Don Mariano
Rajoy, primero desaparecido y ahora mentiroso compulsivo, se está planteando
suprimir (qué raro, si él no acostumbra) el debate sobre el Estado de la
Nación. Como hoy pretendo ir de expresivo, manifiesto: Ya, coño, imagínate que
se le hubiese ocurrido a Zapatero. Lo mismo tenemos suerte y un buen día de
estos se levanta medio estrambótico (estrambólico,
que decía mi abuela) y va y suprime el Senado y las Diputaciones Provinciales.
Ja, ja y ja, te va a caer esa breva.
Por cierto, y
antes de que sea más tarde, lee un artículo titulado ‘La patera sanitaria’,
publicado en La Razón (ayer domingo), en el que podrás comprobar que en este
país no somos ni una pizca de xenófobos. Me recordó los cañonazos del majorero
González Arroyo, cuando aportó la solución para acabar con la invasión de
“moros indeseables”.
No se han
subido los impuestos, como muchos hemos malinterpretado, sino que solo se ha
cambiado la ponderación, aclaró –es un decir– don Cristóbal Montoro, ministro
de Hacienda. Ignorantones que somos; nos tienen que explicar los temas al menos
en un par de ocasiones. Lo malo es que cuando te dicen algo y un fisco más
tarde lo contrario, tú crees que el error es del otro (que se le fue la olla,
vamos). Pues no. Chacho, ya estoy como el abuelo que le sentenció al nieto que
su último deseo era que lo incineraran y esparcieran sus cenizas por todas las
casas de las mujeres que había amado. ¿Para qué, abuelo?, preguntó extrañado el
joven. Para echar el último polvo en conjunto, le explicó el anciano.
Me daría
vergüenza salir de casa si hubiese dejado el país de esta manera, espetó doña
Soraya Sáez de Santamaría. Y replico yo: ¡Santa María, que pinta tiene la niña!
¿Será que esta mujer no ve, como nosotros, los vídeos que circulan por la Red,
y en los que se demuestra cómo ayer dijeron tal y hoy se trastocaron a cual sin
el más mínimo rubor? Chacha, ¿por qué no te callas?
La juez
Mercedes Alaya, la del ‘caso de los ERE’, se ha convertido en la nueva estrella
mediática de la carrera judicial. A rey muerto (Garzón), reina puesta. Pues que
ande con mucho ojo no sea que reproduzca los pasos de aquel.
Las
relaciones homosexuales son objetivamente desordenadas, expone Juan Antonio
Reig Pla, obispo de Alcalá de Henares. Así mismito, sin mariconadas. Algo sabrá
nuestro ínclito. Ignoro si por experiencia propia. No, no, por nada. Solo
pensaba en voz alta. Eso, la libertad de expresión. La misma que la de él, ni
más ni menos.
Nos venimos a
las islas. Si Canarias sigue destruyendo empleo vamos a tener serios problemas
de cohesión social, formuló doña Margarita Ramos, consejera de Empleo,
Industria y Comercio del Gobierno de Canarias. Esta mujer es parte de la cuota
socialista que a bien tuvo en distribuir don Paulino. Y ruega la susodicha a
los ayuntamientos que no sigan despidiendo empleados públicos. ¿Cómo se lleva
eso a la práctica, señora catedrática de Derecho Laboral? ¿Compitiendo con
Rajoy en la subida de impuestos, IGIC incluido? ¿Exprimiéndonos sin remisión y
condenándonos a subsistir (la cosa dura lo que dura)? ¿Ahogando al pequeño
comercio y abocándolo al cierre definitivo? ¿Dando un nuevo sablazo a profesores, médicos… mientras
Cabildos y Parlamento dicen que nones, que con ellos –ustedes– no va la cosa?
Con razón doña Lola Padrón, don Francisco Hernández y resto de la acomodada
tropa abogan por la continuidad de José Miguel Pérez (sin don, porque no me da la realísima
gana). Fuertes lajas están hechos. Vaya renovación de un partido (Rubalcaba a
la cabeza). Cuando veo las imágenes y las intervenciones en esos congresos
regionales siento pena, lástima y sentimiento. Pero nada, sigan ahí, al pie del
cañón, descendiendo en intención de voto a la par que el PP y jorobándonos
–allá donde han tocado poder– con una política que de izquierda, progresista y
de defensa de lo que ustedes pomposamente denominan estado del bienestar, tiene
tanto como yo de pelos en la cabeza. Añádanle las gloriosas intervenciones de
los sindicalistas de turno y arráyense un millo. Que sí, les pongo un ejemplo:
No podemos permitir los brutales recortes que se aplican en Canarias (Cándido
Méndez, secretario general de la UGT). Dicho lo cual, miró su lujoso reloj y se
percató de que era un poco tarde. Y se fue, se esfumó, se evaporó, se eclipsó.
¿Incoherencias? Las mías, of course.
Editorializa
El Día acerca de la inexistencia del pleito insular. Jolines, pues no se nota
nada. Quién lo diría leyendo lo de los secarrales, la tercera y poniendo el
grito en Ravelo por lo del Gran. Claro, si a continuación se vislumbra esta
joya que reproduzco entre paréntesis (Yo, cada día, admiro más a José
Rodríguez. Me da igual que me llamen pelota), nada me podrá ya sorprender.
Menos mal que
inicié la semana sin escribir de política. Que si no, vete tú a saber.
Y nota de
contrapunto: gracias miles a los que se han puesto en contacto conmigo a través
de diversos canales deseándome una feliz recuperación. Lo dicho: agradecimiento
infinito.