Por cierto, que aquí tampoco hay que olvidar ninguna s: decimos grosso modo, no groso modo.
Lección baldía de maestro jubilado. Y no me apuesto los 50 céntimos. Seguimos con Diario de Avisos, misma fecha.
La romería (San Isidro y Santa María de la Cabeza) se celebró este domingo próximo pasado (22 de mayo). Este año se adelantó una semana por la coincidencia con la Festividad del Corpus de haberla llevado a cabo, como es ya tradicional, el último domingo del mes. Eso escuché. Que mis conocimientos religiosos no alcanzan la luz de cruce, ni el cuarto de luz. Otro hecho significativo fue que la XLII edición del Festival de las Islas, previsto para la noche del sábado 21, debió ser suspendida por la lluvia.
Como el gremio está como está, amigo Salvador García Llanos, presidente de la Asociación de la Prensa de Tenerife, y no hemos escarmentado con ‘anécdotas’ de años idos (algunas mataron al que estaba vivo y coleando, otras inauguraron obras antes de tiempo…), la inveterada costumbre de cerrar páginas del fin de semana a ser posible desde el viernes y no estar al loro para prever circunstancias adversas (las meteorológicas, por ejemplo), dio lugar a que pudiésemos leer estos fragmentos (entresacados del nudo informativo):
“Miles de personas, entre vecinos y turistas celebraron, como cada último domingo de mayo, la popular romería en honor a San Isidro declarada de Interés Turístico Nacional.
Carrozas, carretas tiradas por yuntas de bueyes, tractores agrícolas, además de diversas agrupaciones folclóricas locales, a las que se suman las siete que participaron el sábado en el XLII Festival de las Islas representando a cada una de ellas, tampoco quisieron perderse esta cita con las tradiciones.
El último domingo de mayo los realejeros tienen una cita con las tradiciones que no deja a ningún asistente indiferente. Y este año tampoco defraudó”.
Lo manifestado al inicio: Bastante que me alegro.

martes, 24 de mayo de 2016

Idéntico tratamiento

Cuando uno ya no pinta canas, síntoma evidente de su avanzada edad, cree haber visto y vivido unas cuantas situaciones que le hacen acreedor, cuando menos, a opinar. Y en ello estoy desde 1987, año en que abandoné la política activa y me dediqué a garabatear cuatro líneas que enviaba a periódicos. Etapa que también quedó atrás hasta que descubrí este más cómodo procedimiento que me brinda el maravilloso invento de Internet y su amplísimo abanico de posibilidades.
Observo atónito cómo Podemos nos vende la honorabilidad de quien fuera candidata por la provincia oriental, la jueza Rosell, ante lo que ellos consideran ataque despiadado del exministro Soria y parte de su propio gremio (el judicial). La presunción de inocencia, principio jurídico penal que la establece como regla hasta que una sentencia firme dicte una condena, no seré yo quien se la niegue. Pero puestos a medir, sería gratificante que quienes predican la ejemplaridad en sus actuaciones y reniegan de todo lo habido, sean ecuánimes en el trato dispensado cuando el sospechoso milita en otros predios. Porque situaciones pretéritas similares no han sido tratadas con la misma vara de medir. Y cuando yo quiero presentarme ante el mundo como el adalid del bien hacer, habré de ser bastante comedido en mis actuaciones pues me estarán mirando con lupa para cazarme a la más mínima. El poner el listón bien alto –loable en grado sumo– supone transparencia, modelo, espejo.
Leo y escucho duros comentarios, aderezados con calificativos nada sutiles, que estamos ante una cacería política, un engaño, una trampa, una puesta en funcionamiento de la maquinaria del fango, unas declaraciones amañadas y otros dardos de mayor o menor calibre. Vale, si la táctica de la defensa debe pasar por ahí. Admitamos que es el denunciante el que yerra. Pues deberá ser la Justicia la que ponga las cosas en su sitio. Y feo está que un servidor se los indique. ¿O es, acaso, que la magistrada nos intenta señalar que, salvo en su exquisito quehacer, por los entresijos de los juzgados circula demasiada porquería?
Al decir de los mismos medios que ponen en solfa los avatares intramuros de los palacios de justicia, sentencian la intachable conducta ética de la excandidata y aprecian su lección de compromiso al echarse a un lado en esta nueva convocatoria electoral. No, no y no. Los códigos se elaboran con una finalidad bien determinada. Y aguantar hasta el último minuto da a entender que en un tris estuvieron de enviarlo a la papelera de reciclaje.
No me está gustando el andar de la perrita cuando se trata de aplicarse las medicinas que tanto reclaman para el vecino. Porque yo, que fui casta (ahora ando asaz indefinido), podría sospechar de tales procederes. Máxime cuando las reiteradas contradicciones ideológicas, unido a un totum revolutum de matrimonios por conveniencia, no me auguran la suficiente serenidad. Ni personal ni colectiva. Tanto vaivén me tiene descontrolado. Y los zigzagueos me generan desconfianza.
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Idéntico tratamiento exijo a los que se empachan con la tan cacareada tarifa única. O plana, por similitud con las de las operadoras telefónicas. Destaca sobremanera el singular Casimiro. Que responde ante cada nuevo caso judicial (debe tener acumulados varios legajos, algunos a la espera de que prescriban para general regocijo de uno de los poderes del Estado) con una avalancha de iniciativas parlamentarias que puedan compensarle la posible pérdida de votos ante cualquier revés en forma de sentencia.
Sin concretar medidas al respecto, todos nos lanzamos a la piscina. Culo veo, culo quiero. Sin consultar a los jubilados –¿cuántos somos?– si la buena nueva les favorece. Porque todos los viajes interinsulares que he realizado en estos últimos años me han salido más baratos que esos 30 euros por trayecto. El último, a Lanzarote. Que está un montón de kilómetros más al este.
A los gomeros les hace falta levantar la cabeza un fisco. Y plantearle al presidente del cabildo que ponga en práctica lo que demanda a otros organismos. Para que el vecino de Gran Rey venga al médico a La Villa y le cueste lo mismo que el que acude desde Hermigua o Agulo. Eso, idéntico trato. De no ser así, rompamos la baraja.
La cesta de la compra será asunto para otro momento. Porque puestos en la disyuntiva, señor Curbelo, podría ser, asimismo, tema para debatir. Como usted casi vive en Tenerife, puede llevar lleno el maletero del coche. Amén de que viaja gratis.
¿Qué les parece si nos volvemos a ver mañana? De acuerdo, por mí que no quede.

lunes, 23 de mayo de 2016

Catecismo digital

Puede que no sea yo el más adecuado para este comentario. No tanto por desconocimiento, que también, cuanto por el hecho harto conocido, y en este mismo medio esbozado en diferentes ocasiones, de ser uno de los escasos españoles que presume de no depender del teléfono móvil.
No es ello óbice, y aquí en objetividad le gano al más pintado, para comprobar que las estupideces se acrecientan de manera alarmante. Los hechos me recuerdan tiempos afortunadamente idos (más que nada por miserias y penurias que no por mentes despiertas e inteligencia natural) en que fuimos capaces de sobrevivir sin psicólogos, logopedas ni maestros de educación especial (Pedagogía Terapéutica). Si muchos de aquellos progenitores tuvieran la oportunidad de meterse en una máquina del tiempo y avanzar cinco, seis o siete décadas, puede que del patatús regresen al lugar de procedencia. Porque nos hemos vuelto mimosos hasta decir basta. Y no entiendan con estos pareceres que es mi deseo quitarle el trabajo a muchos profesionales que han proliferado en torno al mundo de la enseñanza y la educación. Cuyos dictámenes e informes casi siempre van en función de que las visitas se sigan produciendo. Y que tienden a no contrariar demasiado al que los encarga. Y paga, claro. Vamos, como las encuestas, sin ir más lejos. ¿Cómo? Me limito a plasmar por escrito lo que muchos piensan en silencio o lo más, por lo bajini, en círculos muy reducidos.
Leí este pasado sábado cierto artículo acerca del problema del uso de los móviles por los menores de edad. Y me quedé tan o más espeso de lo que ya estaba. Y lo sigo estando, para qué engañarte. Pues parece ser la moda y el regalo estrella a los que hacen la primera comunión es el artilugio de marras. El más sofisticado. Con conexiones a todos los satélites que merodeen por los alrededores espaciales. Porque sus amigos, sin excepción, lo tienen y él no va a ser menos.
Podría contar mil aconteceres de mi época docente. Del otro día mismo, no vayas a creer. Y como el devenir por aulas corrió paralelo a muchos adelantos tecnológicos, algo de experiencia acumulamos. Es que lo necesita para estar localizable. Como si en el centro docente no se tuviese previsto en sus normas de funcionamiento la posibilidad del aviso inmediato en caso necesario. Y no a través de un solo contacto.
Cuando se debió recurrir a plasmar en el reglamento de régimen interno las instrucciones pertinentes para que el desarrollo de las clases no se convirtiera en un espectáculo musical de diverso y amplio espectro, un servidor estipulaba el siguiente convenio en el día de la presentación. Así ocurrió en los últimos cursos de mi trayectoria en el IES Mencey Bencomo: Desde el instante en que mi teléfono móvil suene mientras yo permanezca en el aula, permiso concedido para que ustedes no deban desconectar sus aparatos. Por supuesto, no hallé uno que no dispusiera del modelo más puntero. Ni que decir tiene que el mío jamás emitió melodía alguna. Y de los alumnos, durante siete cursos, solo uno sonó en cierta ocasión. Se lo retiré, lo deposité en secretaría y allí permaneció hasta el final del trimestre. El día de inicio de las vacaciones –creo recordar que las de Semana Santa– y tras el aviso oportuno, se lo entregué a su madre. El procedimiento había sido pactado en la primera reunión (visita de madres/padres, que se denomina) del curso.
Ya pasaron las bicicletas a ser regalos obsoletos. El móvil es lo que mola. A los nueve, diez, si no antes. Los expertos recomiendan  a los catorce. ¿Y por qué no me llevan de ejemplo de cómo alcanzar edad provecta sin sujeciones ni esclavitudes? No, hay que vender a toda costa. Y a todo coste. Eso sí, estipularemos un código ético, un catecismo digital. Ahí lo tienen. Para que el infante compruebe que Internet viene a ser el demonio aquel con el que nos asustaba el cura de turno. Acecha un peligro evidente y puedes cometer grave pecado con los usos inadecuados, con los abusos. ¿No te recuerda lo de bájate de ahí que te vas a caer? Sí, mientras la madre lo acompaña al colegio, le carga la maleta y el chico salta y brinca por encima de cualquier pared.
Es que yo no lo tuve y no voy a permitir que mi hijo sufra las penalidades que yo soporté, porque mis padres fueron muy exigentes y no me dejaron pasar ni una. Motivo más que suficiente para que tú, al fin de equilibrar la descompensada balanza, le des al tuyo todo lo que pida –y más, motu proprio– en las cuatrocientas fiestas que a lo largo del año aparecen. Y si no te las inventas porque mi niño…
Es un niño, carajo, y debe vivir como tal. Jugar. Desarrollarse en consonancia con la edad. Ejercitar sus capacidades. Demostrar actividad permanente. Y el móvil lo vuelve idiota, lo hace depender de una máquina y le coarta su creatividad. Que corra, brinque y salte. Que se caiga y se haga un corte. Que le salga sangre y llore desconsoladamente. Que viva como lo que es, como un niño. Etapa en la que el juego es determinante, primordial, fundamental. Deja que vuele con su imaginación. Que potencie su curiosidad por todo lo que la naturaleza le brinda. No lo ates a una pantalla. No lo conviertas a tan temprana edad en otro adulto frustrado. Tiempo habrá para preocupaciones.
Mejor que de los 10 mandamientos de la ilustración hagas tú el comentario. O, cuando menos, recapacita un rato en si no estamos creando monstruitos desde la etapa de Primaria (es en cuarto cuando suele hacerse la mencionada comunión). Tengo un nieto, el tercero, que me debe estar dando la razón. Tiene catorce meses y aún no camina. Yo creo que me ha entendido los escritos y se habrá dicho que para qué apurarse. Con el hecho de gatear cumple con sus necesidades vitales y se halla más cerca del suelo, con más apoyos y un suplemento de seguridad. Todo en su momento.
Catecismo digital. Manda móviles. No toques eso. Basta la advertencia y hecho trizas en el piso. No fumes, que es malo, díjole con el pitillo en las bembas. Hasta mañana.

viernes, 20 de mayo de 2016

Anomalías

O rarezas. O quizás no. O puede que me esté volviendo más tonto que aquello que la naturaleza ha dictado y creído conveniente. Y (no todo va a ser la disyuntiva o) muchos a tu alrededor entienden que es verdad, que eres corto de necesidad. Y lo mismo tienen razón. Con lo que no me va a quedar más remedio que recalar en cualquier tienda de informática, telefonía móvil y/o similares para comprarme cuanto aparato moderno halle en vitrinas y estanterías. Desglosemos:
Leo con motivo de unas jornadas que se han venido desarrollando en estas ínsulas (I Encuentro de Parlamentarias Canarias-África): “El liderazgo femenino es ya irreversible”. Vámonos al diccionario:
Liderazgo: 1. m. Condición de líder. 2. m. Ejercicio de las actividades del líder. 3. m. Situación de superioridad en que se halla una institución u organización, un producto o un sector económico, dentro de su ámbito.
Líder: 1. m. y f. Persona que dirige o conduce. 2. m. y f. Persona o entidad que va a la cabeza entre los de su clase.
Combatir las evidentes discriminaciones habidas a lo largo de los siglos con más de lo mismo, malo. No se trata, entiendo, que podamos resolver problemáticas sociales con quítate tú para ponerme yo. Van a tildarme de lo que ya estás imaginando si sostengo que hay sectores que siguen sin entender lo de la no discriminación por razones de sexo. Y aplicar medicinas idénticas desde el otro lado del espectro significa mantenerse en el error. Algo tan simple como “el que vale, vale” parece no tener cabida en algunas mentes. Independientemente de que seas mujer u hombre. Así de sencillo. Con lo que sobran “Días de” y otras parafernalias que ahondan el pozo e incrementan o destacan diferencias, cuando lo que se pretende es todo lo contrario.
“Detenida una pareja de dos hombres por golpearse mutuamente en la calle”. Me refuerza el planteamiento anterior. ¿Es necesario destacar en el titular la composición de la pareja? ¿O es mera excusa para despertar morbos? Pienso que se priva (alegra) el redactor (que redacta) del mensaje en poner el acento en lo de dos hombres. Lo mismo quedaría bien –ironía pura y dura– encuadrar la información en el deleznable capítulo de chistes de mariquitas.
Estoy que no salgo de mi asombro. Por una vez coincido con el criterio de Belén Esteban, ese icono de ciertos programas televisivos: “No sé para qué seguimos participando en Eurovisión”. A lo peor es pura envidia por no haberla designado. ¿O no se han visto cosas peores? Lo malo es que lo manifiesta quien está cobrando su buen fajo de euros por contar miserias y desvergüenzas en cotilleos y chanchullos que levantan pasiones y audiencias. Qué país. Para lo uno y para lo otro.
Y tres anomalías (políticas), para variar:
Mientras se negocia con Europa el déficit (hemos superado el 100% de nuestro PIB), y se estudia la posibilidad de que nos dejen tranquilos durante la campaña (el 27 de junio ya se verá) por haber incumplido todos los objetivos (nos costará apenas otros recortes de 8.000 millones que habremos de apoquinar en dos años; ya debemos por cabeza unos 23.500 euros), el ínclito Rajoy (despierta pueblo, despierta) ha iniciado su particular peregrinaje con más promesas de incentivos fiscales: nos va a bajar otra vez los impuestos. Como persista en tal generosidad, nos es de extrañar que llegues a tu casa y encuentres en el buzón varios sobres con billetes de 500 euros (antes de que los retiren de la circulación). Por lo que la justicia nos traslada a cuentagotas, son verdaderos especialistas en la modalidad.
ASG, el partido de Casimiro, reclama ayudas para todo lo que se mueva. Te invito a repasar intervenciones parlamentarias o acuerdos de su Cabildo y lo podrás comprobar. Es su política. La que se estila desde que Colón se dejó ver en La Villa de la mano de la Bobadilla. La de surtir el pesebre en busca de una rentabilidad inmediata: el voto de la clientela. Silba, gomero, bien alto y apuesta por visiones de más largo alcance o siempre estarás subsidiado.
Echenique (Podemos): “El comunismo es algo viejo que no funcionó”. Garzón (IU, o lo que queda): “Soy comunista”. ¿Intereses electoralistas? ¿Adelantar al PSOE por una sensación placentera de orgasmo cerebral? ¿Dejar el camino expedito a Mariano para que vuelva a pegársela y planificar luego la entrada triunfal montado en pollina y bamboleos de palmitos a los acordes de una marcha antimilitarista?
Estaba el califa Anguita
en su Córdoba del alma,
estudiando cómo empalma
la pinza con la gotita.
No calibró si merita
la pena del tal alianza
por simple afán de venganza,
pues ha dejado al garete
a los suyos en un brete
con enorme desconfianza.
¿Se habrán percatado los dirigentes de Izquierda Unida, reducto de mil conflictos pretéritos, de que un altísimo porcentaje de militantes no fue a votar cuando se les requirió para este acuerdo y que de este significado número son demasiadas las voces discordantes? ¿O no tiene tiempo Alberto para leer? ¿O se puso orejeras? La fagocitosis, inexorable como el tiempo, se ha puesto en marcha. Y es proceso de difícil retorno. Los seudópodos ‘podemitas’ son de una casta especial.
Otro fin de semana entretenido en mi pueblo. Tendremos ganado en abundancia. De dos y de cuatro. Ya está, no sigas que te conozco.
Hasta la próxima.

jueves, 19 de mayo de 2016

Chiringuitos

Después de redactado, y publicado, el comentario que pudiste leer ayer en este mismo medio, se ha venido produciendo un debate en las redes sociales teniendo por protagonistas los tan controvertidos chiringuitos del pasado baile de magos realejero.
Los unos se quejan de pérdidas debido a la imposición de un mismo tipo de música –eso alegan– por el ayuntamiento, lo que provocó una menor concurrencia y una venta que no alcanzó las expectativas previstas. Como no asisto a esos ‘eventos’, solo tenía información, desde hace unos años, de alguien bien cercano que me aseguraba que no pasaba por esa zona ni de coña. Lo de la música, además, creo que no fue novedad sino que ya se había implantado al menos en la edición del año anterior.
Los otros se alegran de que se haya tomado alguna medida, aunque entienden que ello conlleva más botellones en otros lugares, con los añadidos de ruidos, suciedad, borracheras y demás. Ya lo manifesté, ni con Juana ni con la hermana. Las multitudes (elemento del que presumen los organismos para medir el éxito del acontecimiento) traen siempre molestias, roces, dimes y diretes. Hay muchos jóvenes, o no tanto, cuya única preocupación es saciar la sed con bebidas de alto contenido en alcohol. Las fotos en Facebook nos muestran que cuanto más grande es el recipiente que las contiene mayor es la diversión.
Acoten dos espacios para futuras ocasiones. En una, barra libre. En lo imaginable y en lo que no. En la segunda, vestidos de mago y a bailar. Exclusivamente. Por probar que no quede. Y que ambas disten al menos dos kilómetros. Para que los que optan por el pendoneo, superado el listón de la tercera copa (medida más que normal), no atinen a llegar al área de las tradiciones. Pongan, como medida preventiva, unos obstáculos (zanjas con agua infestada de cocodrilos, verbigracia) por si algún atrevido lo intenta. Y ya está. Hasta 2017.
Miren, no le den más vueltas ni se compliquen la vida. Ni siquiera hace falta que vayan a votar el 26-J. Tengo los datos de una encuesta bien calentita que me han sido remitidos de la capital de la Villa y Corte (uno posee sus contactos). Los resultados guardan relación directa con las declaraciones de los líderes, sus deseos, sus proyectos y el poder de convicción en un electorado ávido por manifestar su parecer en forma de voto. No se producirá empate técnico porque el voto de CC será decisivo a la hora de conformar gobierno. Y valdrá doble por nuestra ultraperificidad (no está en el DRAE, pero queda bonito). El PP obtendrá 175 diputados y el matrimonio (gracias a Zapatero, todo hay que decirlo) del comunista Garzón y el cada vez menos definido Iglesias, denominado Unidos podemos (de afiliación no comunista), 174. Y no hay más.
Cada vez que se convocan elecciones generales, a la paralización de casi toda la actividad parlamentaria y gubernamental, se debe añadir el que las cámaras autonómicas también toman vacaciones. No es invento mío, no. El asturiano (en la foto) ha acordado suspender plenos y comisiones hasta que se resuelva la segunda intentona. Y habrás observado que los diputados –todos y de todos– están de una frenética diligencia. Pero en asuntos orgánicos o partidarios. Y nosotros, ni derecho a un trabajo fijo, cuestión decimonónica (al parecer de los dirigentes empresariales).
Vamos con el último (chiringuito). Han expulsado por el periodo de dos años a los cuatro sujetos (CC) –cualquiera se atreve a escribir sujetas– que apoyaron a Lope (PP) en Puerto de la Cruz. Ya no pertenecen a la organización ni ostentan cargos dentro del organigrama ‘nacional’ (que bien les gusta el vocablo a estos patrioteros). Pero seguirán siendo concejales de Coalición Canaria. Porque el sueldo, el prestigio y las prebendas, amén del porcentaje por cuota participativa, es tanto o más importante que rellenar socavones o la limpieza viaria.
Ya llevamos un año del actual mandato. Más los dos de dorado retiro harán tres. Y en el cuarto, una vez retornados al redil, se estará en la precampaña de las próximas. Que no, no es tomadura de pelo, es lo siguiente.
Chiquito “marrón” este de los chiringuitos. Que no el de Pepe ni el de Pedrerol. Que yo creía resuelto con los planes de seguridad y emergencias. Que son puestos en práctica por entes variopintos y formados, mayoritariamente, por voluntarios.
Bueno, me voy a echar un par de güisquis para estabilizar la tensión. Y sin con los buches me baja más de la cuenta, qué menos que unos coñacs. Así se empieza. Arrancas como alcohólico anónimo y terminas de borracho conocido.
Y se acerca la romería. Casi en campaña otra vez. Se prevé mucho ganado. Y chiringuitos, claro. Y gente que vende rifas. Una invasión, tú. Acabo de ir a La Cruz Santa y han marcado para ubicar unos ‘tropecientos’.
Bueno, mañana más.

miércoles, 18 de mayo de 2016

Baile de magos y Eurovisión

Eventos (¿otra vez?) que coincidieron en la noche de este pasado sábado. Al uno no acudí –Baile de Magos– y al otro –Eurovisión– le eché un par de visuales mientras mi calle se iba poblando de coches aparcados como cada año.
Desde que abandoné la disciplina de la Agrupación Folclórica de Higa y me dediqué a navegar en solitario, no acudo a estas citas multitudinarias. Antes lo hacía, por imperativo legal, como miembro de un colectivo que supuestamente iba a entretener a los allí congregados. Como nunca me ha gustado trasnochar, lo pasaba mal. Contarte lo contrario sería mentir, y eso jamás. Algunas veces me acostaba a la hora de siempre y me levantaba de madrugada para ir a trabajar. Chiquita necesidad.
El domingo me desperté como siempre. Próximo a las siete y media. El consabido control de la tensión arterial (una semana al mes) y la costumbre no requieren despertador. Los servicios de limpieza ya habían efectuado la ronda pertinente y no se vislumbraban, al menos en mi zona, los efectos devastadores de las tormentas alcohólicas. Mis felicitaciones por ser tan diligentes. Y sin privatizar, como el alumbrado público.
Las redes sociales, como siempre, brindaban disparidad de criterios en torno a lo acontecido en la noche de marras. Desde el simpatizante-seguidor-baboso del equipo que gobierna el consistorio realejero, para quien todos los presentes portaban el traje típico en perfecto estado de revista, hasta el que solo tropezó con botellones a troche y moche, vómitos, meadas y porquería plástica por doquier.
Puestos en la disyuntiva de tener que inclinarme hacia uno u otro extremo, y no creo ir muy descarriado, habré de situarme en la óptica de la inmundicia. Pero, claro, ¿podría esperarse otra cosa en un lugar en el que se dan cita miles de personas, de las que ‘cienes y cienes’ no saben ni su propio nombre después del tercer vaso? Es como pedirle peras al olmo. Y dado que los ayuntamientos miden el éxito de las convocatorias por el número de asistentes y las toneladas de basura acumuladas, solo me resta añadir que ‘malimpriadas’ vestimentas para semejantes abusos. En fin, como debe ser.
Qué tiempos aquellos en que no teníamos tele en La Gorvorana –si no había luz, qué podíamos esperar– y acudíamos a la casa privilegiada que poseía un generador (nosotros lo llamábamos motor, sin más), o cuando ya fuimos jóvenes de pelo en pecho al Bar Paradero de Los Barros, para poder contemplar aquellos espectáculos de luz y sonido. Qué miserias, para que vengan quejándose estos señoritingos de ahora mismo.
Como estábamos estudiando (¿y cómo lo hacíamos sin corriente eléctrica?), algo sabíamos de la geografía europea. Pero desde el domingo estoy buscando a quien me señale en qué sector de la Europa actual puedo ubicar Australia. O Israel. O un montón de países surgidos tras la extinción o desaparición de la antigua URSS. Yo no entiendo nada.
Mejor, sí. Aparte del despilfarro económico que supone toda esa parafernalia (no lo digo por Suecia, pero sí por esta España nuestra), el cachondeo de compadreo (qué rima más estúpida) político o de amiguismos sobrevenidos en el sistema de votaciones, me conducen a la enésima petición que caerá (y van…) en saco roto: Dediquemos ese dinero a la mejora de la seguridad vial. O a un avance en la dotación de hospitales y centros de salud. O a la creación o remozamiento de escuelas, colegios, institutos y universidades en aras de una mejora educativa y de la drástica reducción del fracaso escolar. O…
No existe el sentido del ridículo. Y la televisión española viene siendo el hazmerreír de Europa (y parte del extranjero) desde ha demasiado tiempo. Hora es que alguien sensato y cabal adopte la decisión de no concurrir a semejantes bodrios. No tanto por el espectáculo cuanto por nuestra exitosa participación.
Nada puede extrañarnos cuando por estos lares se reclama una inyección de al menos seis millones de euros –una minucia, vamos– porque la tele canaria sigue sin dar más de sí. Como Pepe Benavente no retorne con El polvorete, no se nos ‘levanta’ el ánimo. Y los mal denominados Hospitales del Norte y Sur, a verlas venir. El anillo insular, a la ventura de la Virgen de Candelaria (qué bueno su combate con la del Pino, versión Abubukaka en el portuense Mueca). El abandono de los campos, San Isidro se fue de romería…
Es lo que hay.

martes, 17 de mayo de 2016

Un paseo costero

Este pasado sábado me fui a dar un paseo por el sendero de la costa. Por la zona de las Románticas. Llevé lápiz y papel. Y mientras sorteaba las heces que, por culpa de ciertos animales bípedos, nos han ido dejado otros de cuatro patas, tuve tiempo de ir dándole al coco. La brisa del mar y el calorcito de la mañana pusieron el resto.
Como por el lugar no hay alumbrado led, sugiero al ayuntamiento que se den un garbeo de vez en cuando. Una rehabilitación es urgente. No sé si procedería la ubicación de recipientes para excrementos o cualquier otra medida, pero guarro sí que está.
Junto a este motivo, me vinieron a la mente las pomposas declaraciones del alcalde realejero acerca del cumplimiento de las medidas para evitar la contaminación lumínica (mi calle es digno ejemplo de no enturbiar la tranquilidad de las estrellas), el levantamiento del sumario en la Trama Púnica y, cómo no, el feliz enlace matrimonial de Alberto y Pablo, unión que ha engendrado un precioso vástago de nombre Unidos podemos.
Ahí van:
El secreto del sumario
nos ha sido levantado;
¡uy!, qué nervios me han entrado,
se avecina buen calvario.
Seguro que el adversario,
dijo Rajoy con asombro,
me pedirá el desescombro
de semejante inmundicia
que tenemos por franquicia,
y todo manga por hombro.
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Unidos podemos, tío,
díjole Alberto en sus brazos,
seguiré siempre tus pasos
aunque me meta en un lío.
Esto será como un río
de agua muy turbulenta,
que de no salir la cuenta
ya habré cavado mi fosa,
y signarán en mi losa
mil desaires por la venta.
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Mi calle cumple con creces
los criterios de Manolo
de alumbrar con led tan solo,
aparte de otras memeces.
Son demasiadas las veces
de total oscuridad,
y lo digo sin maldad:
No vendas anticipado
lo que no ha finiquitado
salvo en tu mente, ¿verdad?
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Este sábado salió
a caminar por la costa,
y aunque no lo hizo aposta
una décima surgió.
La madre que lo parió
al que vino con su perro
y dejó, el muy gamberro,
la cagada en el camino;
ojalá que al muy gorrino
le hagan pagar su yerro.
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Estoy harto de excrementos
de tanto dueño perruno,
pues no creen oportuno
recoger sus alimentos.
Montoncitos ves a cientos
por veredas y rincones
y en más de las ocasiones,
cuando pisas tal regalo,
sobre todo si está ralo,
brotan raudo maldiciones.

Y esto es todo, amigos. Mañana nos volvemos a encontrar. Si ustedes a bien lo tienen. Y sáquenle chispa a la vida.

lunes, 16 de mayo de 2016

Gasolineras fantasma

Se conocen con tal denominación a las que carecen de personal para atenderte. Y debe ser el usuario el que se ensucie las manos (cuando no la ropa) y salga dando olor a combustible hasta que llega a casa, se ducha tres veces y se pone colonia en sus cuatro puntos cardinales.
Nada que ver con la reliquia de la foto ni con el surtidor de Benito en San Agustín, con aquellos dos depósitos de cristal en los que tu veías cómo mientras uno se llenaba, el otro descargaba su contenido en el tanque del coche. Y finalizada la maniobra de recarga, se estiraba la manguera para que no quedaran restos en las curvas o recovecos. Qué tiempos en los que no estábamos tan mecanizados, ni automatizados. Como tú ibas sumando (creo recordar que de cinco en cinco), te marchabas con la seguridad de que no te habían estafado. Ahora, vete tú a saber.
Si no me falla la memoria, fue en una sola ocasión cuando recurrí a una de estas estaciones de servicio. Las del título, claro. Y me dije que ‘más nunca’. Aquello de zapatero a tus zapatos, que se cumpla a rajatabla.
Te conté que hace unos meses me alquilaron un coche en el aeropuerto palmero con la aguja marcando bajo cero. Tanto que el empleado me indicó que no dejara pasar la que se halla en la misma salida de los aparcamientos. Así hice. Y como no acudía nadie para el repostaje, me dirigí a preguntar al operario que vislumbré tras los cristales del escaparate. Me dijo que se trataba de la modalidad de autoservicio. Le contesté que yo no había estudiado para tal oficio y que me marchaba. Si el coche, le señalé, se queda sin gasolina antes de llegar a la próxima (en los aledaños del muelle), llamaré por teléfono y que me lo vengan a cambiar. Se levantó el caballero de su asiento y salió del receptáculo para atenderme. Depósito lleno, pago, gracias y adiós muy buenas.
Parece ser que la Consejería de Industria del Gobierno de Canarias se ha puesto las pilas y ya redacta la normativa que obligue a que estas dependencias cuenten siempre con personal para atender a los clientes. Algo que no requiere mayores comentarios porque se trata de productos altamente peligrosos. Imagínate tú que se produzca un accidente en la manipulación por manos inexpertas de un material tan sensible. O porque a cualquier individuo, o individua, se le crucen los cables y arme una de fuegos artificiales. ¿Y por qué no? Cosas peores se han visto.
Me alegro de que se haya adquirido algo de cordura y mucho de sensatez. No tanto, como se indica en la exposición de motivos, por la salvaguarda de los derechos del consumidor, que también, sino porque es preciso incrementar la seguridad en las estaciones de servicio. Además del efecto colateral, y no menos trascendente, de la creación de puestos de trabajo en unos tiempos en que no pintan bien las estadísticas al respecto. Que no ocurra en este sector lo que acaece en la banca, donde los cajeros automáticos han suplantado la labor de bastante parte del personal. Se crearon para sacarte de un apuro en las horas que la oficina permanecía cerrada y te veías en la obligación de tener unos billetes en el bolsillo o pagar cualquier imprevisto, y se han convertido en unos ‘manitas’ que te resuelven cualquier situación.
De igual manera que me he negado al móvil, seguiré acudiendo a la sucursal de La Longuera de mi entidad bancaria de siempre y esperaré mi turno para que sea el conocido de toda la vida el que me atienda. Y con el que pueda intercambiar unas palabras. Aunque sea para una operación que se resuelve con la tarjeta. Porque me gusta el trato personal y no que un artilugio te vaya guiando y te convierta a ti también en un autómata. Es más, te pido que hagas lo mismo. Porque estaremos fomentando costumbres perdidas al tiempo que colaboramos para mantener empleos.
Bienvenido sea, pues, el paso emprendido en aras de solventar la problemática de las mentadas gasolineras. Porque si para trabajar en la restauración, por ejemplo, se me exige el carné de manipulador de alimentos, los conductores no tenemos adherido al de conducir una etiqueta que nos capacite para el trasiego de materias peligrosas y altamente inflamables. Y todos debemos aportar nuestro granito para que ningún artilugio sea partícipe del incremento del número de parados. Unidos podemos. Bordado que me quedó.
Y eso que pensaba escribir del ahorro energético en mi pueblo. Al que los habitantes de mi calle (una entre tantas) contribuimos con muchas horas de oscuridad. Somos los que menos aportamos a eso de la contaminación lumínica. Y los que más seguimos las directrices de los observatorios de Izaña. Tanto que nos tienen nominados para un premio. Muchas gracias, don Manuel.

viernes, 13 de mayo de 2016

Vaya trafullo

Si se dieran otras circunstancias y no estuviésemos en puertas de otro fin de semana, muy festivo en mi pueblo, podríamos afirmar, y casi seguro que contaría con la aquiescencia total de mi selecto grupo de lectores, que el tema de Javier Abreu, cesado de manera fulminante por la Ejecutiva Federal del PSOE de su cargo de secretario general de la agrupación lagunera, debería ser objeto de comentario en el blog. Vaya tío trafullero (dícese del amante del trafullo y sinónimo de enredador, maquinador). La Academia Canaria de la Lengua lo incluye. Al adjetivo, que no al sujeto. ¡Ah!, que los de Izquierda Unida hablen de entreguismo a Coalición Canaria (aunque razón no les falte) sin mencionar la fagocitosis de su pacto, que se baje el Padre Anchieta.
Ayer circuló por las redes una grabación de la conversación que supuestamente mantuvieron el juez Alba (sustituto de la magistrada Rosell, exdiputada de Podemos) con el empresario, y presidente de la UD Las Palmas, Miguel Ángel Ramírez. Pero como la dio a conocer el digital del compañero sentimental de la susodicha y amigo del supuesto portador del aparato que inmortalizó la charla (para más inri encargado de la seguridad del edificio judicial), y a pesar de tanto comentario laudatorio hacia la que iba para ministra de Justicia, me temo que deba dejarlo para otro momento y limitarme ahora a sentenciar la posibilidad de un nuevo montaje.
Que no, no me vengas ya con que he vuelto al comentario político. Solo señalo lo que me estoy perdiendo. Fíjate en esta: No comer alimentos sólidos reduce de manera considerable los problemas de salud. Seguro que el estudio lo encargó una conocida marca de bebidas. Por lo que procede hartarse de cerveza y vino para olvidar los problemas mientras perdemos unos kilos. Y algo más.
Leí, y le pongo el cuño, que si en algo coinciden nuestros políticos es en lo inútiles que son. A cuenta del no acuerdo en reducción de gastos en la campaña electoral. ¿Y las disculpas, qué? Ni los chicos en la escuela cuando intentan explicar al maestro que él no fue.
Pudo ser, pero no será, tema de debate la exigencia de López Aguilar, y el clan de los 500, de meter mano a Coalición Canaria. Por donde le duela. Mira quién habla. El huido, el que se le quedó chico el territorio insular y se fue a hacer las ‘europas’. ¿Estará preparando su retiro para correr por el paseo de Las Canteras? ¿No tuviste la oportunidad con tu excelente resultado de amargar la vida al gran Paulino Rivero y nos dejaste abandonados? Que no, tampoco merece la pena volver a recordar lo publicado en entradas de años idos. Cuando reconozcas que la cagaste (mil excusas) marchándote a Bruselas, entonces pegaremos la conversa. Mientras, mis respetos, faltaría más.
Otro aspecto que también tenía su intríngulis es la negativa de Podemos al reconocimiento a la labor del Ejército en Canarias. Al tiempo que lleva en sus listas (en diciembre por Zaragoza y ahora por Almería; ya saben que los candidatos son intercambiables como los cromos) a un general. Algo que lo que no está de acuerdo IU. Formación que ha aprobado el pacto o alianza con la participación de un tercio de su militancia. Yo conozco a bastantes en Los Realejos que clara y nítidamente han sentenciado: Quita pa´llá. Pues nones, otra vez será. Hoy de eso, nada de nada.
Alonso, el presidente del Cabildo tinerfeño, pide caras nuevas en las candidaturas al Congreso y al Senado. Cuando lo declaró en la sede de CC, le dio la vuelta a un cartel con la foto de Ana Oramas. Qué chiripitifláutico eres, Carlos.
Y ahora sí, al meollo. Noticia de alcance en los digitales gomeros (hace unos días): Sofocado un conato de incendio en la zona de Las Hayas. Participó en la extinción una cuadrilla compuesta por media docena de operarios y en apenas seis minutos quedó el juicio visto para sentencia. Se utilizaron dos cubos de ocho litros y la superficie afectada ascendió a cinco metros cuadrados. Manda silbos.
¿No sería que a Efigenia se le quemó el puchero? La información no desvela si Casimiro acudió al lugar del siniestro o se hallaba en esos momentos solicitando en el Parlamento mejores dotaciones para este inminente verano.
Hoy es viernes y 13. Cuando nos iniciamos en esto de la Informática, era día señalado para la entrada masiva de virus. Como ya los tenemos en cualquier faceta de la vida y la contaminación adquiere tintes alarmantes, ni nos preocupamos.
Bueno, si quieren venirse al pueblo, bienvenidos serán. Actos hay para dar y tomar en el programa de fiestas. Hasta reabre la churrería de Daniel. Y ayer saludé a Rayco en la Casa del Llano, que estaba allí por algo del concurso de vinos.
Sean felices, disfruten sin pasarse y, si ustedes lo estiman oportuno, nos volvemos a encontrar el lunes. Estaremos con resaca de la romería chica, pero mayo es así; no paramos. Hasta entonces.

jueves, 12 de mayo de 2016

Doctores honoris causa

El título de ‘doctor honoris causa’ se otorga en reconocimiento de las experiencias vitales de un individuo o de sus contribuciones en un campo específico. Honoris causa es una locución latina que significa “por causa de honor”. No es un título académico y normalmente el galardonado no guarda relación previa con la institución otorgante.
Hubo, en el día de ayer, un acto de tales características en la universidad lagunera. Los medios de comunicación, fundamentalmente prensa, se prodigaron en titulares que daban fe de que Manolo Blahnik, el de los zapatos caros, fue investido como tal. Hasta leí en algún sitio que era altivo pero cercano. Yo no pasé por allí.
El centro docente en el que estudié puede llevar a cabo las actividades que crea conveniente. Y si entendió que el zapatero palmero (en la isla nació, aunque lleva tantos años en Inglaterra que ni el acento tan marcado de sus habitantes conserva) era acreedor a la distinción, como así ocurrió, miel sobre hojuelas.
En la rueda de prensa previa, el diseñador del calzado más caro del mundo (cada par de ‘manolos’ puede alcanzar sin mayor problema varios miles de dólares –moneda oficial para las ventas– y tengo mis dudas de si por la importancia del ya doctor o por el renombre de las ‘estrellas’ que lo portan) valoró de manera destacada “el trabajo silencioso de los maestros”. Detalle que le agradezco infinitamente en nombre de los que somos miembros de esta sufrida y abnegada profesión. Reconoce que se ha perdido el respeto al recordar la labor de una profesora que tuvo en sus primeros años de vida en la Isla Bonita. Emotiva pincelada.
Estarás a estas alturas, como me habría pasado a mí si fuese al revés, preguntándote por el señor de la foto. Del que parecen haberse olvidado los encargados de redactar los títulos en los periódicos. Que en muchas ocasiones pretenden más enganchar al lector que construir un mensaje que nos conduzca al meollo de la cuestión: la información.
Junto a Manolo Blahnik fue nombrado, asimismo, doctor honoris causa el astrofísico, investigador del IAC, John Beckman. Un inglés que lleva en Tenerife varias décadas entregado a un quehacer de tal envergadura, que ya somos conocidos por los avances en este campo de la ciencia como pioneros en el mundo. Hemos dejado de ser la isla, son sus palabras, del accidente de los jumbos en Los Rodeos para figurar en el grupo de los escapados del pelotón en esta carrera maravillosa del descubrimiento de ese mundo fascinante de los astros. Sintetizó el acto solemne con un símil perfecto: Somos hombres con los pies en el suelo y la cabeza por encima de las nubes.
No me pareció correcto el tratamiento habido y por ello lo manifiesto. Ni quito ni doy importancias o calidades, pero considerar que llevar parte de las extremidades inferiores en buena compañía a una boda o a una gala de cine, por ejemplo, como un hecho de mayor trascendencia que el descubrimiento de una galaxia o un agujero negro –al menos en los flashes informativos de reclamo– es tan injusto como poco profesional.
El periodismo escrito está necesitado de profundos análisis. No digo que requiera médico de urgencias, pero sí de unas pastillas de sosiego, de tranquilidad, cuando no de unos gramos de imparcialidad de juicio. Es fácil para un servidor desde esta atalaya de opinión dar consejos de tal calibre. Pero en las horas bajas que atraviesa el sector, un esfuerzo bien merece la pena. Si nos hemos dejado llevar por el sentimentalismo patrio, lleva más tiempo en la isla el inglés que los escasos años que el palmero residió entre nosotros, Vamos, que el inglés es muy canario y el canario muy gentleman.
He leído algunas entrevistas al científico. Eché una ojeada a su larga trayectoria y comprobé la cantidad de artículos y publicaciones que ha parido. Tiene en su contra el trabajo en la oscuridad, en la soledad del espacio infinito. No viste igual. Y como en la balanza de valores pesa el glamur, el fiel se inclina a lo que vende. Aunque jamás podamos pagarlo.
Dice John Beckman que Canarias no tiene que depender de combustibles fósiles. Sentencia que no alcanza el prestigio de un zapato. Y, además, que no se puede vivir de energías renovables de un día para otro, pero que si no empezamos nunca llegaremos. Otro veredicto de tremendo calado social que no cotiza en el mercado de valores, como el otro zapato con el que hacemos el par. Así va el Ibex 35.
Hasta mañana.

miércoles, 11 de mayo de 2016

No coja nervios

O me tomo los asuntos con más calma, menos a pecho, o voy a acabar mal. Lo de vivir la política –desde fuera– con mucho más ardor que aquellos miembros activos de la misma –o a lo peor son más pasivos que este jubilado– me conduce últimamente a situaciones no queridas. Y como no deseo condenar al ostracismo –todavía– a estos dos chiquillos que me acompañan en la aventura desde hace muchos años, tendré que procurar diversificar contenidos para que no sea la gestión pública –causa de penas y desdichas– la que marque la pauta en las entradas diarias en el blog. Algo, por cierto, que podrá alegrar a más de un lector que me ha indicado que escriba de otras temáticas. Pero uno, claro, se deja llevar por la rabiosa actualidad… Y así le va.
Ayer fui al médico. A la doctora de siempre en Tucán. Centro médico portuense al que uno acude cuando se atraviesa cualquier jaqueca. Que nos queda a mano, el aparcamiento no es demasiado complicado y las diversas consultas de los especialistas nos permiten evitar otros traslados a clínicas de mayor porte. A la capital, por ejemplo.
El aparato que observas en la ilustración tuvo la culpa. El que los Reyes Magos hayan regalado uno a mi mujer, supuso que un servidor se convirtiese en el usuario principal del tensiómetro. Y menos mal que lo probé, pienso, que si no lo mismo doy el tortazo como cuando antiguamente se moría la gente de repente o de algo que le venía reinando. Porque, a decir verdad, no sentía síntoma alguno. Debe ser que los cabreos internos no desembocaban en cefaleas ni mareos.
Me han incrementado la dosis de comprimidos porque siguen existiendo picos incontrolados. Vamos, que el marcador digital se disparata en determinados momentos de la jornada laboral (tal vez esté ahí el fallo del sistema). Y me pregunto reiteradamente qué necesidad tengo yo de berenjenales tales. Pero no puedo. La vagancia no fue capítulo que haya estudiado en los años de existencia. Y con la vejez no me ha llegado el gandulismo. Al contrario, me encanta la novelería. Soy un activista raro.
Aparte de hipertenso es usted muy nervioso, me indica con toda amabilidad la facultativa. Hablamos largo y tendido pero no encontramos antídoto para semejante enfermedad. Vacaciones tengo. Tiempo me sobra. Entretenimientos también. Aunque puede que me decante por aquellos aspectos que se me parezcan a los que uno mantenía en activo. Y deba cambiar de chip. Lo que supondría eliminar la lectura de la prensa. Darle cuatro martillazos a los televisores que tenemos en casa y viajar más aún. Adaptación que requiere una inyección monetaria que por ahora la Primitiva se niega a complacer. Y el ingreso mensual en la libreta de ahorros alcanza para el sistema que llevo en estos instantes. De lo que, por otra parte, no me quejo.
No coja nervios. Como si fuera tan fácil. Uno estuvo metido entre cuatro paredes y lidiando chicos durante unas abundantes temporadas. Y es probable que la tensión acumulada saliera disparada con cuatro chillidos a modo de desahogo. Ahora, con una casa grande y solos mi mujer y yo en ella, es probable que si doy un grito acudan los vecinos para comprobar si ocurre algo. Pues la zona es mucho más tranquila que el bullicio soportado en la zona comercial de Toscal-Longuera, lugar donde antes asentaba mis dominios.
Deberé salir más por la noche y podré cantar una dulce canción a la luz de la luna –tate quieto Raphael–; y al despertar ya mi vida sabrá algo que no conoce… Como mi pueblo presume de ser uno de los que más fiestas disfruta a lo largo del año, me compraré ropa de abrigo y haré lo que la juventud, es decir, cuando el resto de la humanidad se vaya a dormir con los angelitos, yo sacaré la moto –qué menos– y lo que te rondaré, morena.
Fíjate por el párrafo que voy ya y me acabo de enterar de que a Javier Abreu lo han dejado sin responsabilidad alguna en el ayuntamiento lagunero. Como si no fuera ello lo que estaba buscando y tener otra excusa para seguir armando los follones a los que está tan acostumbrado…
¿Otra vez? Pierdes el control y dentro de un rato estás abriendo un pozo en Las Gavias. Para que tus acciones de agua pierdan valor. Modérate. Eres hipertenso. De pastillas. Uno más del Imserso que bajará al comedor con la cajita de varios compartimentos para los diferentes colores.
Y eso que no veo televisado un partido de fútbol desde que el Madrid quedaba campeón. Chacho, cojo unos nervios. ¡Ah!, acabo de recibir una invitación de mi alcalde para que acuda a un acto con motivo de la celebración del 25º aniversario de Radio Realejos el próximo día 19, a las 19. Creo que no voy a ir. Falso no soy, ni tomo cápsulas para combatir tal enfermedad.
Acabo de leer un anuncio de cómo eliminar la calvicie en 17 minutos. ¿No me va a subir la tensión? ¿Lo otro? Espera sentado. O sentada, según.
Bueno, y mañana es jueves. Haré otro esfuercito. ¿Alcanzaremos las 2000?